«32»

N/A: este episodio no tiene fines de romantización ante la situación que se muestra. Trigger Warning ⚠️
Tener discreción, recordar que esto es ficción y terminar de leer para ver mi postura ante el tema.

I heard the news baby
All about your disease
Yeah, you may have all you want baby
But I got somethin' you need, oh yeah
Ain't talkin' 'bout love
My love is rotten to the core
Ain't talkin' 'bout love
Just like I told you before, yeah before


Las 5 etapas del duelo

Tras una mañana de delicados, suaves y apasionados besos, los dos jóvenes se encontraban desayunando en la cocina del rizado. Ambos charlaban y comían lo que entre los dos habían preparado. Querían estar tranquilos, pero el temor producido por lo ocurrido el día anterior permanecía en ellos.

Mi amor, deberíamos ponerle cierta cautela a los demás —comentó el rubio. Brian sentía una sensación bella en su pecho cada vez que de los labios del rubio salían aquellas maravillosas palabras—. Ya sabes, debemos tener cuidado. Es obvio que nos vieron allá...

— Sí, pero tenemos al capitán Hutton de nuestro lado —aseguró el rizado—. Eso nos da cierta ventaja —besó la frente del chico.

— No sé si el capitán sea tanto de confiar —admitió—. A este punto no confío en nadie.

— Yo tampoco, pero no tenemos otra opción —le acarició la mejilla—. Después del asalto al que tuvimos que ir ayer en el banco como emergencia quedé agotado. Espero no haya tanto papeleo hoy.

— Balearon a dos personas, habrá papeleo —suspiró el rubio—. Lo bueno es que no murieron... así hay menos papeleo.

— ¡Roger! —rió el rizado.

— Este trabajo me enfría —bromeó riendo—. Mentira, estaba jodiendo. Menos mal que no murieron. Las balas fueron en el brazo y en la pierna. Y afortunadamente todo salió bien.

— Si no estamos descubriendo el tráfico estamos yendo de emergencia a otros lugares por el 911 o estamos habiendo papeleo. ¿Imaginaste así tu trabajo?

— Uhjum. Quería ser Martin Riggs de arma mortal. Creo que lo logré, ¿no? —le guiñó un ojo.

— Rió—. ¿Y yo soy la policía con la que se casa?

— Uhjum —rió. Brian rodó los ojos riendo.

— Pensé que era el tal Roger. El afroamericano. Olvidé el apellido.

— Te acuerdas del nombre porque se llama como yo. Es mi tocayo —sonrió.

— Exacto —le sonrió—. Mientras que yo no sea la primera esposa a la que matan, todo bien.

— Nop, eres la que es la actriz de la mamá de Thor... agh, ¿cómo se llamaba? ¡Lorna! Eso, eres Lorna —rió.

— ¿Y quien es la primera esposa, Roggie? —preguntó con curiosidad. El rubio sonrió al recordar el recuerdo de su primer amor.

— Gavin. Gavin Smith —dijo simplemente y se levantó—. Iré a tomar una ducha, ¿sí? Ya vuelvo.

— Claro —sonrió—. Uhm, ese nombre me suena.

— Es porque es el psiquiatra de Oliver Asher —respondió Roger. Brian quedó sorprendido.

— ¿En serio? —lo miró—. ¿Ya lo conocías de antes? Vaya, no tenía idea.

— Sí, ya lo conocía. Por eso había quedado así cuando lo leí en el expediente —explicó.

— ¿Y cuándo lo conociste? —preguntó con interés. No era alguien celoso, solo adoraba oír a Roger hablando de cosas que hacían sus ojos brillar y supuso que un primer amor, a juzgar por cómo se mostró al decir el nombre, sería algo que sí lograría ese efecto en su bonito rubio.

— Uhm a los trece —respondió.

— ¿Eran compañeros? Qué lindo. Me imaginé a un Roggie puberto enamorado de su compañero de clase —lo abrazó por detrás. El rubio soltó una risita.

