Capítulo 2

"El mundo es otro nombre para la desesperación. Mi altura es otro diámetro de la tierra. Soy la razón de mi propia felicidad y tristeza. El amor propio y el odio se repite en mi cada día."
—RM









THE LAWYER

La ley del más fuerte.

Namjoon dejó su vista vagar sin fuerzas por el exterior del edificio en el que Kris residía, no era muy diferente de su casa, un sitio pequeño y humilde pero habitable. La mayor divergencia se encontraba situada alrededor del factor emocional, allí no estaban su madre ni su hermana para alegrarle los días con sonrisas cariñosas, aquella habitación tampoco era la suya… ni las sensaciones se situaban de su lado. La ventana estaba demasiado cerca de la cama creando una atmósfera de frío que lo invitaba a encogerse sobre sí mismo mientras su amigo le explicaba dónde se encontraban las toallas y demás enseres para el baño o la limpieza.

-Ahora es un buen momento para que me expliques qué es lo que ha ocurrido contigo, ¿por qué necesitas quedarte en mi casa Namjoon? - la voz de Kris no era retadora, pero sin duda sus ojos mostraban rastros de preocupación con un leve deje de molestia.

-Si no me quieres aquí yo…

-No es eso, lo sabes. No me importa que te quedes pero me gustaría saber porque mi amigo ha huido de su hogar para meterse en un pequeño apartamento de estudiantes en el que ni siquiera podrás ir al baño sin hacer cola.

-Me he peleado con mi padre - su amigo lo observó con mirada perdida, Namjoon podía entender su reacción. Llevaba años peleando con su padre y siempre terminaban solucionando las cosas, pero aquella noche había sido demasiado, no pudo evitar defenderse ante todas esas palabras dañinas que el hombre dejó escapar de su boca sin ningún tipo de delicadeza. Quizás estaba exagerando o tal vez realmente se había cansado de absolutamente todo, de cada mirada de asco y palabra usada para referirse a él como un maldito desperdicio humano - Y esta vez ha sido la definitiva, no voy a volver. Encontraré algo por mi mismo, solo necesito un sitio por un par de semanas.

Namjoon sabía que no era el hijo perfecto. Salía de fiesta demasiado, se apartaba del concepto coreano de adolescente normal demasiado y hacía estupideces demasiado. Podía admitir aquello e incluso se sentía apenado ante el hecho de que sus padres tuvieran que sufrir de las malas miradas que causaban todos los rumores sobre él que habían surgido en su círculo cercano de amigos y familiares, sin embargo no lograba lidiar con el detalle de que su padre siguiese juzgandolo por su naturaleza, por quién él era y no se molestaba en ocultar ante el resto del mundo.

Las miradas podían llegar a doler más que cualquier palabra, cada vez que miraba al hombre con el que durante tantos años de su niñez y adolescencia se había llevado bien… un profundo dolor aparecía en su pecho amenazando con ahogarlo y hundirlo en el suelo. Aquellas situaciones de estrés que le ocasionaba el saber que su padre no volvería a sentarse a su lado para ver un partido o que este ya no pasaría más el brazo alrededor de sus hombros para presumir de lo bueno que era su hijo mayor, todo porque él decidió admitir que eran los hombres quienes llamaban su atención más que cualquier mujer bonita, aquello lo mataba por dentro desde el mismo momento en el que comprendió que para su padre él no volvería a ser un hijo del que podría sentirse orgulloso. Aquello se había acabado, su cercanía también, y aunque le quedaba el consuelo del apoyo incondicional de su madre y hermana… nada era lo mismo. Su padre solía ser su mejor amigo, ahora ya no era nada, en dos años habían pasado de reírse durante horas juntos a solo hablar para cernirse en disputas, ya ni siquiera podía averiguar si el hombre todavía lo quería un poco.

-¿Habéis ido tan lejos? - Kris posó una mirada de pena sobre sus ojos - Tú y tu padre… ¿no crees que podeis solucionarlo si pones un poco de tu parte Nam? Sé que no es tu culpa pero desde que él decidió quitarte su apoyo solo has vivido tratando de llamar su atención con travesuras para enfadarlo.

