Capítulo 29: Más de uno

Killer - B.A.P

A lo largo de toda la noche, Yoongi se había ceñido en un rincón con la botella de vino que le había dado Mino en un inicio, observando la fiesta como si fuera solo un testigo de ella y no un participante. Había visto cada vaso que Hoseok se había llevado a los labios, cada mirada que le enviaba a Taehyung, cada baile que había sufrido con las esqueléticas chicas hormonales, cada beso que había repartido en tan vulgar juego.

Pronto hablaría con NamJoon sobre eso. Sobre el beso que le había dado al chico que se supone que a Suga le gustaba, y sobre como llevaba entre besos a un chico que creía que era amigo de Hoseok, a los baños. No tenía el descaro de recriminarle nada, pero si quería saber por qué jamás le había dicho que compartía sus mismos gustos biológicos.

Durante largas cuatro horas había estado esperando el momento para poder conversar con Hoseok, pero siempre había alguien que pedía su persona. Sabía que era alguien encantador, pero por lo menos disimulen un poco.

Y el momento llegó cuando sacó a bailar al cargante de Taehyung. Le prefería cuando babeaba por él, cuando le observaba desde la lejanía y creía que tendría alguna oportunidad con él. Así era mucho más soportable que ahora, teniendo siempre a Hoseok a su lado, como una jodida lapa.

No se hizo esperar más, y comenzó a avanzar hacia ellos. Mantuvo una distancia prudente y solo bastó una pequeña seña para que Hoseok soltara a Taehyung y fuera hacia él.

Te pediría perdón, Taehyung -pensó-, pero en realidad no lamento nada.

Cuando llegó a él, sin importar si aceptaba o no, le tomó de la manga de su saco y le arrastró hacia un lugar un poco más privado, entre los baños y el bar, un pequeño hueco en el que podrían hablar sin la necesidad de tener que estar gritándose.

Hoseok se había dejado llevar completamente, y sentía una pequeña alegría interior por ello, y no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa arrogante, pero por su estado de ebriedad, supo que no debía de verse nada de bien como él creía en esos momentos.

—Has estado todo el día pendiente de mí —la lengua de Hoseok se enredaba un poco, pero no estaba ebrio, o no del todo. Sin embargo, no pudo evitar enternecerse— Lo he notado.

—Si... —su voz no era muy distinta, había tenido una botella de vino casi para él solo.

—Habla ya, estaba ocupado, por si no te habías dado cuenta.

Sabía que le había estado buscando durante todo el día, que había arriesgado su dignidad frente a gente que no conocía por ello, pero, aun así, ya en el momento, no sabía cómo soltar todo lo que había albergado para Hoseok.

Hoseok no estaba molesto, pero si aburrido, ya habían pasado cinco minutos en los que Suga no decía palabra alguna, en los que solo le miraba, luchando con su ebria mente para saber que decir. Y era muy extraño, pues estaba bebido, pero aun así no se sentía con el valor suficiente como para aclarar sus sentimientos frente al chico.

No es hasta que Hoseok se voltea para irse, cuando Suga le agarra del brazo para detenerlo, sin dar ningún paso, solo estirando el brazo.

—Hoseok, ¿qué sientes por mí?

Hoseok le miró desconcertado, tambaleante, se giró nuevamente hacia él e inclinó su cabeza ante el más bajo.

—¿Sentir?

Suga asintió.

—En estos momentos —se detuvo para poder apoyarse en una pared, su equilibrio era muy inestable— nada. Solo te veo como una piedra en mi camino de diversión.

Suga pestañeaba hacia él, aguantando las ganas de largar a llorar por tan banal frase. Su mente ebria le estaba jugando una mala pasada, se sentía más sensible que cualquier otro día.

—Mira, Yoongi —posó una mano en su hombro— yo te quiero mucho, pero eres un hijo de puta.

—¿A... ah?

—No sé cómo hayas sido en un pasado, pero creo que tuve el placer de conocer al Yoongi real —de la mano de Suga, tomó la botella de vino y se la llevó a los labios, echó la cabeza hacia atrás, dejando el líquido bajar por su garganta, luego le volvió a mirar, más mareado que antes. Había bebido aquello como si de agua tratase. Ahora si estaba realmente embriagado—. Y no me obligues a llamarte Suga de nuevo, Yoongi es el segundo nombre más hermoso que he oído. No me prives del placer de pronunciarlo.