— No, mi amor, era mi psiquiatra —rió. El rostro de Brian se desencajó prácticamente.

— ¿Qué?

— Sip, era mi psiquiatra —respondió. Brian estaba algo pasmado.

— Supongo que...

— ¿Uhm? ¿Que qué cosa?

— Que no era mayor de edad cuando...

— ¿Y qué tiene? No entiendo.

— Que es ilegal... y... repugnante... —dijo.

— ¡Bri! No creí que te pusieras celoso —rodó los ojos.

— No son celos, Rog. Es preocupación —repuso.

— Al menos escucha la versión completa antes de volverte loco —se fue a sentar a la sala. Brian suspiró y lo siguió.

— Bien —asintió. Aunque por mayor que fuera el argumento dudaba en cambiar de opinión.

Cuando ambos estuvieron sentados cómodamente en el sofá, Brian miró al rubio expectante ante lo que este fuera a decir y pronto Roger comenzó su relato, cuyos adjetivos eran dudosos y contrastantes ante ambos puntos de vista.

— Verás, desde alrededor de los ocho años tuve que empezar a ir a un psicólogo infantil —comenzó el rubio—. Tenía demasiadas crisis de ansiedad que no eran normales para mi edad. Era casi Pablo de los Backyardigans —miró a Brian esperando una risa, pero la preocupación de este era demasiada como para poder reírse. El rubio rodó los ojos—. Como sea, prosigo. Allí me diagnosticaron depresión infantil y ansiedad porque mi mamá se estaba volviendo loca. Más de lo que ya estaba. Veía que discutían siempre con mi papá y veía las crisis de mi mamá donde todo recaía en mí y eso me afectaba. O eso según mi psicólogo. La cosa es que cuando me detectaron la bipolaridad y el trastorno de personalidad límite, me derivaron a un psiquiatra. Tenía trece. se dieron cuenta que debía tratarme con alguien que pudiera darme medicamentos y que me aseguraría una mejor atención.

«En fin, la cosa es que yo en ese tiempo estaba bastante mal. Me sentía muy solo. Sentía que me faltaba amor y que los demás no se preocupaban tanto por mí. Mi madre tenía la obligación de hacerlo y estaba más preocupada de una batidora, mi padre pasaba trabajando y Clare era una niña. Tampoco podía hablar de mis trastornos con mis amigos porque lo veían como un tabú. ¿Comprendes? La cosa es que cuando empecé a ir al psiquiatra... vi que por fin alguien se preocupaba realmente por mí. Alguien por fin me comprendía. Y era extraño, ¿sabes? Porque con mi psicólogo no tenía esa conexión.»

«Pasaba el tiempo. Gavin era... era tan gracioso, tan amable, tan caballero. Siempre estaba atento a mí. ¡Hasta llamaba a mi casa para saber cómo estaba! Y bueno, cada vez que lo veía o que llamaba me sentía tan especial. Y eso era algo que jamás me había pasado. Nunca me había sentido especial para nadie. Siquiera cuando me dijeron que me adelantarían de grado por mis notas, lo que conllevaba salir más joven de la escuela. Esas cosas me hacían sentirme anormal, pero no especial. Y eso son dos cosas totalmente distintas.»

«El punto es que estaba confundido. No sabía que sentía. Y de hecho no lo supe con totalidad hasta que ocurrió ese momento mágico. El momento en el que Gavin me besó.»

Brian tenía una expresión que demostraba bastante. Se notaba que no estaba de acuerdo a lo que Roger estaba contando, y no por celos. Era otro sentimiento que reflejaba su amor por su rubio. Por su niñito anochecer.

«Fue en la consulta. Antes que me fuera, me levanté y el se levantó conmigo. Me dijo que quería darme algo, me tomó de las mejillas y me besó. Nunca había dado un beso y nuevamente me sentía especial. Era tan inexperto que ni siquiera sabía como corresponder. Cuando nos separamos, él me dijo que si bien no besaba bien, él iba a enseñarme. Fue muy hermoso. Me hizo prometer no decir nada y luego salí de la consulta. Mis padres creían que nada pasaba de lo formal. Fue muy muy hermoso. Lo sentía como un amor prohibido.»

