capitulo 3
Malas palabras
2 de abril, ya había pasado cuatro días desde que el único hermano varón llego a casa. Aunque él no lo veía como una, al solo pisar un pie dentro de la casa una bomba había explotado, no había minuto o segundo que lo dejaran de molestar. Él sabía que era la culpa o el hecho de que el ya no las ayudaba, capricho.
En ningún momento le importo sus razones de solo venir y decir se "está bien" "necesita algo" o "hermano". El albino sabía que sus palabras sus disculpas eran hipocresía que él no tenía que aguantar ahora. Hubo momentos que casi pierde la compostura por lo ruidosas que eran sus hermanas, casi golpea a una por solo decir que si lo podía peinar. Pero en su mente estaba que si hacia un siquiera un toque a sus hermanas, sus padres vendrían a regañarlo, por eso simplemente pasaba de largo de todas.
Para las hermanas Loud, sentían culpa del resultado de sus actos, ya no estaba ese niño inocente que las amaba y consentía sus caprichos.
Los padres consintieron a su hijo como podían, sirviendo su comida favorita o comprándole comics. Pero para la sorpresa de ambos fue que él ni siquiera comía con ellos, una media hora antes de la comida el albino hacia su propio alimento. Molestando un poco a su padre biológico, pero lo dejo pasar por una mirada asesina de su esposa.
Tristeza por la parte de Rita, quien fue la que observo mejor su cambio, ya no hablaba mucho y si lo hacía era solo para que no lo fastidien. Su ignorancia hacia los comics la sorprendió, creía que aún le agradaba ver a sus súper héroes en calzones.
Entonces vamos con nuestro protagonista, que ahora se encontraba en el pateo de la casa, más específicamente debajo del árbol de la familia, acostado el césped, solo se dedicaba a recordar momentos que paso en aquel paraíso.
Recordar a la única persona que le hizo latir nuevamente su corazón, algo que sabía ya no existía ahora mismo, era como un extraño hueco sin fondo.
_ puedo sentarme hermano _ interrumpió los pensamientos de su hermano. Lucy tenía realmente las gana y la convicción de acercarse a su hermano y con todo su esfuerzo que la volviera amar.
En silencio, sin ninguna respuesta, Lucy solo se sentó a un lado de su hermano lo suficientemente cerca para tocarlo.
En ningún momento el albino abrió los ojos, no tenía las ganas de dejar esta calma.
_ ¿Lincoln algún día me perdonaras? _ pregunto la amante de la oscuridad, sintiéndose vacía por no tener ese perdón, por alguna razón quiso saber, si en algún futuro, llegarían a estar juntos nuevamente.
El albino abrió los ojos para ver las hojas caerse, tuvo la idea precisa de lo que su hermana quería preguntar, así que su pregunta no era sorpresiva, tampoco se sintió mal, ni bien por preocupar a su hermana. Solo quería que lo dejasen solo para pensar.
_ No hay nada que perdonar Lucy, porque no son nada para mí _ el albino contesto sereno, volviendo a cerrar su inconsciente, esperando que con eso, se largue.
La niña se echó a llorar en su lugar, su corazón le dolía, como si fuera que lo estuvieran estrangulando. Sus ojos dejaban de escapar las lágrimas. Nunca se perdonaría por esto. Pensó que su hermano con el tiempo volvería hacer el mismo. Aun así en todo el tiempo trascurrido desde que llego, nada había cambiado, su voz denotaba indiferencia y frialdad. Como si fuéramos menos que basura. Su personalidad cambio a casi una similar a la suya, sus ojos ya no demostraban interés en seguir, parecían que solo quería dormir por la eternidad.
Algo que ella hubiera querido a cualquier persona, pero no a el.
Lucy entendió que por fin habían roto mentalmente a ese hermano mayor que tanto respetaba y admiraba, esa figura de luz, había perdido a la persona que más amaba.
Eso no detuvo a Lucy, si tenía que luchar, lucharía. La niña amante de la oscuridad, se acercó a su hermano y lo abraso y depósito su cabeza en su pecho.
El joven peliblanco no se hizo de lado, no tenía ganas de molestarse en solo empujarla, solo dejo que este ahí, aunque no lo admitiera un poco de ese vacío se llenó, ese calor había vuelto en poca medida, provocando una pequeña y casi invisible sonrisa.
La joven pelinegra se alegró de no ser alejada, se sintió un poco bien consigo misma, el calor corporal de su hermano provoco que terminase de llorar y acompañarlo al mundo de los sueños.
