Capítulo 36: Karma
Toy - Block B
Al final, no supo si Hoseok le seguía o no, pero quería creer que le había perdido, pues no le oía caminar de cerca y gritar su nombre. Su impotencia aumentó al darse cuenta que, una parte de él, se había decepcionado por saber que no le buscaba.
Se sentía asqueado con ese lado de su ser que se aferraba a la esperanza de estar junto a Hoseok siendo algo más que amigos. Y cada vez se hartaba más de él.
A penas llegó a su dormitorio compartido, se encerró en el baño. No quería hablar con nadie, quizás con Mino, pero no con Jin. No era que le cayera mal, ni que le molestara su presencia, pero entre palabras y palabras, terminaría hablando sobre lo buena persona que era Hoseok, y eso era lo que menos quería oír en ese momento.
Se sentó sobre la tapa del inodoro y sostuvo su cabeza sobre las rodillas, abrazando sus piernas recogidas. Cualquiera pensaría que, en su privacidad, lloraría hasta más no poder, pero no era así, se sentía igual o más miserable que antes, pero no salía nada de sus ojos.
Se sentía exaltado por sus acciones, había golpeado a Yoongi, su primer amor, el chico que le había maltratado durante toda su adolescencia cuando le contó sobre sus sentimientos.
La primera persona con la que había sido sincero.
No sabía exactamente cuál sería su reacción, pero sabía que no sería ninguna buena. Lo más probable es que le estuviera buscando para darle la paliza de su vida. Esa, tal vez, era la razón de por qué no lloraba. Porque, muy bien sabía él, que anhelaba desaparecer, y esta era una muy buena oportunidad.
Pero pronto se vio con unas ganas de llorar renovadas al oír la voz de Hoseok llamándole. Esta vez, las reprimió a voluntad, y sorbió su nariz. Si tenía suerte, no le vería en su cama y se iría.
—Taehyung, soy yo, Hoseok. Abre la puerta.
Apretó sus labios y tragó saliva. Si hablaba, lloraría. Miró la puerta de soslayo. Esperaría a que se fuera, tendría que hacerlo en algún momento.
—Si no me quieres contar lo que te sucede, está bien —¿quería tranquilizarle? Su voz era dulce y suave, como si estuviera hablando con un niño en medio de un berrinche—. Pero déjame estar contigo.
No hubo respuesta de Taehyung, y le oyó suspirar.
—Te conozco —siguió hablando— sé que eres tan gentil y atento que dirás que quieres estar solo, pero sé que no es así. Lo más hermoso de ti es tu sensibilidad, eres tan frágil y vulnerable que lo único que necesitas en momentos tristes es un abrazo, no estar solo.
Dolía, pero él lento de Hoseok tenía razón.
¿Cómo era que podía comprender algo tan complicado y no darse cuenta de los efectos que sus acciones tenían en él, de lo que realmente sentía por él?
—Pero —había un grado menos de entusiasmo en su voz, casi parecía decepcionado—, también sé, que te cuesta confiar en la gente, y que por eso no hablas mucho. Sé que solo recibirás ese abrazo de alguien especial —hubo un largo silencio, por un momento, Taehyung creyó que se había ido, hasta que volvió a hablar—. No soy yo ¿cierto? Esa persona especial... Perdón, me tomé demasiadas confianzas, creí que también me considerabas tu mejor amigo.
Sobre todo su sufrimiento, sintió otro dolor. Había lastimado a Hoseok, evitando dañarse así mismo, lo dañó a él. En silencio, sus mejillas se humedecían, llevó una mano a su boca rápidamente, no quería que supiera que seguía llorando.
Tras un largo silencio, Taehyung empezó a incorporarse con dificultad, pegando su oreja a la puerta. No oía nada del otro lado.
Lo he aburrido...
—No me rendiré. En absoluto —Taehyung se sobresaltó al oírle tan cerca— ¿sabes? Ahora haré lo que sea para ganarme tu confianza. Espero que me cueste, o me sentiré decepcionado.
Se mordió el labio inferior. Lo que más quería, era botar esa puerta y saltar a los brazos de Hoseok, decirle que no tenía que hacer nada para ganarse nada. Confiaba en él, pero jamás le diría que estaba enamorado de él, no si quería seguir hablándole. Por su debilidad, había lastimado al chico que amaba, y no podía hacer nada al respecto, había prometido olvidarle, y para eso necesitaba disminuir sus encuentros. De un momento a otro, sintió su móvil, regalado por Hoseok, lo más preciado que tenía y lo único a qué aferrarse.
¿Habría sido un asesino en su otra vida? ¿cómo era que siempre se enamoraba de los chicos equivocados?
Quizás era que Dios le odiaba por ser gay, y que esa sería su cruz que tendría que cargar durante toda su existencia.
Hoseok, por otro lado, se sentía acongojado. Taehyung estaba triste y no sabía por qué, y no le obligaría a contarle. Si algún día sabría el origen de los problemas de Taehyung, serían oídos por sus propios labios y a voluntad.
Giró por sobre sus talones y caminó hacia la salida, al dar tres pasos hacia ésta, Mino apareció. Abrió mucho sus ojos y Hoseok supo que no esperaba verle ahí, ni mucho menos tan sorpresivamente. Hoseok le dedicó una débil sonrisa e indicó la puerta con un ademán.
