Capítulo 34
"Nacimos de la luz de la luna, no es ninguna fantasía. Sin poder respirar a la luz del sol. Tienes que esconder tu corazón. Nacimos para estar tristes. Sufrimos para sentirnos felices."
-Moonchild (RM)
THE LAWYER
La ley del más fuerte.
La primera vez que Kim Namjoon y Jung Hoseok coincidieron en el despacho de Seokjin fue incómodo para ambos. Aquello se debía en buena parte a que el abogado había sido sincero con su nuevo novio, le contó cada pequeña parte acerca de su relación con el nieto de Jung y como la rutina los había llevado a escabullirse el uno del otro después de gran cantidad años.
El pensamiento que llegó hasta la cabeza de Namjoon al instante fue que era bastante triste. Era realmente desolador el ver como dos personas que se querían podían llegar a ser vencidas por la rutina y los amargos silencios, porque estaba claro que ellos se hubieran separado incluso antes si alguno hubiera sido lo suficientemente valiente como para decir en voz alta que aquella relación no avanzaba. O tal vez esas palabras les habrían permitido esforzarse un poco más hasta encontrar una nueva forma de pasión y amor.
La segunda vez que Kim Namjoon y Jung Hoseok coincidieron fue en el apartamento de Seokjin, ese día el hermano pequeño de Jung había acudido para cuidar de Seung mientras ellos arreglaban los últimos detalles antes de cenar. El ex novio de su actual novio había aparecido casi sin avisar, preocupado porque ya era de noche y Taehyung había prometido llegar a casa antes de las nueve.
-Lo siento. - se excusó adentrándose en la calidez de ese apartamento que tantas veces había visitado. Para Hoseok era tan extraño excusarse por presentarse allí a las nueve, como tener que tocar el timbre para acceder. Durante años él y Jin habían sido la clase de pareja que no se separaba durante demasiado tiempo, de esas que elevaban el nivel de confianza hasta aspectos que podrían hacer perder el romanticismo. - Estaba preocupado por mi hermano. Taehyung prometió que estaría en casa antes de las nueve pero ni siquiera ha llamado a su chofer todavía.
Jin sonrió levemente comprobando su reloj, el reluciente Rolex Daytona que su hermano le había regalado el día de su graduación lograba aportarle a su pose hogareña un sentido profesional. En esa ocasión Seokjin portaba un pijama que Hoseok no recordaba haberle visto antes, de color beige y de apariencia mullida, de al menos una o dos tallas más de las que realmente debía necesitar.
El contraste casi hizo reír a Hoseok. Jin era el tipo de persona que no quería alejar de su vida, porque su simple cara le ayudaba a relajarse un poco cuando todo su mundo era un caos. Porque Hope´s Enterprise pronto sería su empresa y él tendría que mostrarse intachable en un mundo en el que cualquier pequeño error podría ser su perdición, la misma que sería la ganancia del muchacho que ahora caminaba con el ceño confuso hacia el abogado y le rodeaba la cintura con el brazo derecho.
Porque aquellos secretos que su abuelo había enterrado durante tantos años bajo tierra nunca podrían ser levantados de no ser por él. Hoseok tenía el completo control sobre aquel hombre ahora que el tiempo y la vejez se le echaban encima. Si bien no sería fácil convencerlo tampoco podía ser difícil, por mucho que viejo amenazase con usar a Taehyung.
-Son solo las nueve y cinco Seok. - sonrió el abogado - Le dije a Tae que lo llevaría a casa, por eso no avisó a vuestro chofer. Estaba a punto de cambiarme cuando sonó el timbre.
-Oh, lo sé. Es solo que cuando se trata de Tae…
Seokjin asintió, entendiendo al hombre ante sus ojos sin que este necesitase realmente hablar. ¿Cuánto hacía que conocía a Hoseok? Sabía prácticamente cada detalle acerca del oscuro pasado de su familia y conocía el motivo detrás de su obsesiva protección hacia su hermano pequeño.
Jin estaba seguro de que Hoseok no les ayudaría en aquel juicio por simple complejo de héroe, lo estaba haciendo porque se encontraba completamente cansado de escuchar como el viejo Jung seguía poniendo el nombre de Taehyung en forma de amenaza sobre sus labios siempre que necesitaba ejercer su yugo de control sobre él.
