una noche muy fea

Saber que Samuel y Michael no murieron aquel día en El Cairo golpeó a Lincoln con una intensidad que jamás había anticipado. La noticia llegó como un torbellino, sacudiendo los cimientos de su mundo y desafiando todo lo que creía saber sobre su pasado y su presente. El peso de saber que sus viejos compañeros aún estaban vivos era abrumador. Era un alivio, sí, pero también traía consigo una serie de desafíos emocionales que Lincoln no estaba preparado para enfrentar. Su corazón se encontraba en una disyuntiva entre la alegría de reunirse con sus amigos y el temor de enfrentar un pasado que parecía interminable.

Linkpy, el alter ego oscuro y violento que residía en lo más profundo de su mente, estaba igualmente agitado. Lincoln había trabajado incansablemente para mantener a raya a esta entidad despiadada, que había sido su sombra durante mucho tiempo. La revelación de que Samuel y Michael seguían vivos era una variable que complicaba aún más su ya complejo estado mental. Linkpy, con su sed de sangre y su visión distorsionada de la realidad, veía la situación como una oportunidad para desatar el caos. Cada pensamiento que Lincoln tenía era interrumpido por las insinuaciones crueles y despiadadas de Linkpy, quien proponía soluciones drásticas y violentas para resolver el problema de Reina y su pandilla.

En el confinamiento de su cuarto, Lincoln se encontraba sentado en la cama, la cabeza entre las manos, sumido en una profunda desesperación. La habitación estaba en silencio, salvo por el murmullo ocasional de la voz de Linkpy, que se hacía presente en su mente. La oscuridad de la noche fuera de la ventana parecía reflejar el tormento interno que Lincoln estaba atravesando. "¿Qué debo hacer?", se preguntaba, mientras sus pensamientos giraban en un torbellino constante. La voz de Linkpy, fría y calculadora, murmuraba en su mente, sugiriendo métodos salvajes y crueles para deshacerse de Reina y su pandilla. "No puedes confiar en nadie más. Solo en mí", insistía Linkpy, su tono rebosante de sed de sangre. "Tu debilidad está poniendo en peligro todo lo que hemos construido. Si no actúas, nada cambiará."

El ambiente en la habitación estaba cargado de tensión. Lincoln intentaba encontrar claridad, pero los susurros de Linkpy lo mantenían en un estado de alerta constante. La noticia de Samuel y Michael era un peso emocional que ni siquiera él podía entender completamente, y la presión de Linkpy para actuar de manera violenta solo lo sumía más en la desesperación. Su mente se encontraba atrapada en un conflicto constante entre la necesidad de resolver la amenaza que representaba Reina y el temor de perder el control y permitir que Linkpy tomara las riendas.

Desde su cuarto, situado justo al lado del de Lincoln, Lynn había estado escuchando la conversación a través de la pared. Su preocupación por Lincoln había crecido exponencialmente en las últimas semanas. El estrés acumulado por sus entrenamientos y partidos, junto con la carga emocional de sus experiencias pasadas, estaba comenzando a afectarlo de manera profunda. Lynn sabía que Lincoln necesitaba una distracción, algo que pudiera ofrecerle un respiro de sus preocupaciones constantes. La idea de una fiesta, aunque inicialmente le parecía trivial, podría ser justo lo que necesitaba para relajarse.

La intervención de Lori llegó en un momento crucial. Al tocar la puerta de Lincoln, su entusiasmo y energía parecían ofrecer una chispa de esperanza en medio de la oscuridad que envolvía a Lincoln. Lori entró en la habitación con una sonrisa radiante, tratando de aliviar la tensión que parecía dominar el espacio.

Lincoln, tengo noticias - exclamó Lori, su entusiasmo palpable. La alegría en sus ojos ofrecía un breve respiro de la tormenta emocional en la mente de Lincoln. Su energía vibrante contrastaba con la atmósfera sombría en la habitación.

Lincoln, con la mente todavía atrapada en la confusión, apenas pudo responder. El peso de la noticia y la presión de su alter ego lo mantenían en un estado de constante ansiedad.

-¿Qué pasa? - preguntó Lincoln, su voz sonando apagada y distante, como si estuviera luchando por encontrar el enfoque en la conversación.

-¡Bobby nos ha invitado a una fiesta en la casa de un amigo! Tú y yo. Va a ser increíble, un buen momento para relajarnos un poco - dijo Lori, aún con una sonrisa de oreja a oreja. Su entusiasmo era contagioso, pero Lincoln no estaba seguro de si podía permitirse relajarse en ese momento.

Lynn, al escuchar la conversación desde su cuarto, sabía que era el momento de actuar. Se acercó a la puerta de Lincoln con una expresión decidida, sabiendo que debía intervenir. La idea de asistir a una fiesta era una forma de ofrecerle a Lincoln una oportunidad para desconectarse, pero también tenía que asegurarse de que la situación no se descontrolara. La preocupación de Lynn por el bienestar de su hermano era evidente en cada paso que daba.

Lincoln, es una gran oportunidad para que te relajes un poco. Tanto tú como yo necesitamos salir y despejarnos de todo esto - dijo Lynn, con un tono de voz que mostraba tanto su preocupación como su apoyo. - Además, tú necesitas tener a alguien que te mantenga en equilibrio. No podemos permitir que Linkpy tome el control en un lugar público.

Lincoln, sintiendo la presión de la situación y reconociendo la verdad en las palabras de Lynn, finalmente accedió a la invitación. Sin embargo, estableció una condición.

-Solo si Lynn va. Ella también necesita relajarse después de todo el estrés de los entrenamientos y partidos. Además, si yo pierdo el control y Linkpy se apodera de mí, quiero que Lynn esté allí para asegurarse de que no haga nada impulsivo - explicó Lincoln, su voz cargada de una mezcla de determinación y preocupación.

En ese momento, Linkpy tomó el control momentáneamente. El cambio en la atmósfera fue palpable. Los ojos de Lincoln se tornaron de un amarillo intenso, y su expresión se volvió amenazante. La presencia de Linkpy era una sombra oscura en la habitación, y tanto Lynn como Lori sintieron el cambio en el ambiente.

-¿De verdad piensas que necesito estar contenido? - murmuró Linkpy, su tono cargado de desdén y desconfianza. - Me siento profundamente ofendido. A pesar de todo lo que puedo ofrecer, me sigues viendo como un problema a resolver en lugar de como una solución poderosa. ¿Acaso no ves que puedo ser útil en esta situación? La forma en que me ves es una falta de respeto hacia lo que soy capaz de hacer.

Lynn, enfrentando la presencia de Linkpy, sintió una ola de preocupación y determinación. Sabía que la batalla interna de Lincoln no solo era un desafío personal sino también un peligro potencial para todos a su alrededor. Su preocupación por la seguridad y el bienestar de su hermano era palpable, y sabía que debía mantener la calma para ayudar a Lincoln a superar este momento.

-Lincoln, mantén el control - dijo Lynn con firmeza, tratando de calmar la situación. - Vamos a ir a la fiesta y te aseguro que estaré contigo para que nada salga mal. No estás solo en esto.

Linkpy, aunque aún frustrado, comenzó a desvanecerse lentamente de la mente de Lincoln. La lucha interna de Lincoln no era visible para Lori, pero ella podía sentir la tensión y la preocupación en el ambiente. La energía positiva que Lori había traído parecía estar ayudando a Lincoln a encontrar un rayo de esperanza en medio del caos emocional que estaba atravesando.

Mientras Lynn y Lori se preparaban para la fiesta, Lincoln trató de centrarse en sus palabras y en la promesa de una distracción. La perspectiva de una salida social ofrecía un respiro temporal de su constante batalla interna, y el apoyo de Lynn proporcionaba un rayo de esperanza en medio del caos emocional que estaba atravesando.

La fiesta prometía ser un evento alegre, un momento para relajarse y desconectar de las preocupaciones diarias. Sin embargo, Lincoln no podía evitar sentir una mezcla de ansiedad y esperanza. La preocupación por su capacidad para mantener el control de sí mismo en un entorno social estaba presente en su mente. Sabía que debía estar en su mejor comportamiento para evitar cualquier incidente que pudiera desencadenar la presencia de Linkpy.

Lynn y Lori, al ver la lucha interna de Lincoln, decidieron acompañarlo de manera discreta pero constante. Sabían que el evento no solo era una oportunidad para divertirse, sino también una forma de brindar apoyo emocional a Lincoln. Mientras se preparaban para salir, Lynn se aseguró de que todo estuviera en orden y de que Lincoln estuviera listo para enfrentar la fiesta con la mayor tranquilidad posible.

Bobby pasó por ellos a la hora acordada. Lincoln, aún con una ligera duda en su mente, se sintió más aliviado al ver la determinación en los ojos de Lynn. Ella le recordó con una sonrisa cálida que estaría a su lado, sin importar lo que sucediera. Su presencia y su apoyo incondicional brindaron a Lincoln una sensación de seguridad que había estado esquiva en las últimas semanas.