Kris tomó asiento a su lado todavía sosteniendo una toalla en sus manos, él había sido uno de los primeros en aceptarlo tal y como era. Su amigo reaccionó impresionantemente bien aquella tarde de hace dos años cuándo Nam decidió atreverse a decir en voz alta que le gustaban los hombres, tras años teniendo que fingir que le atraían las mismas chicas que sus amigos definían como preciosas.

Namjoon se había sentado muchas veces delante del televisor y había señalado bellezas que desconocía solo para seguir la conversación de su grupo de amigos, había tratado de encontrar el sentido y placer a imágenes eróticas que solo le causaban la sensación de que el mundo continuaba sexualizando cada pequeña parte de las mujeres más y más con el auge del uso de las redes sociales masivo, convirtiendo uniformes de trabajo en fetiches sexuales o analizando gestos sin importancia como proposiciones que nunca habían existido. Él definitivamente había puesto fotografías de cantantes y artistas femeninas en su habitación solo para complacer los ojos de su padre, y quizás aquello después de todo era la raíz de que el hombre siguiese creyendo que realmente había decidido amar a personas de su mismo sexo tan solo por un acto de rebeldía.

En sus meses de duda también había descubierto que había muchas cosas de las mujeres que admiraba pero ninguna tenía que ver con el sexo y ninguna de esas cosas lo llevaba al amor u atracción, salvo que fuese un chico quien decidiese vestir con medias de encaje, tacones y faldas cortas. No era la ropa, tampoco el cuerpo o la personalidad, Namjoon solo podía ver el tipo de belleza, interior y exterior, que lleva a una persona al enamoramiento en los chicos que lo rodeaban. Lo había intentado, se había acostado anteriormente en la cama de ex novias que nunca duraron más de unas semanas y se había encontrado con problemas para encontrar su libido, había obtenido cortas erecciones casi obligadas y se había castigado a sí mismo creyendo que quizás sufría algún tipo de problema de salud. El Namjoon de diecisiete años que lloraba a escondidas en su habitación mientras todos esos pensamientos extraños bailaban en su cabeza quitándole el sueño, no era el mismo Namjoon que ahora, años después, se negaba en rotundo a negar lo que había descubierto que era, a pesar de las palabras de su padre o los intentos del mismo por cortar de raíz la idea de que realmente pudiese ser homosexual.

Todos sabían que había intentado complacer los deseos de su padre aceptando estar con chicas que no le causaban nada, quiso curarse durante un tiempo… pero eso no era así, él no tenía ninguna enfermedad, los posters de artistas bonitas no lo animaban a cambiar su mente y aunque muchas de aquellas fotografías permanecían sobre la pared de su habitación, estaban allí tan solo porque había aprendido a admirar a quién trató tan duramente de ver como algo más que una figura artística. También había muchas imágenes de hombres se habían abierto paso en el mural de su pared causando el malestar de su padre quien se negó durante mucho tiempo a pisar aquel lugar de la casa, el sitio dónde Namjoon había jugado por horas de pequeño con ese hombre no era ahora más que una trinchera de batalla en la que seguía colgando cosas en las paredes con la única intención de rebelarse.

-¿Cómo de diferente es esta vez? Siempre te peleas con tu padre pero regresas a casa, es un bucle muy frecuente cuando se trata de ti Namjoon.

Namjoon le quitó importancia a las palabras de su amigo y tomó la toalla dispuesto a darse una ducha de agua caliente.

-Es diferente porque no quiero volver, estoy agotado de tener que pedir perdón por lo que soy en mi propia casa. No voy a convertirme en la persona que él quiere solo por el mero hecho de que es mi padre. Lo quiero pero si lo que la sociedad opina es más importante de lo que yo lo soy, entonces… no quiero su compañía. No importa quién sea él.

Kris asintió todavía pensativo, Namjoon comenzaba a temer que su amigo no lo quisiese en su casa pero entonces este le dedicó una enorme sonrisa.