—Taehyung está algo deprimido allá dentro, no sé qué ocurrió exactamente, pero si es que puedes...
Mino le apartó de un empujón y dio largas zancadas al baño.
—¡Mino! —susurró Hoseok, alarmándose por su poco tacto— No creo que sea buen momento...
—Taehyung, soy Mino. Abre —miraba ansioso la puerta y Hoseok casi va y le reprende por su impulso, si no fuera porque la puerta se abrió a los pocos segundos del grito de Mino. Este último entró y cerró rápidamente.
Hoseok pestañeaba consternado, con el rostro convertido en una máscara de incredulidad. Sintió una mezcla de ganas de entrar y cuestionarle a Taehyung la confianza que se tenía con Mino y de correr a golpear a Yoongi por causar toda esa situación.
Pero no lo hizo, sabiendo que cualquiera de esas acciones le harían ver como un niñato. No hizo nada más que quedarse parado en la entrada, mirando la puerta del baño, como si así pudiese saber lo que sucedía en el interior.
¿Qué había hecho Mino para poder ser el confidente de Taehyung?
No podía exigirle explicaciones, Taehyung podía tener más amigos, le haría bien. Por otro lado, él mismo le había pedido que cuidara de Taehyung, no podía ser un cínico e idiota para decirle que dejara de hacerlo.
Se inclinó para recuperar su bolso que había dejado caer al llegar, se lo colocó al hombro y volvió al pasillo, adentrándose en él. Echó a un lado su tristeza y sonrió a la gente que le veían caminar, como siempre hacía. Aunque debía de admitir que le costó mucho más que otras veces.
° ° °
—Suga, cálmate.
—Que me digas Yoongi, joder.
Le jaló de los hombros hacia abajo para volver a sentarle, terminó de poner las pequeñas vendas sobre su nariz.
—No te diré Yoongi solo porque Hoseok lo haya hecho.
—Hazlo —Yoongi se levantó a penas NamJoon acabó, se dirigía a la puerta, pero el moreno le detuvo.
—Tú debes estar loco si crees que te curé para nada.
Trató de deshacerse de su agarre, pero NamJoon era más fuerte.
—Necesito dejarle en claro su lugar a ese imbécil.
—Ahora le dices imbécil, vamos progresando —bromeó NamJoon.
Un segundo intento de escape fallido por parte del platinado.
Antes de que NamJoon comenzara a burlarse de su amigo para atraer su furia hacia él, un sonido llamó la atención de ambos hacia el bolsillo de su pantalón.
Metió su mano y sacó su móvil, Yoongi se removió con la misma intención de liberarse e ir a golpear a Taehyung, pero, aun sujetándole con una mano, no pudo con él. Se rindió y decidió esperar a que NamJoon terminara de leer el mensaje para poder convencerle de que le dejara ir.
Tras acabar de ver su celular, NamJoon comenzó a carcajear. Yoongi alzó una ceja.
—¿Quién es?
—Hoseok.
El diminuto estómago del platinado dio un vuelco, volvió a hablar con un mayor interés.
—¿Y qué dice?
—Que le gusta como beso —la cara de Yoongi era de completo horror, casi cómico. Se apresuró en agregar—. Es joda, solo que me ha perdonado, o casi.
—¿QUÉ?
—Quiere que haga algo por él, maldito aprovechador.
—¿Te ha perdonado? Mierda —NamJoon ya le había soltado, para poder escribir en su móvil con ambas manos— Ese demonio encantador se encarga de hacerme la vida miserable.
—¿Envidia?
Yoongi se encolerizó.
—Qué envidia ni que mierda, lo que siento son celos —metió una mano en su cabello y lo despeinó en movimientos furiosos— ¿Por qué te besa a ti y no a mí? ¿por qué te perdona a ti y no a mí? ¿POR QUÉ LE ESCRIBE A MEDIO MUNDO Y NO A MÍ?
—Porque yo tengo color —Yoongi le miraba como si se hubiera vuelto loco—. Oh, vamos. Lo que has dicho es muy chistoso, déjame reír un poco.
—Disfrutas verme sufrir. —le acusó, apuntándole con lágrimas bordeando sus ojos.
—Disfruto del sufrimiento en general —guardó su móvil y dedicó su total atención en Yoongi—. Pero tú tranquilo, algún día el karma caerá en mí y podrás reír con todo derecho.
—Llevas diciendo eso desde que te conocí, el karma no te conoce.
—No tientes mi fortuna, Min Yoongi.
—Me caga hablar contigo en momentos así, solo te burlas de mí.
NamJoon rodó sus ojos.
—No dramatices, deberías estar acostumbrado.
—Lo estoy —secó una de sus lágrimas— pero no significa que duela menos.
Trató de sonreír con amabilidad, pero recordó el mensaje de Hoseok y una pequeña carcajada se escapó.
Yoongi se enfureció todavía más y salió de la habitación. NamJoon suspiró exasperado y seguido, se encogió de hombros. Pronto se preocuparía de las nuevas lesiones de su mejor amigo, por ahora se limitaría a restaurar su amistad con Hoseok. Quizás si le servía tenerle de su lado.
Y también, cosa que jamás diría en voz alta, era que le extrañaba más de lo que admitiría.
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Pensaba hacer una maratón para navidad, como regalito. Y prepararla desde ahora para poder cumplir (?
Para agradecer todo su amor.
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