-Lincoln, recuerda que estoy aquí contigo. Lo que más quiero es que te sientas bien y disfrutes un poco - le dijo Lynn, su voz rebosante de firmeza y cariño. - No estás solo en esto.

Con esas palabras en mente, Lincoln se subió al coche de Bobby, tratando de concentrarse en la promesa de una noche relajada. Sin embargo, a medida que el coche avanzaba hacia la casa del amigo de Bobby, la preocupación de Lincoln comenzó a resurgir. Los pensamientos sobre Reina y su pandilla seguían acechando en su mente, y el estrés de mantener el control estaba a punto de desbordarse.

En el transcurso del viaje, Linkpy apareció una vez más, no en forma física, sino como un eco fantasmal en la mente de Lincoln. Susurros oscuros y perturbadores comenzaron a llenar el espacio entre sus pensamientos, y la presencia de Linkpy se hizo sentir con una intensidad inquietante.

-¿En serio estás perdiendo el tiempo en una fiesta? - preguntó Linkpy, su voz resonando en la mente de Lincoln con un tono cargado de desdén. - ¿No deberías estar en casa, planeando cómo deshacerte de Reina y su pandilla? Ellos son una amenaza para tu bienestar, y tú te estás desperdiciando en este evento trivial.

Lincoln trató de ignorar los susurros, pero la presión de mantener el control comenzó a aumentar. Su mente se encontraba en un tira y afloja constante entre su deseo de disfrutar del momento y las insinuaciones inquietantes de Linkpy. Cada palabra de Linkpy parecía calar hondo, haciéndolo cuestionar su decisión de asistir a la fiesta.

-Solo quiero que sean detenidos, no que se acaben con ellos - pensó Lincoln, su frustración evidente. - Mi objetivo es hacer justicia, no desatar una masacre. Quiero que enfrenten las consecuencias de sus acciones, no que sean eliminados sin más.

Linkpy, no dispuesto a ceder, persistió en sus comentarios.

-¿Crees que puedes permitirte ser tan débil? - insistió Linkpy. - Las soluciones que propones son demasiado suaves. Necesitas ser más contundente si realmente quieres resolver esta situación. Ellos no van a detenerse hasta que tú los detengas, y tú sabes lo que eso significa.

Lincoln sentía una creciente presión en su pecho, una mezcla de ansiedad y enojo. La contradicción entre su deseo de resolver las cosas de manera justa y la agresiva persuasión de Linkpy lo estaba agotando. Sabía que si permitía que estos pensamientos lo dominara, la situación en la fiesta podría volverse caótica y peligrosa.

Finalmente, llegaron a la casa del amigo de Bobby. La música y las risas se filtraban a través de las paredes, y el ambiente festivo contrastaba marcadamente con el tumulto emocional que Lincoln llevaba consigo. Bobby, entusiasmado, les dio una cálida bienvenida mientras los tres entraban al bullicio de la fiesta.

El amigo de Bobby, un joven de apariencia relajada y sonrisa fácil, los esperaba feliz en la entrada. Les dio un recorrido por la casa con una actitud amigable, mostrándoles cada rincón del lugar con entusiasmo. La sala principal estaba decorada con luces suaves, y la música retumbaba en el fondo, creando un ambiente animado pero acogedor. Los invitados charlaban y reían, disfrutando de la noche.

-Por aquí tienen las cervezas - comentó el amigo de Bobby, señalando un rincón donde varias hieleras estaban llenas de botellas y latas. - Si quieren algo más fuerte, también hay una mesa con cócteles al fondo.

Lincoln observó el área con un leve nerviosismo, sabiendo que tenía que mantenerse en control durante toda la noche. A su lado, Lynn notó su inquietud y le dio un leve codazo, sonriendo con complicidad para aliviar la tensión.

-No te preocupes, pequeño. Aquí estamos para disfrutar - le susurró Lynn, con una sonrisa reconfortante.

-Y por aquí están las botanas - continuó el anfitrión, llevándolos hacia otra parte de la sala donde varias mesas estaban repletas de bocadillos. Papas fritas, pretzels, y una variedad de dips esperaban a los hambrientos invitados. La variedad de comida hacía que el ambiente fuera más relajado, un detalle que Lincoln agradeció internamente.

Luego, los guió hacia el patio trasero, donde la mayoría de los invitados se congregaban alrededor de la piscina. El aire nocturno estaba fresco, y la iluminación suave proveniente de las lámparas del jardín creaba un ambiente de tranquilidad. Algunos de los invitados ya estaban en el agua, riendo y bromeando mientras se relajaban en la piscina.

-Y finalmente, aquí está el corazón de la fiesta - dijo el amigo de Bobby, señalando a los invitados en la piscina. - Si deciden tomar algo, recuerden siempre estar con alguien de confianza. No queremos problemas, así que si se llegan a embriagar, lo mejor es que se queden con la persona con la que llegaron o encuentren un lugar seguro para descansar.

Las palabras del anfitrión resonaron en la mente de Lincoln. Sabía que debía tener cuidado, no solo por su bienestar, sino por el de los demás también. La presencia de Lynn a su lado era un alivio, un ancla que lo mantenía centrado en medio del caos potencial que una fiesta podía traer. Ella lo miró, dándole un gesto tranquilizador, recordándole que no estaba solo en esto.

Lori, siempre observadora, también captó la tensión en su hermano menor. Se acercó a él y le susurró al oído:

-Vamos a pasarla bien, Lincoln. No te preocupes por nada. Estamos aquí para relajarnos.

Lincoln asintió, intentando dejar de lado las preocupaciones. Sabía que Linkpy seguía acechando en las sombras de su mente, esperando cualquier momento de debilidad para tomar el control. Pero con Lynn y Lori a su lado, estaba decidido a mantener la calma y disfrutar de la noche.

Con el recorrido terminado, el amigo de Bobby los dejó para que exploraran a su gusto. Bobby, siempre el alma de la fiesta, se dirigió rápidamente hacia la piscina, invitando a los demás a unirse. Lincoln, sin embargo, se quedó un poco atrás, observando a los demás mientras se adaptaba al entorno.

Lynn se quedó cerca de él, dándole espacio pero asegurándose de que supiera que estaba allí para cualquier cosa que necesitara. Se sentó en una de las sillas cerca del borde de la piscina, manteniendo un ojo en la multitud y en Lincoln. Sabía que la noche sería un desafío para él, pero también confiaba en que podría superarlo.

Mientras tanto, Lincoln decidió acercarse a la mesa de botanas, tomando un puñado de papas fritas para distraerse. El sabor salado le ofreció un pequeño consuelo mientras trataba de dejar atrás los pensamientos oscuros que Linkpy intentaba plantar en su mente. Sentía la presencia de su alter ego, pero hacía todo lo posible por ignorarla.

-¿De verdad crees que esto es lo mejor? - susurró Linkpy en su mente, su voz cargada de sarcasmo. - Aquí, perdiendo el tiempo mientras Reina y su pandilla siguen causando problemas. Deberíamos estar planeando nuestra venganza, no comiendo papas fritas en una fiesta.

Lincoln apretó los dientes, tratando de no dejar que las palabras de Linkpy lo afectaran. Sabía que su alter ego tenía un punto, pero no quería ceder a la oscuridad que Linkpy representaba. Este era un intento de vivir una vida normal, de mantener algo de paz en medio del caos que su vida se había vuelto.

Mientras reflexionaba sobre esto, Lynn se acercó nuevamente, tomando una papa frita de su mano y dándole un pequeño empujón juguetón.

—¿Qué pasa, soldado? —le dijo Lynn con una sonrisa traviesa, tomando otra papa frita de la mano de Lincoln. Se inclinó hacia él, asegurándose de captar su atención—. No te quedes atrapado en tu cabeza. Vamos, disfruta un poco. Yo me encargaré de cualquier cosa que pase, ¿de acuerdo?

Lincoln suspiró, su mirada se desvió hacia el suelo. A pesar de las palabras de su hermana, sentía una creciente presión en su pecho, una mezcla de ansiedad y conflicto interno que le resultaba difícil ignorar.

—Tal vez debería irme —murmuró, sin mirarla directamente. La idea de quedarse en la fiesta lo hacía sentirse fuera de lugar, como si estuviera forzando una normalidad que no le pertenecía.

Lynn, captando la vacilación en su voz, frunció el ceño y se acercó un poco más, dejando que su tono se volviera más serio.

—No, Lincoln. Quédate. Te lo mereces —insistió con firmeza, colocando una mano sobre su hombro—. Has pasado por mucho y necesitas esto. Te prometí que estaría contigo, y no voy a dejarte solo en esto.

