Capítulo 37: Prioridades
BAE BAE - Big Bang
Él se quedó inmóvil bajo el marco de la puerta, le echó una ojeada al lugar. Hoseok le había dicho que le enseñara al chico más atractivo que viera. El mensaje era tan poco funcional que ni siquiera sabía qué tenía que enseñar, por lo que no llevó nada.
Se apoyó en recepción y la chica, al reconocerle, le miró despectiva.
—¿Qué quieres ahora?
NamJoon rió.
—¿Así es como tratas a los aplicados estudiantes que desean una fuente de aprendizaje?
Rodó sus ojos, pareciendo irritada. Él chico rió internamente, tan solo le había dicho una frase y ya le había mosqueado.
—Hoy es tu día de suerte, pequeña ignorante.
—NamJoon...
—No quiero nada más que una opinión de ti, como mujer heterosexual.
—¿Qué te dice que soy heterosexual?
—En todo este lugar —siguió hablando, ignorando la pregunta de la chica— ¿quién te parece como el chico más atractivo?
Sorprendida, alzó sus cejas.
—¿Sin tomarte en cuenta?
—No es momento de flirtear, preciosa.
—Mmh... —la castaña frunció sus labios, pensativa. Luego le miró pícara— es la primera vez que le veo venir, pero jamás olvidaré ese encanto que desprendía al caminar.
Le siguió el juego y se inclinó hacia ella con la misma sonrisa.
—Señálame a ese adonis.
Pronto se sintió molesto por el chico al que tendría que adiestrar por, al menos, unas dos horas. No le conocía, pero si era tan vergonzoso como para esconderse en lo más remoto de la biblioteca, ha de ser un falto de neuronas.
La peor clase de ser vivo que podía existir.
Siguiendo las indicaciones de la cachonda chica, llegó hasta una mesa oculta en un rincón, tras unas estanterías que no le dejaban fácil acceso. Su molestia rápidamente fue reemplazada por la extrañeza, y luego por la fascinación. No esperaba para nada encontrar a la princesa ahí.
NamJoon le oprimió el hombro con una mano.
—¿Te ayudo en algo?
—Te esperé tres minutos y... mierda, no eres mi bebé Hoseok.
Frunció el entrecejo y se sentó en la silla que tenía a su lado.
—No. Tuvo una especie de inconveniente, me pidió que le supliera.
—Ya veo —volvió la cabeza hacia su libro.
Tras el poco entusiasmo que mostró, NamJoon carraspeó.
—Bien, yo quería enseñarte, en serio que sí —coló una mano en su nuca y jugó con el dobladillo de su camisa— pero ahora no sé qué enseñarte. Se me ocurren tantas cosas.
Jin rió.
—Ah, ¿sí? —cambió de página—. Aquí el experimentado soy yo, si nos vamos por ese tema, el tutor vendría siendo yo.
—¿Tú? ¿siendo tutor?
—Let me show you, sweetie.
Jin seguía con la vista fija en su libro. Sujetándolo por los hombros, NamJoon lo hizo volverse hacia él para poder besarle. Jin no se hizo de rogar y pasó sus manos por la larga espalda del moreno, siguiendo el beso con ferocidad. Sin despegarse de él, NamJoon llevó sus manos al trasero de Jin y le levantó como si no pesara nada. El castaño gimió cuando enrolló sus piernas en la cadera de NamJoon y su miembro chocó duramente con el de él. NamJoon le estampó contra una estantería y bajó de su boca al cuello de Jin, besándole como gustaba, dejando marcas.
—Eres tan bruto. —se quejó el mayor, aferrándose a su marcado torso.
NamJoon sonrió contra su piel.
—Dilo en inglés —pidió el rubio, sonando demandante— me pone de sobremanera.
Jin volvió a gemir en alto, sin sentir alguna especie de pudor por estar en una biblioteca, había dado con un punto sensible. Fregó su cuerpo con el de NamJoon con más ahínco, ganándose un gruñido de éste.
—No sé decir eso en... Mierda... No sé inglés, cariño.
—Acabas de hacerlo.
—Todo el mundo sa-sabe decir eso.
NamJoon negó y mordió su cuello, haciendo que el castaño vociferara un insulto.
—Eso no está bien —golpeo la nalga derecha de Jin— no debes ilusionarme.
Jin rió extasiado.
—Y tú no deberías golpearme.
Le lamió por una última vez en su manzana de adán y volvió a sus labios tras verle sonreír. Ejerciendo, nuevamente, presión en sus glúteos, le llevó hasta la mesa, de un manotazo botó todos los útiles de estudio y le sentó en el nuevo lugar vacío.
—Como si no te gustara.
El sonido de los libros estrellándose contra el suelo le provocó un estremecimiento, era un ruido familiar para él. Le hizo recordar todas aquellas veces en que se había cogido a sus tutores.
Alejó a NamJoon de un empujón, abotonándose la camisa en lo que calmaba su respiración.
—¿Qué mier...?
Jin comenzó a juntar sus cosas y devolverlas a la mesa, NamJoon se limitaba a verle conmocionado, miró hacia atrás, en busca de alguien o algo que le haya hecho reaccionar así, pero solo se encontró con más estanterías repletas de libros.
