Un día como padres
Esta mañana, me llamó Nya-chan para que cuidara de su hija. Parece ser que hoy, su vecina Dobusu no puede encargarse de ella y Totoko no está por la labor. Donde me ha tocado a mí de trabajar de niñera.
Mi problema.
No tengo ni idea de cómo cuidar un bebé o, mejor dicho, tengo miedo de hacerles daño. Pero, Nyaa no tiene a nadie de quien cuidarla y tiene que ir a uno de sus trabajos extras, así que no tuve más remedio que aceptar el cuidado.No me hizo falta ir a su casa, ya que optó por ir a la mía. Lo que significa que estaría en mi casa.
- Muchísimas gracias, (T/N). No sabes el enorme favor que me haces. - Agradeció Nyaa al entregarme el bolso de bebé y a su hija.
- No tienes por qué darlas. Pero me harías un enorme favor si tuvieras alguna indicación de cómo cuidarla. - Dije nerviosa al tener en brazos a su pequeña hija.
- No te preocupes. Te he dejado un cuaderno con todo lo que tienes que hacer en el bolso. - Miró la hora y puso los ojos como platos. - ¡Uah! ¡Llego tarde al trabajo! - Se despidió por última vez a su hija y se marchó pitando, mientras decía: - ¡(T/N), confío en ti!
Miraba, ya a lo lejos, Nyan-chan corriendo. - ¡¡Tranquila está en buenas manos!! - Entré en mi apartamento y cerré la puerta con el pie al tener las manos ocupadas. Dejé a la bebé en el sofá para que pudiera soltar sin problemas el bolso. - Vamos a ver lo que dice tu mamá en el cuaderno. - Me senté en el suelo, frente a ella, quien me miraba sonriente y saqué del bolso, el cuaderno. Al abrirlo, me fijé en lo limpio y claro que estaba escrito, sin duda explicaba a la perfección cómo tenía que preparar el biberón y a qué temperatura debía estar el agua para, ¿bañarla?
"¿Cómo demonios voy a bañarla en una bañera tan grande?"
Comencé a ponerme nerviosa y a faltarme el aliento. No podía cuidarla yo sola. Cogí mi móvil y llamé a las personas menos indicadas para ayudarme. Cuando cogieron mi llamada, mi mensaje fue bastante claro:- ¡¿Qué alguien me ayude?! - pedí auxilio.
Al cabo de un par de minutos bastantes rápidos, llamaron a la puerta. Al abrirlo, me topé con los sextillizos alarmados. - ¡¿Qué te ocurre (T/N)-chan?!
- Yo... no puedo cuidar un bebé yo sola. - Dije al borde de darme un ataque de ansiedad. La reacción de los sextillizos fue, simplemente épica. Primero me pusieron cara de WTF?, para luego hacer un shiiiiiiii!! En ese momento, me dí cuenta que había dejado sola al bebé y me marché apurada al sofá, quien se encontraba tranquilamente tumbada en el sofá. Ellos al percatar de mi ansiedad, se tranquilizaron y entraron al interior de mi casa, quitando sus zapatos uno a uno hasta quedarse sentados en el suelo, sofá y sillas de la sala.
- (T/N), nunca me imaginé que hicieras de niñera. - Soltó Osomatsu. - Se te ve raro.
- ¡Osomatsu-niisan! - le regañó Choromatsu, volviendo su vista a mí con el bebé. - Pero, ¿cómo es posible que estés cuidando a la hija de mi querida Nyan-chan? - puso sus ojos en forma de corazón al mencionar a su idol favorita.
- Verás, Dobusu no ha podido hoy cuidarla, así que pensó en que yo me encargaría de ella. - Dije con una sonrisa forzada.
- ¿(T/N), no te gusta los niños? - soltó tranquilo Todomatsu.
- ¡¿Qué?! ¡No es eso! - dije ofendida.
- ¿Entonces, qué problema tienes? - me preguntó mientras miraba desinteresado su móvil.
- Yo... - mis manos comenzaron a temblar y mis palabras no salían de mi boca.
- Tienes miedo. - Todos prestamos atención a Ichimatsu, quien tenía todas las miradas hacia él, poniendolo nervioso. - Quiero decir, tienes miedo de que le hagas daño al bebé.
- ¿Eh? - exclamó Jyushi - Eso es absurdo. (T/N) jamás haría daño a un bebé.
- That's right. My princess es la persona más bondadosa del mundo y será una mummy excellent. - Dijo Karamatsu risueño. Sus palabras me hicieron sonrojar al mencionar que yo iba a ser una madre estupenda. Pero, ¿y si no lo fuera?
