Capítulo 56: Fresa
One Of These Days – Red Velvet | Everyday – Ariana Grande
Hoseok le miraba desde arriba. Nariz enrojecida y ojos acuosos, su flequillo castaño lacio sobre su rostro, como si el viento se lo hubiera puesto así. Vestía una gran chaqueta azul, parecida a la propia de Hoseok, con la diferencia de que a este último le quedaba más ajustada. En una de sus manos traía un paraguas y en su hombro colgaba un bolso negro.
Le causaba curiosidad el paraguas, se supone que había ido en auto y ni siquiera estaba lloviendo, pero lo ignoró.
Había estado toda la mañana pensando en cuál sería la expresión que Taehyung le mostraría ese día. Después de su conversación, se esperaba una enfadada, o triste al menos. Pero le sonreía radiante, formando su particular sonrisa rectangular.
Le hizo un ademán con la cabeza para que subiera los escalones y entrara. Al tenerle ya dentro, le sonrió de vuelta.
—¿Esa es mi chaqueta?
Hoseok le ayudó a colgar sus cosas en el perchero. El menor asintió.
—Jin me dijo que te la pasara, es lo que has dejado ahí.
—Eso es bueno —también le ayudó a quitarse la prenda, la miró un poco antes de dejarla junto a las pertenencias de Taehyung—. Es la única que tengo.
Le acomodó el flequillo, rozando con las yemas de sus dedos la helada piel de su frente. Bajó la mano hasta su cuello, acariciando suavemente en ese cálido lugar, contrastando con su frío rostro. Sin hacerse esperar más, se acercó a su menor y juntos besó sus labios dulcemente, con una lentitud degustadora.
No había nada de qué preocuparse, todo problema parecía ser producto de su imaginación y agigantados por sus inseguridades. En ese momento, pensó en que Taehyung no se merecía todo eso, porque eran problemas propios de su pasado, no tenía que mezclar las cosas, no debía dejar que eso afectara su día a día.
Taehyung le seguía el beso y sonreía a su vez. Paralelamente, creía que Hoseok le terminaría, que esa era la razón de su comportamiento de ayer, pero no parecía ser así.
Hoseok terminó el beso poniendo sus dedos sobre la boca del menor, contorneando lentamente sus bordes, quitando su propia saliva, o tal vez no era suya, realmente no importaba, y pasó su lengua por su labio inferior, notando como las pupilas de Taehyung se dilataban con el gesto. Sonrió por primera vez desde su llegada.
—Buenos días.
No hubo respuesta, Taehyung seguía teniendo los dedos de Hoseok sobre sus labios, y no hizo nada por quitarlos.
Hoseok bajó sus manos y entrelazó una con la de Taehyung, sorprendiéndole. Le arrastró hasta el salón. Todo limpio como siempre, a diferencia de que ya no había ningún video juego esparcido por ahí. Había sido reemplazado por galletas, pasteles, leche y entre otras cosas dulces. Todo de un fuerte color rosa.
Taehyung quería preguntar de qué iba aquello, pero enmudeció al oír la voz vacilante de Hoseok, si estaba sobrio, era muy difícil que se trabara al hablar. ¿Estaría nervioso?
—Pensé que podríamos tomar desayuno, aunque sea algo tarde para eso...
—¿Tú cocinaste todo esto? ¿y los sirvientes?
Hoseok le miró ocultando una sonrisa, fallando en tratar de verse ofendido.
—¿No me crees capaz de hacer unos cuantos pasteles?
—No digo eso, pero... En realidad, es primera vez que conozco a algún adolescente que sepa cocinar. Aunque tampoco es que conozca a muchos...
—¿Hablas en serio? —preguntó Hoseok, sin entender como era eso posible. Luego recordó el estatus social de Taehyung y se preguntó si su comida sería del agrado de él, imaginando los chefs profesionales que debía de conocer, todo tipo de delicia degustada por él. Juntó sus labios, y se tomó unos segundos antes de agregar—. Cuando alguien estaba de cumpleaños en el orfanato, yo era el encargado de hacer el pastel. Claramente no con el mismo calibre de ingredientes que tengo acá, pero siempre supe hacer cosas decentes.
Taehyung se limitó a soltar un "wow" y mirar admirado los dulces de la pequeña mesa. Como si saber que había sido preparado por Hoseok le diera un mejor sabor.
Se soltó de su mano y se sentó en el sofá. Seguido, tomó un cupcake y lo observó unos segundos antes de darle la primera mordida.
