Capítulo 11
“Porque la nieve está a nuestros pies. Cuando los abrazos disminuyen, y los lirios han muerto, se reduce a nuestras lágrimas en una sábana.”
—Dermot Kennedy
THE LAWYER
La ley del más fuerte.
Jin dejó caer la frente contra las palmas de sus manos sintiendo las ganas de vomitar escalar hasta su garganta mientras las imágenes desordenadas y borrosas de la noche anterior se mantenían lejos de su mente. Solo encontraba resquicios de lo que había sucedido en su embriagada cabeza, recordaba haberle dicho a Hoseok que saldría con Tao aprovechando el hecho de que este estaba en Corea, también recordaba haber acudido al Limbus pero después de aquello las cosas se hacían más y más confusas.
Había pedido algo con sabor a sandía y en medio de la pista de baile los ojos brillantes de su cliente aparecían en alguna parte de su memoria, el frío de la noche y las calles mojadas. Ellos sentados sobre la acera de una carretera secundaria y… nada más, todo después de aquello era un completo agujero negro en el que Seokjin se estaba hundiendo más y más a cada segundo que pasaba.
-Hemos llegado - el taxista le hizo una seña y Jin asintió rebuscando en su cartera. No llevaba metálico a pesar de que recordaba haber apartado algunas monedas para la máquina de café del bufete de abogados que nunca gastaba si no era realmente necesario.
Con las manos temblorosas y los ojos repletos de un picor que amenazaba llanto, Jin extendió su preciada tarjeta. El dolor de cabeza picaba con más fuerza alrededor de sus sienes cada vez que trataba de recordar lo sucedido, él no era el tipo de persona que acudiría a buscar sexo en secreto a cambio de dinero. Saber de lo que Namjoon le hablaba no había sido especialmente difícil pero sí confuso, era su primera vez en el Limbus y sencillamente la idea de aceptar pagarle a su cliente por una noche de fugaz de diversión no encajaba en su vida cuadriculada, incluso si la idea era atractiva… él tenía un sentido fuerte de lo correcto y lo incorrecto, pagarle a un chico desesperado no entraba en sus malditos planes.
Pero de nuevo, Jin no era alguien que soportase bien el alcohol y cuando bebía su personalidad podía retorcerse hasta convertirse en un reflejo de todo aquello que siempre quiso ser pero mantuvo atrapado bajo la presión de ser un hijo perfecto. Su sexualidad ya había lastimado lo suficiente a sus padres como para castigarlos también con una mala personalidad. No, él no era así. A veces podía ser impulsivo en situaciones de estrés emocional, sin embargo siempre trataba de mantener sus impulsos a raya.
La sensación de ansiedad aumentó cuando la imponente mansión de los Jung apareció ante sus ojos, necesitaba disculparse con Hoseok y contarle lo que sea que recordaba de esa noche pasada. Las escaleras lo recibieron con un castigo, sus zapatos de diseño resbalaron haciéndolo golpearse de nuevo con fuerza una rodilla que esa mañana ya le dolía de por sí. Tras un suspiro Jin avanzó con la sensación de que no merecía ningún tipo de misericordia, la persona a la que había amado desde su adolescencia lo esperaba con un paraguas y ojos preocupados en la mitad de las escaleras. Por supuesto, él no descansaba, su novio estaba esforzándose por aprender acerca del negocio familiar y los domingos no era un día de descanso para este.
-Seok - Hoseok se acercó rápidamente y colocó el paraguas tratando de acogerlo. Sin embargo la lluvia fría era lo único que se sentía bien en la cabeza dolorosa del abogado, y este no pudo evitar pensar en que el que su novio lo acogiera tratando de aportarle calor se sentía en realidad más como una jaula de barrotes de goma espuma. Era una jaula blanda pero seguía atrapandolo - Te ves realmente mal, me he pasado la noche preocupado. Vamos adentro, deberías tomar una ducha antes de que te enfermes.
Seokjin quería llorar, era todo lo que necesitaba… pero como hacía a menudo, se obligó a mantenerse fuerte. No, no podía llorar por algo así incluso cuando el miedo ya estaba adueñándose de cada parte de su ser nuevamente.
-Tengo que hablar contigo - su voz era afónica y su mano tomó la de Hoseok con apuro. Cuanto antes lo dijera antes terminaría con todo ese dolor - ¿Tienes cinco minutos para mí?
-Claro, pero entremos antes Jinie - Hoseok lo observó, y Jin se sintió completamente desnudo. Años de amistad y noviazgo tenían ese efecto en él, a veces sentía que no podía esconder ningún pensamiento, se sentía desnudo emocionalmente a todas horas. Y decir que no le pasaba nada, incluso cuando su pareja sabía que era mentira, aquello parecía una traición - Realmente te ves mal.