- En cualquier caso, nosotros somos las personas menos indicadas para pedir ayuda con respecto a cuidar un bebé. - Dijo despreocupado Oso.
- ¿Eh? - me puse nerviosa al ver que todos rechazaban mi ayuda, a excepción de Kara, quien aún no había contestado. - ¿Karamatsu?
- I can't. - Me dió un vuelco el corazón al escuchar la negativa de Kara, pero de repente, sonrió. - No puedo dejar a mi Karamatsu-girl, atemorizada y al cuidado de un bebé sola. - Me sorprendí al saber que me iba a ayudar, en cambio, sus hermanos pusieron una cara de espanto al ver que su hermano iba a estar al cuidado de un bebé.
- Nosotros nos marchamos. - Dijeron con urgencia y se marcharon de mi casa.
- Buena suerte, (T/N)-chan. - Dijo Choromatsu.
- Sí, porque lo vas a necesitar. - Contestó de manera negativa Ichi.
Ambos nos quedamos a solas con el bebé. Mis nervios se calmaron un poco al ya no estar sola al cuidado.
- Y, ¿sabes lo que hay qué hacer? - me preguntó perdido.
- A ver, según dice en el cuaderno. A esta hora hay que darle el biberón. Lo único que hay que hacer es calentar el agua del biberón al baño maría y luego echarle una cucharada del preparado. - Kara sacó el biberón ya rellenado con agua y la lata del preparado.
- ¿Dónde tienes un cazo? - Me preguntó al dirigirse a la cocina, colocando las cosas en la mesa.
- En el mueble que tienes encima tuya. - Abrió el mueble y cogió el cazo, abrió el grifo y lo lleno de agua por la mitad, finalmente, encendió el fuego para calentar el agua. - Por cierto, es preferible que calientes primero el agua, antes de meter el biberón a calentar en el cazo. - Le aconsejé a Kara, mientras cogía en brazos al bebé y me senté con ella en el sofá.
- Ok. - Respondió justo en el momento que iba a colocar el biberón en el cazo y lo retiró de inmediato. - ¿A todo esto, no debe de estar demasiado caliente, la leche digo?
- No, pero ya lo comprobaremos cuando esté listo. - Jugaba con ella con uno de los juguetes que había traído su madre, ella se reía al mostrar el juguete, lo que evocaba en mí una dulce mirada en ella. Karamatsu me observaba desde la cocina, donde su rostro se tornó dulce al contemplar aquella imagen tan bonita al verme con el bebé.
Al pasar un rato jugando, Karamatsu vino con el biberón ya preparado y listo para tomárselo. - Ya está listo.
- Bien. - Solté el juguete y cogí el biberón. Al notarlo un poco caliente, quise comprobar la temperatura, pero como la otra mano la estaba usando para sostener a la niña, no sabía como comprobarlo. Karamatsu notó mi apuro y cogió el biberón.
- No te preocupes, yo me encargo. - Echó unas gotas de leche en su mano y lo probó. Me sorprendí que supiera hacerlo y me entró la curiosidad.
- ¿Cómo supiste el método para comprobar la temperatura de la leche? - pregunté sorprendida.- Las ventajas de ser un nini, es el tiempo que tengo de ver cualquier programa de la tele y de observar a la gente del parque, solo para matar el tiempo.
- ¡Vaya! Pues, al final, has terminado aprendiendo algo sin que te dieses cuenta. - Dije bromeando.
- Salvo que mucho de las cosas que he aprendido viendo la tele, dudo que me sirva en el día a día o, simplemente, no creo que me pase en el futuro. - Dijo con una mirada triste, a pesar de su sonrisa.
- ¿Cómo por ejemplo? - me entregó el biberón y se lo acerqué a la niña, quien empezó a tomárselo sin problemas.
- Cómo cuidar a un baby en el caso de que tenga algún hijo in the future- Fijé mi mirada en la suya y nos la apartamos al instante al empezar sonrojarnos.
- No seas negativo, Kara. Ya verás que en un futuro, encontrarás a alguien que te quiera y tendréis hijos. - Animé a Kara.
- Eso espero. - Me sonrió con gentileza. - Aunque de momento, lo más cercano que puedo experimentar en tener una familia es contigo.
Me puse roja como un tomate al no haberme dado cuenta que Kara y yo nos estábamos comportando como una familia normal y no fui la única. Por suerte, fuimos interrumpidos por la pequeñina, que comenzó a llorar al terminarse el biberón.- ¿Qué le pasa? - preguntó sorprendido.