Hoseok le miraba con la cabeza ladeada, sin haber movido un músculo de su lugar. Taehyung comía lento, inseguro, como si de un momento a otro se lo fueran a arrebatar, o tal vez como si fuese esa la última vez que fuera a probar la cocina de Hoseok. Él quiso decirle que comiera cuanto quisiera, que volvería a cocinar para él cuantas veces quisiera, que no había posibilidad de que esa fuera la última vez.
Y pronto, unas lágrimas comenzaron a caer sobre el cupcake de Taehyung.
Entre preocupado y sorprendido, Hoseok se sentó a su lado, pasando una mano por su espalda baja, abrazándole de la cintura.
—Tae...
—Es gratitud —se apresuró en decir, intentando no alterarle. Tragó el último trozo— y alivio —fregó sus lágrimas con la manga de su hoodie. Antes de que Hoseok pudiera preguntar a qué se refería con lo último, añadió—. Creí que me terminarías... por eso no puedo con mi alivio de saber que no es así. O eso creo... Quizás celebré antes de tiempo...
Hoseok no contestó de inmediato, en cambio, quitó las manos del cuerpo de Taehyung.
—¿Por qué pensabas eso?
Taehyung quiso haber podido pasar por alto el que no le negara sobre lo de terminar con él, pero el nudo en su garganta se formó de igual manera. Intentó aclarar su garganta que repentinamente se había secado.
—Creí que buscabas excusas para no verme. —contestó con voz mutilada.
—¿Sí?
—Eso creí. —creo.
—Creí —repitió con voz neutra— ¿ya no?
Sorbió su nariz y se quedó en silencio, sin saber qué responder. No estaba seguro, no desde hace unos segundos.
Hoseok no pasó por alto su mutismo y se levantó sin mirarle. Subió por las escaleras, dejando solo a Taehyung en el salón, con el corazón oprimido, como si de un momento a otro sus costillas se hubieran encogido. No sabía cómo reaccionar, por lo que no movió un músculo.
Luego de unos minutos, en los que Taehyung terminó por llorar, sin saber la razón exactamente, llegó Hoseok junto a él, quién tomó toda la comida de la mesita y la metió a unos recipientes y después a su mochila. Taehyung de limitaba a mirarle confundido, más después de ver que lloraba.
Tras haber guardado todo en su mochila, rodeó sus dedos en la muñeca de Taehyung y le llevó hasta la salida. Le entregó una campera grande y negra, mucho más de su talla, mientras que él se ponía la azul con la que había llegado. Sin decir nada aún, entrelazó su mano con la del menor y le llevó hasta la calle.
Pidió un taxi con una llamada y guardó su móvil en uno de los bolsillos de su pantalón. Y como si recién recordara su presencia, se volteó a ver a Taehyung, que se mantenía callado y cabizbajo hasta el momento. Apretó los labios y tomó la campera de las manos del menor y le ayudó a colocársela. Todo en un triste silencio. Le subió la cremallera hasta arriba, pasando a rozar sus labios en el acto. Suspiró.
Taehyung, armándose de valor, habló con firmeza.
—Dime de qué va todo, Hoseok. Sé directo.
—Siempre soy directo —musitó, oyéndose algo desanimado, a la vez que ordenaba el cabello de Taehyung y le colocaba la capucha, asegurándose de dejarlo bien arropado— ¿No sientes frío?
—No...
—No quiero que enfermes.
Se quitó su propia bufanda y la enrolló en el cuello de Taehyung, aunque fuera ignorado. La prenda de Hoseok seguía teniendo su calor y olor, por lo que no pudo evitar sentirse reconfortado al tenerla alrededor de su cabeza.
—Hoseok...
—Así te ves mejor —volvió a interrumpir, sonriendo un poco. Introdujo sus manos en los bolsillos de su chaqueta y miró hacia la calle.
Le imitó y también vio hacia la calle, acomodando su boca entre los pliegues de la bufanda. Se resistió al impulso de querer hablarle hasta que soltara algo, insistirle. Pensó que sería un pesado y terminaría por aburrir al mayor. Pero callar tampoco era bueno, creía que tan solo aplazaría los problemas y nada agradable saldría de ello. Sin embargo, Taehyung optó por rendirse, Hoseok no mostraba interés en explicarle nada, y no podía obligarle a que sí lo hiciera.
Sorprendiendo al menor, Hoseok rompió el silencio, acallando todas sus preguntas.
—No quiero terminar contigo, nunca —comenzó—. No vuelvas a pensar eso.
Taehyung se encogió más en su lugar, ocultando su rostro aún más en la bufanda que no le había negado.
—¿En serio? —Hoseok asintió— Entonces... ¿por qué te fuiste? No, digo... Quiero decir... ¿por qué estás tan extraño? Te fuiste y cuando volviste llorabas.