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La señora Loud había terminado su trabajo y estaba agotada, ser dentista a veces es más duro de lo que piensa la mayoría. Aguantar los molestos problemas de sus paciente, tener paciencia con los niños que solo alborotan el lugar, ya era suficiente con su familia para eso, solo quería llegar a casa y ver a su hijo.
Estacionando su transporte en su hogar, entro a su hogar solo para ver a algunas de sus hijas. Observando un programa de tv y etc. Paso de largo a s buscar a su hijo, aún estaba un poco molestas con sus hijas por lo que le hicieron a su hijo, aunque tampoco tenía que ser hipócrita, ella también le había hecho daño.
Como no lo encontró en adentro de la casa, fue a buscar al patio. Para encontrarlo durmiendo pacíficamente acompañado de su hermana.
Cuando iba acercárseles, su hijo abrió los ojos y se levantó cuidadosamente, cuidando de que su hermana no despierte.
El peliblanco observo a su madre. No interesándole lo que iba a decir, se retiró del lugar.
La señora Loud no hizo nada para detener a su hijo, no queriendo enfadarlo más de lo que seguramente estaba. Aunque fuera una simple idea, nada acercado a la realidad.
El albino dejo su casa para caminar por las calles, no quería ser molestado por nadie. Su punto final, el parque que quedaba cerca de su hogar, quería relajarse un poco, ya que en casa parecían inútil sus intentos. Al caminar solo miraba a las personas con cierta curiosidad, más específicamente como cada una de las personas tenían sus estados de ánimos. Los niños de cinco años a menos, estaban felices divirtiéndose, los adultos eran más complicados, unos tenían los ojos aburridos de la vida, como si no fuera interesante nada. Algunos disimulaban estar contentos para engañar a sus acompañantes. Hubo algo que lo detuvo, una niña parecía de la edad de sus hermanas lana y lola.
Sus ojos parecían querer rendirse. En cualquier momento, le intereso lo que pasaría después, así que la siguió. Esperando cualquier rastro de que tire la toalla. Observo más a detalle a la niña. Tenía el cabello hecho un desastre, ropa sucia y en su mayoría gastada. No tenía ningún calzado. Supone que era una indigente, le pareció algo triste. Pero tampoco le importo demasiado eso.
Persiguiéndola por detrás a una distancia de treinta metros, el albino detecto que algunos sujetos estaban en igual de objetivos, se detuvo para que ninguno de ellos lo mirase. No queriendo tener problemas, dio medio giro y declino en presenciar como la niña iba perder lo mismo que él.
_ ¡ayuda! _ el albino escucho el grito de auxilio de aquella niña. Aun cuando quería ver como la niña caía, se frenó. Sabía que si iba ese lugar no saldría bien parado.
_ No por favor _ nuevamente la niña de quejo.
Lincoln ya no pudo y no podía simplemente dejarlo pasar. Así que se acercó hacia el callejón donde se habían metido. Y observo como seis señores de mayor edad estaba a punto de abusar de la menor. La pequeña ya tenía la parte de arriba de su prenda rota solo queda dando en pantalones cortos.
_ parece que la suerte no está de tu favor, niña _
"parece que la suerte no está de tu favor, hermano" recordando las palabras de su hermana Luna, el albino apretó los dientes.
Con una velocidad increíble el albino aprecio llego detrás de ellos. Extrañamente su cuerpo le guio las manos de peliblanco, su mente dejo que sus instintos hagan los suyo. Movió sus manos como si fueran una corriente, sus manos se posesionaron en forma de puntas de flecha, dejando que su dedo principal ataque.
Con fuerza el albino ataco la cabeza y el pecho. El ataque sorpresa fue ignorado por los colegas del ahora noqueado amigo. La fuerza en los manos del albino fue tanta que provoco el desgarramiento de la carne y llevando a volar hacia concreto.
Ahí no acabo el ataque del albino, quien movió su cuerpo para esquivar un disparo. Se acercó con rapidez al sujeto que había disparado. Y con rapidez movió sus palmas y dio varios golpes al pecho del sujeto.
El violador sintió sus costillas romperse y como eran dañado sus órganos internos.
La niña miro impresionada los movimientos de su salvador y después sintió miedo por el disparo.
Los cuartos hombres restantes se sorprendieron de aquella persona, al ver los ojos del chico, observaron que no había más que odio, no había humanidad. Él no tendría piedad.
Pero sus miedos se convirtieron en odio cuando observaron como el maldito moustro delante te de ellos, había matado a su amigos. Todos ellos rápido sacaron sus armas y dispararon a albino.