Con pasos torpes y la sensación de que el alcohol todavía se movía por el interior de su cuerpo, Jin avanzó con Hoseok. La inmensidad fría de la mansión de los Jung lo golpeó ese día con mucha más fuerza, a él nunca le había gustado aquella casa… porque sabía todo lo que los hermanos Jung habían sufrido y vivido entre esas paredes. Aquella era un prisión real, una de verdad.
-Ve a ducharte, iré a por algo de ropa para ti.
Seokjin se limitó a asentir, con movimientos lentos avanzó por el largo pasillo. Nuevamente un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando la luz de un relámpago iluminó el oscuro pasillo de la casa. Había estado allí en innumerables ocasiones pero esa sensación agria de asco seguía llegando hasta sus papilas gustativas cuando las fotografías familiares de los Jung, repletas de polvo, se colaban en su campo de vista. Grandes retratos que nadie había descolgado pero que tampoco se molestaban en limpiar o restaurar por razones obvias.
Aquel lugar le causaba miedo, sino repulsión. Hoseok y Taehyung merecían un hogar mucho mejor, aquella mansión era grande y lujosa pero el pasado que la envolvía seguía demasiado presente en cada zona.
-He encontrado algunas prendas que habías dejado aquí en otras ocasiones - Hoseok entró en el baño de su habitación con algunas prendas ordenadamente encartadas sobre sus manos - Están limpias así que servirán.
Silenciosamente Seokjin asintió, las manos de Hoseok llegaron hasta su cuerpo unos segundos después. Este había alcanzado una esponja y le lavaba la espalda con cuidado, la preocupación todavía estaba presente en sus ojos y eso estaba logrando que no pudiese mirarlo directamente por más de dos segundos seguidos.
No dijo nada, no lo hizo mientras Hoseok lavaba cada parte de su cuerpo con cariño. Tampoco lo hizo cuando este lo seco y pusó betadine sobre las heridas de sus rodillas, ni siquiera habló cuando su novio le secó el cabello y lo ayudó a vestirse. Entonces este se acuclilló buscando sus ojos y el llanto estalló con tanta fuerza que Jin sintió que se estaba ahogando, no había querido llorar pero el amor de Hoseok lo había empujado a ello. No merecía a alguien así a su lado, realmente no estaba siendo justo con él.
-¿Qué ocurre Seok? - Hoseok posó su mano sobre su barbilla obligandole a alzar la mirada. Jin cerró los ojos por unos instantes antes de tomar la fuerza para mirar a su pareja.
-Estoy defendiendo al chico que tu abuelo ha denunciado, soy su abogado - aquello no pareció molestar a Hoseok, Jin sabía que no lo haría y quizás por eso quiso confesar ese detalle antes que todos los demás. Alargar la espera era agotador pero el miedo a la reacción de su novio, a que este pudiese sufrir… aquello era aterrador.
-Está bien Jin, es tu trabajo y estás empezando. Entiendo que no puedes ser exquisito con las personas que tienes que defender, me hubiese gustado saberlo antes pero estoy seguro de que eso no es lo que te está provocando un ataque de ansiedad. Puedes hablar conmigo, sea lo que sea.
Seokjin tragó aire notando el hipo aparecer entre sus respiraciones aceleradas.
-Y… ayer… creo que te engañe. No recuerdo nada pero últimamente me he estado sintiendo demasiado… extraño con nuestra relación. Bebí y el mismo chico al que defiendo estaba en el local al que fui con Tao, él ha dicho que yo… pague por tener algo pero no ha dicho el qué.
La mirada Hoseok pasó de la confusión a la tristeza y comprensión.
-En realidad lo he notado Seok - su novio suspiró tomando asiento a su lado y alcanzando su mano - Nuestra relación se ha hecho fría y monótona, sé eso y he estado luchando contra ello desde hace meses.
Seokjin miró con los ojos abiertos a su novio, la sorpresa bañando sus iris. Hoseok sonrió de forma familiar y acarició su cabello.
-¿Crees que deberíamos dejarlo? - preguntó - Me asusta dejarte ir pero no estamos funcionando Jin, cada vez tenemos menos química y aunque te quiero creo que siempre hemos sido mejores amigos que amantes.
El llanto fue de alivio en esa ocasión, Jin ni siquiera podía creerse lo bien que se sentía al comprender que Hoseok no saldría herido si esa relación llegaba a su fin. Sus brazos lo envolvieron con fuerza en el instante en el que el chico jugueteó con el anillo de pareja que portaba en la mano.
-No te lo quites - las palabras fueron automaticas - Todavía seremos amigos, no voy a perderte.
