«25»

I'm a puppet on a string
Tracy Island, time-travelin' diamond cutter-shaped heartaches
Come to find you four in some velvet mornin' years too late
She's a silver linin', lone ranger ridin' through an open space
In my mind, when she's not right there beside me


— ¡Fiesta en mi departamento por el juicio de Roger! —exclamó Brian cuando estaban todos en el precinto. Los demás soltaron una exclamación de alegría por esto. El rubio estaba radiante, contento y feliz. Tenía oportunidad de ganar. Por fin la tenía.

— ¿Puede venir mi hermana? —preguntó mirando a Brian sonriendo.

— Por supuesto —le dio un abrazo. Se alegraba por él. Merecía ganar ese juicio, para estar tranquilo, para que pudiese darse cuenta lo excelente policía que era.

— ¡Eh, tórtolos! Felicidades —sonrió Tim dándole una palmada en la espalda a ambos. Roger soltó una risa.

— No nos jodas, Staffell —rió pero seguía abrazando al rizado.

— Como digan —rió—. ¿A qué hora es la fiesta, Brian?

— A las ocho. Aprovechemos que mañana es sábado —dijo sonriendo—. Voy a anotar la dirección en el grupo de chat del precinto —sacó su celular.

— Hay que avisarle a Dominique —dijo Roger—. Ella estaba preocupada por el juicio.

— Ve a avisarle, ¿sí? —le revolvió el cabello. El rubio asintió sonriendo y salió corriendo como niño pequeño al ascensor.

Brian se le quedó mirando con una sonrisa boba. Tim lo notó y le dio un leve golpe en el brazo para hacerlo salir del trance.

— Eh, Brian, reacciona —rió levemente.

— ¿Eh? Oh, sigues aquí —sacó su celular para terminar de mandar la dirección.

— Sí, y es bastante obvio que le andas mirando a Roger el culo —lo molestó, Brian se escandalizó al instante, puesto que lo que sentía por Roger no tenía que ver con lo sexual.

— Por Dios, no hables estupideces —lo regañó.

— Bueno, puede que no necesariamente eso, pero algo sientes, ¿no? —enarcó una ceja.

— Cállate, Tim —rodó los ojos.

— Bri, se te nota desde hace meses —dijo—. Por más que intentas ocultarlo siendo pesado con él.

— Ya no soy pesado con él —repuso.

— ¡No negaste...!

— Cállate, no tienes siete años —lo regañó—. Solo déjame tranquilo, es bastante complicado.

— ¿Por?

El rizado suspiró y revisó que nadie estuviera escuchando. Luego se acercó al chico.

— Digamos que es algo recíproco. Solo que él no está listo para dar el siguiente paso. Ha tenido malas experiencias y no quiere que perdamos la amistad.

— Oh diablos, Brian, te rechazó —suspiró Tim—. Sabes que Roger tiene cientos de novios.

— Pero no ha tenido este último tiempo —repuso.

Tim suspiró.

— ¿Estás seguro?

— Sí, deja de ponerme nervioso —lo regañó.

— Solo no quiero que termine peor. Mira, deberías hablar con Roger —le propuso—. ¿Cuánto tiempo llevas esperándolo?

— No sé, un mes o dos —respondió encogiéndose de hombros—. No estoy seguro.

— Entonces háblenlo —propuso—. Quizás ya es momento.

— Supongo —suspiró Brian—. Gracias.

— De nada —le dio una palmada en el hombro—. Nos vemos en la fiesta.

— Nos vemos.

Brian se quedó pensando. Era cierto, ya no podía seguir acostándose con chicas al azar para intentar olvidar, tampoco podía seguir con esa incertidumbre tan horrible. Esperaría a la fiesta. Quizás Roger se quedaría un rato más.

(...)

Eran las siete. El rubio tocaba el departamento del rizado con el fin de ayudarlo con los preparativos. Había comprado botanas y bebidas, además de cerveza en cantidad.

Cuando el rizado abrió, sonrió al verlo. Se veía precioso, usaba una chaqueta de mezclilla azul oscuro, una camiseta de béisbol blanca con negro y jeans rasgados, además que había dejado su hermosa melena suelta y se había puesto algunos brazaletes de hilo negro. Brian tras saludarlo con un piquito en los labios, le dio espacio de pasar. Apenas cerró la puerta lo tomó de la cintura y lo besó. Estaba tan precioso que hubiese sido un desperdicio no besarlo.