- Creo que tiene gases. - Solté el biberón e intenté ponerla en posición, pero al moverse me era complicado. - Ya, ya. - consolaba con calma.
- Espera. Yo me encargo. - Cogió a la pequeñina con cuidado, la sostuvo recta pegada a su pecho y le dió pequeñas palmadas a la espalda, liberando los gases, además de algún pequeño vómito. - Really? - exclamó al apartar la niña de él, mientras que la pequeñina y yo nos reíamos.
- Vale. Ahora me encargo de ella, tú puedes ir al baño a lavar la sudadera. Total, tenía que hacer la colada. - Cogí a la niña y el bolso y me dirigí a mi cuarto para que durmiese más cómodamente en mi cama.
- No hace falta. Cogeré una bayeta y me limpiaré la mancha. - Dijo con un tono tímido.- Kara, no es una simple mancha. Es el vómito de un bebé. Quítate la sudadera.- Ordené a Karamatsu.
Él avergonzado, se quita la sudadera. Mostrando su torso desnudo y curtido. Por un momento me quedé embobada en su torso desnudo.
Madre mía, no sabía que estuviese tan en forma.
Al despertarme de mi ensoñación, ambos nos quedamos mirando y nos fuimos cada uno por su lado completamente rojos.
Al volver al cuarto, la pequeñina no se había movido de su sitio, pero no parecía contenta. - ¿Qué te ocurre pequeña? - Al acercarme a ella, lo comprendí inmediatamente. - ¡Uf! Alguien necesita, urgentemente que le cambien el pañal. - Saqué del bolso, un pañal, las toallitas y cuidados íntimos del bebé y el cambiador. Abrí el cambiador en mi cama y coloqué a la pequeñina encima de él. Desabroché su body y luego el pañal; abrí el pañal limpio y lo dejé a un lado; con mi mano, agarré los pies para levantar su cuerpo y poder retirar el pañal sucio con una sola mano, tras tirar el pañal a la basura, limpié su culito con las toallitas; le puse el pañal limpio debajo y volví a dejar la zona baja de su cuerpo, tendido en la cama, le puse la pomada y el talco, y terminé de colocarle el pañal para luego abrocharle el body. - Listo. Ya estas sequita y limpita, mi cosita bonita. - Le hice arrumacos a la peque, cuando escuché una risa de fondo. Me giré sonrojada y me encontré a Karamatsu, quien intentaba por todos los medios no reírse. Sin éxito.
- It's so sweet para mí. Me va a dar diabetes de tanta dulzura.
- No te rías. - Dije completamente avergonzada, mientras colocaba a la pequeñina a la cama para guardar todas las cosas a la bolsa. - Anda, vigílala mientras voy a tirar la basura de mi cuarto y ya que estoy, de mi casa al completo. Que hoy toca los desechos.
- ¿Why no lo haces más tarde? - al entrar a mi cuarto, su cara cambia de expresión por una de asco. - Ok! Lo capto.
Karamatsu se quedó cerca de la niña, mientras salía de mi cuarto con la bolsa de basura. Al llegar al salón, cogí la basura de la cocina de los desechos y los junté. Até las bolsas, cogí mis llaves, me puse unas chanclas y salí a la calle a tirar la basura. Tras volver a mi casa, escuché el llanto de la niña y fuí rápidamente a mi cuarto. Karamatsu la mecía como podía entre sus brazos, pero no se calmaba.
- ¿Qué ha pasado? - pregunté alarmada.
- Se ha despertado de pronto y a empezado a llorar. - Mecía suavemente, pero seguía sin dar resultado.
- ¿Me lo dejas a mí? - cogí a la pequeñina inquieta entre mis dos brazos, entregándomelo.
Nuestro rostros estaban cerca y sus brazos rozaron con las mías. Entonces, comencé a mecerla suavemente y le decía cosas tiernas a la pequeña, al mismo tiempo que tarareaba una nana. La pequeña se calmó poco a poco hasta quedarse dormida. Yo seguía ensimismada tarareando la nana, que no me di cuenta que me había sentado en mi cama y a mí lado se encontraba Karamatsu, muy cerca de mí. Rompiendo su silencio.
- Te dije que serías una madre estupenda. - Me susurró al oído para que no se despertase la peque.