— Roggie, ¿cómo...? ¿Cómo va a ser hermoso? —preguntó Brian preocupado. Lo miraba con tristeza.

— Déjame seguir contándote, mi amor —rodó los ojos—. No tienes que ser tan celoso. Estoy contigo, no con él.

— No son celos... —suspiró—. Prosigue.

«En fin, como decía, las consultas se basaban en un rato hablar de lo mío y después en esos momentos mágicos. Esperaba con ansias los momentos mágicos, ¿sabes? Ya tenía catorce en ese tiempo. Los había cumplido recién. Él tenía... ¿treinta y seis? ¿Treinta y ocho? Por ahí. Pero ¿qué más daba? Lo que importaba, me decía él, era la forma en la que me hacía sentir. Y eso era algo inigualable en aquel entonces.»

«A esa misma edad una semana después del primer beso, me dijo que querría algo más. Fue mi primera vez, ¿sabes? Siempre me decía que para que me amaran, tenía que dar algo a cambio. Que la muestra de amor era lo más importante de una relación. Que tenía que satisfacer a la persona que me amaba, porque sino nadie más lo haría. Lo entendía bien, lo había vivido y además él era un experto. Tenía que ser perseverante por nuestro amor. Y yo me di cuenta que era un adolescente bisexual que estaba enamorado. Bueno, no soy bisexual, pero eso creí en ese momento. ¿Entiendes?»

«La cosa era que cada vez que podíamos me hacía el amor. Me decía que me amaba. Me decía que yo era especial. Me sentía así. Especial. Hubo muchas cosas que me asustaron, ¿pero qué importaba? Siempre decía que uno tenía que ceder ciertas veces. Después aumentó mis sesiones. No hablábamos mucho de mis trastornos, aseguraba que todo saldría bien si tomaba mis medicamentos. Él era el experto, ¿no? Yo estaba seguro de que estaba enamorado y estaba seguro que era mi primer amor. Deseaba poder tener dieciocho para que pudiéramos casarnos y tener una familia.»

«Pero lamentablemente él se tuvo que ir de la clínica y me transfirieron a otro psiquiatra. La última vez que lo vi le dije que lo amaba. Él no me respondió. Posiblemente porque no quería hacerme sufrir por el truncamiento repentino de nuestro amor. Recuerdo que lloré muchísimo cuando supe que iba a perderlo. Él era tan dulce. Luego no volví a verlo ni a saber de él hasta que vi su nombre en el expediente de Oliver Asher. Pero después de tanto tiempo preferí no ir. Quizás era mejor que todo quedase en el mágico cuento de hadas que fue para mí.»

Roger miró a su acompañante. La expresión de este dejaba notar la preocupación y el asco ante la situación que su niñito anochecer había vivido. Lo peor era ver como el rubio lo romantizaba y lo recordaba con amor. ¿Cómo le explicaría que sufrió abuso sin dañarlo? ¿Cómo le decía que su primer amor había sido un pedófilo que se aprovechó de la situación delicada de un preadolescente para cumplir sus macabras intenciones?

— Bri, qué pasa. Por qué me miras así... —dijo Roger con confusión y algo de nervios.

— Roggie... —su voz casi salió en un suspiro y se llevó una mano al rostro.

— ¿Qué...?

— Dios mío, mi amor... —suspiró—. Rog, dime por favor que es una broma. Por muy de mal gusto que sea.

— No... ¿por qué mi primer amor sería una broma...? —preguntó extrañado.

— Porque tu primer amor era un adulto... y tú... un niño...

— No era un niño, era un adolescente —repuso.

— Roggie, tenías catorce años y él treinta y seis. Para él sí eras un niño. Podrías ser su hijo.

— No es cierto...

— Sí, Roger —suspiró—. Por favor, date cuenta. No es algo que debas romantizar...

