ASTRO - Confession

—¿Tan complicado es?

Después de varios intentos de tranquilizar al castaño, logró llevarlo a una banca dentro de la cafetería. Escuchó atentamente toda su historia de cómo había desperdiciado tres años por flirtear descontroladamente, por no decirlo de otra manera, como su padre le había puesto un ultimátum. Y de cómo habían tomado a su perro como rehén.

—No lo sé, posiblemente solo soy un bobo.

—No creo que sea eso, algo debes hacer mal.

El labio inferior de Jin temblaba en un puchero, por un momento Hoseok pensó que volvería a llorar.

—Me gustaría saber que es. Mi precioso ser no lo entiende.

Hoseok era nulo en matemáticas, la posibilidad de ayudarle en algo era mínima. Se sentía mal por ello. Pensó en lo útil que habría resultado seguir siendo amigo de NamJoon, ese sujeto tenía un cerebro único, sin saber del tema, podría ayudarle. Con tan solo echarle un vistazo a la información sabría cómo explicarla y hacer que entendiera hasta la persona más estúpida del mundo.

—¿No tienes algún compañero que te pueda explicar? Quizás tomas apuntes de la manera incorrecta.

Por primera vez desde que lo encontró en la oficina del decano, cambió su tristeza por un gesto horrorizado.

—No me involucro con niñatos —dijo despectivo—, son todos unos idiotas.

—Gracias.

—¡No lo digo por ti! —movió sus manos frente a él— Eres el punto de luz en la oscuridad.

Hoseok soltó una carcajada por la analogía del mayor.

—Gracias, supongo. —repitió, riendo aún.

La risa del menor contagió a Jin, y Hoseok se sintió muy bien por ello. Amaba hacer sonreír a las personas.

Un corto silencio se formó luego, donde Jin miraba sus uñas, teniendo aún un puchero en sus labios, y Hoseok releía las bajas calificaciones impresas en el informe. Y una débil idea pasó por su mente.

—Quizás si haya algo en lo que te pueda ayudar.

Los ojos del castaño centellearon ilusionados.

—¿De verdad?

—Pero no sé qué tanto, pero daré mi mayor esfuerzo —Jin estaba expectante a sus palabras, por lo que no respondió, incitándole a seguir hablando—. Te enseñaré a estudiar.

—¿Eso se enseña? —preguntó, con tanta extrañeza como si le hubiera dicho que había nacido producto de un error de laboratorio.

—En principio, no. Pero quizá ese es tu problema, y mi llegada a esta universidad es solo a base de esfuerzo. Estudiar es lo que mejor se me da —explicaba, tomando más confianza con cada palabra que salía de sus labios—. Quizás no sepa nada de geometría y arquitectura, pero sigo siendo un becado. Todo nace del querer es poder, amigo.

Jin no pudo más que sonreír ampliamente.

—Eres un sol.

Se levantó de su lugar y tomó al mayor consigo.

—Este sol tiene que ir a dormir, y ver a... —frenó bruscamente— ¡Yo tenía hablar con el decano!

—Oh —musitó Jin—. Perdón, yo te distraje. Ahora debe estar durmiendo.

—Bueno —Hoseok tomó del brazo al mayor y retomó el camino—, puedo esperar.

—De todas maneras ¿por qué me vas a dejar a mi habitación? Debiste doblar en la esquina anterior.

—Quiero ver a Taehyung, tengo que asegurarme de que está bien —explicó, y luego murmuró abatido—. Mierda, necesito un móvil.

—No te entiendo —soltó Jin con más volumen del que pretendía—. Me dijiste que no me acercara a él, porque era peligroso para mí que soy gay. Pero siempre lo visitas y no olvidas darle las buenas noches todos los días.

—Oh, no, no, no —negó con los labios juntos, provocando que se formaran unos hoyuelos sobre las comisuras de sus labios—. Eso es un malentendido. Taehyung es un amor, y me gustaría que quitaras ese pensamiento que te di de él, y me disculpo por ello.

Jin se soltó con suavidad del agarre de Hoseok para sacar las llaves de la habitación. Sin responder, ordenando las ideas que había creado en torno a su compañero de estadía.

—Cuando le conozcas, no podrás evitar querer siempre darle las buenas noches.

—Eh —canturreó, sonriendo de lado. Tratando de meter la llave en el picaporte en medio de la oscuridad—. No es normal querer eso en todas las personas.

—¿No?

—Claro que no. Debe de gustarte ese pequeñajo si piensas así.

