𝗽𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼. pasado, presente y pasado

🌩️

Eobard lo había planeado todo con excesiva minuciosidad. Era, de hecho, lo mínimo que podía hacer: después de verse con tantas pocas opciones a futuro para seguir haciendo que la vida de Barry Allen, de Flash, fuera una completa pesadilla, había reflexionado sobre cómo podía arreglar aquello para seguir influyendo en la vida de un hombre que empezaba a conocerle mejor de lo que se conocía a él mismo. Para eso, se le había ocurrido viajar a donde Flash no le conociera ni pudiera prevenir sus movimientos y el dolor que pudiera causarle para así suavizar el golpe, y aunque ya hubiera viajado con anterioridad al pasado para afectar en la vida de Allen y causarle más sufrimiento aún si cabe, este era un plan completamente distinto.

Esta vez, Eobard planeaba quedarse en el pasado, el de Flash. Iba a infiltrarse en la vida de un Barry Allen que en un par de semanas empezaría con sus estudios científicos superiores; ya había sufrido la muerte de su madre y el encarcelamiento de su padre al ser inculpado de esto, y Thawne planeaba que sufriera aún más, ejerciendo la aparición de más actos traumáticos en su vida y aprovechándose de la información que le otorgaría su reacción a esto (puesto que ya había planificado su puesto como profesor en la universidad a la que Barry iría) para así, en el futuro, poder tirar de más hechos en su vida para tener más posibilidades de hacerle sufrir.

Y de pronto se encontró a su objetivo. Caminando por la calle, sabía que Barry Allen, que aún ni siquiera era Flash (lo sería en unos meses) se encontraría allí, volviendo a su casa después de un trabajo a medio-tiempo que escogió para traer algo de dinero a su casa; los ojos del reverse-flash se iluminaron con un intenso y maléfico rojo.

Aún así, cuando sus caminos fueron a cruzarse, Eobard no había pensado en que se encontraba caminando en un ambiente alejado cinco siglos antes del suyo, y que tampoco podría hacer uso de su querida fuerza de la velocidad negativa. Así, por no mirar lo que se encontraba abajo suya, el talón de su pie se encontró inesperadamente con una especie de taco, fruto de unas obras que habían tenido lugar hace unas horas y que seguía ahí, por lo que de un segundo a otro se encontró cayendo de cara hacia el suelo, delante de Flash.

Sus rodillas cesaron y al darse con el suelo Eobard pudo sentir el dolor que esto le produjo mientras su cuerpo seguía cayendo y afectándole en diversas partes de su cuerpo mientras su traje, recién estrenado para su trabajo como profesor de universidad, se ensuciaba aún más.

—¡Cuidado! ¿Estás bien? —vino corriendo un chico para ayudarle.

Aquél hombre de buenas intenciones y tono preocupado por un completo desconocido no podía ser otro que, por supuesto, Barry Allen.



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