iv. ella es mi hogar.

𝑺𝑯𝑬'𝑺 𝑴𝒀 𝑯𝑶𝑴𝑬 !

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Natasha cedió al dolor y la morfina pocos minutos antes de llegar a la torre, en Nueva York. Apenas Tony aterrizó el jet, la doctora Cho les esperaba con un equipo preparado para atenderla.

Y Steve no dudó en seguirla.

— ¿Cuál es el status en Strucker? —Fue lo primero que le preguntó a Maria Hill, mientras se mantenía al lado de Natasha, quien era atendida con eficacia por la doctora Cho, y poco a poco empezaba a despertar.

— La OTAN lo tiene.

— ¿Y los mejorados?

— Si eran Wanda y Pietro Maximoff, de eso no hay duda. —Le entregó una tableta, con datos que Natasha no había logrado recuperar. — Huérfanos a los 10 cuando una bomba destruyó su departamento. Sokovia tiene una historia complicada, no es muy especial, pero está ubicada entre lugares importantes.

— ¿Sus habilidades?

— Tal y como Nat las había descrito, él es rápido y ella es rara.

— Volverán a aparecer, hay que estar atentos.

— Estoy de acuerdo. —La voz rasposa de la rusa se escuchó, mientras trataba de ponerse de pie.

— No tan rápido, señorita Romanoff. Aún no hemos iniciado el proceso. —La doctora Cho la volvió a recostar en la camilla, haciendo que la pelirroja tuviera, por unos segundos, miles de malos recuerdos recorriéndole la espina dorsal.

Pero no estaba allí, estaba en la torre de los vengadores. Estaba con Steve, no en Rusia.

Steve no tardó en tomar una de sus manos al ver como estas empezaban a temblar, llevando el dorso a sus labios para dejar un pequeño beso.

— Hey.

— Hey. —Natasha le sonrió, sintiendo de inmediato su cuerpo tranquilizándose, su mente aclarándose.

— Empezaremos ahora con el proceso del arca de regeneración, agente Romanoff. —Cho le sonrió, mientras configuraba unas cosas que la pelirroja no terminaba de entender por completo en la pantalla que estaba sobre su cintura. —

— ¿Estás segura que estará bien? —Clint preguntó, inclinándose sobre la camilla, dejando una caricia en el cabello de su mejor amiga. — Pretender que la necesitamos realmente nos une como equipo.

Natasha rió, rodando los ojos. —Por favor, estarían todos muertos sin mí.

— Eso es cierto. —Steve concordó, aun sosteniendo su mano.

— No es posible alguna deterioración, la función nano molecular es instantánea. Sus células no notan que se están uniendo con partes artificiales.

Los tres vengadores voltearon su mirada a Bruce, quien parecía ser el único que entendía realmente lo que Cho hablaba con tanta emoción.

— Está creando tejidos. —Bruce les explicó, sonriéndole a Natasha.

— Si la llevaran a mi laboratorio, el arca de regeneración lo haría en 20 minutos.

— Ah, ya falleció, que triste. Pronúncienla. —Tony ingresó con una bandeja de bebidas para todos, su tono sarcástico llenando el lugar. — ¿La hora?

— No, no, no. Voy a vivir para siempre. —Natasha rió. — Hecha de plástico.

— Estará hecha de usted misma, agente Romanoff. Ni el capitán lograra notar la diferencia.

— Lo veremos esta noche. —La pelirroja le guiñó un ojo al soldado, haciendo que un ligero rubor apareciera en sus mejillas. —

— Asquerosos. —Tony volvió a interrumpir, entregándoles a todos aquel batido verde que solía prepararles para "renovar fuerzas".

El batido a Natasha le parece algo repugnante pero se lo toma sin decir algo o hacer ni una sola mueca. Porque aprecia el gesto, porque es algo que el Tony que conoció hace algunos años atrás no lo habría pensado ni por un momento.

Escucha a Helen Cho hablar con Stark sobre como la arca de regeneración era el futuro, que ya no habría necesidad para ninguna de sus armaduras metálicas, pero después de aquello, Natasha Romanoff prefiere centrar sus sentidos en algo mucho más importante.

La sonrisa y los ojos azules a su lado. El calor que sostiene su mano. El amor de su mirada, y lo preciosa que es su risa.

Yelena se reiría si supiera como piensa en esos momentos.

