01.
El primer día de clases del año siempre es lo peor, levantarse pronto, tener que soportar a profesores que tampoco te soportan y lo peor de todo, volver a ver a amistades con las que no quieres tener ningún contacto, ese es el caso de Alexandra.
Desde que Sam se empezó a juntar más con Yasmine el año pasado, había dejado de lado a Aisha, lo que a la latina no le gustó nada. A principios del año pasado eran mejores amigas y este año sólo estaban Alex y Aisha, aunque seguían siendo amigas de la de ojos azules, ya no era lo mismo.
-¿Qué te vas a poner hoy?- apareció el hermano de Alex por la puerta de su habitación.- No quiero que ningún chico crea que tiene oportunidades contigo.
-Jaja, muy gracioso Vic, pero me pondré lo que me dé la gana.
-¿Los pantalones vaqueros?
-Sí.
-Lo sabía.- ella le lanzó una almohada a su hermano, que era un año mayor que ella.- ¿Te lleva Sam?- la chica se quedó parada.
-No...
-¿Has hablado con ella?
-Sí, pero está demasiado ocupada con sus nuevas amigas, Yasmine y Moon.
-Rocky, no dejes que esas idiotas te arruinen el primer día de clase. Vamos, te llevo yo.- ella le sonrió a Victor.
-Gracias.
-De nada.
En clase, Sam no se dignó ni a mirar a Alex o a Aisha ni una sola vez, por lo que la latina decidió que hasta ahí había llegado, no soportaría más la ley de hielo impuesta por Sam, así que decidió hablar con ella en cuanto la vio alejada de Yasmine y Moon.
-¿Se puede saber qué pasa contigo?- preguntó la latina.
-¿A qué te refieres?
-A que el año pasado siempre estábamos Aisha, tu y yo y ahora no te vemos ni el pelo.- LaRusso se quedó mirando a su amiga.
-Lo siento, no me había dado cuenta.- Alex se cruzó de brazos.- Vale... Intentaba caerle bien a Yasmine y Moon, pero Yasmine es una idiota, lo siento, no debería haberos ignorado.- la morena sonrió.
-Está bien, Sammy, pero te perdono si me compras... Un estuche nuevo.- señaló el suyo roto.
-Trato echo.- Ambas amigas se sonrieron y se abrazaron.
-Te he echado de menos este verano.
-Yo también, Lexa.
[...]
Alex entró en la tienda y vio a un hombre mayor rubio pidiendo una pizza. La chica agarró las bolsas de golosinas y esperó a su turno para pagar, pero un chico moreno entró y le preguntó al cajero por el Pepto– Bismol. Alex se le quedó mirando con gracia.
-Es para mi abuela.- dijo el chico, ella le sonrió.- Soy Miguel.
-Alexandra. Puedes llamarme Alex.- el hombre algo mayor estaba en el mostrador.
-Dame la puñetera pizza, que es para hoy.- el cajero se incorporó y miró a ambos jóvenes.
-Seguro que la tiene muy chiquita.- sonrió Alex.
-Seguro que sí.- contestó el cajero.
-¿Qué has dicho?- preguntó el hombre.
-Nada.- contestó ella.- Solo digo que esta pizza está muy rica.- el cajero y Miguel rieron.
-Es mi vecino, es super agradable.
-Ya veo.- ambos latinos rieron un poco.
El hombre salió y en ese momento, entraron Kyler y sus amigos, el asiático se quedó parado en la puerta en cuanto vio a Alex, y pasó de largo. Los adolescentes cogieron unas cervezas y fueron a pagar, pero Miguel cometió el error de hablar.
-¿Vosotros no vais a mi clase?- Alex se acercó a Miguel y le agarró de la camisa, previendo lo que se venía.
-¿Sois menores?- preguntó el cajero.- Lo siento chicos, os habéis quedado sin cerveza.
-Genial, muchas gracias.- Kyler miró a Miguel.
Alex empujó a Miguel fuera del alcance del puño de Kyle, pero en su lugar, se lo llevó ella en el estómago. Se incorporó y empujó a Kyle fuera de la tienda, pero el dolor la hizo tener que sentarse. El hombre rubio se acercó a ella.