Con dificultad el albino esquivo todas las balas, pero no salió ileso, aunque su cuerpo fuese rápido por la adrenalina, no era un súper hombre, algunas si le dieron, una le dio en abdomen y otra le dio en su hombro, por suerte no le dieron en puntos vitales, el dolor fue cosa ignorada, ya que en la mente del albino solo pensaba en matar a aquellas ratas, no por lo que iban hacer, si no por haber pronunciado esas palabras, fue como un pequeño interruptor que ellos apretaron.
La mente del albino solo tenía un objetivo, acabar con la basura. Para suerte de la niña estaba a un costado donde no llegarían las balas.
Cuando a los abusares se les acabaron las balas y estaban a punto de recargar, ese fue el turno del albino.
Corrió contra ellos y propuso varios golpes en diferentes partes del cuerpo, aturdiéndolos, cosa que aprovecho el albino y agarro a uno de ellos con fuerza y lo estrello contra la pared de alado dejando fuera de combate al pobre insecto. Dio media vuelta y dio un tremendo golpe en su barbilla a otro, rompiéndola y dejando en un estado de coma.
Los dos hombres restantes, al no tener más balas y no teniendo armas blancas, fueron directos a los puños, siendo que cada uno median una gran altura, tenían una certeza en que entre los dos podían acabar con ese renacuajo.
Lincoln no se quedó atrás y corrió hacia ellos, también levantando los puños para acabar con su existencia. Dando un gran salto propino un gran rodillazo a la nariz de uno, mientras que le otro tomo la oportunidad de que no fue el herido y dio un gran puñetazo a la mejilla del albino.
Con su nariz rota, Lincoln no estaba de broma, con toda su fuerza reunida devolvió el golpe a su atacante y estuvieron esquivando dándose uno que otro golpe, hasta que al final, el agresor cayó al suelo exhausto y desmayado.
El albino cayó al suelo agotado, tenía que recuperar el aliento. Su cara estaba manchada de heridas junto a moretones.
_ está bien señor _ Lincoln escuchó la voz de la pequeña, sin ganas volteó su rostro para ver como la niña se acercaba.
"que pregunto más tonta" el albino pensó, tenía balas incrustados en su carne y su cara estaba hinchada de los golpes. Extrañamente, sonrió por lo absurdo de la pregunta. Así que lo dejo pasar.
_ Si _ el albino contesto.
La niña se acercó más y vio como el su salvador estaba perdiendo sangre. Se arrodillo y abrazo a su salvador implorando su perdón.
_ lo siento, lo siento, esto es mi culpa _ la niña lloro, pensando que su amigo iba a morir. no había ya que sus esperanzas estaba en aquel caballero de cabellos blancos.
_ no es tu culpa, fue mi idea mía meterme _ el albino dijo. Mientras se paraba.
_ No señor no se mueva, esta lastimado _ la niña dijo, siendo ignorado por el chico.
_ A dónde vas, tenemos que ir a un hospital señor_ la niña regaño.
_ a mi casa, sígueme _ con nuevamente su actitud fría el albino camino hasta su hogar, para recuperes.
La niña siguió al hombre con mucha seguridad, obviamente ella llego a confiar en la persona que la salvo de ser ultrajada. Y también no tenía a donde ir, siendo huérfana y recientemente había perdido a una persona valiosa para ella, no tenía motivo para seguir, solo tenía la obligación de hacer caso al chico que la salvo.
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Lincoln y su acompañante ingresaron discretamente a su habitación, siendo que sus hermanas estaban en la escuela, aprovechó el momento.
El albino no tenía muchas fuerzas y le ordeno a la pequeña que trajera algunas cosas de la cocina y el baño. Pinzas, cuchillo un encendedor, alcohol y una variedad de cosas.
Con ayuda, Lincoln pudo extraer la bala perfectamente, la bala que había recibido en su abdomen, no había perforado tanto como hubiera sido, no le importo realmente, lo único por lo que estaría feliz, sería que sus heridas no eran de gravedad,
Después de bañarse y quitarse la sangre de su piel, vendo todas sus heridas en su cuerpo, su rostro era el más impactante, aun así no podía hacer más para ocultarlo. Acostándose en su cama, observo a la niña que estaba sentado a un costado, en una pequeña silla.
_ ve bañarte, hay un poco de ropa que te puede caber en mi armario _ Lincoln dijo intentado dormir pero el dolor le molestaba, mientras que la pequeña asentía y procedía hacer caso las indicaciones de su salvador.
Después de haberse aseado, se vistió de algunas ropas negras que había en una pequeña caja, se sentó nuevamente en la silla a esperar que su salvador despertase, pero observándolo como su rostro daba signos de dolor, ella se acercó a él y lo abraso acostándose junto a él. Intentando amortiguar todo ese dolor que sufría por su culpa.
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