Capítulo 32

"El hombro que me prestaste en silencio me transmitió tu calor incluso en un día de frío helador."
- Drawing Our Moments (Taeyeon)








THE LAWYER

La ley del más fuerte.

L

a gente caminaba tranquilamente por los blancos pasillos del museo mientras charlaban acerca de las pinturas que se mostraban. Namjoon siempre había querido ir a una de esas exposiciones, pero en sus pocos intentos se había sentido como un bicho raro. Completamente fuera de lugar.

-Me gusta. - susurró, sintiendo que si alzaba la voz podría molestar al resto de personas - Intente ir a algunas exposiciones pero siempre llegaba a la entrada sentía que no iba a encajar, generalmente eso ni siquiera me importa pero no quería manchar la experiencia con mal humor… nunca llegué a pasar más allá de la puerta.

Jin giró su mirada hacia Namjoon, sintiendo como la mano de este se movía hacia la suya,  sus dedos se entrelazaron sin prisa, era como si el tacto de aquel chico buscase apoyo en aquel acto. Incluso cuando fue el novio de Hoseok ese tipo de cosas lo hicieron sentirse levemente expuesto ante el resto del mundo, él no podía olvidar con facilidad la realidad de que sus padres no habían aceptado su sexualidad sino que más bien la toleraban creyendo que se trataba de una fase.

Uno de los principales motivos por los que lo habían aceptado recaía en que su hermano tomaba todo el peso de la empresa familiar, el otro motivo residía en que Jung Hoseok era el nieto de un magnate. Hope´s Enterprise no había dejado de crecer en los últimos años y ese imperio del que disponían los Jung se ampliaba de forma constante. Era tan irónico como doloroso, sin embargo les resultó mucho más sencillo tolerar que era homosexual tras saber que su novio era el nieto de uno de los mayores empresarios de Corea del sur. Jin sabía aquello, así como sabía que quizás las cosas podrían complicarse con Namjoon si confesaba a sus progenitores que el hombre que le gustaba era nada más y nada menos que un cliente que se enfrentaría al viejo Jung en un juicio. Eran pocos los que se atrevían a ir en contra de los deseos de aquel hombre.

-A veces las personas pueden ser realmente selectivas con lo que deciden clasificar como bueno y malo. - comentó Seokjin - Ponte un abrigo de Louis Vuitton y les dará igual de donde vienes, la menos mientras están delante de ti.

La gente en Corea seguía siendo mucho más cerrada de lo que debería por lo que las miradas de algunos asistentes fueron rápidamente hacia sus manos, como habían ido inicialmente hacia el cabello rosado de Namjoon. Ese fue el instante en el que Seokjin sintió algo parecido a la necesidad de protegerlo recorriendole todo el estómago. Ese chico que ahora acariciaba su mano con calma mientras observaba una bonita pintura , el mismo que era capaz de mostrar su sonrisa sincera mientras jugaba con Seung sobre la alfombra, aquel que se había metido en un lío por pintar sobre las paredes de un edificio que parecía abandonado, su cliente, su novio… no merecía que lo juzgaran de una forma tan sumamente ruin.

Si Namjoon notó las miradas, no lo dijo. Al contrario de Jin, él estaba interesado de verdad en el arte de la pintura y aunque sus creaciones no eran las mejores, el hecho de poder observar como los colores tomaban forma era algo que había atraído su atención desde que solo era un niño.

-Odio a estas personas. - confesó Seokjin, su mano apretando con más fuerza la de Namjoon mientras le lanzaba una mirada gélida a una de las mujeres que se habían quedado paradas observandolos - Actúan como si ver a dos chicos juntos fuese lo peor del mundo cuando es probable que las empresas para las que trabajan se dediquen exclusivamente a destrozar vidas.

-No les prestes atención. - la voz de Namjoon casi brotó de sus labios en forma de suplica. - Eso es lo que les gusta. Cuando empecé a vivir en el apartamento que me estás dejando admito que la idea me ilusionaba pero entonces decidí salir a la calle, demasiadas personas dejando escapar miradas cargadas de odio… Ni siquiera hacia mi sino entre ellos. La gente así se regocija pensando que son mejores.