— Me dijiste que no harías nada estúpido. —Steve le murmura, mientras acaricia su mejilla.

— Lo siento. —Natasha le sonríe, inconscientemente acercando más su rostro al calor de la mano del soldado. — Me distraje.

— Sí, lo sé. —El rubio le devuelve la sonrisa, y antes de que pueda inclinarse a juntar sus labios, la maquina de Helen emite un pequeño ruido.

— Todo está listo. —La doctora le sonríe, levantando la estructura que curaba la piel herida y quemada en la zona de su cintura. — Puedes retirarte ahora, Nat. Pero debes hacer reposo por lo menos tres días, y si presentas alguna molestia o dolor, cosa que no creo que pase, dile inmediatamente al Doctor Banner que me llame.

— Gracias Helen. —Steve le ayudó a levantarse de la camilla y apoyar sus pies en el suelo. Ya no había un dolor que la hiciera retorcerse, pero la zona seguía algo delicada, y el cansancio le recorría cada uno de sus músculos.

— Es en serio lo del reposo, Natasha. —Helen le advirtió antes de que la pareja saliera del laboratorio. — Después de los tres días el capitán podrá comprobar si la zona se siente diferente o no.

Natasha volvió a agradecerle entre una suave risa, con uno de sus brazos alrededor de los hombros del capitán, mientras este la sujetaba de la cadera con un bonito sonrojo en sus mejillas.

— Estoy exhausta. —La pelirroja exclamó después de cruzar el umbral de la habitación que compartía con el super soldado. —

— Deberíamos dormir por los siguientes tres días.

— Y comer, y ver películas. Y no salir de esa cama jamás.

— Trato. —Steve besó su mejilla, para luego dejar con delicadeza a la mujer sobre las colchas y cojines.

Antes de entrar en la famosa arca de regeneración, Steve le había ayudado a quitar el traje de su cuerpo y ponerle un top deportivo y un pantalón suelto. Obviamente la rusa no desaprovechó el momento en el que el soldado terminó de bajar el cierre para comentarle las distintas circunstancias donde prefería que estuvieran haciendo aquello.

Obviamente Steve Rogers la hizo callar con un beso, y le dijo que era la morfina hablando.

Natasha sabe que no, pero el super soldado ya se había sonrojado lo suficiente, y ella no podía hacer nada por tres días si quería curarse como correspondía.

Ella podía esperar.

Cuando Steve Rogers sale de la ducha, Natasha está completamente dormida en la misma posición en la cual él la dejó. Sonríe con ternura ante el semblante de paz que la rusa obtiene cuando su mente la deja tener buenos sueños, y no duda, después de ponerse el pijama, en tumbarse a su lado y enredarla en sus brazos, porque está agotado.

Y dormir con Natasha en sus brazos era todo lo que quería desde que salieron de Sokovia.

Poco sabía, que aquel deseo se repetía más seguido de lo que creía.

Y que aquella misión no sería la última vez que pondría un pie en Sokovia.


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Bucky Barnes se escabulle con sigiles a la mesa de laboratorio donde sabe que Tony Stark deja todas las tabletas y archivos de la misión. No hace ruido alguno, y aunque lo hiciera, sabe que ni el multimillonario ni Bruce Banner lo notarían, porque ambos están demasiados ocupados con una luz amarilla y una luz azul mucho más grande.

Probablemente le debería decir algo a Steve, pero también sabe que Natasha fue herida en la misión y que el soldado no se despegará del lado de su novia por días.

Así que no se preocupa de ser visto cuando camina con aquella tableta en mano, con una foto de Wanda Maximoff proyectada en la pantalla.

Sus sueños cada vez son más recurrentes, los recuerdos de sus besos, de sus caricias, de su sonrisa, lo inundan cada vez más. Y la extraña tanto.

Quiere convencer a Steve que le deje ir en la próxima misión, quiere decirle sobre su marca, y como su alma gemela es la persona a la que están esperando que aparezca en cualquier momento. Pero sabe que su mente no está lista.

Y no quiere arriesgarse. No tiene el valor para arriesgarse.

Por eso prefiere hundirse en los brazos de Morfeo, con la fotografía a su lado, y con los miles de recuerdos nuevos desbloqueándose de su mente.