-Bien, pues tendrás que buscarte un trabajo si decides quedarte más de un mes. Es un piso de estudiantes y eso significa que el maldito casero exprime hasta la última gota de lo que puede obtener de nuestro alquiler.

Namjoon solo asintió.

-Como sea, mañana tengo que encontrarme con el abogado que me han asignado en el juzgado. Así que me ducharé y me quedaré en la habitación durmiendo sin ser un problema para ti o el resto de chicos del departamento. ¿Trato?

Su amigo asintió con una sonrisa tranquila. Al menos ahora tenía un techo bajo el cual nadie lo juzgaría, incluso si allí no estaba su hogar, mucho menos su madre o Soyeon.

Namjoon había planeado dormir pero aquella noche solo encontró en la oscuridad de una habitación desconocida el dolor de quien ya no tiene una familia, sus manos volaron entonces hacía el bolsillo de su pantalón donde todavía quedaba una de aquellas pastillas que había obtenido en el bar de música en vivo al que solía acudir.

-No pasará nada, solo es una pastilla. - se dijo a sí mismo.

Jin suspiró observando su reloj, veinte minutos tarde. Su cliente estaba haciéndolo esperar y eso era algo que lo llevaría a perder los nervios, porque si de algo carecia el perfecto Kim Seokjin era de paciencia, o al menos con las personas extrañas a su círculo más cercano. Podía esperar si se trataba de sus padres, su hermano o Hoseok, incluso podía hacerlo si era un amigo quien se retrasaba por algún motivo concreto… pero el tener que mantenerse jugando con su bolígrafo por diez minutos seguidos en medio del silencioso juzgado y con la mirada curiosa de la jueza sobre él, eso, lo enfadaba de sobremanera.

No se trataba tan solo de esperar a un muchacho idiota que había decidido jugar con su futuro debido a unas pinturas, no. Se trataba de su trabajo, de su primer caso y de la reputación que conseguiría como abogado en consecuencia. Todos y cada uno de los encuentros entre los implicados contaban y si el primero debía posponerse porque su cliente no llegaba entonces definitivamente se podría considerar que estaba empezando con el pie izquierdo.

Hyuna había dicho que el chico iría, ella lo había repetido varias veces cuando Seokjin la llamó unos minutos atrás pero el muchacho no llegaba. Su jefa lo había defendido diciendo que el tráfico en Seoul a esa hora era un asco, pero ese no era su problema. El tráfico también podría haber sido un problema para él, sin embargo tuvo la decencia de abandonar el apartamento con una hora de antelación para presentarse en el juzgado de forma puntual. Si a su cliente no le importaba aquello, ¿por qué a él tendría que importarle? El muy idiota ni siquiera había respondido a las llamadas previas que Jin realizó para mantener una charla antes de encontrarse directamente con el abogado de los Jung.

Al parecer Hyuna solo había charlado con los padres de este, no directamente con él. Era imposible hacer un buen trabajo cuando todo lo que había obtenido era un historial que hablaba acerca de Kim Namjoon, un chico sin cabeza que se mantenía continuamente causando problemas. Y eso sumaba otro motivo a su enfado. ¿De veras quería enfrentarse al abuelo de Hoseok en un juicio por un muchacho que no parecía interesado en su propia vida y pellejo? Si Kim Namjoon terminaba en la cárcel debido a los privilegios de la familia Jung, no podrían echarle nada en cara. Desde el instante en el que leyó el informe se sintió mal por tener que mantener el secreto y profesionalidad ante su pareja… ¿valía la pena ocultarle a Hoseok aquello? Ocultarle que defendería al delincuente que el viejo Jung había denunciado, cuando ese delincuente ni siquiera respondía a su teléfono o tan siquiera llegaba a tiempo para poder obtener un acuerdo con la parte denunciante. Estaba mintiéndole a su pareja por una persona que no lo merecía en absoluto.

Solo podía agradecer mentalmente que el abuelo de Hoseok hubiese mandado a su abogado directamente, si tuviese que enfrentarse al hombre… se moriría de vergüenza.

