Capitulo 1
Capitulo 1
Hace milenios, surgió la leyenda de un fiero guerrero y una princesa legendaria, capaces de derrocar a la oscuridad que amenazaba al reino de Hyrule. Ambos portaban fragmentos del legendario poder de la trifuerza. El caballero, encarnado por un joven de alma valiente y corazón puro, poseía el don del valor. Según se cuenta, la princesa, con cualidades divinas y poderes extraordinarios, es una encarnación terrenal de la legendaria diosa Hylia, poseedora del don de la sabiduría, enviada por las mismas diosas para dar balance y acabar con el mal.
La leyenda dice que ha habido decenas de encarnaciones de ambos entes legendarios, siempre con el mismo objetivo: acabar con la fuente del mal y discípulo del heraldo de la oscuridad. Se cuenta que, junto a las encarnaciones de héroe y princesa, hubo siempre un tercero, que, a diferencia de estos dos, su único objetivo es la conquista y sembrar el mal. Según se dice, el heraldo dejó junto a su discípulo el último fragmento del legendario poder sagrado, el don del poder, pero a que diferencia de la sabiduría y el valor, es utilizado siempre para un fin negativo.
Montones de batallas se han librado, siendo siempre encabezadas por las tres encarnaciones de la trifuerza, y siempre culminando con el mismo resultado. La victoria del gran guerrero legendario y la princesa del destino por sobre el heraldo del mal.
...
Dentro de un salón de clases, en una gran preparatoria, un maestro se encontraba relatando esa historia que a Link se le hacía tan sosa y aburrida. Siempre era el mismo cuento que les contaban a todos los habitantes de Hyrule desde que eran niños. Para él no es que fuera una bobería o una estupidez, sino que simplemente no concebía la idea de que algo tan fantástico como la magia o reencarnaciones fuese real.
Suspiró, cansado, estaba harto y deseaba irse a su dormitorio, se sentía solo, hacía dos meses en los que no visitaba a su familia debido a la lejanía entre la ciudadela y su natal Ordon. Recordó con pesadez a su hermana y a su padre, solo los tenía a ellos. Su madre había fallecido en un accidente de auto cuando él era un niño y la pequeña Abril era solo un bebe. Su padre era un mecánico de automóviles y un herrero a tiempo parcial, era difícil para el verlo tan cansado siempre, quería ayudarlo, por lo que, al presentarse la oportunidad de asistir a la academia privada de la ciudadela, titubeo un poco, pero al final cedió gracias a las palabras de su hermanita y como ella le reprochaba el hecho de que incluso podría conocer a la princesa si es que asistía a la academia.
Soltó una risotada un poco fuerte al aire, llamando la atención de todo el salón
— ¿Algo que desee agregar, joven Wildhart? - cuestiono el maestro al ver al joven rubio distraído. Link se sobresaltó al notar que era el centro de atención.
—No, profesor Gaepora, solo estaba un poco distraído, discúlpeme – respondió el cenizo, acomodándose en su asiento levemente sonrojado por la vergüenza.
Después de ese pequeño percance, siguió escuchando la clase y finalmente pudo irse a descansar a su dormitorio, el cual compartía con su mejor amigo Ravio, proveniente del reino vecino de Lorule.
Entró a la habitación encontrando a su amigo en una de las camas, se recostó en la otra y soltó otro suspiro mucho más cansado.
- ¿Ni un saludo para tu amigo? Qué desconsiderado eres, Link – preguntó divertido Ravio tratando de molestar al rubio.
- No molestes, idiota, estoy demasiado cansado como para lidiar con tu estupidez – respondió el de ojos azules mientras se acomodaba en el colchón y cerraba sus ojos.
- ¿no puedes aguantar un chistesito? – preguntó Ravio mientras se sentaba en la cama.
- No, y no me sigas molestando – sentenció finalmente mientras miraba rápidamente en su celular una foto suya con su madre y su hermana un día antes de que esta falleciera. – Voy a dormir un rato, ¿por qué mejor no vas a molestar a tu novia? – Se acomodó la almohada y se durmió.
Se despertó al cabo de unas horas dándose cuenta de que eran ya las 5 de la tarde, por lo que se apresuró a salir del cuarto para poder ir a buscar algo de comer a la cocina del edificio en el que se encontraba su edificio, bajó las escaleras y encontró el comedor comunitario completamente solo, por lo que sin más se asomó al gran refrigerador para ver que podía encontrar, tomo lo primero que vio y se sentó en la mesa para comer.