Giré mi cabeza, quedándome a unos pocos centímetros de sus labios. Ambos nos quedamos quietos, sin saber quien daría el primer paso. Karamatsu, nervioso, se acerca poco a poco a mí y yo rompí la poca distancia que teníamos, fundiéndonos en un tierno beso. Nuestros labios se movían lentamente y con ternura. Karamatsu, se acercó más a mí para colocar sus manos entre mis mejillas para que tuviera más profundidad el beso, a pesar de no sobrepasar el límite. Entonces, nos separamos y sonreímos mutuamente.
- Eres tan sweet, my princess. - Me dijo con ternura.
- Porque tu eres muy gentil y amable con las personas, aunque no lo parezcas. - Me sinceré con él, sorprendiendo mis palabras.
- Pero, soy un nini. - Se entristeció. - Tú te mereces a alguien mejor, my princess.
- No. La única persona que quiero estar a mi lado es contigo. My darling. - Lo sonreí y miré con dulzura.
- (T/N) - me miró estupefacto - ¿Lo dices de verdad?
- Sí, Karamatsu. Me gustaría intentarlo contigo. Quiero decir, me gustaría ser tu novia. - Me encontraba completamente sonrojada, que hasta me sentía completamente acalorada.
- Ahora mismo, estaría gritando como un loco y saltando de alegría, si no fuese por esta pequeñina que tienes entre tus brazos. - No paraba de sonreír por la enorme dicha, que estaba reteniendo ahora mismo.
- Yo podría estabilizarte un poco.
- ¿Cómo?
Volví a besarle con ternura a Karamatsu, quien no dejaba de sonreír, a pesar de haberlo estado besándolo un buen rato. Nos separamos y puse a la pequeñina en el centro, dejando un margen de distancia entre nosotros. Nuestras manos se encontraban entrelazadas y nos tumbamos en mi cama, uno frente al otro. Siendo la pequeña, nuestra muralla. Al mismo tiempo que nosotros también éramos sus murallas.
- ¿Te he dicho alguna vez lo sexy que estas sin camiseta? - me mordí el labio inferior al decírselo.
- My princess, por favor. Ahora no es un buen momento para, you know, calentarme. - Se sonrojó ante mi comentario, dibujándole una mueca graciosa, a causa de su nerviosismo.
- Lo siento. - Me disculpé, pero mi sonrisa no desaparecía. - Karamatsu, ¿de verdad sería una buena madre?
- No serias una buena madre, - mis ojos se tornaron como platos - serías la best mother of the world. - Volví a sonreír y esta vez no pude contener las lágrimas de felicidad por aquellas tiernas palabras.
- Y tú serías el padre más cariñoso y tierno del mundo.
- Si no he logrado calmar a la pequeña. - Dijo modesto.
- Pero eso no quiere decir que no lo consigas con el nuestro. - Ambos nos quedamos sorprendidos por la dirección que iba a la conversación.
- Creo que nos hemos ido demasiado hacia el futuro. - Dijo nervioso.
- Sí, demasiado. - También me sentía nerviosa, pero aun así me lancé. - Pero, ¿a ti te gustaría ser el padre de mis hijos? - pregunté tímida.
- Yo... A mí, no me importaría. Si tu estas de acuerdo. Quiero decir, no estamos hablando de un animal. Estamos hablando de un bebé, que va a estar creciendo dentro de ti durante nueve meses y que, incluso, puede tener sorpresas. Ya viste a mi madre, que parió a seis ninis como yo. - Yo me reí en voz baja para no despertarla. - No creo que tenga la capacidad de tener seis de golpe.
- Eso espero, porque no sabes lo duro de tener cinco hermanos en una misma casa.
- ¿Sabes qué es lo que me resulta más curioso al estar a tu lado?
- No, ¿el qué?
- Que a penas hablas en inglés y me hablas como si fueras más propio de ti, es decir, que realmente estoy hablando con quien eres en realidad y no como muestras al resto.
- Supongo que será porque me siento más cómodo, siendo yo mismo estando contigo.
Y así nos quedamos hasta que la pequeñina se despertó por fin y faltara media hora para que llegase Nya-chan para recogerla, durante ese periodo de tiempo, decidí bañar a la peque. Le pedí a Kara a que se adelantase, pues me iba un poner un bañador para no mojarme la ropa. Como sabéis, en Japón las bañeras son muy ondas y no es cómodo bañar un bebé en ese tipo de bañeras, así que lo bañaremos en la parte de la ducha, en cambio, Karamatsu tendría que quedarse en calzoncillos. Cuando entré al baño, Karamatsu ya había desnudado a la pequeña y estaba llenando una palangana con agua templada. Entonces, se giró al verme y se puso rojo como un tomate al verme en bikini, en cambio, yo tenía, ahora mismo, mi atención en la cosita más adorable del mundo.