-Kim, ¿tiene su cliente pensado asistir? - el abogado del denunciante mantenía una sonrisa casi desafiante mientras comprobaba lo muy enfadado que él se encontraba.

Definitivamente le contaría a Hoseok lo que había pasado y se disculparía con él por haber aceptado un caso en contra del señor Jung. No iba a poner en riesgo su relación por un muchacho que ni siquiera daba señales de vida u interés, por mucho que Hyuna insistiese.

Su vida privada era más importante que ese trabajo y había muchos bufetes en Seoul.

-Más le vale… - respondió en un susurro.

Quince minutos después en total, un muchacho de aspecto extraño entró por la puerta como si aquello fuese un maldito bar, cuando Jin estaba comenzando a recoger sus cosas. Quien Seokjin ya conocía por la ficha del historial que su jefa le había cedido un par de días atrás, portaba ahora un cabello rosado y vestía con ropa escandalosa. Sus ojos lo siguieron en todo momento, el muy tonto incluso caminó hacia la zona del juzgado equivocada por tres veces antes de percibir los ojos enfadados del abogado siguiendo hasta el más mínimo de sus movimientos.

Con descaro Kim Namjoon lamió y mordió su barra de caramelo antes de hundirla en lo que parecía un café americano del puesto de la entrada.

-¿Eres mi abogado? Me has estado mirando así que es eso o...

Jin sintió que esa vena de su cuello de la que siempre le hablaba Hoseok, estaba definitivamente marcandose mientras trataba de respirar profundo.

-Solo si tu eres Kim Namjoon, por la foto de tu historial diría que lo eres… Sin embargo no recordaba que tu cabello fuese rosa.

En cualquier otra circunstancia a Jin le habría encantado ver a una persona tan extravagante y rara, pero no en su trabajo, mucho menos como uno de sus primeros casos.

-Lo soy amigo.

-No soy tu amigo - Jin fingió una sonrisa profesional y le hizo una seña a Namjoon para que avanzara hasta el lugar en el que la jueza y el abogado del denunciante los esperaban desde hacía cuarenta y cinco insoportables minutos.

-La próxima vez llega a tiempo y responde el teléfono cuando te llame, deberías guardar el contacto del bufete de abogados en el que solicitaste…

-Mmm… no tengo telefono actualmente así que eso no será posible. Y en cuanto al tiempo, no depende de mí sino del tiempo que el autobús ha tardado.

-Pues sal dos horas antes de tu maldita casa si es necesario, si yo lo hago tú también deberías. Eres el único interesado en llegar a un acuerdo con el señor Jung - Jin susurró sacando los papeles de su maletín de nuevo - Como no has acudido a la reunión previa porque no respondiste a mis llamadas, llevaré este acuerdo en función de lo que creo más adecuado. A no ser que quieras acabar en el cárcel.

-¿Por un maldito grafitti en una fábrica prácticamente abandonada? - Namjoon frunció el ceño preocupado por las palabras de su abogado.

-No, por meterte con lo que le pertenece a un Jung.











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Hiiiii!!!

Capítulo 2 de The Lawyer, espero que os guste. Yo personalmente como os he mencionado estoy emocionada con la idea de volver a escribir un Namjin.

Aviso desde este instante de que esta será la parte de la saga con más partes explícitas en cuanto a diversidad de temas, vereis alguna mención a droga y demás. Pero por el contrario, a pesar de que es un libro dedicado al cliché del amor-odio, este será el amor más puro y fuerte de toda la saga. Espero que os guste.

Por si hay personitas nuevas leyendo, The Lawyer forma parte de la saga Lost Boys en la que cada libro tiene una pareja diferente que funciona alrededor de un cliché romántico.

#1 The Player : amor comprado (Yoonseok)

#2 The Dancer : amor intenso (vkook)

#3 The Lawyer : del odio al amor (Namjin)

Más adelante es probable que escriba y publique The Troublemaker (Yeonbin) y The Monster (Chanbaek).

La estética de Namjoon en esta fic estará basada en la era de Run, por lo que llevará el cabello rosa.

De nuevo, espero que os haya gustado.

Un beso, Mel 😘

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