Seokjin dejó escapar un suspiro de sus labios mientras llevaba la mirada hacia ese cuadro que Namjoon había estado observando desde que entraron. Era un pintura moderna, un lienzo lleno de puntos de diferentes tonalidades de azul. Tal vez podría comprarlo más tarde como un regalo, después de todo Nam había demostrado cuidar a Seung con el mismo amor con el que lo cuidaría un padre.

-Vengo de una familia así Nam. - Jin suspiró. Sus padres habían empezado con muy poco pero ahora que tenían mucho no dejaban de empeñarse en conservarlo. Siempre le contaban lo duro que era ser un nuevo rico, y él seguía sin entenderlo - Muchos creen que si se desvían de la línea que marca el resto, perderán. Eso es lo que convirtió a mi hermano en una persona rutinaria que ya no se permitía tener ilusiones, y aunque suene cruel… que él muriese en un viaje de negocios es quizás lo único que ha logrado abrirles un poco los ojos. Todo ese dinero no arregla los años perdidos y el dolor de la pérdida.

-No puedo entender el motivo que lleva a las personas a vivir de esa manera. Cuando era pequeño, mi hermana y yo siempre éramos asaltados a la salida de clase por niños ricos que creían que tenían inmunidad. Recuerdo la primera vez que me defendí, al siguiente día los padres de esos idiotas se presentaron en el colegio pidiendo mi expulsión.

-¿Y qué pasó? - Jin sostuvo la mano de Namjoon con un poco más de fuerza, avanzando a su lado mientras las personas continuaban manteniendo los ojos sobre ellos.

-Sabes la respuesta incluso si no te la digo.

Seokjin asintió. Por supuesto que lo sabía, Corea era ese tipo de sociedad en la que seguían existiendo los privilegios para la gente adinerada. Unos padres furiosos podían conseguir las cosas más absurdas cuando se trataba de los colegios, ningún director quería arriesgarse a que su escuela fuese manchada con la mala fama que alguien poderoso podría ocasionarle.

-Te expulsaron. Esa es una de las razones por las que me hice abogado. - Seokjin sintió como uno de los hombres que se mantenían en la exposición hacía chocar su codo contra el suyo pero se obligó a ignorarlo, no pretendía estropear la experiencia de Namjoon - A veces se me olvida pero… en definitiva siempre he odiado las injusticias.

Fue solo cuestión de segundos, Kim Seokjin no esperaba ser bien besado en el medio de una galería de arte donde tantos ojos seguían sus movimientos por haberse atrevido a caminar de la mano de otro chico. Sin embargo, los brazos de Namjoon envolvieron su cintura atrayéndolo en un toque decidido, sus ojos le preguntaron si estaba dispuesto a aceptarlo y él asintió sin tan siquiera pensarlo. Notando como sus labios se humedecían ante la necesidad de recibir aquel contacto.

En el instante en el que el beso inició, Jin sintió como un extraño cosquilleo recorría toda su espalda. Aquello era lo que ya no lograba experimentar con Hoseok, la adrenalina de lo nuevo y del comportamiento libre, que a menudo un Jung debía controlar por miedo a las represalias de su abuelo. Namjoon no tenía que pedirle permiso a nadie, con él sencillamente podía fundirse en un beso caliente sin temer los efectos secundarios. Incluso con todos esos ojos y murmullos, lejos de sentirse tímido aquella situación creaba una necesidad de rebeldía que Kim Seokjin creía extinta en su organismo.

Jin no dudó en molerse contra el cuerpo del contrario, sintiendo sus cinturas chocar y sus pechos acercarse a medida que los roces de sus labios continuaban. Sus lenguas se encontraron y envolvieron de forma sucia, podrían poner de excusa que cuando se besaban se olvidaban del resto del mundo pero sería agarrarse a una mentira. Ambos eran conscientes de las miradas clavadas en su acto, lo que solo motivaba más que sus acciones siguieran creciendo.