Miró incómodo su prenda en el cuerpo contrario, sin poder sostener su mirada. Estaba avergonzado. Taehyung, por un momento, pensó que no respondería, que hasta saldría corriendo, dejándole solo otra vez. Pero terminó por asentir lacónico.
—Lo siento por eso —dijo por fin Hoseok—. Me sentí realmente mal. Pensé en lo muy mierda que me estaba portando contigo, tanto así como para que llegaras a tener esa clase de pensamientos, yo te di pie a que pensaras que quiero terminar contigo... Me sentí decepcionado de mí mismo y no podía verte a la cara sin sentir vergüenza. Lloraba de impotencia y frustración y... y no quería que me vieras —le dedicó una mirada lacrimosa, se notaba que luchaba por contenerse—. No te atrevas a mirarme con culpa, ya basta de creer que todo lo malo pasa a costa tuya.
Dejó caer la mochila de sus manos y pasó sus largos dedos sobre sus aguados ojos, quitando cualquier rastro de llanto.
Taehyung no lo entendía del todo, el que pensara que quería terminar con él había puesto así de mal a Hoseok, por su culpa. Era su culpa. Pero no quería decirlo en voz alta, no quería que Hoseok se enfadara con él. Sin embargo, su "disculpa" le tranquilizaba, y le había hecho sentir muy bien, de algún modo. Siempre todos sus problemas eran a causa de malentendidos.
En lo que Hoseok se fregaba el rostro, se acercó por detrás y pasó sus manos por los costados de este, aprovechando que estaba distraído, le estrechó entre sus brazos y se aferró a su cintura. Apoyó la cabeza sobre su hombro y apretó los labios.
La confusión de Hoseok duró poco. Bajó sus brazos antes de casi sonreír.
—Lo lamento también, por mi inseguridad.
—Tae...
Afianzó el agarre, silenciándolo de esa manera.
—Prometí creer en ti, en mí —prosiguió— No puedo desconfiar al primer día de ser novios... ¿cierto?
Hoseok soltó una corta risa. Giró en su lugar hasta quedar frente a Taehyung, quien no había dejado de abrazarle. Le miraba con ojos aguados. Oír así de triste a Hoseok le había provocado unas ganas inmensas de llorar, pero pudo con ellas.
Tomó el rostro de Taehyung entre sus manos y depositó un casto beso sobre su mentón, sintiéndose repentinamente más bajo. Luego otro sobre sus labios, algo más largo que el anterior. Pudo saborear al dulce de la crema rosa del cupcake, produciendo que sonriera en los labios del contrario.
No supieron cuánto tiempo estuvieron en esa posición cuando llegó el taxi y les tocó el claxon al ver que no le notaban. Guardaron silencio unos cuantos kilómetros, teniendo sus manos entrelazadas. Taehyung se sentía muy cómodo apoyado en su hombro como para analizar la dirección que Hoseok le había dado al chofer.
Al bajar del vehículo, Taehyung reconoció al instante el lugar, había estado allí antes. No supo qué sentir. Era el lugar en el que antiguamente Yoongi le golpeaba y tiraba. Normalmente, siempre le dejaba sangrando en ese lugar. Por otro lado, también era el lugar donde vio por primera vez a Hoseok.
Tampoco tuvo mucho tiempo para sentir cualquier cosa, ya que Hoseok le arrastraba hacia un callejón en lo que le explicaba que ese era su lugar favorito en todo Seúl.
Un detalle que no pudo evitar dejar pasar le hizo sonreír, ya que, por muy tonto o banal que sonara, Taehyung se alegró al notar que sus manos seguían entrelazadas.
—Te mostraré como hallar la felicidad de la manera más simple.
Al principio, Taehyung no lo comprendía. Se colaban por distintos callejones hasta encontrar a alguien en él y ofrecerle ayuda, entre comida o abrigo, Hoseok se lo brindaba sin dudar más de un milisegundo. Descubrió que los dulces preparados esa mañana, ahora eran para los vagabundos de ese pequeño hueco olvidado de Seúl, y casi se sintió celoso de que regalara algo que en un inicio era para él.
Taehyung sabía que en un pasado solía hacer eso, ayudar a la gente de la calle. Después de todo, de esa manera le conoció, pero no sabía que fuera algo que siguiera haciendo. Le sorprendía que aquello le diera felicidad aun cuando había pasado tanto tiempo con gente de dinero.
Le acompañó cuanto quiso, sin decir mucho, y pronto descubrió que ver a Hoseok sonriendo con otras personas le incomodaba. Y como si este adivinara sus pensamientos, le robaba un beso de vez en cuando, sin soltar su mano.
—Eres tan noble —soltó Taehyung en su corto silencio, formado a causa de la espera del taxi que les llevaría a casa—. Se nota que esto te hace feliz.