Y claro, Roger correspondió gustoso.

Tras unos momentos probándose el uno al otro, se separaron soltando una risa nerviosa. Roger dejó las bolsas en la encimera más cercana.

— Hola, te traje algunas cosas para la fiesta —le sonrió mientras las sacaba—. La decoración está muy bonita.

— Mereces lo mejor —explicó tomando su mano y atrayéndolo a él—. ¿Quieres bailar?

— Me encantaría —rodeó su cuello mientras Brian rodeaba su cintura y bailaron con lentitud, siguiendo un rimo imaginario que al igual que ellos, danzaba en sus mentes.

— Estás realmente precioso —le sonrió el rizado. El rubio sonrió también.

— Gracias, tú también —siguió bailando con él—. Gracias por todo el apoyo que me has dado.

— Es lo mínimo que puedo hacer por ti —aseguró. Lo miraba a los ojos—. Mereces disfrutar esta noche.

— Si estás tú, estoy seguro que lo haré —aseguró—. Debería ayudarte con esto —soltó una risa.

— Aún hay tiempo —repuso—. Quiero aprovechar de estar solo contigo.

— Eres tan dulce... —admitió mirándolo con los ojos brillantes. Brian acarició su mejilla con suavidad y le dio un pequeño beso.

— Rog, deberíamos hablar.

— ¿De qué...?

— De nosotros —lo miró. Roger se puso nervioso—. Deberíamos dar el siguiente paso.

— ¿A qué te refieres?

— Ser novios —siguió abrazándolo. Habían dejado de bailar y se miraban.

— Bri...

— Mira, sé que... sé que has tenido malas experiencias, Rog, pero yo no soy como ellos —suspiró—. He cometido errores, demasiados, pero sé lo que siento por ti. Ya no... ya no puedo seguir con esa incertidumbre.

— Pensé que estábamos saliendo de forma informal... —admitió.

— Sí, eso... o sea sí —se rascó el cuello—. Pero Dios, Rog... quiero poder decir que eres mi novio. Quiero que sea oficial —tomó sus manos.

— Yo también, pero...

— Tienes miedo —suspiró y con cuidado lo soltó.

— Bri...

— Entiendo, en serio. Lamento... lamento molestar —se rascó el cuello.

— No molestas... yo...

— Sí, porque no sé qué tengo que hacer —se rascó el cuello nuevamente y lo miró—. Roger, necesito que me seas sincero.

— Siempre soy sincero... —suspiró.

— Necesito que seas sincero —insistió.

— Lo soy.

— Dijiste eso ¿para rechazarme o porque de verdad estás enamorado de mí? —preguntó.

— Porque estoy enamorado de ti —respondió con honestidad y mirándolo a los ojos.

— ¿Entonces por qué...?

— Tengo miedo, Brimi... —suspiró—. ¿Por qué te cuesta tanto entenderlo?

— Porque yo no te he dado motivos para tener miedo —lo miró con tristeza—. Sí, fui un imbécil antes y todo, pero he cambiado...

— Bri, el problema no eres tú, el problema son mis vivencias —lo miró triste—. Te lo había explicado, mi amor...

— Es que no te entiendo, Roger. Es como que me estuvieras ilusionando. Me duele —admitió.

— Perdóname —miró hacia abajo—. Pensé que estabas bien con que fuéramos lento.

— Lo estaba, pero... ya no puedo. ¿Sabes con cuántas me acosté pensando que no me querías? —se le salió. Roger lo miró con los ojos abiertos.

— ¿Qué? —susurró.

— No me refiero... —intentó decir rápidamente, se dio cuenta de lo estúpido que fue al hablar y al haber hecho lo que hizo.

— Entonces cuando... cuando decías que me estabas esperando... y... y que solo me querías a mí... ¿estabas acostándote con otras chicas? —Brian vio la expresión que Roger tenía al pronunciar aquellas palabras. Era de profundo dolor. Uno palpable. Se maldijo por haber producido aquello en su chico bonito.

— No es eso... ellas... no... no significan lo que tú...

— ¿Sa-Sabes...? —Roger se mordió el labio. Su mirada mostraba tristeza—. No somos novios. Puedes hacer lo que quieras. Me importa una mierda —fue a acomodar algunas cosas.

— Roger...

