Capítulo 26: Palpitar

Sentimental - WINNER

—¿Estás seguro de esto? Puedo simplemente no ir.

Taehyung estaba harto de oír aquello, pero ya no lo haría callar de nuevo. Sus fuerzas se habían ido con esa primera llamada de atención que le había dado. Era difícil sonar duro, jamás lo había hecho antes con alguien, y serlo con el chico que le gustaba era muy vergonzoso.

Sabía que ha Hoseok no le importaba, pero el sentimiento no se iba.

—Ya estamos aquí, no hay vuelta atrás.

El mayordomo de Taehyung -también asesor de imagen- tomó a Hoseok del brazo y lo arrastró hasta uno de los cubículos, mientras que él se dirigía hacia los trajes en galería.

Taehyung se sentó en un sofá individual que yacía cerca de ahí.

Hoseok, dentro del cubículo, mantenía la puerta abierta, y observaba hacia el exterior, a la tienda, en específico. Parecía tan sobrecogido que Taehyung llegó a preguntarse alguna vez había entrado a un lugar así de ostentoso.

—Te ves bien hoy. —le halagó, sacándolo de su observación.

—Gracias.

—Y te queda a la perfección, apuesto a que esa ropa tuya.

Taehyung asintió.

—Pedí que me trajeran ésta mañana —piñizcó su chaqueta y luego la soltó—. Es de la empresa de mi padre, para que me creas.

—Nunca dudé de ti, con solo ver tu casa supe que tu familia era importante.

—¿Cuándo viste mi casa?

—Cuando fui a dejarte el día que nos conocimos.

El temple del menor se oscureció, ese día le había mentido descaradamente sobre su identidad. ¿Cómo era que podía recordar aquello sin dejar de sonreír?

Su mayordomo volvió con varias prendas sobre sus brazos, le tendió todas a Hoseok y este se encerró en el cubículo, cerrando la puerta así. Quiso reír cuando una parte de él quería que la dejara abierta mientras se desvestía. Hoseok hacía sacar su lado más pervertido, un lado que ni siquiera sabía que existía hasta ese momento.

La puerta se abrió con un chasquido

—¿Qué tal?

El conjunto le quedaba estupendo, la corbata de color negro iba muy bien con el saco rojo vino, el pantalón se les ajustaba bien a sus muslos, tanto como a su miembro...

Carraspeó y negó.

Su mayordomo lo examinó con mayor estándar de mirada experta, y coincidió con él, moviendo su cabeza negativamente.

—Eh... —se quejó con voz infantil— yo creo que está bien —Hoseok se dio unas vueltas frente al espejo mientras hacía distintas poses, cuando vio su espalda apreció que sus músculos se marcaban igual de bien que en sus muslos. Podía notar que hacía ejercicio. Oh, su trasero tampoco se quedaba atrás...

—Anda, pruébate el segundo —trató de sonar autoritario, pero su voz tembló y su sonrojo le hacía sentir inseguro, definitivamente mandar no era lo suyo. Y ver a Hoseok así no le aligeraba la incomodidad— los colores son muy fuertes, opacan el color de tus ojos. Tu cabello se ve fuera de lugar y no logro concentrar la vista como un conjunto.

Cuando Hoseok le miró, fue como un golpe y volvió a sonrojarse con renovadas fuerzas. Podía ver admiración y sorpresa en él. Jamás le había visto así.

—Por primera vez, suenas como el hijo de un CEO. —le dedicó una corta sonrisa y se volvió adentrar en el pequeño lugar.

Lo que más le preocupaba es que descubriera sus verdaderos sentimientos, no sabía que tan obvio se estuviera viendo en esos momentos en los que juzgaba los distintos trajes, pero Hoseok no hacía ningún comentario, y casi nunca decía algo de sus sonrojos ni de sus temblores cuando le abrazaba. O no le importaba o simplemente no lo notaba.

Prefería optar por la segunda, dolía menos, si no pensaba mucho sobre ello.