Y se fue, dejando a Yoongi con un sentimiento indescriptible presionando su pecho.

°   °   °

Descendió lentamente por las escaleras, sus piernas aún estaban adormecidas por haber participado de un trío, el chico alto había estado bien, el otro era algo torpe, pero no le importaba demasiado, había satisfecho sus necesidades.

Momentáneamente.

—Ehh, Jiminnie.

Se giró hacia la voz que le había llamado y se sorprendió cuando se encontró a Mino. El moreno había estado cualquier contacto físico con Jimin desde que le había besado aquella vez. Y cuando pasó su brazo por sus hombros, supo el porqué. Estaba ebrio, podía oler la mezcla de licores en su aliento.

—Vamos a bailar.

Le tomó de la cintura y lo acercó más a él, ahora que estaba en condiciones inestables, no le apartaba. Aun así, no quiso aprovecharse, pero quería sentir el miembro de Mino contra su pierna de todas maneras.

—¿Dónde están los demás?

—Mm... —el moreno se tambaleó un poco y Jimin le agarró del otro brazo. La música no era tan alta así que podía oír sus vacilaciones— creo que mi novia me va a terminar. No le gustó que besara chicos frente de sus amigas.

—¿Besaste a un chico? —preguntó el más bajo, sorprendido.

—Chicosss —se relamió sus labios y sonrió— fue más de uno.

—¿A quién...?

—Yeaah.

Esa voz no le costó reconocer, pues era la misma que había estado oyendo durante dieciséis años.

Jungkook tenía su corbata deshecha y tenía su maquillaje corrido, deshizo el agarre de Jimin en Mino y se puso en medio, abrazando al más bajo. Estaba en las mismas, o quizás peores condiciones que Mino.

—¿Te lo follarás a él ahora? —Jungkook le abrazaba con toda la fuerza que podía tener alguien que no estaba en sus cinco sentidos, y le hablaba con un puchero en sus labios— ¿Por qué me haces esto, Park? Es mi... —se detuvo para mirar a Mino y sonreírle, achicando aún más sus ojos— ¿Ese fui yo?

Jimin siguió su mirada algo aburrido, le estresaban los borrachos si él no estaba compartiendo su burda diversión. Apenas habían llegado, había seducido a dos chicos y se los había llevado para que lo follaran. Sabía que ninguno le complacería como Jungkook así que llevó dos. Esa era la razón por la que no había tenido tiempo para poder beber algo.

Cuando vio a lo que se refería Jungkook, era un gran hematoma que yacía en su clavícula. Jimin abrió los ojos, atónito.

—Pero, Jungkook. Tú mismo me diste un gran sermón de por qué no es bueno querer follarse a los amigos.

—No exageres —rió Mino, abrochando su camisa.

—Pero fue dentro de un...

—Sobre una mesa, idiota —le insultó Mino.

—Eso lo sé...

—¿Qué mierda hacían mientras yo no estaba? Desaparezco y esto se convierte en una orgía.

—¿Quieres fumar? —preguntó Mino a Jungkook.

—No fumo. —Soltó a Jimin y se apoyó en sus propios pies.

Jimin, al sentirse ignorado por un par de borrachos, trató de buscar a alguien cuerdo. Por unas mesas al costado, estaba Taehyung sentado en una silla, solo. Se movía inquieto y se preguntó qué lo alteraría. Caminó hacia él, dejando a los dos chicos solos frente a una mesa de chicas.

Mino se acercó a la mesa y se sentó sobre ella sin importarle que estuviera siendo ocupada. Jungkook soltó una risa y fue con él. Se sentó en una de sus piernas y pasó un brazo por detrás de su cabeza. Aproximó su boca a su oreja para poder crear algo de privacidad en el lugar interrumpido.

—Gracias por invitarnos, hiciste posible mi plan N.

Mino frunció el ceño, sacó un cigarrillo y lo encendió, ignorando el hecho de que estaba prohibido. Las chicas, si es que era posible, estaban más indignadas. Se levantaron con brusquedad y sonaron sus tacones en una dirección que ninguno de los chicos se molestó en seguir.

—¿A qué te refieres?

—Le dije a Taehyung que fuera a la habitación principal y a Suga le dije lo mismo —explicó Jungkook, orgulloso por lo bien que iba su planificación—. Cuando Jimin venga a preguntar por el paradero de su querido Suguita, se hallará una no muy grata sorpresa.

—¿Qué mierda hiciste ahora?

—Oh, ya verás.

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