Sus sonrisas se mezclaron y Hoseok volvió a abrazarlo con una mirada cálida.
-En cuanto a lo de pagarle a ese chico por lo que sea que te haya dicho, no lo sé Jin. No suena a algo que tú harías pero deberías hablarlo directamente con él.
-No recuerdo nada, incluso si dice algo no sabré si está mintiendome.
Hoseok suspiró levemente contrariado, Jin no era el tipo de persona que pagaría por sexo o cualquier otra cosa. Quizás el adolescente que conoció hace años era más libre y despreocupado, pero el Kim Seokjin que estaba ante sus ojos difícilmente salía de la burbuja de control autoimpuesta que desde hace años había construido para sí mismo. Quizás aquello era lo que había enfriado su relación también, a veces Jin parecía difícil de alcanzar incluso para quienes lo conocían perfectamente bien desde hacer años.
-De todas formas es algo que debes hacer, mencionaste que es tu cliente así que tienes que solucionarlo de una forma u otra Jinie. - Hoseok hizo una pausa, todavía había cansancio en los ojos de su mejor amigo - Pero duerme un poco antes, traeré algo de comer para ti. Tae está en casa así que si necesitas algo puedes pedirselo, ha invitado a Baek y Chanyeol pero les diré que no hagan demasiado ruido.
Seokjin se limitó a asentir dejando caer su cuerpo sobre la confortable cama de Hoseok en la que tantas veces había dormido, ahora que no tenía nada que ocultarle y ya no estaba sujeto a una relación el sueño había regresado, pero también se preguntaba si acaso no debería sentirse triste por haber terminado de una manera tan fugaz con una relación que lo había mantenido sobreviviendo durante tanto tiempo.
Namjoon bostezo dejando las flores en los barreños de agua que su jefe le había indicado, odiaba los lunes pero odiaba todavía más que el tipo lo hubiese dejado solo con todo el trabajo después de haberle dado algunas pautas desordenadas de forma apurada.
Sus manos alcanzaron los lirios con cuidado antes de envolver el tallo de estos con algunas gomas formando docenas de la manera en la que su jefe le había pedido que lo hiciera, no se trataba de un trabajo difícil y sin duda era mejor que lo que había tenido en otras ocasiones. Sin embargo sabía que no le duraría demasiado, las cosas buenas nunca permanecían demasiado en su vida.
-Dos docenas de jacintos de distintos colores por favor.
Namjoon frunció el ceño antes de girarse, aquella voz le resultaba conocida y no se equivocaba. Su abogado se encontraba ante sus ojos, vestía de forma distinta en aquella ocasión pues el traje oscuro había dejado paso a una camisa de color azul apastelado. Generalmente Seokjin no mostraba ningún color demasiado llamativo y aunque su ropa todavía era discreta, esa pequeña muestra de tonalidad diferente le daba un aspecto distinto a su rostro.
Todavía llevaba sin embargo su cabello perfectamente peinado, sus elegantes gafas y sus pantalones planchados hasta el extremo. No portaba la chaqueta del traje en aquella ocasión sin embargo, y de nuevo eso provocó que su aspecto fuese algo distinto ante los ojos de Namjoon.
-¿El rey de hielo en la floristería de mi barrio?
Jin alzó una ceja antes de lanzar un suspiro cansado.
-Dame las dos docenas de jacintos Namjoon, además de eso necesito agendar una cita para arreglar algunos detalles sobre el acuerdo con la prensa.
Namjoon se encogió de hombros, el abogado había usado un tono demandante y a pesar de su aspecto diferente no parecía de mejor humor o menos intocable que en otras ocasiones.
-Podrías haberme llamado - las manos de Namjoon se movieron rápidamente hacía los jacintos y seleccionó algunos colores antes de mostrarselos al abogado. No tenía la menor idea acerca de qué le gustaría a Kim por lo que se decidió por diferentes tonos de azul - ¿Algún color en especial?
Jin dió un par de pasos hacia los jacintos antes de tomar su teléfono y teclear algo.
-A mi madre le gusta el lila, añade blanco y rosa también.
De nuevo aquella voz fríamente demandante crispó los nervios de Namjoon quién se obligó a recordarse a sí mismo que estaba trabajando y debía comportarse del modo adecuado.
-¿Algo más señor Kim? - Namjoon sonrió con la ironía desprendiéndose de sus palabras.
-¿Cuánto vales tú? - en los ojos del abogado había una especie de reto que logró que Namjoon se sintiera acorralado. ¿Había descubierto su pequeña broma del día anterior?
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Holiiii!!!!
Un miércoles más con The Lawyer, espero que os haya gustado y de nuevo deciros que falta poco para que las cosas se pongan intensas 😉
Un beso, Mel 😘
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