Traje por traje y negativa tras negativa, los minutos pasaron, hasta que su mayordomo y él concordaron en uno que se le amoldaba a la perfección. Salieron del lugar y después de despedirse de su asesor. Salieron a un espacio despejado donde varias banquillas tenían un árbol a su lado, logrando así abundante sombra por el lugar. Taehyung le dijo que esperara en una, en lo que él iba a llamar un taxi.

Pero no fue así, se coló por unas calles hasta encontrar una heladería no muy lejos. Pidió dos, pensó en que no sabía cuál era el sabor favorito de Hoseok, y se sintió triste. Así que pidió uno igual al suyo. Aunque él le había dicho una vez que lo dulce no le iba, pero luego de pensarlo bien, no sabía con certeza si eso sería realmente cierto. La verdadera razón de porque no se compró un jugo esa vez fue porque no podía, gastó lo último en Taehyung. Y si lo pensaba bien, era lo más obvio.

Al regresar, vio como Hoseok miraba curioso a su alrededor y se encontró sonriendo otra vez a causa de la ternura que le causó. Hasta que dio con él y vio los helados en sus manos.

Adoptó una expresión soñadora y Taehyung sintió que su pecho se encogía al ver esos hoyuelos sobre sus labios.

Le entregó uno y se sentó a su lado. Cargó su bolso en uno de sus hombros e intentó sonreír burlón.

—Creí que lo dulce no te iba.

—Así es —dio una lamida a su helado y tragó, antes de girar su cabeza a verle— pero jamás rechazaría algo de ti.

—Me rechazaste el móvil...

—Jamás rechazaría algo de ti que ya compraste —se corrigió—. Aparte, deja de comparar dulces con celulares.

Por muy delicioso que fuera su helado, no lograba concentrarse en el sabor, no si a su lado estaba Hoseok chupando el suyo, pasando su lengua lentamente, como si así fuera a disfrutar más de él.

Era una verdadera lástima que fuera heterosexual, y en eso, jamás había deseado con tantas fuerzas ser mujer.

Otra vez razonó en lo pervertida que se volvía su mente en presencia de Hoseok.

—Hay mucha influencia de Mino en ti.

TaeHyung sintió que se le saldría el alma, simuló su trastorno centrando su mirada en su propio helado, lamiendo los lados que comenzaban a derretirse por su mano.

¿Le habría leído la mente? Tal vez su deseo era muy obvio y le había encontrado babeando por él. Su bochorno era tal que le resultó casi cómico.

—¿P... por qué lo dices?

Hoseok se encogió de hombros, sin dejar de lamer su helado.

—Te veo y pienso en él. ¿Él te ayudó a vestir?

Su alivió fue momentáneo, pero no evitó que su cuerpo se relajara.

—Si... —farfulló mirando sus pies. Le había estado observando con meticulosidad, quizás si le había visto babeando.

—¿Por qué te pones así? —Agachó un poco su cabeza, buscando la mirada de Taehyung— Mino es la persona con más estilo que he visto en este lugar. Y eso es mucho decir, considerando lo pijos que son todos en esa universidad.

—Tienes razón...

—Ah, Taehyung. Pareces un bebé comiendo por primera vez.

—¿Qué...? —antes de que pudiera siquiera pensar a qué se refería, se acercó a él y le pasó la lengua por su quijada, cerca de su cuello y lóbulo de oreja.

—Mierda, ¿qué sabor pediste? El tuyo es mucho mejor que el mío.

—Hoseok, ve por un taxi.

—¿Qué? ¿por qué? Aun no termino mi hela...

—Anda, por favor.

Extrañado, se levantó y caminó hacia la calle concurrida. Sin decir nada más.

Taehyung tragó saliva con dureza y se mordió el labio inferior, antes de bajar su mirada hasta el bulto que tenía tensado a su pantalón.

Tercera vez, en menos de una hora, que Hoseok lograba hacer palpitar su pene.

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En realidad, hoy solo iba a subir un capítulo, pero quedó muy largo. Así que lo partí a la mitad );

Mino y su novia en la escuelita (?

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