Sonrió, y luego le miró de reojo.
—¿A ti no? —Taehyung se encogió en su lugar, sin saber dónde mirar. Negó. Hoseok alzó las cejas sorprendido, y luego sonrió sin ánimo—. Me aseguraré de hacer esto los días en que no nos juntemos, ¿okay? Gracias por ser sincero...
El menor volvió a negar, repetidas veces.
—No quiero que dejes de traerme, es solo que... no me hace feliz de la manera en la que a ti te hace —adivinando la confusión de su novio, se apresuró en agregar—. Me refiero a que sí soy feliz en esto, pero... acompañándote, estando contigo, viéndote sonreír y reír con los chistes sin gracia de los vagabundos. Creo que... no sé, es algo muy bello de admirar.
Hoseok le miró absorto por unos segundos, hasta que dijo, reprimiendo una sonrisa:
—¿Sí?
—Sí... —murmuró. De un momento a otro, se sintió presionado por una extraña sensación de culpa. Expresó con algo de frustración— Lo lamento mucho Hoseok, soy un egoísta horrible, yo... Dios, había momentos en los que deseaba que se ahogaran con los cupcakes, porque se supone que eran míos y tú se los habías dado con esa sonrisa que también es mía y... —se soltó de la mano de Hoseok para tomar su propio rostro, con angustia— No soy lo que crees, te has enamorado de una falsa imagen. Soy una horrible persona, Hoseok. Alguien que le desea el mal a los desamparados...
Había estado guardándose todo eso durante toda la tarde, y al soltarlo, un abrumador alivio lo invadió, pero no se arrepintió. Mucho menos cuando Hoseok comenzó a carcajear, doblándose y cubriendo su boca con una mano. Le miró confundido, después hizo una mueca de incomodidad.
Antes de que Hoseok pudiera verle sonrojar ante tal confesión, Taehyung le rodeó y agarró por la espalda de nuevo.
—No terminemos por esto, por favor, prometo ser menos celoso de los vagabundos...
—¡Tae! —rió un poco más Hoseok. Quiso voltear como lo había hecho anteriormente, pero Taehyung no le dejó. Se limitó a poner sus manos sobre las del castaño -las cuales estaban amarrando su estómago- y acariciarlas con pequeños círculos, dejando de reír— No terminaremos jamás, basta.
—¿No? —el sosiego en su voz era palpable.
Hoseok sonrió.
—Una de las razones por la cual te traje aquí, era para presumirte. Quería salir contigo y pasear teniéndote de la mano —dijo con un tono suave—. Mostrarte con orgullo y... Vaya eso sonó feo, pero quiero que todos sepan que eres mi novio.
—¿A los vagabundos? —preguntó Taehyung, sin saber qué más decir. Era la primera vez que alguien se notaba tan orgulloso de su persona.
—Y a los vendedores —siguió—, a los tipos en autos, a los que salen de esos bares gays, a todos. Hubieras visto como algunos tíos te comían con la mirada...
—Y... ¿eso no te molesta?
Hoseok ladeó la cabeza, esbozando una sonrisa divertida.
—No puedo decir que me encanta, pero me hace algo feliz. Pueden mirarte cuanto quieran, pero el único que te toca al final del día soy yo.
Taehyung, finalmente sonrió, y dejó reposar su cabeza en el hombro de Hoseok. Este último soltó una pequeña risita.
—¿Disfrutas poniéndote detrás y viéndote más alto?
El menor rió por la ocurrencia.
—No, es solo que de esta manera no me vez rojo como fresa. —respondió tímidamente.
Hoseok soltó otra mini carcajada.
—Por favor, Tae —rió jocoso— te he visto retorcer debajo de mí mientras gimes mi nombre. Un sonrojo no es nada.
Abrió los ojos como platos, y ocultó su rostro hirviendo en la espalda de Hoseok, maldiciéndose por haber dado pie a tal frase.
Entonces algo brilló al final de la calle, Taehyung siguió la mirada de su novio, quién había dejado de reír, y no pudo evitar sentirse algo triste. El taxi que le llevaría a la universidad había llegado.
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Hola 🌞
La verdad, es que no debería estar subiendo este capítulo, porque los quería acumular, pero soy muy ansiosa y no pude resistir jojo
Me demoro, i know, but lo cute de este capítulo siento que lo recompensa.
Sé que es más que obvio, pero este fic está por terminar y no le doy más de cinco capítulos.
*crying*
Igual siento que estoy organizándome mejor así que puede que escriba más veces y por lo que el final se venga más rápido, en consecuencia.
Bye bye
Gifs random porque sí.
EN tiempos de exámenes, Big Mama is the solution
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