Antes de que Lincoln pudiera responder, sintió una punzada en su mente, una presencia que le resultaba demasiado familiar. Las palabras de Linkpy comenzaron a resonar en su cabeza, susurrándole de manera persistente.

—Vámonos, Lincoln —dijo Linkpy, su tono cargado de desdén—. No pertenecemos aquí. No te engañes, esta gente no entiende lo que llevamos dentro. Ellos no saben lo que es vivir con esto... con nosotros. Deberíamos estar en casa, planeando cómo acabar con Reina y su pandilla. No perdiendo el tiempo en una fiesta estúpida.

La lucha interna se intensificó, y Lincoln sintió que el control comenzaba a resbalarse de sus manos. Sabía que si permitía que Linkpy tomara el control, todo podría acabar mal. Estaba desesperado por mantener a raya la oscuridad, pero la presión era abrumadora.

Lynn observó el cambio en la expresión de su hermano y supo inmediatamente que algo estaba mal. Vio cómo su semblante se endurecía y cómo su postura se tensaba. No había duda: Linkpy estaba intentando tomar el control.

—¡Linkpy! —exclamó Lynn con voz firme, llamando la atención tanto de Lincoln como de la presencia dentro de él—. Deja en paz a Lincoln ahora mismo.

Lincoln parpadeó, sorprendido por la intervención directa de Lynn. Sentía cómo la lucha se intensificaba dentro de su mente, pero las palabras de su hermana lograron capturar toda su atención, deteniendo el avance de Linkpy, aunque fuera por un breve momento.

Lynn dio un paso más cerca, mirando a los ojos de Lincoln con una determinación feroz. Aunque sabía que estaba hablando con su hermano, dirigía sus palabras al ser que compartía su mente.

—Soy tu superior, Linkpy —dijo, su voz firme y sin titubeos—. Soy mayor que tú por unos minutos, y aunque seamos mellizos, eso me da más rango. Si de verdad sigues las reglas, si realmente respetas la jerarquía, entonces me harás caso. Ahora, suelta a Lincoln y déjalo en paz.

Por un instante, todo pareció detenerse. Lincoln sintió que su visión se nublaba por un momento, como si su mente fuera un campo de batalla en el que se disputaba el control de su cuerpo. Las palabras de Lynn resonaron con fuerza dentro de él, creando una fricción interna que hizo que Linkpy vacilara.

Entonces, las pupilas de Lincoln cambiaron, volviéndose de un amarillo intenso. Era un signo inequívoco de que Linkpy había tomado el control, aunque fuera brevemente. El rostro de Lincoln se endureció y una sonrisa torcida apareció en sus labios, una que no era suya.

—¿Mi superior? —murmuró Linkpy con una mezcla de sarcasmo y desafío—. ¿Y qué pasa si no te hago caso? Después de todo, Lincoln no puede con todo esto solo. Tal vez, yo debería encargarme de todo de una vez...

Lynn no se dejó intimidar por el cambio en el comportamiento de su hermano. Sabía que este era el momento de actuar, de reafirmar su autoridad y proteger a Lincoln de sí mismo.

—Hazlo —respondió Lynn con un tono frío y calculado—. Demuéstrame que eres mejor. Pero si lo haces, no habrá vuelta atrás. Tendrás que vivir con las consecuencias, y te aseguro que no te gustarán. Ahora, obedece y suelta a Lincoln.

Por unos segundos, Linkpy se quedó en silencio, observando a Lynn con sus ojos amarillos y su sonrisa torcida. Era evidente que estaba considerando sus opciones, evaluando si debía ceder o seguir desafiándola. Pero en el fondo, sabía que Lynn no era alguien que se dejara amedrentar fácilmente.

Finalmente, con un suspiro de resignación, las pupilas de Lincoln comenzaron a recuperar su color natural, y su expresión volvió a suavizarse. Linkpy había cedido, al menos por ahora, y Lincoln estaba nuevamente al mando.

—Gracias —susurró Lincoln, su voz cargada de alivio y cansancio. Miró a Lynn, agradecido por su intervención—. No sé qué habría hecho sin ti...

Lynn lo miró por un momento, sus ojos llenos de una mezcla de cariño y determinación. Sin decir una palabra, se inclinó hacia él y lo besó suavemente en los labios, un gesto que destilaba tanto consuelo como amor. Lincoln se quedó inmóvil por un instante, sorprendido por la acción de su hermana, pero pronto cerró los ojos y correspondió al beso, sintiendo cómo una oleada de tranquilidad lo invadía.

Cuando se separaron, Lynn le sonrió, dejando escapar una pequeña risa.

—No tienes que agradecerme —dijo en un susurro, sus ojos brillando con afecto—. Para eso soy tu novia secreta, ¿recuerdas?

Lincoln sonrió débilmente, asintiendo con la cabeza. La realidad de su relación era algo que llevaban con discreción, una conexión que iba más allá de los lazos familiares y que les proporcionaba una fuente de apoyo y consuelo mutuo en medio del caos que los rodeaba.

Decididos a disfrutar de la fiesta y a dejar de lado las preocupaciones, los dos hermanos se dirigieron hacia donde estaba el resto de los invitados. La piscina en el patio trasero era el centro de atención, y las risas y el chapoteo del agua creaban un ambiente festivo que contrastaba con la tensión que habían vivido minutos antes.

Lynn se giró hacia Lincoln y sonrió antes de desabotonar su camisa. Al hacerlo, dejó ver el traje de baño que llevaba debajo. Lincoln sintió que su corazón se aceleraba, y por un momento se quedó sin palabras. No era solo por la belleza de su hermana, sino por la confianza y la energía que emanaba de ella.

El traje de baño de Lynn era deportivo y sencillo, pero resaltaba su figura atlética y fuerte. Ella siempre había sido segura de sí misma, y ese era uno de los rasgos que Lincoln admiraba más de ella. Sin embargo, esta vez, la visión de Lynn bajo la luz del sol, con su piel bronceada y su cabello castaño cayendo en suaves ondas sobre sus hombros, lo dejó completamente atónito.

Pero no fue solo Lincoln quien quedó impactado. Dentro de su mente, Linkpy, que solía ser una presencia inquietante y oscura, también se quedó en silencio, como si por un momento toda su furia y su sed de violencia se hubieran disipado. Había algo en la imagen de Lynn que incluso lo dejó sin palabras, un efecto calmante que ninguno de los dos había anticipado.

—¿Qué pasa, chicos? —dijo Lynn, notando las miradas de Lincoln y la inesperada quietud de Linkpy—. Es solo un traje de baño. Ahora, vamos a divertirnos.

Lincoln logró sacudir la sorpresa y le sonrió.

—Sí, claro —dijo, intentando recuperar la compostura—. Vamos a disfrutar de la fiesta.

Los dos hermanos se unieron al resto de los invitados en la piscina. La música continuaba sonando, creando un ambiente relajado que les permitía dejar de lado sus preocupaciones, al menos por un rato. Mientras nadaban y se reían con los demás, Lynn se aseguraba de mantenerse cerca de Lincoln, no solo como su hermana, sino también como la persona que estaba allí para ayudarlo a mantenerse en control.

El agua fresca de la piscina ayudaba a enfriar los ánimos, y por un momento, Lincoln sintió que podía permitirse disfrutar de la simple alegría de estar rodeado de amigos y familia. A su lado, Lynn era una presencia constante, asegurándose de que él no se aislara ni se dejara llevar por las sombras de su mente.

En la mente de Lincoln, Linkpy permanecía en silencio, observando la escena con una mezcla de desconcierto y aceptación. A pesar de todo, incluso él sabía que necesitaban momentos como este, una pausa en medio de la guerra interna que ambos libraban día tras día. Y aunque su naturaleza era destructiva, había algo en la calma que Lynn traía consigo que lo hacía querer permanecer en segundo plano, al menos por un momento.

De repente, el amigo de Bobby se acercó con una sonrisa traviesa y le lanzó una botella de cerveza a Lincoln. Lincoln la atrapó con facilidad, pero por un instante dudó en abrirla. No era muy dado a beber, y en las circunstancias actuales, sabía que mantener la mente clara era crucial. Sin embargo, antes de que pudiera tomar una decisión, sintió una presión familiar en su mente. Linkpy, con su constante deseo de interferir y desestabilizar, lo empujó a tomar un sorbo.

—Vamos, soldado, no seas aburrido —murmuró Linkpy en su mente, casi burlón—. Solo es una cerveza. No te va a matar... a menos que quieras que yo lo haga.

Lincoln sintió una oleada de incomodidad, pero antes de que pudiera resistir, su mano, movida por la voluntad de Linkpy, destapó la botella y la llevó a sus labios. El líquido frío bajó por su garganta, y aunque el sabor amargo no era de su agrado, Lincoln no pudo evitar seguir tomando. Era como si, en ese momento, su cuerpo no le perteneciera completamente.