Natasha sabe que Bruce y Tony traman algo. Lo sabe por sus miradas furtivas en las comidas, por las veces que ha despertado a altas horas de las noche y escucha sonidos venir del laboratorio, lo sabe por las múltiples formulas y experimentos que ninguno trata de ocultar.

Pero antes de poder interrogarlos, Pepper llega para poder organizar todo para la fiesta. Así que prefiere pasar esas horas antes de la celebración entre los brazos de Steve Rogers, besándolo entre promesas de que aquella noche podría descubrir si la zona donde Helen Cho intervino se siente diferente o no.

Steve sigue sus juegos, sus besos, sus caricias. Ríe cuando la espía no lo deja escabullir sus manos por debajo de su camiseta, besa aquella sonrisa ladeada que Natasha le dedica sentada en su regazo, y acaricia su cadera mientras la pelirroja mantiene sus manos hundidas en su cabello mientras lo besa con pasión.

— Si no nos detenemos ahora... —Steve interrumpe, bajando los besos por el cuello de la rusa. — No podré detenerme después.

— Después de la fiesta. —Natasha responde, con un suave beso. —

Steve asiente, acunando con suavidad el rostro de la rusa, para dejar una serie de suaves besos por su cara, haciéndola reír. Le repite que la ama, tantas veces como es posible hasta que Pepper toca la puerta.

— ¡Los quiero vestidos y decentes abajo en una hora! ¡Los invitados llegaran pronto!

Natasha sigue riendo hasta que siente los tacones desaparecer por el pasillo, y deja un ultimo beso en los labios hinchados del capitán antes de dirigirse a la ducha.

— Ya oíste a la jefa.

Cuando se vuelven a encontrar, la música resuena por la torre, hay gente conversando y riendo, ven a Sam y Maria coquetear al lado de la mesa de pool, ven a gente bailar y compartir una cerveza.

La espía sonríe al ver al soldado vestido en aquella camisa azul que se adapta tan bien a su cuerpo, pero sonríe aun más cuando ve como ha subido las mangas de su camisa hasta sus codos, mostrando con orgullo su marca. Y mientras Steve le murmura lo preciosa que Natasha se ve con aquel vestido blanco y negro, que tiene el suficiente escote para mostrar las siglas en su clavícula, deciden unirse a la diversión.

Coquetean a la vista de todos, se besan, y ambos tienen sus iniciales ardiendo en sus pieles, aquel ardor que nunca los ha abandonado desde el día que se conocieron.

Se separan a las horas después, cuando Hill le roba a Natasha de sus brazos, excusándose con un "le necesito decir algo, urgente." y la arrastra hasta el grupo que ha formado con Sharon y Pepper.

Sam no tarda en aparecer segundos después.

Lo invita a un trago, y mientras suben hasta el balcón interior donde pueden ver toda la fiesta en perspectiva, el moreno le cuenta que ha besado a Hill.

— ¿No la habías besado antes?

— No, no hasta estar seguro que ella quería. —Sam le sonríe, tomando un trago de su vaso. — La marca ardió, y esa era toda la evidencia que Maria necesitaba para por fin decirme que sí.

— Felicitaciones, Sam. —Steve apretó su hombro, sonriéndole. — Merecen ser felices.

— Parece haber sido una increíble pelea la del otro día. —Sam cambia de tema, observando nuevamente el tumulto de personas en el piso de abajo, disfrutando de la tranquilidad y la paz.

— Si saber que habría una pelea como esa, te aseguro que te hubiera avisado.

— Solo lo estaba diciendo para parecer rudo. —Sam ríe, dándole otro sorbo a su vaso. — Soy bastante feliz entrenando con Bucky y soportándolo después de las terapias. Los Vengadores son tu mundo, y tu mundo es una locura.

— Mi humilde hogar es tu hogar.

— ¿Ya encontraste un lugar en Brooklyn?

— No creo que Natasha quiera dejar la torre.

— Un hogar es importante.

— Y ella es el mío, así que estoy bien mientras Nat siga conmigo.

Sam solo le sonríe, mientras la mirada de Steve se deriva a la pelirroja, quien ríe junto a Sharon Carter. Y así sigue la fiesta, entre más risas, más bailes, más juegos.

Hasta que solo queda el grupo de los seis vengadores, junto a Sam y María, y Bucky, quien decidió unirse cuando la mayoría de la gente ya se había retirado de la torre.

