4-. Rumbo a Kakariko.
- "¿Quieres decir que estoy comprometida con un príncipe?"-pregunto luego de varios días de estar viajando por el bosque, mientras en su mochila, la gatita dormía cómodamente en un lugar calientito.
- No con cualquier príncipe déjame decirte, si no con uno que te vas a dar contra el piso cuando lo conozcas.-se escuchaba en su tono de voz la burla, ella trataba de imaginarlo, sin éxito alguno. Atravesando zonas peligrosas y cumpliendo santuarios.
- "¿Como es ese tal 'principe' Sidon?"-pregunto ella luego de salir de el santuario, mientras el Gerudo la esperaba.
- Pronto lo sabrás, por ahora, vayamos a descansar y comer esas tartas, me muero de hambre.
- "Siempre te mueres de hambre, desde que salimos de la Meseta."-le regaño la chica mientras se detenían a descansar y sacaban las tartas, mientras la gatita salia a estirar sus piernas. Ofreciéndole un tazón de comida y leche con agua.
Se dispusieron a dormir aunque fuese un rato hasta la mañana siguiente, ya que se veían nubes de lluvia y había una casa en ruinas perfecta para descansar.
✨✨✨
Llegaron a una Posta, en dónde la rubia decidió pasar la noche luego de dormir a la interperie, ya que había más monstruos que de costumbre.
Al ganar una apuesta con el hombre y registrar a la pequeña yegua. Continuaron su viaje, mientras el Gerudo estaba sobre uno más grande y fuerte, en dónde pusieron todas sus pertenencias.
- Tenemos suficiente para llegar a Kakariko, hablar con Impa y así saber que hacer, sugiero dormir en la siguiente Posta, amenaza en llover potente.
- "No son tantas nubes."-artículo viendo el cielo, que tenía pocas nubes a la distancia.
- Será una tormenta, nos quedaremos a descansar y continuaremos hasta que termine.
-"¿Como sabes que habrá tormenta?"-pregunto mientras guardaban a alos caballos.
- El clima es engañoso, creeme, se lo que digo.-fue su última palabra mientras empezaba a asar un trozo de carne de ciervo. Linkle se quedó observando el horizonte, donde el sol comenzaba a ocultarse
Algo en ella le decía que esa mujer le ayudaría a recordar todo su pasado para poder derrotar a la calamidad y salvar a esa chica llamada Zelda.
Avisando que buscaría un atajo, salió tomando su espada para explorar las colinas cercanas. Aunque en su mayoría había monstruos que huían buscando refugio de la tormenta, el cielo arriba de ella se volvió gris de un moment a otro. Subiendo la pendiente con dificultad, se detuvo al ver algo a la distancia. Parecía un brócoli gigante.
Sacudió su ropa luego de tropezar. Se acercó con precaución, alzando su espada, pero se relajo al ver de qué se trataba. Era un kolog, pero este era mucho más grande que los demás. Pero tenía un aura algo triste.
Se detuvo frente a el saludandolo, sorprendiendola al ver su reacción.
- ¡Córcholis! ¡Tu! ¿Acaso puedes verme?
- "Te veo perfectamente...."-respondio ella con cierta calma.
- ¡Cáscaras! Casi se me cae la hoja de la emoción.-revelo alegre.-Veras, han pasado cien años desde la última vez que alguien pudo verme.-se señalo-¡Mi nombre es Obab! Necesito ayuda, pero como nadie podía verme estaba aquí echando raices.....-comento, empezando a llover.-Si no tienes prisa, te contaré todo.
Ella asintió, escuchando la historia.
- Esos monstruillos de ahí me han quitado mis preciadas maracas. Ay, que corcho.... Don los bichejos que se esconden tras aquellas rocas. Y sin ellas no soy capaz de utilizar mis poderes. Corcho....-la miro fijamente, mientras suplicaba.-¡Ayúdame! ¡Recupera mis maracas, por favor!
La chica miro un momento, mientras hacia una seña con su mano y se iba arremangando sus mangas.
Lo único que vio Obab fue a varios monstruos huir aterrorizados ante una paliza que recibían, uno azul salió volando por el precipicio. Uno paso cerca suyo y le metió sus diminutos pies para hacerlo caer rodando la pendiente.