— ¿Romantizar?

— Estás romantizando un abuso sexual que sufriste —dijo.

— No fue abuso, yo sabía lo que estaba haciendo. Ya sabía las consecuencias y el proceso. Sabía lo que conllevaba. Fue algo total y absolutamente consensuado. ¡Hasta usábamos condón! No te vuelvas loco por esto, solo quise contártelo. Eres al primero al que le cuento.

— Roger, tenías catorce años. Independiente de que hayas consensuado o no fue estupro. Eres policía, mejor que nadie sabe qué significa.

— Sí sé qué es estupro —masculló.

— ¿Y es...?

— Mantener relaciones sexuales con un menor de edad —suspiró.

— Por eso, Rog. —se frotó el rostro—. Por algo es un delito.

— Esto fue diferente —murmuró.

— ¿En qué sentido? Se acostaron siendo tú un niño.

— ¡No era un niño! —exclamó molesto.

— ¡Roger tenías catorce años! ¿Qué harías si un día Clare llega con un hombre mucho mayor?

— Brian, ya basta...

— ¿Acaso tú te fijarías en un niño de catorce años?

— ¡Por supuesto que no! ¡No me fijo en niños!

— ¿Y qué pasaría si tuvieras que intervenir en un caso de estupro similar?

— Mi vida laboral no tiene absolutamente nada que ver con mi vida privada —repuso.

— Sí, sí tiene. Porque ahora que dices esto siento que todo encaja. Tu pasado sí puede intervenir en el presente, aunque eso lo decidas tú. Es muy difícil no dejarse llevar por la sombra de lo que fuimos

— ¿Encajar? —enarcó una ceja—. Y yo decido si mi pasado de mierda interfiere o no —repuso.

— ¿Ves? Hasta tú admites que no fue grato.

— ¡Cuando dije pasado de mierda no quería decir que fue una mierda, fue una expresión! ¡Como casa de mierda, perro de mierda, discusión de mierda que estamos teniendo!

— Yo no estoy discutiendo contigo, solo estoy preocupado —repuso el rizado—. Esto... es algo grave, Rog.

— ¿¡Y!? ¡No es grave! ¡El amor no es grave! ¡Yo lo amaba y él a mí! ¿¡Acaso sabes que es sentirse desamparado!? —exclamó con la vista borrosa.

— ¡Quizás no como tú, pero sí! —exclamó y se frotó el rostro—. Roggie, estoy intentando mantener la calma aquí, pero tu terquedad y ceguera respecto al tema no ayudan.

— No hay ni terquedad, ni mucho menos ceguera —repuso—. Tú no estabas allí. Tú no sabías como nos sentíamos el uno al otro. Y estás agrandando esto por unos celos.

— Roger, con lo que contaste se notaba que estaba mal. ¿Por qué no quieres aceptarlo? Y no son celos.

— ¡Porque tuve un primer amor mágico y tú quieres ensuciarlo con tus malos pensamientos! —exclamó.

— ¡No es mágico cuando él tenía veintidós años más que tú! ¡Y sobretodo cuando tú eras un niño!

— ¡Era un amor prohibido! ¡Sí! ¡Pero...! ¡También lo fue el de Romeo y Julieta y... y...!

— Dios mío, Roger... —se frotó el rostro—. No puedo creer que estamos teniendo esta conversación. No puedo creer que por años en vez de recibir la terapia que necesitabas recibías sexo ilegal. Rog, por favor entiende.

— Tú no entiendes —miró hacia abajo. Más calmado y con emociones extrañas—. Porque tu primer amor fue una mierda no tienes por qué manchar el mío.

— ¿Quién te dio el derecho a inquirir eso? —repuso Brian herido y suspiró—. Dime, Roger, ¿cómo sería tu vida si en vez de recibir un maldito... esa asquerosidad, hubieras recibido la terapia que necesitabas? ¿Alguna vez te atendió después de que empezaron a... hacer lo que sea que hacían?