Sin embargo, cuando Lynn, despreocupada y sonriente, se acercó para tomar una botella también, Linkpy hizo algo inesperado. Justo cuando ella estaba a punto de abrirla, una fuerza invisible la detuvo.

—Tú no —dijo Linkpy, tomando control momentáneamente y mirando a Lynn con sus pupilas ahora amarillas—. Tú sí te esperas hasta los 21.

Lynn parpadeó, sorprendida por el tono firme en la voz de Lincoln y por la intensidad en su mirada. Ella conocía bien a su hermano y sabía cuándo era él y cuándo era... otra cosa. Sin embargo, la autoridad en la voz de Linkpy no le pasó desapercibida. Aunque ella era la mayor por unos minutos, reconocía que había momentos en los que no podía forzar la situación.

—Está bien, como quieras —respondió Lynn, levantando las manos en señal de paz. Luego sonrió suavemente, comprendiendo que, a pesar de sus impulsos, Linkpy seguía manteniendo una extraña forma de protegerla.

Linkpy soltó el control, permitiendo que las pupilas de Lincoln volvieran a su color habitual, y Lincoln, ahora en control, dejó escapar un suspiro de alivio. No le gustaba cuando Linkpy tomaba decisiones por él, pero había algo en la forma en que había intervenido que lo hacía sentir menos resentimiento esta vez. Después de todo, Lynn era lo más importante para él, y aunque Linkpy tenía métodos cuestionables, estaba claro que compartían ese mismo sentimiento.

El ambiente de la fiesta continuó, con la música y las conversaciones fluyendo a su alrededor. Lincoln intentaba relajarse y disfrutar, pero la presencia de Linkpy siempre estaba al acecho, recordándole que no podía bajar la guardia. Mientras tanto, Lynn seguía a su lado, observando con atención cada movimiento y cada cambio en su expresión, lista para intervenir si las cosas se salían de control.

A medida que avanzaba la fiesta, Lincoln había tomado dos botellas de cerveza. El efecto del alcohol comenzaba a hacer mella en él, liberando un poco de la tensión acumulada. La música era alegre y contagiosa, y Lincoln se encontraba participando en una serie de juegos y bromas con su hermana. Estaban en medio de una partida de un juego en el que la risa y la competencia amistosa se entremezclaban, y por un momento, parecía que todo estaba bien.

Sin embargo, la influencia del alcohol y el deseo de Linkpy de perturbar la calma comenzaron a hacerse más evidentes. Mientras Lynn estaba distraída, conversando con algunos de los invitados, Lincoln se deslizó suavemente detrás de ella. El calor de la fiesta y la bebida hicieron que sus inhibiciones disminuyeran, y la parte juguetona de su personalidad comenzó a salir a la superficie.

Se acercó sigilosamente, y con una sonrisa traviesa en su rostro, comenzó a acariciar el cuerpo de Lynn de manera juguetona. Las manos de Lincoln se deslizaron suavemente por la espalda y los costados de su hermana, tocándola de manera ligera y casual. La sorpresa en el rostro de Lynn fue evidente, pero pronto se convirtió en una risa contagiosa.

Lynn se giró, mirando a Lincoln con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¡Lincoln! —exclamó entre risas—. No deberías ser tan atrevido. ¡Espera a que lleguemos a casa!

A pesar de la broma, la risa de Lynn se mezclaba con un tono de advertencia. Ella sabía que, aunque Lincoln parecía relajado y juguetón, todavía había una parte de él que debía ser vigilada cuidadosamente. Pero en ese momento, el ambiente festivo y el hecho de que nadie les prestara mucha atención les permitieron disfrutar de un momento de intimidad y diversión.

Lincoln, aún con una sonrisa en el rostro, continuó su juego, pero se aseguró de no ir demasiado lejos. Aunque el alcohol había disminuido su autocontrol, el recuerdo de la presencia de Linkpy en su mente le recordaba que debía ser cauteloso. A pesar de su actitud juguetona, la sombra de Linkpy seguía acechando en su interior, esperando el momento adecuado para tomar el control.

Lynn, comprendiendo la situación y queriendo mantener el ambiente ligero, continuó riendo y jugando con Lincoln, aunque con un ojo siempre atento a su comportamiento. Sabía que debían aprovechar estos momentos de tranquilidad mientras pudieran, antes de que las tensiones y los problemas volvieran a tomar el control.

Mientras tanto, el resto de los invitados seguían disfrutando de la fiesta, ajenos a la dinámica especial entre los hermanos. El patio estaba lleno de risas y charlas animadas, y la piscina seguía siendo el centro de atención. Lincoln y Lynn se sumergieron en la atmósfera alegre, intentando dejar de lado las preocupaciones y simplemente disfrutar de la compañía de amigos y familiares.

A medida que la noche avanzaba, Lincoln y Lynn se sentían más relajados. Aunque Lincoln seguía lidiando con la presencia de Linkpy en su mente, el apoyo constante de Lynn y el ambiente festivo ayudaban a mantenerlo en equilibrio. Era un recordatorio de que, a pesar de los desafíos que enfrentaban, había momentos de alegría y conexión que podían ofrecerles un respiro, aunque fuera temporal.

La fiesta seguía en pleno apogeo. La música retumbaba a través de los altavoces, y el bullicio y las risas llenaban el aire. La piscina estaba llena de gente, y las conversaciones animadas se mezclaban con el sonido de las olas. Lincoln, aún bajo el influjo de la cerveza y con el ánimo más ligero, estaba disfrutando del ambiente cuando Lynn se levantó para ir al refrigerador del amigo de Bobby. Su intención era buscar una soda para refrescarse, ya que prefería evitar el alcohol para mantenerse alerta.

Mientras Lynn estaba en la cocina, un chico se acercó a ella. Era un tipo alto, con una sonrisa confiada y un aire de seguridad que parecía tener en sus intenciones claras. Comenzó a conversar con Lynn de manera amigable, pero pronto sus comentarios tomaron un giro más personal.

—Oye, ¿cómo va la noche? —preguntó el chico, inclinándose un poco hacia Lynn.

—Todo bien, gracias —respondió Lynn, con una sonrisa educada—. Solo vine a buscar algo para beber.

—¿Sabías que tienes una sonrisa realmente encantadora? —comentó él, con un tono que claramente iba más allá de una simple conversación amistosa.

Lynn, sintiendo que la conversación estaba tomando un rumbo incómodo, intentó redirigir el tema.

—Gracias, pero ya tengo novio —dijo, tratando de mantener la conversación en un tono firme pero cortés—. Estoy aquí con Lincoln.

El chico, sin embargo, no pareció desalentado. Su sonrisa se volvió un poco más insistente, y sus comentarios comenzaron a cruzar la línea de la simple amistad.

—¿Seguro que no quieres pasar un rato conmigo? Puedo mostrarte un par de cosas divertidas.

Lynn, claramente incómoda, se puso firme.

—Como dije, ya tengo novio. No estoy interesada, gracias.

Finalmente, el chico se dio cuenta de que sus avances no estaban siendo bien recibidos y se alejó, aunque no sin dejar una última mirada hacia Lynn. La situación, aunque molesta, parecía haber llegado a su fin.

Mientras tanto, en el patio, Lincoln estaba disfrutando del ambiente festivo y la conversación con algunos amigos. De repente, una chica se le acercó. Era una joven con una actitud coqueta y una sonrisa que no dejaba lugar a malentendidos. Se presentó con una confianza desbordante.

—Hola, Lincoln. No te había visto antes en una fiesta —dijo ella con un tono juguetón—. ¿Qué tal estás?

Lincoln, un poco sorprendido por la atención, sonrió y trató de mantener la conversación en un tono amigable y casual.

—Hola. Estoy bien, solo tratando de disfrutar de la noche —respondió Lincoln—. ¿Y tú?

—También estoy bien. Pensé en acercarme porque pareces alguien con quien podría divertirme. —La chica se acercó un poco más—. ¿Te gustaría beber algo conmigo?

Lincoln estaba consciente de que la chica estaba coqueteando, pero decidió mantener la conversación ligera.

—Claro, ¿qué tienes en mente?

Antes de que la situación pudiera avanzar demasiado, Lynn regresó al patio con una soda en mano. Al ver a Lincoln conversando tan amigablemente con la chica, una oleada de celos y frustración la invadió. Su sonrisa se desvaneció y su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y malestar.

Lincoln notó inmediatamente la expresión de Lynn y supo que debía actuar. Se acercó a ella rápidamente, tomando su mano y mirándola con una mezcla de disculpa y cariño. Sin pensarlo mucho, la besó suavemente en los labios. El beso fue breve pero cargado de afecto y compromiso, una manera de mostrarle a Lynn que estaba a su lado.

La chica, al ver el gesto de Lincoln y el claro afecto hacia Lynn, entendió que no tenía lugar en la conversación. Con una expresión de decepción, se alejó de la pareja, uniéndose de nuevo al grupo de amigos que se congregaban cerca de la piscina.

