Epilogo
Un día soleado afuera de la casa Loud ...
Uno como cualquier otro...
La casa estaba vacía casi en su totalidad, todos tenían cosas qué hacer...
Todos, menos dos chicos qué se encontraban sentados bajo la sombra de uno de los árboles de dicha casa.
Uno, un pequeño niño de 6 años, de cabello rubio, gorra roja, y un overol azul. El otro, un chico de 11 años, pecoso de cabello blanco y camisa naranja.
Ambos habían cometido ciertas equivocaciones; unas peores que otras; pero trataban de redimirse, cada quién a su manera.
- Estoy aburrido - decía el chico de pelo blanco.
- Yo también.
- Sabes, ahora mismo me gustaría un helado, como los qué están en el congelador.
- No voy a traerte nada.
- ¿como lo supiste?
- Tendré 6 años, pero no soy tonto, además, te conozco bien, eres mi hermano.
Ya había pasado un mes desde aquella aventura dimensional y durante ese tiempo, la relación entre ambos niños había cambiado bastante, era obvio que no era la mejor, pero ambos se propusieron a intentarlo.
- Bueno, yo iré por uno.
- Yo también quiero uno.
- ¿Ahh si?, pues tus pies no están rotos.
Lincoln fue directo a la casa riendo a modo de triunfo, dejando a Leif haciendo un pequeño puchero, un poco molesto por esa respuesta.
A mitad de camino, el peli blanco se detuvo a mirar su hogar, en específico, el lugar donde todos tenían colocadas sus marcas... Casi todos.
Después de su encuentro con su "otro yo", Lincoln tenía mucho en qué pensar... Sobre todo después de esas palabras:
"Si continúas viviendo así, te perderás de las cosas buenas de vivir en una familia numerosa, no es fácil, eso lo se muy bien, pero al final de todo... No hay nada mejor que tener a una familia qué puedas amar.
Pero tomalo como un consejo... Vive tu vida como tu quieras, pero mínimo, respeta tu único hogar"
Disculparse con Ronnie Anne no fue sencillo, pero pudo manejarlo.
Clyde... A pesar de qué este último había aceptado sus disculpas, era obvio qué jamás serían buenos amigos... Quizás, sólo conocidos.
Su familia aceptó sus disculpas, pero la confianza no era algo qué se obtuviera de la noche a la mañana...
Ahora, sólo restaba perldirle perdón a alguien más.
- Hola, bueno... Yo soy Lincoln, aunque creo que eso ya lo sabes. Sólo... Quería darte las gracias. Por darme un hogar, un lugar a donde ir cuando ya no tengo a donde.
Escucha, lo qué dije antes, sobre qué eras una pocilga... No era verdad, si, necesitas una pintada y eso, pero eres una gran casa y estoy feliz de que así sea...
Dios... Le estoy hablando a una casa, ahora si me volví loco.
Es más, déjame mostrartelo.
Pasada una hora, el chico regreso a donde estaba su hermano menor, a quien sólo le lanzó un pequeño paquete.
- ¿Y esto?
- Helado
- Ja, y
¿ y para esto tardaste medio año?.- se burlaba el rubio.
- Vaya, uno que quiere ser amable y sólo se burlan, que tontería.
Leif empezó a abrir su paquete, pero había algo extraño, parecía tener un poco de pintura.
Al principio, el niño piensa que era una broma pesada, pero luego, mira la mano de su hermano, la cual estaba cubierta de la misma pintura...
Pintura color naranja.
En el rostro del niño se dibujó una leve pero muy feliz sonrisa, seguida de un susurro.
- Gracias Lincoln.
- De nada, espero que te guste, es de chocolate.
- Gracias... Y gracias también por el helado.
Lincoln había entendido la indirecta, a lo que símplemente sonrió...
No fue nada...
Nada de Nada.
Fin.
.......
Ahora si, este es el final...
Gracias por leer y nos vemos...
Cuando haya "Calma y Caos" ;)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top