- Preparada para darte un bañito. - Sonreí con dulzura a la pequeña y sacaba la esponja y el jabón, que traía en el bolso. Para mojarlo y empezar a bañar a la pequeñina, quien sonreía feliz. - ¿Me ayudas Kara? - Volvió en sí y asintió con la cabeza, empezó a mojarla poco a poco, usando su mano. Al estar ya completamente mojada, empecé a enjabonarla, pasando la esponja natural por todas las partes de la pequeña. Cuando ya la enjaboné del todo, Karamatsu abrió el grifo y cuando encontró la temperatura idónea, comenzó a mojarla poco a poco.
- Si hubiese sabido que iba a bañar un bebé, me habría traído bañador. - Me fijé que se había mojado del vientre medio para abajo.
- Ahora te traigo una toalla. - Me puse un albornoz para mí y para los dos traje unas toallas. - Aquí lo tienes. - Se lo dejé entre sus piernas y así, taparle su vergonzoso amigo y la otra toalla, lo extendí y con ayuda de Karamatsu, envolvimos a la pequeña. - Te espero afuera. - Dije al salir del baño para irme a mi cuarto a cambiarla con una muda limpia. - Por cierto, tráeme la ropa que traía puesto.
- ¡Vale! - Escuché decir a lo lejos.
En mi cuarto, sequé a la pequeña con la toalla, al mismo tiempo que la hacía mimitos para luego colocarle el pañal y la otra muda, que traía en el bolso.
- (T/N), aquí traigo la muda. - Me entregó la muda, lo cual la cogí y lo guardé en el bolso. En ese momento, llamaron a la puerta. Poniendo nervioso a Kara.
- (T/N)-chan, no quiero que me vean así. - Dijo sonrojado, pues aparentemente llevaba la toalla por la cintura.
- Tú tranquilo, tú quédate aquí. Mientras yo llevo todo, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. - Me acerqué a él para juntar nuestros labios y marcharme al salón, abrí la puerta, quien se encontraba Nya-chan y Totoko un poco magulladas.
- ¿Habéis tenido una buena pelea? - pregunté divertida.
- Una victoria aplastante. - Dijo triunfante Nya-chan.
- ¿Por qué vas en albornoz (T/N)? - preguntó curiosa Totoko.
- He estado bañando a la pequeñina. Hoy nos hemos divertido mucho. ¿A que sí? - Jugué con la pequeña en mis brazos, quien me responde sonriendo.
- ¡Vaya! (T/N), me has impresionado mucho. Nunca había visto a mi hija tan alegre. Sin duda, ya sé a quien confiar cuando me falle Dobusu. - Entregué la pequeña a su madre y a Totoko le dí el bolso.
- Sí, nunca pensé que manejases tan bien a los niños y yo que te veía tan reacia a ellos.
- No es que fuese reacia, es solo que no tenía la confianza suficiente de cuidar a un niño. Nada más. - Dije con timidez.
- ¿Pues sabes qué (T/N)? Pienso que después de lo que has demostrado con mi hija, creo que serás una madre estupenda.
- Sí, solo le falta que algún hombre se fije en ella. - Dijo con sinceridad, cosa que Nya-chan la miró molesta.
- Bueno, nosotras nos marchamos. Adiós y gracias por todo. - Ambas se marcharon de la casa y cerré la puerta, de repente unos brazos envuelven mi cintura y comienza a atacarme creando un río de besos por todo mi cuello. Provocándome cosquillas.
- ¿Qué haces? - pregunté sin parar de reírme.
- Ahora que estamos tu y yo solos, soy libre de darte todo lo que me estaba guardando, my princess. - Dijo con un tono seductor.
- ¡Wow! Alto ahí, Romeo. ¿No querrás usar todo el arsenal en el primer día, verdad? - Me giré para envolver mis brazos sobre su cuello y quedándonos a pocos centímetros de besarnos. - Mejor poco a poco.
- Lo que usted ordene, my princess.
Ambos terminamos besándonos, pero esta vez de una manera más fogosa. - ¿Te gustaría dormir a mi lado un ratito?
- Oh, God! ¡Sí!
Nos fuimos a mi habitación cogidos de la mano y al llegar a mi cuarto, nos tumbamos uno acurrucado del otro y nos quedamos completamente dormidos.
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