— No —masculló.

— Entonces, Roger. Por Dios —suspiró—. No soy psicólogo ni psiquiatra, pero ¿no crees que quizás tu salud estaría mejor? ¿Tus relaciones anteriores habrían sido menos tortuosas?

— Fueron tortuosas porque ellos eran unos estúpidos. Y yo también. No puedo quitarme la culpa —bufó.

— Roger, ¿cuánto tiempo duró...?

— Desde que tenía trece hasta poco antes de cumplir los dieciséis —suspiró.

— ¿No que tenías catorce? —enarcó una ceja.

— ¡No, tenía trece! —bufó—. Y finalizó a los quince. Antes que cumpliera dieciséis. Unos tres meses antes.

— ¿Has seguido los consejos amorosos que te daba?

— ¿Y a ti qué te importa?

— Roger, por favor, reacciona. Solo te estoy preguntando —lo tomó de las mejillas con delicadeza. El rubio miró a otra parte. Su mirada reflejaba vergüenza, rabia, tristeza.

— Sí. Los sigo desde que me los dio —murmuró.

— ¿No te parecen tóxicos?

— Yo no me puse como loco a inquirir cosas cuando tú me contaste de tu primer amor. Te escuché, te consolé y te comprendí. ¿Por qué no puedes hacer lo mismo?

— Porque mi primer amor y yo teníamos la misma edad y no se aprovechaba de mi delicada salud mental para violarme —repuso.

— ¡No me violó!

— ¡Si no te hubieras enamorado de él, se hubieran acostado igual pero sin que consensuaras! ¡Y eso es violación! ¡Fue una violación a tu niñez, a tu inocencia!

— ¡No era un niñito inocente que creen que la mamá y el papá plantan semillas para tener un bebé! ¡Sabía bastante bien lo que hacía! ¡Y me gustaba!

— ¿¡Pensabas en tener relaciones a los trece!? —inquirió.

— ¡N-No, pero él decía que yo...!

— ¡Exacto! —exclamó—. ¡Él decía! ¡No tú!

— ¡Muchas veces yo también lo seducía! —intentó justificar al hombre con cierta desesperación.

— ¿¡Qué clase de enfermo se deja seducir por un niño de trece años!? —repuso Brian—. ¡Si hubiera tenido tu edad hubiese sido muy diferente! ¡Porque tu maduración cognitiva era menos a la suya!

— ¡Yo era lo suficientemente maduro a mi edad para saber qué era tener sexo!

— ¡Él era un adulto!

— ¡Era mi amor! —se cubrió el rostro—. ¿¡Por qué no lo entiendes!? ¿¡Por qué quieres arruinármelo!?

— No quiero arruinarlo, Roger. Quiero hacerte comprender el daño que ese hombre te hizo. Daño que disfrazó con una preocupación que no tenía porque te quisiera, que tenía porque le pagaban por tener.

— Cállate, me estás lastimando —seguía con el rostro cubierto. Brian se acercó a él y lo abrazó. Le acariciaba el pelo. Roger no tardó en soltarse y dirigirse al baño cerrando de un portazo. El rizado suspiró. Solo esperaba que Roger comprendiera.

— Roger —se puso al lado de la puerta—. Quiero que sepas que te digo esto porque te amo y porque quiero lo mejor para ti. No para dañarte.

— Cállate... —escuchó al rubio del otro lado—. Eres una mierda. Crees que eres perfecto y eso hace que dañes a los demás.

— Como digas, Roger —suspiró y se fue a la sala. No quería seguir discutiendo y tampoco quería seguir siendo insultado. Roger necesitaría tiempo. Esperaba que no fuera tanto.

(...)

— Taylor, May, llamada del 911, les mandaré la dirección —dijo Hutton rápidamente.

— ¿Cuál es la situación? —preguntó Brian.

— Código 207. Por eso les pedí a ustedes. Apúrense. El auto va hacia Bronx o eso indicaron los testigos. Irán dos unidades.