Hoseok solo estaba buscando su propio escape ante una ruleta rusa de mentiras que nunca parecían detenerse. Su familia era un asunto delicado, pero incluso la prensa más chismosa desconocía los verdaderos motivos tras aquello.
Todos conocían la triste historia acerca de los dos pequeños hijos de los Jung, esos muchachos que quedaron huérfanos después de que sus padres murieran en un accidente de coche… Nadie conocía la historia real, las sucias artimañas que el abuelo de Hoseok y Taehyung había usado para torcer la balanza a su favor.
Así que mientras esos dos hermanos se deshacían en llanto siendo solo unos niños, el viejo Jung usó la catástrofe para obtener bonitas fotos de portada en periódicos donde se le tachaba de mártir. Gran parte del respeto que había obtenido de cara a la sociedad se debía a que muchos se creían aquellas mentiras, la mayoría pensaba que ese hombre realmente había vuelto al trabajo después de retirarse solo para darle todo a sus nietos.
-Pasa. Estaba revisando los papeles del caso de Nam y creo que necesitamos hablar bien acerca de cómo haremos las cosas. - Jin sonrió, notando que Taehyung llegaba con Seung en brazos y la mirada apurada.
-Estaba esperando a que Jin se vistiese, solo pasan unos minutos de las nueve. - se defendió Taehyung. - Además, sabes que en casa de Jin estoy bien. Nada me puede hacer daño aquí.
-Ya hablaremos de eso Tae. - contestó Hoseok con una sonrisa cariñosa. - No estoy enfadado, solo preocupado. Sueles avisar al chofer con antelación pero no lo hiciste. Creí que te había pasado algo, lindo.
Namjoon alzó su mirada hacia Jin, quien se limitó a dedicarle una pequeña sonrisa cómplice. Ese dúo de hermanos era tan extraño que a veces sentía como su piel se erizaba.
-Demasiado sobreprotector. - susurró cerca del oído de Seokjin.
-No juzgues. - añadió en voz baja. - No sabes el infierno por el que esos dos han pasado.
-Como sea. ¿Podemos pedir algo para cenar mientras revisamos los papeles? - Namjoon acarició su estómago. Dejar la morfina estaba siendo en cierta forma complicado, se las ingeniaba para parecer cuerdo pero a veces su cabeza daba tantas vueltas que sentía que se caería desmayado. Necesitaba comer algo en ese instante para nutrir su cuerpo. - No contestes, voy a pedir Dakgangjeong en este preciso instante.
El estómago de Seokjin rugió en respuesta.
-La tarjeta del restaurante que me gusta está en la cocina, justo al lado de esas flores extrañas que me has traído. Pide todo lo que quieras, Hoseok y Tae se quedarán a cenar.
-Tengo trabajo que… - Hoseok intentó protestar pero fue completamente inútil.
-No me contradigas en mi propia casa Jung Hoseok. - habló con diversión el abogado.
Jin posó un beso sobre la mejilla de su novio antes de adelantarse para tomar el abrigo de Hoseok y dejarlo sobre una de las sillas que rodeaban la mesa del comedor del salón. Habían estado revisando papeles durante las últimas dos o tres horas y sus ojos escocían tras un día ajetreado de trabajo, por eso Namjoon lo había convencido para que se duchase. Ninguno de los dos había percibido que Tae seguía allí hasta que asomó su despeinada cabellera y sus mejillas llenas de pintura por la puerta del salón. Después de aquello, Seokjin había comprendido que Hoseok entraría en pánico si su hermano pequeño no llegaba a la mansión de los Jung a la hora inicialmente establecida, quizás incluso varios minutos antes.
Pero no podía culparse a sí mismo, Tae solía ser un chico sumamente callado cuando había extraños a su alrededor, y aquella noche se llevó a Seung a la habitación escabulléndose de Namjoon por el miedo a la socialización que constantemente lo envolvía.
-¿Para qué me necesitas exactamente? Solo dime lo que quieres que diga y seguiré a la perfección tu petición. Soy el primer interesado en sacar a ese viejo de la empresa, y si tu chico puede salir beneficiado entonces mataremos dos pájaros de un tiro. - Taehyung se sentó al lado de Hoseok, los ojos de ese muchacho miraban con brillo a su hermano mayor. - Mi abuelo lleva demasiado tiempo haciendo de nuestras vidas algo imposible de disfrutar.
Seokjin asintió casi al instante, Namjoon no pudo evitar mirar a esas tres personas que parecían compartir tantos secretos.