-Eh, ¿estás bien?- ella asintió.
-Solo necesito un momento.- las ganas de vomitar por el puñetazo se intensificaban a casa momento.
-No te preocupes, yo me ocupo de estos capullos.- ella sonrió levemente y se marchó de allí.
[...]
En casa de Alex, su madre hablaba por teléfono con unos posibles patrocinadores de la pequeña empresa de moda que tenía Catalina. La mujer dejó un beso en la frente de su hija y siguió hablando.
Alexandra subió a su cuarto y se quedó mirando una foto de ella con ocho años y su padre al lado. El hombre sonreía mientras Alex estaba vestida con su gi de karate. Le faltaban los dos dientes de delante. Recordaba que durante esa época Lexa era incapaz de pronunciar las "s". Dejó la foto en su sitio cuando notó que las lágrimas amenazaban con salir.
Abrió su armario y sacó la caja rosa en la que estaban todos sus cinturones de judo y kárate, y recordó a Sam, cuyo padre había ganado el All Valley de karate hacía años. Pensó que a lo mejor era hora de recobrar el karate, pero cada vez que pensaba en lanzar un puñetazo, la imagen de su padre aparecía, lo que le quitaba las ganas enseguida.
[...]
Cuando Yasmine se chocó contra el coche rojo, Alex gritó del susto al ver al hombre de esa mañana aporreando la ventana. Sam le agarró la mano a Alex y Yasmine condujo, dejando el coche y al hombre abandonados, Alex se sentía mal por él.
En el viaje de vuelta, Lexa estuvo pensando todo el rato en el hombre rubio. Era el mismo que le había preguntado si se encontraba bien cuando Kyler le dio el puñetazo en el estómago. Recordó que Miguel le había dicho que era vecinos, por lo que en cuanto llegara a casa, llamaría al moreno.
Cuando la latina volvió a su casa, preparó un cheque por valor de dos mil dólares y buscó el número de Miguel y le preguntó su dirección, de manera que ella pudiera darle el cheque al hombre y que pudiera arreglar su coche.
-¿Se llama Johnny Lawrence?- asintió Miguel a través de la línea telefónica.- Vale, gracias Miguel.
-De nada Lexa.- ella sonrió levemente ante el apodo.
-Oye... ¿Kyle y sus amigos te hicieron daño o algo?
-Un poco pero el Sr. Lawrence me ayudó.- ella frunció el ceño.- Gracias por preocuparte.
-Yo me preocupo por mis amigos.- Miguel y Alex sonrieron a la vez.
-¿Nos vemos mañana?
-Claro, hasta mañana.- y sin más, ella colgó.
La latina se quedó pensando en Miguel. Ella sabía lo que era ser la nueva, pero no sentía pena por ello, consiguió hacer amigos rápidamente, por lo que puso como misión hacerse también amiga de Miguel.
[...]
Cuando Alex salió de la piscina del gimnasio y entró al baño para cambiarse, no se esperaba encontrarse frente a frente con un chico moreno de ojos increíblemente verdes.
-Se supone que este es el baño de chicas.
-¿Ah, sí?
-Vale, pervertido, no sé qué haces aquí, pero necesito cambiarme, y te agradecería que salieras fuera.- el chico se apoyó contra la pared.
-Sí, claro, lo siento.- él salió del baño bajo la atenta mirada de Alex.
Cuando ella se terminó de cambiar y salió del vestuario, se encontró de nuevo al chico de frente. Ella rodó los ojos y empezó a caminar hacia fuera, seguida del moreno que le hablaba, pero ella le ignoraba.
-¿Me das tu número?
-Deja que lo piense... No.
-Si es por lo del vestuario, lo siento. ¿Mejor?- Lexa sonrió un poco.
-Perdonado.- en ese momento sacó el móvil, lo que alegró al chico. Se intercambiaron los números.
-¿Cómo te llamas?
-Alexandra. Llámame Alex.
-Bien Alex, ha sido un placer.
-Lo mismo digo, Robby Keene.
-Hasta la próxima.- él se quedó mirando a la chica irse, quedándose con todos los rasgos de la morena, los lunares, el color de sus ojos, de sus labios, de su pelo, de todo.
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