—Hey, ¿me enseñarás o busco tutoriales en YouTube?
Al regresar su mirada a él, extrañado.
—¿Tienes alguna especie de enfermedad mental o...? No sé, esquizofrenia...
—¿Qué? No seas idiota, tan solo acabo de recordar mis prioridades.
NamJoon bufó.
—Me has puesto duro, princesa —le apuntó con un dedo—. Hazte cargo.
—Aun que me digas así, no me convencerás. No estoy para estas relaciones.
—Ah —soltó NamJoon, siendo levemente burlón. Se sentó en la misma silla de antes y le sonrió—. No sé cómo llegué a ser así de descortés. ¿Te complican las relaciones? —Jin le miró de reojo, frunciendo el ceño— Entonces, seamos novios. Tú me das todo el sexo que quiera y yo te doy estabilidad y una divertida y sarcástica compañía. Nadie pierde.
Jin carcajeó.
—Dios, no puedo creer lo idiota que me has salido. Rompes records, lindo.
—Hablo en serio.
—Yo igual, eres el mayor idiota con el que me he encontrado. ¡Y vaya que he estado con grandes idiotas!
—Jin —jamás había estado formalmente con un chico, y no le entusiasmaba la idea de que Jin fuera el primero, pero le quería como su juguete sexual. Aunque tuviera que hacer algunos sacrificios—, sé mi novio. Te caeré bien.
El mayor hizo una tierna mueca, conteniéndose para no reír en su cara otra vez.
—Debes estar bromeando.
—No es así, lo dije bromeando en un inicio, pero ahora, en serio quiero que seas mi novio.
—No te conozco.
—Podemos conocernos desde ahora —Jin no soportó más y estalló en risas— Vamos —exasperó NamJoon— no puedo con esta erección.
—Mira, como decirlo —rió un poco más antes de detenerse y tragar saliva para poder hablar más cómodamente— aunque no me hayas dicho esa estupidez de ser novios, no me volvería a meter contigo en algo sexual. Eres grandioso en la cama, y adoro esa bestialidad tuya. Pero eres... como decirlo... Eres de esos chicos de una sola noche.
NamJoon formuló una mueca en respuesta.
—Como ya dije —continuó Jin— soy un experimentado en el tema. Conozco a los de tu especie. Solo quieren algo con lo qué divertirse y no miden sus consecuencias. Dices tener un alto coeficiente intelectual y te crees superior al resto por eso, te puedo leer como un libro abierto. Apuesto a que creías que eras el único que podía ver cosas en la gente que otros no—tomó su bolso y metió todos sus cuadernos y lapiceras en él—. Quizás puedes ser un misterio para muchos, pero para mí solo eres un sujeto que quiere satisfacer sus necesidades, y que es tan arrogante que no se esperaba un no por respuesta —se colocó el bolso al hombro y caminó un poco en dirección contraria—. Jamás sería novio de alguien así, mucho menos si me lo pide tan ridículamente. Quiérete un poco, sweetie.
° ° °
Desde esa vez que se había encerrado en el baño, no volvió a hablar con Hoseok, por lo menos durante esa semana. Le había evitado estupendamente, utilizando las mismas tácticas que usaba para ocultarse de Yoongi tiempo atrás. No había podido encender su celular por temor a caer en la tentación y leer los mensajes que, seguramente, le había enviado Hoseok.
Cada día se sentía más miserable y sus instintos suicidas volvieron en gran escala, si no fuera porque Mino estaba ahí para preguntarle cosas raras que le hacían sonreír momentáneamente, ya se habría lanzado del tejado. Procurando no fallar esta vez.
Ya no sentía ganas de llorar, solo cuando veía casualmente a Hoseok a lo lejos, ocultándose casi en el segundo, a la vez en que sus ojos se aguaban. Pero fuera de esos momentos, se limitaba a ser silencioso y responder desanimado a las preguntas de sus compañeros de habitación.
No quería admitirlo, pero sabía que su estado anímico afectaba a su único amigo. Mino trataba de llevarle a fiestas, escapándose como lo había hecho los últimos días con Jungkook. Pero Taehyung jamás fue de ir a fiestas. Las dos veces que fue a una, habían terminado en violencia o llanto. Sus negativas ponían de mal humor a Mino, provocándole insomnios cuando, normalmente, dormir era lo más fácil para él.
Era difícil y duro el proceso de olvidar a Hoseok, pero podía con ello, hasta cierto punto. Pero no podría seguir aguantando si afectaba a la gente que estimaba.
Por lo que, esa tarde de viernes, hizo a un lado sus sábanas y encendió su móvil.
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Hi );
Una amiga, en una tarde de buenos sándwiches y limonadas, me dijo que debería dejar notitas más cariñosas y tratar de interactuar más con mis lectores, preguntar sobre sus cositas. Pero yo creo que les incomodará o que no les gustará, porque cuando pregunto, no son cosas comunes.
No sé, es raro.
Espero que perdonen mi excéntrico corazoncito con esta fotito.
¿Por qué pongo pantallazos de mi bello Bobby?
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