Capítulo 20: Esfuerzo en vano

BIGBANG - BLUE

La oscuridad de la noche los envolvió en sus brazos y Taehyung no pudo evitar estremecerse, casi podía sentir que la luna se había ocultado para esa ocasión, una manera de decirle que no debería estar ahí si Hoseok no lo estaba.

Sus entrañas se removían incómodas, la última vez que había estado ahí había atentado con su vida. Pero también fue cuando Hoseok le había confiado su celular. No sabría muy bien cómo definir ese día, tenía sus pro y contras.

—¿Seguro que Hoseok nos dijo que esperáramos acá?

Mino se tomó su tiempo para responder, porque Taehyung estaba seguro que le había oído, había hablado lo suficientemente alto para que no fuera así. Introdujo una mano al bolsillo de su pantalón y sacó una cajetilla de cigarrillos. El sonido del mechero encendiendo uno de ellos le hizo entrar en cuenta en lo silenciosa que estaba la noche, era perfecta para conversar temas serios, para evitar posibles distracciones. Aún más perfecto para él que se desconcentraba con facilidad.

—¿Sabes dónde está Hoseok en estos momentos?

—En la biblioteca, buscando unos libros para estudiar.

Expulsó el humo y negó despacio con la cabeza.

—Fue a pedir un adelanto de su paga del mes. Quería comprarte un celular para le dieras el suyo y poder contactarse contigo mejor. Odia depender de Jungkook —negó levemente—. En general, odia depender de cualquier persona.

Rodeó al menor mientras daba otra calada a su cigarrillo, se sentó cerca del barandal y se apoyó en él. Dio pequeños golpes en el suelo junto a él, invitándole a que se sentara, y así lo hizo.

Taehyung no podía sentirse peor, era un muy bonito gesto, pero era demasiado para que lo aceptara.

—Hoseok es terco —Taehyung había acumulado muchas inseguridades a lo largo de toda su vida, le costaba hablar con la gente sin enmudecer. Pero, no sabía si era la simpatía o la tranquilidad -o quizá ambas- de Mino, que podía hablar con más naturalidad con él. Con Hoseok era muy parecido, con la diferencia que este último le ponía nervioso y tartamudeaba, sin duda era por sus sorpresivas caricias de las que el denominaba de "amigo"— por más que le diga que no tengo hambre o que puedo tomar agua del grifo, me sigue comprando cosas.

—Quizás te ve muy delgado.

Se echó una mirada rápida y se sintió avergonzado. ¿Sería esa la razón?

—Y tú te dejas.

El flequillo de Taehyung se removió en lo que negaba frenético.

—No, de verdad que no me da elección...

Dejó descansar la mano en la que tenía el cigarro en una de sus rodillas y le miró fijamente.

—No digo que lo hagas intencional. Pero para mí hay algo muy claro en esto: ambos están mal —por cómo había entreabierto la boca Taehyung, Mino supo que no entendía a qué se refería—. Mira, ese idiota cree que puede hacer todo por si solo y por los demás, y que no necesita ayuda alguna, y más encima tú le alimentas ese pensamiento —se detuvo un momento para tomar una extensa calada—. No estamos hablando de una relación retrograda donde el indefenso debe dejar que hagan todo por él.

—Pero, no se me ocurre...

—¿Qué hacer? —le cortó y siguió hablando por él— Vamos, es muy fácil de solucionar. Tan solo debes devolverle los favores.

Una pequeña ola de alegría le inundó su pecho al imaginar que podría ser tan caballeroso y servicial como él. Aunque poco le duró.

—Pero él no me dejará.

—Que se joda, tan solo hazlo. No le preguntes.

—Oh —masculló Taehyung, comprendiendo lo ciego que había sido todo ese tiempo. Así, tal vez, dejaría de sentirse débil y nervioso delante de Hoseok— ¿Qué puedo hacer?

—¿Acaso debo recordarte quién es el becado acá? Invítale el almuerzo de vez en cuando, por su crianza jamás botaría un plato de comida a la basura.