—¿Gustarme? Supongo que sí —Jin le ofreció su celular y éste lo tomó, lo encendió e iluminó la puerta, ayudando a que abriera la puerta de una vez—, es un gran chico.

—Creo que no entendiste a lo que me refería —Finalmente, abrió la puerta y entró primero—. Vaya.

—¿Qué pasa? —Hoseok se movía de izquierda a derecha para poder ver que era lo que había sorprendido al mayor.

—Está durmiendo.

Se hizo a un lado y Hoseok pudo ver su amigo. O supuso que era él, estaba cubierto totalmente con su colcha. Mino, al verlos entrar, puso un dedo sobre sus labios pidiéndoles silencio. Se levantó de su cama y los empujó fuera de la habitación. Alternó su mirada en ambos por momentos en los que asentía ligeramente, se podría decir que casi satisfecho.

—Son perfectos —Hoseok frunció el ceño extrañado y Jin rodeó los ojos—, perfectos.

—Eso ya lo sabía —exasperó Jin, Hoseok pensó que quizás no se agradaban—, ahora déjame pasar. Estoy muerto.

Mino ladeó la cabeza.

—¿Por qué llorabas?

—¡Mino!

—Hey, cállate —intervino Hoseok— Taehyung está durmiendo.

—Esh —el mayor puso una mano sobre su cadera y volvió su atención al moreno—. Habla rápido antes de que me desmaye del cansancio.

—Más que un favor, es una invitación —comenzó a explicar—. Mi chica estará de cumpleaños éste sábado. Sé que no les interesa y no les pido que lo intenten, solo que vayan. Me pidió que llevara amigos universitarios guapos, sus amigas alucinan con ello.

—Y ahí entramos nosotros —completó Hoseok por Mino, entendiendo un poco la situación—. Por mi bien.

—¿Sabes lo ridículo que estás siendo en este momento? Les pides a un par de gays que vayan a una fiesta a interactuar con mujeres cachondas. Aparte, ¿sus amigas viven en un convento de monjas? ¿es que en su vida no hay hombres?

Hoseok ignoró el hecho de haber sido llamado gay y dejó que siguieran en su conversación prepotente. No le molestaba y creía que era innecesario comentar el error.

—Las chicas aman los mayores, les cachondea que sean universitarios.

—Espera —la indiferencia en Jin fue reemplazada por una leve inquietud—, ¿qué edad tiene tu novia?

—Oh, no tiene edad.

El mayor pestañó consternado, quiso empujarle para poder entrar, pero Mino le detuvo con una risa melódica en sus labios.

—No tienes humor, abuelito.

—Mino —esta vez habló Hoseok— ¿es menor de edad?

—Cumplió la mayoría de edad el lunes, por eso mismo tienen que ir elegantes, es una especie de baile. Le prometí que llevaría a los más sexys.

—O sea, tú estás loco —Jin sonó indignado—. Aparte de tener que ponerme ropa incómoda, quieres que me arresten por pedofilia. ¡Y ni siquiera lo disfrutaré porque tienen una jodida y asquerosa vagina!

—No exageres, puedes rechazarlas. Tan solo quiero cumplir con lo prometido.

—No iré —finalizó Jin, cruzándose de brazos.

—Por mi está bien —aceptó Hoseok, frotándose la cara con su mano. Era tarde y estaba agotado—. Siempre que pueda ir Taehyung.

Los ojos oscuros de Mino se iluminaron.

El mayor tomó de los hombros al castaño y lo zarandeó.

—No digas eso, son niñas.

—Habrá alcohol gratis.

—Uh —Mino les separó—, no habrá nada de eso, recuerda que son niñas —ante la mirada alarmada de Hoseok, sonrió por un lado—. Me encargaré de llevar para nosotros, tampoco podría soportar estar mucho tiempo ahí sin anestesia.

—Entonces bien —se estiró la ropa, a pesar de no tener ninguna arruga y luciera perfecta, apartó con cuidado al chico en la puerta y entró en la habitación.

Procurando ser silencioso, tomó la colcha de Taehyung y la bajó un poco, dejando a la vista la cabeza de éste. Con sus ojos cerrados y sus labios un poco abiertos, sentía como la tranquilidad se le contagiaba y no pudo contener una pequeña sonrisa.

Volvió a cubrirle la cabeza y se despidió de los otros, quienes seguían discutiendo de como llevaba a sus menores por el mal camino de la pedofilia, por lo que no le prestaron mucha atención.

Entre todas sus preocupaciones, se la añadía otra a la larga lista.

¿De dónde carajos sacaría un traje a esas alturas?

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Quizás el domingo haya maratón...