ix. permíteme curarte.
𝑳𝑬𝑻 𝑴𝑬 𝑯𝑬𝑨𝑳 𝒀𝑶𝑼 !
𝑳𝑬𝑻 𝑴𝑬 𝑯𝑬𝑨𝑳 𝒀𝑶𝑼 !
𝑳𝑬𝑻 𝑴𝑬 𝑯𝑬𝑨𝑳 𝒀𝑶𝑼 !
Reporte de misión: entregado,
arma que podría destruir el capitolio y toda la cuadra: asegurada,
Steve Rogers: puede irse al infierno.
Natasha iba haciendo su check-list mental mientras conducía al departamento que SHIELD le tenía asignado en Washington, aún estaba con su traje, su abdomen le ardía como los mil demonios, y le dolía pasar su propia saliva por su garganta.
Su teléfono se iluminó en el asiento del lado, y espero estar en un semáforo para poder revisarlo.
CLINT BARTON
- Otra misión exitosa, escuche por ahí. Los niños te extrañan, Laura te extraña, y yo también. Lila aprendió a decir tu nombre y no deja de repetir que quiere ver a la Tía Nat. (Ya no es lindo después de una semana, por favor aparece por la granja pronto.)
SHARON CARTER
- Escuche que ya estas en casa, ¿todo está bien? ¿necesitas que vaya a ver alguna herida?
STEVE ROGERS
- ROMANOFFPERDÓNAMENODEBÍ HAB L ARTE ASÍ
Decidió que a Clint le respondería en casa, quizás llamaría a sus sobrinos y olvidaría el dolor un rato, a Sharon le respondió con un "todo bien, te veo el lunes en el complejo." Y a Steve Rogers solo lo ignoro.
Lo ignoró tratando fuertemente de no sonreír ante sus típicos errores al tipear los mensajes de texto.
Soltó un suspiro de alivio al abrir la puerta del departamento, estaba limpio y ordenado, había los muebles justos y necesarios, puesto que había pasado el último año en Nueva York. Caminó con prisa a la cocina, abriendo la alacena y sacando el vodka que tenia guardado en cada uno de los departamentos que SHIELD le había facilitado en cualquier estado del país.
Tomó un trago largo, maldiciendo internamente al sentir el ardor multiplicado por diez al sentir el alcohol bajar por su garganta, pero de la misma forma, aliviando el punzante dolor en su abdomen.
Caminó con botella en mano hacia su closet, tomando una camiseta de SHIELD que le había robado a Clint, porque las que le daban a ella le quedaban muy apegadas al cuerpo y lo que menos necesitaba ahora era una camiseta de algodón adherida al corte.
Se tomó una ducha larga, tratando que el agua caliente no chocara directamente con la herida que no dejaba de sangrar, quitándose toda la suciedad y disfrutando simplemente el hecho de poder ducharse con la tranquilidad que ningún hombre trataría de infiltrarse en su ducha.
Se colocó la ropa interior, la camiseta y un short que usaba generalmente para entrenar, tomó el botiquín, y nuevamente, con la botella de vodka en mano, se dirigió a la sala de estar. Amarró la camiseta a la cintura, dejando la zona de la herida libre, comenzó a hacer presión con las vendas, mientras seguía tomando directamente de la botella de vodka.
Hasta que tocaron su puerta.
Puso en alerta todos sus sentidos, solo Clint y Maria Hill sabían de la ubicación de ese departamento (y Nick Fury, por obvias razones), y ninguno de ellos se encontraba en la ciudad en ese momento. Tomó una de las pistolas que mantenía bajo el sofá, dejó las vendas tiradas en la mesita de centro junto a la botella de vodka, y se acercó con sigilo a la mirilla de la puerta.
Steve Rogers estaba al otro lado.
Maldita sea, Clint Barton. De seguro fuiste tú.
Dejó la pistola en una estantería cercana, y abrió la puerta.
Steve estaba mirando sus manos después de haber dado tres toques en la puerta de Natasha Romanoff, había conseguido su dirección gracias a Clint, quien le pidió que mantuviera un ojo en ella, porque seguramente había salido herida en la misión pero era demasiado orgullosa como para pedir ayuda e ir a el ala medica de SHIELD para curarse.
Subió la mirada cuando sintió que la puerta era abierta, Natasha estaba frente a él, su pelo estaba húmedo, dejando ver que era un poco más ondulado de lo que habitualmente mostraba, la piel de su cuello estaba roja, tomando pequeñas tonalidades azuladas en donde la mano de Baker la había sujetado, y tenía un gran corte en el abdomen que seguía sangrando.
Pero seguía viendo malditamente hermosa.
— Estas sangrando.
— No me había dado cuenta, capitán obvio. — Natasha volvió a entrar al departamento, dándole a entender que estaba bien que la siguiera dentro, pero su tono de voz indicándole que seguía molesta. —
Steve divisó el botiquín sobre el sofá, y tomó la mano de la rusa para volver a sentarla.
— No. No vas a ser el caballero de brillante armadura conmigo. — La rusa le habló, tomando la botella de vodka. —
— No estoy tratando de ser un caballero de brillante armadura, solo quiero ser tu amigo, así que permíteme curarte.
Natasha rezongó un poco, pero el tacto de Steve en su vientre, tan suave, tan delicado, la calmó por completo. Se dedicó a admirar el ceño fruncido del soldado, y a tomar tragos de vodka cuando realizaba más presión de la necesaria. En pocos minutos Steve había controlado el sangrado, y le había pedido que se pusiera de pie para volver a vendarle el vientre.
No había realizado la poca distancia que les separaba, y parecía que Steve tampoco. Sentía su respiración cerca, y de pronto, un ardor casi fulminante bajo su clavícula. Y sabía que se debía a la marca de su alma gemela.
— ¿Te duele el cuello? — Steve la sacó de su ensoñación, palpando con cuidado la piel moreteada. —
— Mañana ya no estarán. Estoy bien, soldado. — Rogers percibió que la voz de Natasha ya era más calmada, le dedico una pequeña sonrisa, y por impulso dejó un pequeño beso en su frente.
— Recuéstate, y deja de tomar vodka, por favor. Pediré una pizza y nos pondremos al día con el hobbit.
Natasha solo asintió, el cansancio poco a poco arrebatando sus músculos. Siguió con la mirada al rubio, lo observó sacarse la chaqueta, quedando solo en una camisa que le sentaba perfectamente. Se dejó llevar por la forma de sus brazos, podía ver cada musculo moviéndose bajo la tela. Bajó la mirada a sus manos, pasando por sus muñecas y las pequeñas líneas brillantes que se movían en su derecha. Espera, ¿Pequeñas líneas brillantes?
Natasha tomó la muñeca del capitán cuando este volvió a sentarse a su lado, observándola casi como si no fuera cierto.
— Oh, sí. Me di cuenta que la tenía el día que desperté después de estar congelado en el hielo. Tony dice que tiene que formar las iniciales, pero todavía se mueven y se curvan. — Steve le explicó, pero Natasha solo podía seguir el movimiento de las líneas brillantes en la piel del americano.
Steve tenía su marca, Steve tenia un alma gemela.
n/a: jejejejejejejejej
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