Llegó la hora mis coquitos ^u^ 🌈💕💋 Muchas gracias a quienes fueron al PRIDE PARADE, ¡les mando un abrazo con todo mi corazón! Siéntanse orgullosos de sus colores UwU Y disfruten de lo que queda de este pequeño cuento inclusivo. Ya saben qué hacer. 

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"¡Mátalo, y serás de nuevo sirena! Vuelve a tu vida bajo el mar y olvida este amor imposible."

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El reino se disponía a celebrar la boda por todo lo alto, y la alegría y festividades colmaban cada rincón de la tierra. Sin embargo, había una criatura cuya tristeza oscurecía el cielo. Tristán aún no sabía cómo despedirse de ese mundo, y lo único que había decidido es que no le diría adiós a su amigo. Se iría en silencio, en la noche, y nunca nadie sabría lo que le había sucedido. Al menos, eso creyó que pasaría.

La víspera antes de la unión, tres días antes de que se consumara, se disponía a saltar al agua cuando de ella surgieron tres figuras. Eran Chion, Jade e Isolde, los amigos y súbditos que más le querían. Lo habían estado siguiendo, guardando su secreto, y al ver que estaba en peligro, habían ido con la bruja del mar para hacer un trato con ella.

—Dimos nuestras escamas por esta daga. Úsala para matarlo —le dijeron—. Cuando su sangre cubra tus pies, volverán a ser aletas. Vuelve con nosotros a tu reino, y deja atrás la tierra. —Tristán tomó el regalo, abrazó fuertemente la empuñadura.

"Gracias", dijo en silencio, y las sirenas se fueron a la espera de lo que pasaría.

«Tengo que hacerlo», pensó mientras se colaba a la habitación de Lancelot en la oscuridad previa al alba. «Solo así podré liberarme. Ambos lo haremos», pensó de forma egoísta, y levantó el filo arma, sintiendo que al matarlo también moría. Luego se rio de sí mismo y de su inútil intento. «Claro, como si pudiera. Te quiero, Lance. Nunca lo haría». La bajó, sintiéndose feliz por primera vez desde que supo que iba a perderlo. «Perdóname. Te deseo toda la felicidad que hay en la tierra, el mar y el cielo».

Se dio la vuelta encaminándose al balcón, y entonces decidió cómo terminaría su vida. Se lanzaría convirtiéndose en viento, disolviéndose en la brisa. Así, al menos podría verlo, asistiría a su boda en forma de niebla. El cielo se tiñó de rosa mientras el sol aparecía, tiró al agua la daga que era su última esperanza, y puso un pie en la baranda, listo para ir tras ella. 

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Todos la hemos sentido. Esa ira que da el no ser aceptado, el no ser correspondido UnU y al final, todos nos damos cuenta de que lo único que necesitamos es comprensión.  Por suerte, existen comunidades dispuestas a darnos todo el amor que necesitamos, ¡Justo como esta! ¡Feliz Día del Orgullo! Mis coquitos ^u^ 🌈✨ Y muchas gracias por haber acompañado a esta autora en otra de sus loquitas historias.