El código 207 significaba secuestro. Corrieron a la patrulla tras recibir indicaciones y descripción física de la víctima y subieron con la sirena encendida. Las luces de esta dejaban ciertos tonos rojizos y azules en el techo, mientras que el sonido fuerte producido lograba que los autos se apartaran dejándolos pasar.

— Secuestro en dirección a Bronx —dijo Roger—. En Bronx es la dirección de Asher.

— ¿Crees que tenga algo que ver?

— No lo creo, estoy seguro —repuso. Si bien estaban algo peleados, mantenían un buen profesionalismo—. Tú quédate con las unidades, yo me infiltraré.

— No sé si puedas —dijo Brian. La radio sonó.

«¡Código 30, y código 10-71, solicito refuerzos!»

— Mierda —masculló Roger. Brian aumentó la velocidad y fue a la dirección que le dieron. Se había alejado de Bronx.

Cuando llegaron al lugar, había un bloqueo de tres patrullas al auto donde había sido el secuestro. Ellos eran la cuarta patrulla del lugar, el problema era que el sospechoso disparaba hacia donde podía.

— Maldita sea —murmuró Brian y sacó su arma. Roger hizo lo mismo. Ambos salieron de la patrulla y buscaron un lugar seguro.

— ¿Qué hacemos? —murmuró el rubio.

— Ayudar... —respondió. Brian comenzaba a disparar.

— Cuidado, la víctima debe estar dentro —repuso Roger—. Voy a tratar de darle en el brazo.

— Está demasiado lejos —dijo Brian—. No podrás desde aquí, déjame cubrirte y tú lo haces.

— Bien. Solo ten cuidado —se levantó. Brian hacía su mejor esfuerzo en cubrirle la espalda. Al menos los dos usaban chaleco antibalas.

Roger apuntó su arma recordando todas las lecciones necesarias de tiro que tuvo en la academia. Entonces apretó el gatillo. Le había dado en el brazo derecho y el hombre soltó el arma. Los oficiales que estaban más cerca corrieron a esposarlo y llamaron una ambulancia. Roger divisó un cuerpo a la distancia. Era un oficial que seguramente había muerto ya.

Fueron a buscar a la víctima al auto. Roger mientras lo arrestaban se puso de espaldas y le subió el pasamontañas de atrás. Luego se lo quitó. La marca de Alma estaba en su nuca.

Brian escoltaba al adolescente que acababa de ser atacado. Este se notaba asustado. Lo habían encontrado en el maletero del auto y se encogía al sentir los disparos.

— Tranquilo, ya estás a salvo —le dijo el rizado. Recordó la dirección de Asher en Bronx, hacia donde se dirigía el auto.

Ya sabían donde estaba el segundo centro.

•*•*•*•*•

OLA SABEN DESDE HACE CUANTO PLANEE ESTO?????

Sip, mucho. Por qué? Porque ya me tiene harta que la pedofilia sea algo tan romantizado en wattpad, en la literatura y en la televisión. No, no es normal que un profe se coja a su alumno menor de edad. Tampoco es normal que un padrastro se coja a su hijastra como en lolita y esas mierdas. No. Es pedofilia sea consensuado o no.

Mi postura es tal y como Brian la presenta. El estupro es un delito y es algo malo. En mi país recientemente hubo un fuerte caso de esto, cosa que me impulsó a este capítulo. Llevo planeando esto desde que la historia empezó. Es más, el carácter de Roger tiene su explicación en esto. No se culpa a la víctima, sino al victimario.

Y eso. Siempre que romantizan eso me llama la atención q no muestran el efecto q puede tener en la víctima. Finalmente lo hice. Espero les haya gustado.

Yyyy vieron el edit de Netflix q hice? JANSKSKS medio cambio de tema. Valgo callampa editando pero lo hago con amor.

Eso. Sería genial leer sus opiniones siempre y cuando sean respetuosas. Me despido uwu y me disculpo x tardar tanto en actualizar xd

- Em

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top