Y el mayor tema de conversación era el martillo mágico de Thor.

— ¡Es un truco! —Clint reclama, mientras gira dos palillos entre sus dedos. —

— Es mucho más que eso. —Thor defiende, bebiendo más de aquel licor asgardiano que trajo especialmente para la ocasión.

— Solo aquel que demuestre ser digno heredará el poder. —Sam se burló, agravando su voz. — ¡No inventes, es un engaño!

— Hagan la prueba, entonces. —El Dios asgardiano los retó, con una sonrisa socarrona entre los labios.

— Clint, nadie te juzga. —Natasha bromeó, acurrucada entre los brazos del capitán.

— He visto que lo han intentado muchos... —El arquero puso su mano en el mango del martillo, e intento levantarlo, sin resultado alguno. — Y sigo sin entender como lo haces.

— ¿Sientes el juicio silencioso?

— ¡Por favor, Tony! ¡Haz los honores! —Natasha pidió, regodeándose ante los fallidos intentos de sus amigos por levantar el martillo. Barnes a su lado también se carcajeaba, bebiendo feliz de su cerveza.

Tony lo intenta una y otra vez, solo, con Rhodey, hasta con ayuda de su armadura. Pero tampoco puede hacerlo. María también pasa, Bucky se niega, hasta que llega el turno de Steve, y Natasha lo mira atenta.

Porque sabe que él es digno.

Y no puede evitar reírse ante la mueca de preocupación en el rostro de Thor cuando Steve logra mover un pequeño centímetro el martillo.

Pero no logra levantarlo.

— ¿Y, Widow? —Tony pide, al ver que es la única que no ha intentado hacerle frente al martillo.

— No, no. No es una duda que necesite aclarar.

— Sin ofender al hombre que no quiere ser rey, pero es un truco. —Tony vuelve a decir, con un deje de burla, pero también de resignación.

— Jodidamente sí.

— ¡Steve, dijo una mala palabra! —Bucky señaló, riéndose.

— ¿Se lo contaste a todos?

— Esa es mi culpa, lo siento cariño. —Natasha rió, dejando un beso en su mandíbula.

Tony sigue discutiendo con Thor sobre los miles de trucos que el martillo podría tener, haciendo a todos carcajearse un poco más. Disfrutando el momento, disfrutando la compañía de cada uno de los que estaban en la sala.

— Son teorías muy interesantes, de verdad. —Thor les sigue sonriendo de manera socarrona, para luego levantar su martillo como si fuera una simple pluma. — Pero tengo una más simple, nadie es digno.

Se carcajean, se burlan.

Hasta que un horrible pitido los interrumpe.

— Dignos, no... ¿Cómo podrían ser dignos? Todos son unos asesinos.

— ¿Tony? —Steve se pone de pie de inmediato, protegiendo con su cuerpo a la espía.

— Jarvis, reinicia a la legión de hierro. —El multimillonario pidió, mientras la armadura destrozada seguía avanzando hacia el grupo.

— Lo siento, estaba dormido. O estaba en un sueño. Había un terrible ruido, y estaba enredado en... en... hilos.

— ¿Quién te envió?

Veo una armadura alrededor del mundo. —La voz de Tony sale del robot, mientras Bruce pone una expresión de sorpresa.

— Ultrón.

— En carne y hueso. O no, aún no. No en esta... crisálida. Pero estoy listo. Tengo una misión...

— Estoy empezando a pensar que debimos habernos quedado en la cama. —Natasha le murmura al soldado, tomando su mano, mientras Hill le pregunta la misión al robot.

— Paz en nuestros tiempos. 

n/a: hOLAAAAAAA, capítulo extra largo porque habemus comenzado con la ✨flxwsfire season de aniversario✨ pq sí, el 12 de septiembre cumplo 8 años en esta plataforma, y sí, me voy a dedicar una season entera para subirle actualizaciones, muchos one shots que han quedado en borradores, todo cn mucho amor y cariño, en forma de agradecimiento por todo el apoyo que me han dado<3 desde el 2016, con i hate u, i love you, y ahora, 2021, con the mark, way down we go, y la colaboración q tengo con mi bestie<3 

no tengo palabras para seguirles agradeciendo, así que solo me queda decir que disfruten y que lxs amo muchísimo.<3 

tengan un buen fin de semana!

besitos.

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