Después de comer se dispuso a ir a sus clases de esgrima, ya que obligatoriamente debía tomar al menos una clase complementaria, en su caso, escogió la esgrima, pues todas las demás, como atletismo o futbol no le interesaban en absoluto, además de que con el paso de sus clases notó la facilidad con la que se movía y con la que se coordinaba con el florete, a pesar de su poco ortodoxa forma de utilizarlo, puesto que, luchaba de una forma un poco salvaje, contrariando a todos sus compañeros, quienes utilizaban un estilo de esgrima más tradicional y recatado. Algo que le sorprendió fue el hecho de que la princesa Zelda estuviera en la clase. Debía admitir que era muy buena con el estoque, teniendo un estilo muy refinado y parecido a una danza. Para Link era un hecho impresionante, pues jamás pensó que la que parecía era una delicada princesa tuviera tan buena habilidad en el manejo de armas.
...
Para muchos la princesa Zelda era una chica refinada y estirada como se esperaría de alguien propio de la realeza, pero la verdad es que eso solamente era una gran mentira, su belleza era innegable, su cabello dorado, acompañado de sus bellísimos ojos verdes, además de su refinada figura de reloj de arena, eran prueba de ello.
Ella era consciente de cómo su reino la veía, una niña con la vida resuelta y con la cabeza llena de pura vanidad, pero la verdad es que la joven hyliana era todo menos eso, ya que poseía un corazón puro y un alma totalmente inmaculada.
Sus más grandes ambiciones siempre habían sido velar por su reino y poder proteger siempre a todos sus habitantes; sin embargo, había algo que hacía que su corazón se volcara y no de alegría, pues como relatan las leyendas, que para los herederos de la realeza no eran más que la pura verdad, siempre había existido la gran batalla entre los elegidos por las diosas y el heraldo del mal, y por desgracia, parte de la profecía estaba cumpliéndose, pues la trifuerza solamente aparecía entre los elegidos cuando el heraldo estaba próximo a resurgir, en su mano derecha una luz dorada brillaba con gran intensidad, indicando que el fragmento de la sabiduría, así como los poderes divinos de las diosas, latían en su ser. Se sentía aterrada, pues sabía que su reino corría un horrible destino si es que no se encontraba al legendario héroe elegido por las diosas.
Sabía exactamente lo que las leyendas contaban, tanto el hecho de que su alma estaba irremediablemente entrelazada con el héroe legendario, hasta con el hecho de que este debía ser un joven de alma bondadosa y corazón puro. Estaba aterrada por la idea de que ese legendario héroe jamás apareciera y tener que enfrentarse ella sola a la inminente calamidad que estaba por avecinarse. También se sentía muy angustiada, ya que este era un secreto que tan solo ella sabía. Nadie, incluido su padre, conocía que ella era la encarnación de la diosa Hylia.
Tan solo lo había descubierto hace semanas, un día simplemente despertó con una punzada en su mano, notando el brillante símbolo en ella. De inmediato asimiló todo y la piel de todo el cuerpo se le erizó.
Regresó a la realidad al darse cuenta de que se encontraba en el gimnasio en su clase de esgrima, debía reconocer que era muy buena en ello, a pesar de ser superada por algunos de sus compañeros, en especial por un chico llamado Link, era un secreto a voces que ese chico era todo un prodigio con la espada, muchos maestros decían que debía postularse a la guardia directa del castillo, pues a pesar de contar con un gran cuerpo de policía y el propio ejército, era muy bien sabido que a pesar del paso de los años y la evolución de las armas, el reino de Hyrule había mantenido la tradición de entrenar a todos sus soldados en el uso tanto de armas de fuego, como de espadas y escudos, a pesar de lo que reinos vecinos pensaran, esto benefició enormemente a Hyrule, pues tenía la fama de ser el reino con los soldados mejor entrenados, además de tener a una de las tribus más antiguas y más arraigadas a las tradiciones de hace generaciones como lo eran los Sheika.
-Hola, Princesa, te noto algo distraída. ¿Está todo bien? – Se sobresaltó al notar a su amiga Impa, una miembro de la tribu Sheika y su consejera personal acercarse a ella.
—No pasa nada, Impa, tan solo me puse a pensar en estupideces, no es nada de importancia – Le respondió a la peliblanca tratando de disimular su sorpresa.
-Está bien, ¿quieres ir a practicar? Link y los chicos están haciendo una especie de torneo entre ellos, ya que el profesor no va a venir, es de muerte súbita, así que el primero en ser tocado pierde, será rápido – La Sheika se paró frente a ella y le extendió la mano de forma amistosa para poder ir con el resto del equipo.
-Está bien, si el profesor no asistirá, supongo que no hay nada de malo en ello. – Aceptó la mano de su amiga y se acercó al resto de sus compañeros.
Pelear con su primer contrincante fue sencillo, era un chico nuevo y aún no podía manejar el florete de buena forma, por lo que lo venció en tan solo dos movimientos. Lo mismo pudo notar con Link, aunque su contrincante fuera mucho más experimentado que el de ella, lo derrotó con suma facilidad.