Lincoln, aliviado pero aún preocupado, se volvió hacia Lynn.

—Lo siento mucho —dijo, con sinceridad en su voz—. No sabía cómo hacer que esa chica se fuera. No quería causar problemas.

Lynn, aunque todavía algo contrariada, vio la honestidad en los ojos de Lincoln. Su enojo comenzó a disiparse, reemplazado por una sensación de comprensión y alivio.

—No te preocupes, Lincoln —dijo Lynn, con un tono que mezclaba suavidad y firmeza—. Solo no me gustó ver a otra chica acercándose tanto a ti. Pero entiendo que no siempre es fácil manejar esas situaciones en fiestas.

Lincoln le sonrió, agradecido por la paciencia y comprensión de Lynn.

—Gracias por ser tan comprensiva —dijo Lincoln—. Quiero que disfrutemos el resto de la noche, sin que nada nos lo arruine.

Lynn asintió y, juntos, se unieron a la fiesta. A medida que la música continuaba y los amigos seguían disfrutando, Lincoln y Lynn intentaron dejar atrás la pequeña tensión que había surgido. Aunque el ambiente seguía siendo animado, Lincoln se mantenía alerta, consciente de la batalla interna que aún libraba con Linkpy. Lynn, por su parte, se mantuvo cerca, dispuesta a apoyar a Lincoln en todo momento.

Mientras el evento avanzaba, el amigo de Bobby se acercó a Lincoln con una botella en la mano. Con una sonrisa amplia, le lanzó la botella a Lincoln.

—¡Vamos, hombre! Toma otra. ¡La noche es joven!

Lincoln, al principio dudoso, miró la botella con un poco de desconfianza. Sin embargo, Linkpy no tardó en manifestarse en su mente.

—¿Vas a dejar que te controlen? —susurró Linkpy con su tono habitual de provocación—. Tómala. ¿Qué daño puede hacer? Es solo una fiesta.

Aunque Lincoln estaba intentando resistirse, la influencia de Linkpy fue suficiente para que tomara la botella y diera un trago. El alcohol se mezclaba con el nerviosismo y la frustración que sentía, aumentando la sensación de pérdida de control. Mientras tanto, Lynn regresó con su soda y estaba a punto de tomarla cuando notó el intercambio.

—Espera, Lincoln —dijo Lynn, al ver lo que estaba pasando—. ¿No has tenido suficiente?

Antes de que pudiera tomar la soda, Linkpy apareció en su mente, impidiendo que ella se acercara.

—Ella debería esperar hasta los 21 —dijo Linkpy con una risa burlona—. No es seguro para ella.

Lynn, notando la interferencia y el tono de Linkpy, miró a Lincoln con preocupación.

—¿Linkpy? —dijo, con una firmeza que contrastaba con la situación relajada de la fiesta—. Déjalo en paz. No tienes derecho a hacer esto. Soy mayor que tú por unos minutos, y si sigues las reglas, deberías escuchar a tu superior.

En ese momento, Linkpy tomó el control de Lincoln por un breve instante. Sus pupilas se volvieron amarillas, y su expresión cambió a una mueca de desdén.

—¿Superior? —repitió Linkpy con una voz que parecía resonar desde lo más profundo de su ser—. No necesito seguir ninguna regla. Mi único deseo es ver todo esto destruido.

Lynn se mantuvo firme y desafiante, mirando a Lincoln con determinación.

—¡Escúchame, Linkpy! —exigió Lynn—. Si en verdad respetas las reglas, tendrás que obedecerme. Eres solo una parte de Lincoln, y yo estoy aquí para cuidarlo.

El enfrentamiento mental fue breve pero intenso. Finalmente, Lincoln volvió a tomar el control, sus pupilas regresaron a la normalidad y su expresión mostró un cansancio palpable. Miró a Lynn con una mezcla de arrepentimiento y gratitud.

—Gracias —susurró Lincoln, su voz cargada de alivio y cansancio—. No sé qué habría hecho sin ti...

Lynn le sonrió suavemente y le dio un beso en los labios.

—No tienes que agradecerme —dijo—. Para eso estoy aquí. Eres mi "novio secreto", después de todo.

Juntos, se dirigieron al área de la piscina para disfrutar del resto de la fiesta. Todos los invitados habían traído sus trajes de baño, y el ambiente era festivo y relajado. Cuando Lynn se deshizo de su ropa y dejó ver su traje de baño, no solo Lincoln quedó atónito, sino que Linkpy también. La visión de Lynn en su traje revelador provocó una reacción mixta en ambos: admiración y una profunda incomodidad en Linkpy, que se debatía entre la envidia y el deseo de perturbación.

A pesar de las tensiones internas y las dificultades, el esfuerzo de Lincoln por disfrutar de la noche con Lynn se convirtió en un pequeño oasis de calma en medio de la tormenta. Aunque la presencia de Linkpy seguía siendo una sombra constante, el apoyo y el amor de Lynn le ofrecieron un respiro invaluable, permitiéndole al menos por un momento, experimentar la normalidad y el afecto que tanto necesitaba.

Lori se acercó a Lincoln y Lynn con una expresión de preocupación mezclada con curiosidad. Había estado observando desde una distancia, notando que había algo de tensión entre su hermano y su hermana, y decidió intervenir para asegurarse de que todo estuviera en orden.

—Oye, chicos —dijo Lori, con un tono que trataba de ser tanto amable como firme—. ¿Todo está bien por aquí?

Lincoln, aún ajustándose a la situación y tratando de disfrutar de la fiesta, le sonrió de manera relajada.

—Sí, todo bien, Lori. Solo estamos intentando pasar un buen rato.

Lynn, también sonriendo, agregó:

—Sí, solo queríamos relajarnos un poco. Gracias por preguntar.

Lori asintió y se acercó un poco más, viendo que había algo de preocupación en los ojos de Lynn.

—Bueno, Bobby me pidió que fuera con él a una tienda para recoger algunas cosas —dijo Lori, mirando a Lincoln y Lynn—. Iba a ir a buscar hielos y otras cosas para la fiesta. Solo quería avisarles para que se queden aquí y disfruten mientras estoy fuera. Planeo regresar pronto, así que no se preocupen.

Lincoln asintió, sintiendo una ligera presión en el pecho por la preocupación de Lori.

—Gracias por avisar, Lori. Está bien, aquí estaremos.

Lynn también le mostró su gratitud con una sonrisa.

—Sí, no te preocupes. Estaremos bien. Disfruta de la salida y vuelve pronto.

Lori asintió con la cabeza y les dio una rápida mirada de aprecio.

—Perfecto. Solo asegúrate de mantener el buen ánimo y cuida a Lincoln, ¿de acuerdo?

Lynn miró a Lori con una mezcla de confianza y ternura.

—Lo haré, no te preocupes.

Lori se despidió con una última sonrisa y un saludo, dirigiéndose hacia la salida, donde Bobby la esperaba con el coche. Lincoln, algo mareado pero aún consciente, miró a Lynn con una mezcla de deseo y cariño en sus ojos. Sabía que el alcohol comenzaba a nublar su juicio, pero su atracción por Lynn era más fuerte que nunca. Se acercó a ella con una expresión decidida.

—Lynn —dijo Lincoln, con la voz cargada de una mezcla de deseo y vulnerabilidad—. Ven conmigo un momento. Quiero hablar contigo.

Lynn, captando el tono en la voz de Lincoln, asintió con una sonrisa cálida y lo siguió mientras él la guiaba hacia un rincón más apartado del patio. Se alejaron del bullicio y las luces parpadeantes de la fiesta, encontrándose en una zona tranquila y apartada, rodeados por la penumbra y la serenidad del jardín. La música y las risas se desvanecían en la distancia, creando una atmósfera más íntima y cargada de sensualidad.

Una vez en el rincón apartado, Lincoln giró hacia Lynn, sus ojos brillando con una intensidad que solo el alcohol podía intensificar. La miró con una mezcla de adoración y anhelo.

—Lynn —dijo Lincoln, su voz un susurro bajo y seductor—. No puedo dejar de pensar en ti. Hay algo que quiero hacer, algo que he estado deseando desde hace mucho tiempo.

Antes de que Lynn pudiera responder, Lincoln la atrajo hacia él y la besó con una pasión arrebatadora. Sus labios se encontraron con fuerza, y el beso se volvió cada vez más intenso, cada vez más urgente. Lincoln exploraba la suavidad de sus labios con un deseo palpable, su lengua buscando la de ella en una danza íntima y desesperada.

Lynn, sorprendida por la intensidad del beso, correspondió con igual fervor. Se entregó al momento, sus manos deslizando por la espalda de Lincoln, acercándolo aún más. La química entre ellos era palpable, y el deseo que ambos compartían se manifestaba en cada toque, en cada caricia.