—Es cierto... —asintió lentamente.

—Y deberías empezar por comprarle un celular, y uno muy bueno. Y de paso te compras uno también —el moreno abrió los ojos escandalizado—. Taehyung, mira esta universidad ¡Nos bañamos en dinero! No seas cagón.

—No es eso.

—¿No te llevas con tus padres?

—No, papá me adora —negó y sonrió un poco, sabía que sus mejillas debían estar rosadas, y no por el frío exactamente—. Me gusta tener el teléfono de Hoseok.

Mino alzó sus oscuras cejas y le dedicó una sonrisa antes de golpearlo en el brazo.

° ° °

—De verdad que me he esforzado.

Ordenó lo documentos dando pequeños golpes en el escritorio con ellos y le miro con cansancio.

—Pues no lo parece, y tú padre está furioso.

—Ya lo sé —soltó Jin con un suspiro, sonando un tanto colapsado. Era la tercera vez que se lo decía en la noche.

—Es que no ha dejado de llamarme para saber si has subido al menos una décima. Sabes que no puedo mentirle.

El castaño se mordió el labio inferior y quitó su vista del decano. Ya no sabía qué hacer, no se le ocurría nada. Había dejado sus viejas andanzas de zorra para enfocarse en su carrera, pero ni eso le sirvió. Y no es que su carrera fuera de las más difíciles, pero ahí estaba, volviendo a caer en el temido timbre de "reprobado".

Su angustia era tremenda, y era porque ya lo había intentado todo; internet, libros, post it, grabadoras, apuntes ¡de todo! Incluso todo a la vez, y no le era suficiente. Se sentía un completo estúpido.

De verdad que amaba esa profesión, con todo su ser. Esa era la única razón porque no la había cambiado hace tres años atrás cuando reprobó por primera vez.

—Hallaré la manera de subir mis calificaciones. —rendido, bajó su mirada a sus pies. La presión en su pecho pronto estallaría, y no quería que eso pasara. Por lo menos no delante del decano.

El anciano en terno rodeó el escritorio y le puso una mano en el hombro.

—Haz lo que tengas que hacer, creo que se me terminará de caer el cabello de tantas llamadas.

Asintió y retrocedió, haciendo que el brazo del decano cayera y volviera a descansar a su costado. Recogió su informe y volteó para salir de la ostentosa oficina.

Al cerrar la puerta, se apoyó en ella y cerró sus ojos. Ardían por la retención de lágrimas y la presión en su pecho aumentaba. No lo soportó más y comenzó a llorar, y es que Jin era muy dramático para todo en la vida, pero esta vez quería pasar desapercibido, por lo que se cubrió la boca con ambas manos para reprimir los sollozos.

Se sentía frustrado. Todo su esfuerzo era en vano, no importa cuántas horas se pasara estudiando, porque nunca logra entenderlo del todo y las fórmulas son tan complicadas. Amaba su carrera, pero él no estaba hecho para ella. No eran compatibles. Y eso era lo que más le dolía.

—SeokJin.

Temía abrir los ojos, por su orgullo, y ver a la persona que interrumpía uno de los momentos más triste de toda su semana para enfrentarle. Aun así, lo hizo.

Pero su sorpresa fue otra, aquel muchacho sonriente de cabello avellana, aquel único muchacho que consideraba rescatable del jardín infantil en el que se encontraba, le miraba con más preocupación de la que se esperaría de alguien a quién no conoces para nada. Solo bastó que curvara sus labios en una sonrisa reconfortante para que lo aprisionara en sus brazos y su llanto se desatara.

Hoseok, en su poca movilidad, le sobó la espalda en un intento de querer tranquilizar al mayor, poco a poco sentía como su hombro se humedecía en lágrimas.

—Te invito un... —café. Se detuvo al recordar su actual pobreza y volvió a comenzar—. Te invito una charla.

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Ya deben adivinar que amo la YG xdd.

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