Las demás peleas transcurrieron con normalidad hasta la segunda semifinal. Para sorpresa de algunos, la princesa había derrotado a uno de los mejores del equipo y se había colado como la primera finalista. Por su parte, el segundo cupo fue disputado por los dos mejores espadachines del equipo, Impa y Link. El joven Hyliano adoptó su pose salvaje mientras que la peliblanca una más tradicional, el primer movimiento fue por parte de Link, quien fue directo a atacar el torso de su compañera, esta noto como era un ataque completamente predecible, por lo que tomo una posición defensiva, cosa que era lo que el rubio esperaba, pues cambio su forma de ataque y se avecinó directo a su mascara, la cual estaba totalmente desprotegida, acertó de tajo y terminó derribando a su contrincante.
Un silbato se hizo presente indicando que el joven hyliano había sido vencedor. Zelda se asustó por eso, pues debía pelear contra el mejor espadachín del equipo, más no lo hizo notar. Se acercó al centro de la sala y se paró frente a su rival.
El pitido sonó de nuevo, indicando que tenía que ponerse en posición de pelea, así lo hizo. Link imitó su acción y también entró en posición. Esta vez fue Zelda quien tomó la iniciativa, lanzó un rápido espadazo a los pies del joven, que fue interceptado por el rubio, quien respondió con otro tajo, pero esta vez a la zona baja del abdomen de la chica, la princesa se encontraba totalmente concentrada en los movimientos de su contrincante, estaba impresionada por el estilo de pelea de su oponente, pues se asemejaban totalmente a los realizados por un animal de caza, cada tajo parecía el corte de una garra, además de ser impredecibles, eran demasiado fuertes, pues le costaba cada vez más contrarrestarlos y contraatacar.
Link estaba impresionado, siempre observaba desde lejos los enfrentamientos de la princesa, pero hasta ahora, pudo corroborar lo que tiempo antes se había planteado, los movimientos de la rubia eran como los de una bella danza, cada estocada junto con cada paso parecían un hermoso baile que había hipnotizado por completo al hyliano, se insultó a sí mismo por pensar en eso, pero debía reconocer que la forma en la que la princesa usaba el florete lo habían cautivado por completo, trató de concentrarse más y al notar una abertura en la defensa de la princesa, dio una rápida estocada justo en su hombro haciendo que la rubia retrocediese y callera sentada hacia el suelo.
Aplausos se hicieron sonar y Link se quitó la máscara protectora, Zelda imitó la acción del chico aún en suelo, el joven rubio se dispuso a ayudar a su compañera extendiéndole la mano para que se levantase, pero al hacerlo, pudo notar un extraño, pero hermoso brillo en los ojos de la joven, ese brillo se le hizo tan familiar, que no podía explicar a que le recordaba, la princesa acepto el gesto y se levantó con la ayuda de su compañero.
-Fue una buena pelea – exclamó el joven de ojos azules, mientras se volteaba de nuevo hacia ella. —Peleó muy bien, princesa, me dejó bastante impresionado – Trató de esconder su nerviosismo, pues no podía dejar de ver los ojos de la princesa.
-Muchas gracias por el cumplido Link, eres demasiado bueno con esto – respondió ella mientras se sentaba en una banca que había al lado de ellos - ¿Quieres sentarte? Estoy segura de que estás tan cansado como yo -hizo un espacio para que él se sentara.
-Seguro, me duelen un poco las piernas – aceptó el gesto de la joven y se sentó a su lado. Pensé que a alguien como usted no se le permitía hablar con plebeyos —dijo tratando de iniciar una pequeña conversación.
-Para nada, quiero dejar muy en claro que no me gusta ser tratada de distinta forma por mi posición, así que trato de ser lo más cordial posible con todos – La respuesta de Zelda sorprendió mucho a Link, pues nunca pensó que la futura heredera tuviera un trato tan igualitario hacia todas las personas.
—Ya veo, es bueno saberlo, antes pensaba que no podría acercarme a usted a menos que su guardaespaldas —señala a Impa – me diera permiso.
-¿De qué hablas? Ella es solo mi amiga —se rio ante lo dicho por el chico — Eres muy gracioso Link, me agradas.
-Es todo un halago viniendo de su parte, princesa, debo retirarme, pero me agradó mucho hablar con usted, nos vemos - se levantó de la banca y tomó su mochila.
-También a mi Link, nos vemos – Se despidió de él viendo cómo el rubio salía del edificio levantando la mano en señal de despedida.
...
Link llegó a su habitación y se tumbó en su cama, Ravio no se encontraba ahí, por lo que intuyó que había salido con su novia, por lo que simplemente se acomodó y cerró los ojos. El gusto no le duró mucho, pues cerca de las 2 de la madrugada se despertó agitado sintiendo una fuerte punzada en su brazo izquierdo, cuando estuvo totalmente consciente pudo notar como en su mano brillaba fuertemente un triángulo dorado que solamente había visto en los emblemas de la familia real, además escuchó una voz en su cabeza que le decía "Búscame y reclama lo que te pertenece elegido"
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