A medida que el beso se profundizaba, Lincoln comenzó a perderse en el momento. Sus manos comenzaron a recorrer el cuerpo de Lynn con una mezcla de necesidad y ternura, acariciando su cintura, deslizando sus dedos por su espalda. Cada toque era eléctrico, encendiendo una chispa que hacía que su corazón latiera con más fuerza.

Lincoln se detuvo de repente, separando sus labios de los de Lynn. La intensidad del momento se desvaneció, dejando solo un silencio cargado de emociones no expresadas. La mirada en sus ojos era una mezcla de conflicto y determinación, y su respiración era pesada, como si hubiera estado corriendo una maratón.

Lynn, sorprendida por el repentino cambio, lo miró con preocupación. Se apartó ligeramente para mirarlo a los ojos, intentando entender qué había causado la súbita pausa. Sus manos aún reposaban en su pecho, y la expresión en su rostro era de confusión y deseo insatisfecho.

—Lincoln, ¿qué pasa? —preguntó Lynn, su voz llena de una mezcla de preocupación y curiosidad. La ansiedad en su tono era evidente, y sus ojos buscaban respuestas en los de él.

Lincoln levantó una mano para acariciar su mejilla, su mirada mostrando un profundo conflicto interno. El alcohol estaba comenzando a nublar su juicio, pero el respeto por Lynn y el deseo de que su primer encuentro íntimo fuera especial lo estaban frenando.

—Lynn —dijo Lincoln, su voz temblorosa y cargada de emoción—. No quiero que esto sea solo una reacción impulsiva. Quiero que nuestro primer momento juntos sea especial, no solo algo que hacemos porque estamos aquí y ahora.

Lynn, aún con la confusión en su rostro, sintió el peso de sus palabras. Aunque el deseo seguía presente, la sinceridad en la voz de Lincoln y la seriedad de su expresión la hicieron entender la profundidad de sus sentimientos. Ella asintió lentamente, su mirada suavizándose a medida que captaba la esencia de lo que él estaba tratando de decir.

—¿Quieres decir que... quieres esperar? —preguntó Lynn, su voz apenas un susurro. La comprensión comenzaba a filtrarse en su expresión, y la preocupación se transformaba en un afecto aún más profundo.

Lincoln asintió, su mano aún acariciando suavemente su mejilla. —Sí. Quiero que este momento sea algo que recordemos con cariño, no algo que sucedió por impulso o por la influencia del alcohol. No quiero que nos arrepintamos de lo que hacemos esta noche.

Lynn, conmovida por la sinceridad de Lincoln, sonrió suavemente. Aunque el deseo seguía presente, entendía la importancia de esperar el momento adecuado. Se acercó a él y lo abrazó, sintiendo el calor de su cuerpo y la firmeza de su decisión.

—Está bien, Lincoln —dijo Lynn, su voz llena de ternura—. Entiendo. Y creo que tienes razón. Quiero que nuestro primer momento juntos sea especial y significativo, no algo que hacemos a la ligera.

Lincoln la abrazó más fuerte, sintiendo un profundo alivio y gratitud. El abrazo se convirtió en un consuelo mutuo, una promesa silenciosa de que su relación era más que solo deseo físico. En ese momento, la conexión entre ellos se fortaleció, y el respeto mutuo y la comprensión se convirtieron en el centro de su relación.

—Gracias por entender —susurró Lincoln, su voz cargada de emoción—. No sé qué haría sin ti.

Lynn levantó la cabeza para mirarlo, sus ojos brillando con una mezcla de amor y admiración. —Siempre estaré aquí para ti, Lincoln. Y cuando el momento sea el adecuado, lo viviremos juntos.

Ambos permanecieron abrazados en la penumbra del patio, el mundo exterior desvaneciéndose mientras encontraban consuelo en su conexión emocional. La fiesta continuaba a lo lejos, pero para ellos, ese momento de honestidad y respeto era lo que realmente importaba. La tranquilidad del abrazo de Lincoln le ofrecía a Lynn un refugio temporal de la confusión y el deseo, pero esa calma estaba a punto de ser interrumpida de manera inesperada.

De repente, el cuerpo de Lincoln se tensó, y sus pupilas se volvieron de un amarillo penetrante. Lynn, al sentir el cambio, se apartó ligeramente y lo miró con preocupación. Linkpy había tomado el control, y su presencia era evidente en la forma en que sus movimientos se volvieron más erráticos y su expresión más calculadora.

—Así que esto es lo que hace que Lincoln te quiera tanto —dijo Linkpy, con una sonrisa siniestra en los labios—. Ahora entiendo por qué él está dispuesto a hacer lo que sea para protegerte.

Lynn frunció el ceño, su corazón latiendo con fuerza. Aunque conocía la existencia de Linkpy, nunca había tenido una conversación directa con él y mucho menos en un momento tan vulnerable. Se mantuvo firme, su voz cargada de desafío y preocupación.

—¿Por qué no simplemente te esfumas si sientes algo? —preguntó Lynn, intentando mantener la calma. Su mirada estaba fija en la de Linkpy, tratando de entender la lógica detrás de su presencia persistente—. Si realmente entiendes por qué Lincoln me quiere, ¿por qué no te alejas y dejas que él viva una vida normal?

Linkpy se rió suavemente, la risa cargada de una frialdad inquietante. —Oh, querida Lynn, no funciona así. Yo no soy algo que se pueda ir tan fácilmente. Soy una parte intrínseca de Lincoln, una manifestación de su trauma y sus experiencias. No soy solo una sombra pasajera; soy una extensión de lo que ha vivido.

Lynn sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de Linkpy. El reconocimiento de su naturaleza violenta y su conexión con el trauma de Lincoln era algo que no había considerado completamente. La idea de que Linkpy era una parte permanente de la vida de Lincoln era desconcertante y dolorosa.

—Pero eso no significa que no puedas cambiar —dijo Lynn, su voz temblando ligeramente—. Si realmente sientes algo por mí o por Lincoln, tal vez podrías hacer un esfuerzo por controlarte. No es justo que él tenga que vivir con esta constante amenaza.

Linkpy observó a Lynn con una mezcla de interés y desprecio. —No es tan simple. Lincoln ha pasado por cosas que ningún ser humano debería enfrentar. Yo soy el resultado de esas experiencias, una parte de su psique que se ha formado a partir del dolor y la violencia. Y aunque pueda reconocer algo de lo que sientes, no puedo simplemente desaparecer. Mi existencia está ligada a la suya de una manera que no se puede deshacer fácilmente.

Lynn, sintiendo una mezcla de desesperación y determinación, dio un paso adelante. —Pero eso no significa que no puedas intentar controlarte. Lincoln te necesita, pero también necesita vivir una vida donde no esté constantemente bajo tu amenaza. Si realmente te importan sus sentimientos, tal vez podrías intentar encontrar una manera de coexistir sin ponerlo en peligro.

Linkpy la miró fijamente, sus ojos amarillos parpadeando con una intensidad inquietante. —Quizás, tal vez. Pero debes entender que no es una tarea sencilla. Mi existencia es una parte de él, una sombra que se cierne sobre cada aspecto de su vida. Mi control no es algo que se pueda simplemente apagar y encender a voluntad.

Lynn asintió, sintiendo una mezcla de tristeza y resignación. Sabía que estaba lidiando con una parte muy compleja y dolorosa de la vida de Lincoln, algo que no se podía resolver con una simple conversación. Sin embargo, su determinación de proteger a Lincoln y ayudarlo a encontrar un equilibrio seguía siendo firme.

—Haré lo que pueda para ayudarlo —dijo Lynn con firmeza—. No importa lo difícil que sea, estaré aquí para él, intentando que su vida sea lo más normal posible a pesar de todo.

Linkpy observó a Lynn por un momento, la intensidad en sus ojos amarillos disminuyendo ligeramente. —Tienes una fortaleza que admiro, Lynn. Quizás, solo quizás, haya algo de esperanza en todo esto. Pero debes estar preparada para la realidad de que mi presencia no se desvanecerá fácilmente.

Con esas palabras, el control de Linkpy comenzó a desvanecerse gradualmente, y el cuerpo de Lincoln volvió a la normalidad. Sus pupilas volvieron a su color natural, y la tensión en su cuerpo se relajó. Lincoln miró a Lynn, notando la preocupación en su rostro y sintiéndose avergonzado por la conversación que acababa de ocurrir.

Ambos permanecieron abrazados en la penumbra del patio, el mundo exterior desvaneciéndose mientras encontraban consuelo en su conexión emocional. La fiesta continuaba a lo lejos, pero para ellos, ese momento de honestidad y respeto era lo que realmente importaba. La tranquilidad del abrazo de Lincoln le ofrecía a Lynn un refugio temporal de la confusión y el deseo, pero esa calma estaba a punto de ser interrumpida de manera inesperada.