-Lo sé, por eso me alegra que no te hayas dejado manipular por sus amenazas vacías. Los dos sabemos que si se ha ensuciado las manos escondiendo cosas no querrá que tú las desentierres.
En la voz de Seokjin había cierto cariño, uno que no pasó desapercibido por parte de Namjoon quien comenzó a crear una pequeña lista mental de cosas que quería preguntar cuando estuvieran solos.
Fuera como fuese su novio y el nieto de los Jung ya no estaban juntos, sin embargo se las ingeniaron para continuar siendo buenos amigos. Precisamente por eso Namjoon se sentía un poco fuera de lugar mientras rodeaba con sus manos la taza de café que Jin le había preparado y llevaba su mano hacia una de las galletas de almendra que se depositaban con gracia sobre el plato.
-¿Te gusta el café Taehyung? - trató de captar la atención del hermano pequeño de Hoseok, notando que este no había comido o probado bocado en toda la tarde - ¿O prefieres leche de fresa, un batido, algo? No has comido nada desde que has llegado.
Namjoon no sabía exactamente cuando ese aspecto de su personalidad había aparecido. Él solía preocuparse solo por él mismo pero ahora que pasaba sus días rodeado de Seung y Jin… de alguna forma esa sensación de querer cuidar a los demás parecía agradable, llenaba su corazón de tranquilidad.
A veces era tan sumamente fácil hacer felices a Seokjin y a Seung que se sentía afortunado. No lograba entender porque nunca había sido capaz de comportarse así con sus padres, pero con las dos personas que le arrancaban sonrisas cada día era sencillo.
Fue suficiente con las Silene Tomentosas que le había regalado a Jin mientras comían juntos durante el mediodía, solo porque la flor parecía adaptarse a la polifacética personalidad del abogado. Con ese sencillo regalo consiguió obtener una maravillosa sonrisa que desestabilizó su equilibrio.
Jin no le sonreía a cualquiera.
Jin no sonreía por cualquier cosa.
Pero Jin le sonreía a él.
Jin le sonreía incluso por los detalles más pequeñitos y absurdos.
Le había regalado flores silvestres, rebeldes y tan desaliñadas como él. Pero Seokjin no las había desechado, en su lugar las había llenado de amor haciéndoles un sitio en la zona con más claridad de la cocina, dentro de un bonito jarrón de diseño que no parecía estar creado para la insumisión de estas.
Las flores se habían precipitado por el borde, tomando el control y creando sus propias formas caprichosas dentro del jarrón a medida que dejaban que una fina y rápida raíz brotase en el agua. Tomando el control y haciéndose dueñas de ese pequeño espacio que podrían considerar suyo antes de que sus días de fulgor se acabasen.
-La leche de fresa estaría bien. - la voz de Taehyung sonó timida, casi desentrenada mientras escondía sus ojos verdes bajo aquel largo flequillo negro que se empeñaba en mantener como una cortina ante la mirada .
Y Kim Namjoon volvió a sentir aquella estrecha felicidad cruzando su interior cuando notó que quizás ser un chico bueno era mucho más real que pretender ser un muchacho malo. Porque defender sus derechos y ser fiel a sí mismo no tenía porque estar estrictamente ligado a un camino sin salida que quizás hundiese su vida para siempre. No.
Él estaba aprendiendo a soñar con un futuro que jamás antes se había atrevido a visualizar y eso era hermoso. Aquella imagen era tan bonita que le provocaba sonrisas aniñadas que jamás creyó poseer.
-Gracias. - Namjoon besó la mejilla de Seokjin sorprendiéndolo.
Era un gracias por darle un hogar cuando no tenía casa, por poner una esperanza sobre él cuando nadie le confiaba absolutamente nada. Un gracias por dejarle conocer a Seung, el cariño puro de un niño que cada día besaba sus mejillas y sonreía escandalosamente al verlo mientras extendía hacia él sus pequeñas manecitas. Un gracias por hacerle comprender que estaba demasiado perdido en el pasado, en los niños ricos que le habían hecho la vida imposible cuando era pequeño.
Un gracias por demostrarle que el amor y soñar con el futuro era posible, siempre y cuando uno se lo trabajase.
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Holiii!!
El cap está sin repasar así que pido disculpas desde ya por los posibles errores ortográficos en la narración. Espero que os haya gustado de todas formas baes.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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