Una fina capa de lluvia empezó a caer, mientras rayos a distancia caían por todo el lugar. Vio a la rubia regresar sacudiendo sus manos cargando algo en su cinto.
- ¡Córcholis! ¡Pero si son mis maracas! ¡Dámelas! ¡Haz el favoooooor! 🎶
La rubia las tomo, dándole ambas maracas al enorme kolog que las ahora emocionado
- Me invade un placentero gozo.... 🎶 Has Sido muy amable. ¿Quizás podrías ayudarme un poquitín más? Verás....-alzo sus maracas, agitando las suavemente.-Las semillitas que tenían dentro las maracas han desaparecido. Y sin ellas el sonido ya no será el mismo. Si tuviese al menos una semilla de kolog, podría cantar, bailar y usar mis poderes en firma de agradecimiento. Con mis poderes podría, por ejemplo, ayudarte en alguna cosilla que requieras.
Luego de darle las semillas que cargaba en su bolsillo, lo vio bailar y cantar frente suyo. Soltó una rosilla mientras el finalizó. Agradecida, se retiró de el lugar, mientras el corría en dirección contraria a la de ella.
✨✨✨
Cuando puso en pie en el interior de la camparta, dió un estornudo al estar más cerca de el Gerudo.
- Te dije que te llevaras una capa....-le regaño mientras la ayudaba a secarse el cabello. Estaba segura que le llegaría una buena fiebre al día siguiente.
Se arropo hasta las orejas con las cobijas y quedó dormida, mientras su cuerpo empezaba a temblar a causa de el frío.
✨✨✨
El médico le dió una medicina mientras la revisaba.
- Es fiebre, tardará en sanar algunos días, en Kakariko podrían tratarla mejor, aunque será difícil el viaje.-les comento a ambos, mientras cambiaba el paño de la frente de la chica, quien comía una deliciosa sopa.
- ¿Como fue posible que te enfermaras?-pregunto luego que el médico saliera, la vio articular ciertas cosas de mala gana, volviendo a ocultar sus manos.-¿Un brócoli gigante?, No hay brócolis gigantes.... ¿Un kolog?.... ¿Quien es Obab?.... Mira, mañana hablamos, por ahora, descansa y tomate la medicina en cuanto te despiertes en la madrugada.
Se despidió de ella mientras se retiraba a dormir en una cama, deseando que está no se rompiera.
Linkle vio la pared mientras sucumbia al sueño, apoyando su cabeza en la almohada.
✨✨✨
- Descansa cariño.....-escucho una voz femenina, abrió sus ojos viendo a una mujer de cabellera rubia que la arropaba. En vez de salir una voz, o mover sus manos, un silbato se escuchó. Lo vio ser tomado entre sus manos y dejado en una mesita cercana a ella.
No sabía que ocurrió después, pero al despertar, un misterioso humo llegó a su cuarto. Pensó que no sería algo grave y a aquella mujer se le olvidó apagarlo. Volvió a tratar de dormir hasta escuchar gritos.
- ¡Maten a la niña y a la mujer!-se escucho una voz. Salio de su cama para poder escuchar todo con más claridad. Al estar en el pie de las escaleras, esa mujer se veía herida y una espada en su mano. Mientras un encapuchado le daba la espalda.
Trato de acercarse, llamando la atención de el hombre, cuatro figuras extrañas, como si estuvieran hechas de un fango rojo con púrpura se giraron a verla esperando una orden.
- ¡Corre Linkle, corre, escapa, ve a la región donde está la Bestia Divina de el agua!-era la voz de esa mujer, como si fuera orden, salió por la puerta, esquivando las siluetas.
- ¡Maten a la niña , yo me encargo de la mujer!-les ordeno. Las extrañas siluetas se le acercaba cada vez más.
✨✨✨
Despertó asustada viendo a su alrededor. El Gerudo dormía cinco camas mas adelante. Se seco el sudor dándose cuenta de inmediato que era.
Despertó llorando a causa de esa pesadilla. Aunque, la sintió muy real. Observó su mano derecha, en dónde se retiró su guante viendo un triángulo conformado por cuatro pequeños tatuado, el que era de un tono verde se mantenia en ese estado, se levantó mientras veía la medicina, yendo a buscar agua para consumirla.
Después de eso, se retiró a descansar un rato más. Mientras abrazaba la almohada para calmarse.
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