De repente, el cuerpo de Lincoln se tensó, y sus pupilas se volvieron de un amarillo penetrante. Lynn, al sentir el cambio, se apartó ligeramente y lo miró con preocupación. Linkpy había tomado el control, y su presencia era evidente en la forma en que sus movimientos se volvieron más erráticos y su expresión más calculadora.

—Así que esto es lo que hace que Lincoln te quiera tanto —dijo Linkpy, con una sonrisa siniestra en los labios—. Ahora entiendo por qué él está dispuesto a hacer lo que sea para protegerte.

Lynn frunció el ceño, su corazón latiendo con fuerza. Aunque conocía la existencia de Linkpy, nunca había tenido una conversación directa con él y mucho menos en un momento tan vulnerable. Se mantuvo firme, su voz cargada de desafío y preocupación.

—¿Por qué no simplemente te esfumas si sientes algo? —preguntó Lynn, intentando mantener la calma. Su mirada estaba fija en la de Linkpy, tratando de entender la lógica detrás de su presencia persistente—. Si realmente entiendes por qué Lincoln me quiere, ¿por qué no te alejas y dejas que él viva una vida normal?

Linkpy se rió suavemente, la risa cargada de una frialdad inquietante. —Oh, querida Lynn, no funciona así. Yo no soy algo que se pueda ir tan fácilmente. Soy una parte intrínseca de Lincoln, una manifestación de su trauma y sus experiencias. No soy solo una sombra pasajera; soy una extensión de lo que ha vivido.

Lynn sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de Linkpy. El reconocimiento de su naturaleza violenta y su conexión con el trauma de Lincoln era algo que no había considerado completamente. La idea de que Linkpy era una parte permanente de la vida de Lincoln era desconcertante y dolorosa.

—Pero eso no significa que no puedas cambiar —dijo Lynn, su voz temblando ligeramente—. Si realmente sientes algo por mí o por Lincoln, tal vez podrías hacer un esfuerzo por controlarte. No es justo que él tenga que vivir con esta constante amenaza.

Linkpy observó a Lynn con una mezcla de interés y desprecio. —No es tan simple. Lincoln ha pasado por cosas que ningún ser humano debería enfrentar. Yo soy el resultado de esas experiencias, una parte de su psique que se ha formado a partir del dolor y la violencia. Y aunque pueda reconocer algo de lo que sientes, no puedo simplemente desaparecer. Mi existencia está ligada a la suya de una manera que no se puede deshacer fácilmente.

Lynn, sintiendo una mezcla de desesperación y determinación, dio un paso adelante. —Pero eso no significa que no puedas intentar controlarte. Lincoln te necesita, pero también necesita vivir una vida donde no esté constantemente bajo tu amenaza. Si realmente te importan sus sentimientos, tal vez podrías intentar encontrar una manera de coexistir sin ponerlo en peligro.

Linkpy la miró fijamente, sus ojos amarillos parpadeando con una intensidad inquietante. —Quizás, tal vez. Pero debes entender que no es una tarea sencilla. Mi existencia es una parte de él, una sombra que se cierne sobre cada aspecto de su vida. Mi control no es algo que se pueda simplemente apagar y encender a voluntad.

Lynn asintió, sintiendo una mezcla de tristeza y resignación. Sabía que estaba lidiando con una parte muy compleja y dolorosa de la vida de Lincoln, algo que no se podía resolver con una simple conversación. Sin embargo, su determinación de proteger a Lincoln y ayudarlo a encontrar un equilibrio seguía siendo firme.

—Haré lo que pueda para ayudarlo —dijo Lynn con firmeza—. No importa lo difícil que sea, estaré aquí para él, intentando que su vida sea lo más normal posible a pesar de todo.

Linkpy observó a Lynn por un momento, la intensidad en sus ojos amarillos disminuyendo ligeramente. —Tienes una fortaleza que admiro, Lynn. Quizás, solo quizás, haya algo de esperanza en todo esto. Pero debes estar preparada para la realidad de que mi presencia no se desvanecerá fácilmente.

Con esas palabras, el control de Linkpy comenzó a desvanecerse gradualmente, y el cuerpo de Lincoln volvió a la normalidad. Sus pupilas volvieron a su color natural, y la tensión en su cuerpo se relajó. Lincoln miró a Lynn, notando la preocupación en su rostro y sintiéndose avergonzado por la conversación que acababa de ocurrir.

—Lo siento —dijo Lincoln, su voz llena de pesar—. No quería que eso pasara. Gracias por... por lidiar con eso.

Lynn lo abrazó con fuerza, su corazón aún acelerado por la intensidad de la conversación. La noche continuaba su curso, la música y las risas se filtraban a través de las paredes, pero en ese rincón apartado del patio, el mundo exterior parecía desvanecerse. El abrazo entre Lincoln y Lynn no solo era una muestra de amor y consuelo, sino también una promesa de enfrentarse juntos a los desafíos que se avecinaban.

—No tienes que disculparte —dijo Lynn con una voz firme, aunque llena de ternura—. Solo cuida de ti mismo, y trataremos de encontrar una manera de manejar esto juntos.

Lincoln, todavía sintiendo el peso de las palabras de Linkpy, asintió lentamente. Sus ojos, ahora de un azul normal, reflejaban una mezcla de gratitud y preocupación. Sabía que el camino por delante sería complicado, pero no estaba dispuesto a enfrentarlo solo. El abrazo de Lynn le ofrecía una pequeña chispa de esperanza en medio de la tormenta que llevaba dentro.

Dentro de la mente de Lincoln, el conflicto entre sus dos personalidades era palpable. Linkpy, la sombra oscura que residía en los rincones más profundos de su psique, estaba sumido en una reflexión tensa. Las palabras de Lynn habían resonado profundamente, pero su naturaleza violenta y su sed de sangre eran una parte inmutable de su ser.

Linkpy se movió en la penumbra de la mente de Lincoln, la voz interior cargada de una furia silenciosa. Aunque había escuchado el deseo genuino de Lynn de ayudar y encontrar una manera de coexistir, sabía que su esencia no podía ser cambiada con simples palabras de aliento. Era la encarnación de la ira y la violencia que Lincoln había acumulado a lo largo de sus años de sufrimiento y batalla.

Mientras observaba la escena desde su posición en la mente de Lincoln, Linkpy no podía evitar sentir una mezcla de frustración y resignación. Sabía que Lynn había mostrado una fortaleza admirable y una capacidad para enfrentar los desafíos con coraje, pero también entendía que su propia existencia estaba destinada a ser una parte constante de la vida de Lincoln. No podía simplemente desaparecer, no cuando estaba tan intrínsecamente vinculado a la angustia y el trauma de su anfitrión.

—Es curioso —murmuró Linkpy para sí mismo, su voz resonando en la oscuridad—. La fuerza de voluntad de Lynn es notable, pero ¿cómo puede alguien tan lleno de esperanza y determinación hacer frente a una parte de su ser que es tan insaciable y destructiva como yo?

La mente de Lincoln, aunque tranquila por fuera, seguía en un torbellino interno. Mientras su cuerpo disfrutaba del abrazo reconfortante de Lynn, su mente estaba atrapada entre la esperanza de un futuro mejor y la realidad inmutable de la existencia de Linkpy. La noche continuaba, y la fiesta seguía su curso, pero para Lincoln y Lynn, el desafío real era cómo gestionar el equilibrio entre el amor, la violencia y la redención.

Linkpy sabía que, a pesar de su deseo de seguir causando caos y destrucción, la presencia de Lynn representaba una fuerza estabilizadora. A pesar de su incapacidad de cambiar, había una pequeña parte de él que reconocía la importancia de esa fuerza en la vida de Lincoln. Aunque no podía dejar de lado su naturaleza destructiva, la dedicación de Lynn a ayudar a Lincoln le recordaba que incluso en la oscuridad más profunda, había destellos de luz y posibilidades de cambio.

Finalmente, Lincoln y Lynn regresaron a la fiesta, con el ambiente festivo envolviéndolos una vez más. La música y las risas parecían haber aumentado en intensidad durante su ausencia. Mientras se acercaban al área principal, se dieron cuenta de que la dinámica de la fiesta había cambiado. Luna y Luan, sus otras hermanas, habían llegado junto a Bobby y Lori. La presencia de sus hermanas en la fiesta trajo una mezcla de sorpresa y preocupación a Lincoln.

Lincoln miró a Lynn, su mente aún llena de la conversación interna que había tenido con Linkpy. Sabía que sus hermanas podrían ser un pilar importante en su vida, pero también entendía que hablarles sobre su situación actual podría complicar las cosas. La pregunta que le daba vueltas a la cabeza era si era el momento adecuado para compartir lo que estaba sucediendo.

