Capítulo 2
P. Misaki
Ambas cerramos nuestros ojos, esperando nuestras muertes pero no pasaba nada, abrí mis ojos para ver qué era lo que pasaba y para mí sorpresa era un hombre alto de cabellos blancos amarrados, vestimentas negras y dos espadas unidas, estaba sorprendida aunque el ambiente que sentíamos era otro, ya no lo sentíamos pesada al contrario, me sentía segura.
- no interfieras en nuestros asuntos, cazador.. - dijo esa demonio a aquel extraño hombre
- no permitiré que ustedes los demonios maten a esas damas -
De pronto esa demonio fue tras mi fiel sirvienta, enseguida corrí, queriendo evitar que la hiciera daño la empuje pero recibí yo el ataque.
- !Señorita Misaki! - gritó mi fiel sirvienta.
Cuando recibí el ataque, solo sentí sus garras atravesando me, al igual que sentía mi mejilla arder como el fuego. Caí gravemente herida ví al demonio que estaba por matarte pero ese hombre intervino.
- !señorita Misaki¡.. - se acercó a mi, quedé mal herida, mi visión se volvía borroso, ¿acaso moriré? Me dije a mi misma y de repente todo se volvió oscuro.
- !Porfavor señorita¡ !no se muera! -
3 horas después
Me sentía cálida, cómoda, aquella fragancia olía a jazmín, sentía un ambiente tranquilo y puro ¿acaso estoy en el paraíso?, Sonreí un poco al sentir masajes. !Espera¡ !¿Masajes?¡ !¿Alguien me está tocando me?¡ Reaccione de inmediato, mire a mi lado y para mí sorpresa era una mujer, de cabellos color negro, con un flequillo corto que queda por sobre su frente estaba vestida con un vestido corto, negro y sin mangas junto a un obi de color claro y sandalias, aunque en mi caso grite de susto pensando que era una acosadora.
- !Aaaahhh! !Una intrusa¡ ¡Una intrusa! - grite como una loca desquiciada pero luego tome una vara que se encontraba a lado de la cama por lo que la tomé e intente defenderme sin embargo al hacerlo sentí mi cuerpo inmovilizado haciendo que caiga de rodillas, le sentía débil no sabía el porque..
- Misaki - aquella mujer me ayudó a levantar y luego a recostarme en la cama - tiene que descansar para que te recuperes del veneno.. es un milagro que hayas sobrevivido -
- ¿que?.. - empecé a recordar lo de anoche, ese hombre nos salvó - ¿el está bien? -
- ¿Eh? -
- ese hombre que nos salvó.. tengo que verlo - intenté levantarme pero me sentía débil
- Misaki, aún no puedes levantarte.. tiene que descansar - nuevamente me dijo esa mujer
- ¿como sabes mi nombre?.. - le pregunté para después mirarle aunque al verla la veía algo nerviosa, no sabía que responderme, estaba apunto de hablar hasta que ví a ese hombre.
Me puse roja, era hermoso, era muy alto, corpulento, de constitución voluminosa y musculosa con piel ligeramente bronceada. Su cabello es blanco y de longitud irregular, los mechones más largos alcanzan sus hombros, y diseñado con tres mechones más cortos y notables que arquean para caer como flequillo entre sus ojos y a ambos lados de la cara. Tiene unos ojos muy delgados, de color granate que parecen inclinados hacia adentro, cada uno con una larga pestaña que fluye hacia el otro lado de la cara. Sin embargo sacudí mi cabeza era obvio que no lo conocía, ante eso me puse firme no quería demostrar mi lado amoroso.
- suma, puedes dejarnos solos por un momento? - ese hombre le hablo con cariño
- está bien, amor, los dejaré solos por un momento - entonces para mí sorpresa resultó que era su esposa.
Al verla irse de la habitación, aquel hombre se acercó a mí y me tomo del menton, mi corazón comenzó a acelerar al sentir su mano. De la nada, recordé a mi abuelo, por lo que me levanté enseguida.
- !tengo que ir con lo abuelo¡ -grite desesperada, lo se, fue repentino pero al recordarlo me preocupe.
Pero para mí mala suerte otra vez caí de rodillas, ese hombre intento calmarme asta que al fin pude levantarme por segunda vez aunque no por mucho, intente sujetarme de un espejo pero este no fue suficiente, al caer yo se había caido el espejo causando que este se rompiera pero al verme grite horrorizada al ver una cicatriz en mi rostro. Me aleje de espejo con el pensamiento que sea mentira.
- !está cicatriz no es real¡ !No es real¡ - grite como loca.
- Porfavor, Misaki.. tranquilizate - sentía sus manos abrazándome sin embargo yo seguía horrorizada.
Minutos después, nuevamente estaba en la cama triste pero aquella tristeza desapareció cuando ví entrar a mi fiel sirvienta, el ambiente cambio y ahora me sentía alegre. Por lo que veía trajo mi cena favorita, Sashimi, un poco de Arroz (gohanmono) y claro nunca faltaría el té.
- gracias por la comida - dijo algo alegre para después mirarla - me alegra que sigas con vida, shui Mei.. - le dedique una sonrisa, aunque por segunda vez recordé a mi abuelo por lo que me entristece.
- señorita Misaki.. agradezco que me haya salvado de ese demonio pero deberías darle las gracias a su prometido, el señor Uzui - me dijo con tranquilidad aunque para mí fue una sorpresa, ¿acaso ese hombre que me salvó es mi prometido? Ahora entiendo porque me trataba bien.
- pero como es posible, el está casado..- respondí
- bueno señorita.. el en realidad tiene tres esposas.. - me quedé palida y a la vez sorprendida, no sabía que decir, !¿acaso seré su concubina?¡
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