¿Se estaba convirtiendo en uno de esos exhibicionistas? Jin no lo sabía, todo lo que sabía era que Namjoon estaba sonriendo de forma retadora sobre sus labios, con las manos que antes estaban sobre su espalda descendiendo hacia sus nalgas y apretando sin vergüenza alguna hasta causarle un leve gemido. Seokjin se habría apartado de no ser porque en realidad el cálido cuerpo de Kim Namjoon le proporcionaba un agradable escondrijo del que no planeaba apartarse pronto… hasta que el guardia de seguridad les pidió amablemente que abandonaran la sala y el chico lo arrastró de la mano hacia el coche.

-Namjoon. - el frío del exterior despertó todos los sentidos dormidos de Jin - Íbamos a ver la exposición, tú… parecías tan ilusionado y…

-No me importa. - confesó - Estabas incómodo, no te atrevas a negarlo porque te has destrozado los dedos mordiéndote las uñas en cuanto los cuchicheos empezaron.

¿Sería cierto eso que le había dicho su madre acerca de lo que provocó que se enamorase de su padre fue el que no necesitaba abrir la boca para que este pudiese entenderla? Seokjin asintió hacia Namjoon, sintiendo una especie de orgullo en su pecho al comprender que a este ni siquiera le hacía falta preguntarle qué le ocurría. Bien, puede que su madre no exagerase cuando le contaba que las conexiones así existían entre algunas personas.

-Lo estaba. - afirmó - Pero no por mí, no quería que esa gente te estropease la experiencia. Y ahora estamos aquí porque…

-¿Debido a que no sabemos controlarnos cuando nos besamos? - Namjoon bromeó, sin embargo sus palabras estaban repletas de realidad. Mientras besó a Jin en ese museo, sus labios no dejaron de pedir más. - Yo fui el primero en iniciar el beso, tú solo añadiste la lengua. Yo fui el que te apretó el culo, tú solo gemiste un poco y yo soy el que tiene una erección así que tal vez podríamos ir a un sitio menos concurrido hasta que se me pase.

Seokjin no supo qué exactamente lo llevó a romper la distancia de nuevo pero antes de pensarlo bien se encontraba acorralando a Namjoon contra su coche, sus labios deslizándose sobre el cuello de este sin piedad.

-Hace unos días que no soy el activo… - comenzó hablar.

-Por lo que definitivamente necesitamos un sitio mejor que un museo para divertirnos. ¿Qué tal mi cama? Dijiste que un amigo cercano estará cuidando de Seung así que… ¿nos vamos?

Quizás no era solo el que Namjoon pudiese leer sus pensamientos con una mirada, tal vez también se debía a esa personalidad tan sumamente desvergonzada que en ocasiones portaba y que a menudo remitia cuando estaban en la intimidad. Kim Namjoon podía sonreír tiernamente pero también besar con intensidad desgarradora, y eso le parecía excitante. Sexy. Encantador. Atractivo.

Eso le gustaba.

-Taehyung estará con Seung un par de horas más. - confirmó - Así que tu cama suena como un lugar perfecto para el desenlace de esta cita imperfecta.

Namjoon sonrió, su mano escalando hacia la mejilla de Seokjin antes de posar un beso sobre la suave piel perfecta de este. A veces todavía le parecía irreal, un rostro tan sumamente bello como el de ese chico merecía portar una sonrisa siempre. Sus ojos fríos eran una característica que mentía acerca de su verdadera personalidad.

-Vamonos.

Y Jin se limitó a asentir, su corazón golpeando su pecho con tanta fuerza que creía que podría darle un ataque en cualquier instante.




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Hii!

Espero que os haya gustado el capítulo. Es un poquito corto pero estoy resfriada y no fui capaz de escribir mucho más.








Un beso,
os amo
Mel
💜

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