—¿Crees que es el momento de hablar con ellas sobre esto? —preguntó Lincoln, su voz cargada de incertidumbre mientras observaba a sus hermanas unirse a la fiesta.

Lynn, observando a las hermanas y considerando el ambiente festivo, dudó por un momento. Sus ojos se encontraron con los de Lincoln, y ella pudo ver la tensión y la preocupación en su expresión.

—Quizás deberíamos esperar —dijo Lynn finalmente, su tono lleno de preocupación pero también de comprensión—. La fiesta está en su punto álgido, y no quiero que este tema oscuro arruine el ambiente. Tal vez sería mejor abordar esto en otro momento, cuando podamos hablar con calma y sin distracciones.

Lincoln asintió, sintiendo un leve alivio pero también una creciente ansiedad. Sabía que postergar la conversación no resolvía el problema, pero comprendía que Lynn tenía razón en que el ambiente festivo no era el lugar adecuado para discutir algo tan serio.

Con la decisión tomada, Lincoln y Lynn se acercaron a donde estaban Luna, Luan, Bobby y Lori. Las hermanas se encontraron con una mezcla de entusiasmo y curiosidad, al ver a Lincoln y Lynn regresar a la fiesta. Bobby y Lori estaban inmersos en una conversación animada sobre la última película que habían visto, mientras Luna y Luan se integraban con el grupo, compartiendo su alegría y entusiasmo por la fiesta.

—¡Hey, chicos! —saludó Lincoln, tratando de sonar natural a pesar de la turbulencia interna—. ¿Cómo están?

Luna, con una sonrisa amplia, se acercó a Lincoln y Lynn. Su presencia era un recordatorio de los lazos familiares que aún permanecían, a pesar de las complicaciones y desafíos que enfrentaban.

—¡Hola, Lincoln! ¡Lynn! —exclamó Luna, dándoles un cálido abrazo—. ¡No esperaba verlos aquí!

Luan, con una expresión igualmente alegre, se unió a la bienvenida. Aunque había algo de incertidumbre en su mirada, parecía estar contenta de ver a Lincoln y Lynn nuevamente.

—¡Hola! ¿Cómo les va? —preguntó Luan, su tono amigable aunque con una pizca de curiosidad.

Lincoln sonrió, intentando mantener la conversación ligera y agradable. A pesar de las preocupaciones que llevaba consigo, se enfocó en disfrutar el momento con su familia y sus amigos.

—Todo bien —respondió Lincoln—. Solo necesitábamos un respiro y decidimos regresar a la fiesta. ¿Qué han estado haciendo?

Bobby se unió a la conversación, agregando un toque de entusiasmo al ambiente. —Estamos aquí para pasarla bien y disfrutar del tiempo juntos. ¡No hay nada mejor que una fiesta para levantar el ánimo!

Lynn, al notar la atmósfera alegre y relajada, se unió a la conversación con una sonrisa. —Sí, definitivamente necesitamos esto. Gracias por invitarme, Bobby.

La fiesta continuó con su energía vibrante, y Lincoln trató de sumergirse en el ambiente, intentando dejar atrás las preocupaciones que había traído consigo. Mientras observaba a sus hermanas interactuar y disfrutar del evento, se dio cuenta de cuánto valoraba esos momentos de normalidad y felicidad.

La noche avanzó con música, juegos y risas. Aunque la conversación sobre Linkpy y los desafíos que enfrentaba se había pospuesto, Lincoln se permitió disfrutar de la compañía de su familia y amigos. La fiesta fue una pausa en el tumulto de su vida, una oportunidad para experimentar un respiro antes de enfrentar los problemas que aún estaban por venir.

Linkpy, aunque aún presente en la mente de Lincoln, permaneció en un segundo plano, observando la escena con una mezcla de frustración y resignación. A pesar de su naturaleza violenta, comprendía que había momentos en los que era necesario permitir un respiro, incluso si solo era temporal.

La fiesta seguía su curso, la música y las risas creando una atmósfera animada. Sin embargo, la tensión comenzó a aumentar cuando el mismo chico que había intentado coquetear con Lynn antes se acercó nuevamente, esta vez hacia Lori. Su actitud molesta a Bobby, quien se acercó para intervenir y proteger a su hermana. La situación se tornó cada vez más tensa, con el ambiente de la fiesta cambiando drásticamente.

Lincoln, al notar que las cosas se estaban saliendo de control, se acercó rápidamente para tratar de calmar la situación. Intentaba mediar entre Bobby y el chico, esperando evitar una pelea que podría arruinar la fiesta y poner a todos en peligro. Sin embargo, la situación empeoró cuando el chico sacó una pistola, causando un grito de pánico entre los presentes.

—¡Lynn, al agua, ahora! —ordenó Lincoln, con urgencia en la voz mientras observaba la pistola con preocupación. Sabía que debía proteger a Lynn y mantener la calma en medio del caos.

Lynn, comprendiendo la gravedad de la situación, se dirigió rápidamente hacia la piscina, sumergiéndose en el agua para mantenerse a salvo. Mientras tanto, Lincoln trató de acercarse al chico armado con la intención de desarmarlo y evitar que la situación escalara aún más.

Pero el chico no estaba dispuesto a escuchar. En un momento de desesperación, le pegó a Lincoln en la cabeza con la culata de la pistola. Lincoln cayó al suelo, aturdido por el golpe. Durante unos segundos, sus manos se aferraron al área lastimada, intentando recuperar la compostura.

Lynn, al ver a Lincoln en problemas, trató desesperadamente de detener a Linkpy, sabiendo que la situación estaba a punto de descontrolarse. Pero ya era demasiado tarde. El estrés del momento, combinado con el golpe, había desencadenado una alucinación en la mente de Lincoln, donde se encontraba nuevamente en medio de una guerra. En su mente, el chico armado se transformó en un soldado enemigo.

Linkpy, tomando el control, se sintió alimentado por la furia y la adrenalina. —Finalmente, una oportunidad para liberar toda esta ira —murmuró con una voz cargada de odio.

En un estado de frenesí, Linkpy se lanzó hacia el chico, golpeándolo con una fuerza brutal. El chico intentó defenderse, pero Linkpy, en su furia, lo derribó con una serie de golpes implacables. En medio del caos, el chico que había coqueteado con Lynn intentó intervenir para proteger a su amigo, pero Linkpy lo desarmó y lo estrelló contra una puerta corrediza con una fuerza devastadora.

El patio se convirtió en un campo de batalla. Linkpy agarró al chico armado y lo arrojó hacia la piscina, donde ambos comenzaron a pelear bajo el agua. Los cuerpos se movían de manera violenta, la tensión de la pelea creando ondas en la superficie del agua. La lucha bajo el agua era implacable, con ambos tratando de ganar la ventaja mientras el pánico se apoderaba de los presentes.

En la distancia, los sonidos de sirenas de la policía comenzaron a hacerse más fuertes, alertando a los presentes sobre la llegada de las autoridades. La fiesta, que había comenzado como un momento de alegría, se transformó en una escena caótica y violenta.

Lynn, al ver la situación desmoronarse, emergió del agua con desesperación. Su mirada estaba llena de preocupación mientras trataba de llegar a Lincoln para detener el caos. Sin embargo, en medio del tumulto, ella también se convirtió en una víctima de la furia descontrolada de Linkpy.

—¡Linkpy, basta! —gritó Lynn, su voz llena de angustia mientras se acercaba a Lincoln con dificultad. Sabía que tenía que intervenir para detener la violencia antes de que las cosas empeoraran aún más.

Linkpy, aunque enfurecido, escuchó la voz de Lynn. La presencia de ella, y su tono de autoridad, hizo que un atisbo de conciencia se filtrara en la mente de Linkpy. Su furia no desapareció por completo, pero al menos se volvió más controlada, mientras la violencia cedía lentamente.

Finalmente, la policía llegó al patio, y la escena caótica comenzó a calmarse. Los oficiales intervinieron, separando a los involucrados en la pelea y asegurándose de que la situación se controlara. La fiesta había llegado a su fin abrupto, y los asistentes estaban siendo desalojados mientras los oficiales tomaban declaraciones y evaluaban los daños.

Lynn, exhausta y preocupada, se acercó a Lincoln, que estaba intentando recomponerse mientras las autoridades intervenían. Su expresión mostraba un dolor profundo, mezclado con la frustración de no poder proteger a Lincoln de sus propias demonios internos.

—¿Estás bien? —preguntó Lynn, su voz temblando mientras examinaba las heridas de Lincoln.

Lincoln, aún aturdido, miró a Lynn con una mezcla de arrepentimiento y gratitud. —Lo siento... —dijo, su voz cargada de culpa—. No quería que esto pasara.

Lynn, con lágrimas en los ojos, lo abrazó con fuerza. —No tienes que disculparte. Solo cuida de ti mismo, y trataremos de encontrar una manera de manejar esto juntos —le susurró, su voz llena de ternura y determinación.

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