— No es como si... como si de verdad me hubiera ilusionado —murmuró con sarcasmo y una mirada triste—. No es tan importante que me haya reservado solo a ti... el estúpido fui yo... nunca fuimos nada.

— No es eso, yo sé que...

— No. No sabes —repuso—. De esto mismo tenía miedo.

— Roggie yo solo te amo a ti. Estaba triste y ebrio y...

— Ya te dije, Brimi. No tienes que disculparte. No somos nada —besó su mejilla. Brian sintió tan diferente ese beso—. Te ayudaré con las cosas.

Suspiró y se limitó a asentir. Siguieron preparando las cosas en silencio.

— Quizás debamos... seguir así —dijo Roger—. Quiero ir lento. Y si te acuestas con otras personas... tengo mucho qué pensar.

Brian se sintió un idiota, pero solo asintió y fue a darle un abrazo y un beso en la cabeza. Roger correspondió a lo primero y no dijo nada.

Tampoco había mucho qué decir.

(...)

A las horas el departamento del rizado estaba lleno de personas del precinto y amigos cercanos. Varios bailaban al ritmo de la música, otros charlaban y otros bebían. Había un amigable ambiente.

Roger conversaba con Dominique y el novio de esta, Newt, mientras que Brian hablaba con Tim en otro sector. Ninguno de los dos comentó la situación reciente que ambos vivieron, a fin de cuentas era algo personal entre ambos, sin contar, que del lado de Roger, este quería distraerse de lo sucedido y disfrutar la noche.

El departamento de Brian que siempre había sido espacioso, estaba lleno de personas y pese a esto se sentían solos sin la compañía del otro. Qué irónico era.

— ¿Y cuánto llevan juntos? —preguntó Mary que también conversaba con Roger, Dominique y Newt a estos dos últimos.

— Un año y medio —sonrió él—. Nos conocimos en mi cafetería.

— ¡Oh cuéntame! —sonrió Mary emocionada.

— Bueno, yo iba siempre a comer allí, incluso fui con Roger un par de veces —dijo ella.

— ¿Ya se conocían?

— Estuvimos comprometidos —respondió el rubio con normalidad—. Pero quedamos de amigos, no me gustan las mujeres.

— Oh, entiendo —se encogió de hombros Mary.

— La cosa es que cuando vi que ya no iba acompañada, decidí regalarle cafés —siguió contando Newt—. Era tan hermosa. Tenía que hablarle. Le daba un café con una nota. Fue así como por un mes, más o menos

— ¡Qué dulce! —sonrió Austin.

— Salimos un par de veces y bueno, nos quedamos juntos. Los dos hemos cometido errores, pero nos amamos mucho —aseguró el chico sonriendo.

— Ninguno de los dos ha sido perfecto. Eso mismo nos da seguridad del otro —dijo la azabache. Roger oía en silencio.

— Quizás yo soy más estúpido sí —rió Newt y los demás soltaron una carcajada.

— El quizás es un es —la azabache lo molestó guiñando un ojo.

Ninguno de los dos ha sido perfecto.

Él también había cometido errores con Brian. Muchas veces fue cruel, odioso. Y aún así el chico lo trataba con dulzura y se preocupaba por él. Lo soportaba cuando pocos lo hacían. Además él también había estado con más personas estando saliendo sin algo oficial con otras. Con Brian jamás hizo eso, pero eso no significaba que se le pasaría una goma de borrar por el expediente. Además él no era perfecto. Estaba lejos de serlo. ¿Y quién le aseguraba que él tampoco lastimaría a Brian en un futuro? Conociéndose probablemente sucediese, aunque ponía empeño diario en que no.

¡Qué complicado era todo!

Miró al rizado que conversaba con Tim. Se veía calmado pero sus ojos decían otra cosa. Roger estaba consciente que Brian había cambiado por él. Estaba consiente que hacía lo posible en cuidarlo y protegerlo. Estaba consiente que pese al error que había cometido, lo amaba.

Y a fin de cuentas, Roger amaba a Brian. Y eso era lo que importaba.

Seguía dándole vueltas. ¿Se arriesgaba? A diferencia de otros con quienes había salido, sí estaba enamorado de Brian. Su mirada lo llenaba de paz, lo calmaba. Su voz le producía el mismo efecto. Pensó en Oliver Asher, cuya pareja lo traicionó de la peor forma posible. Brian estaba tan lejos de algo así.

Aún la noche era joven. Quizás debía quedarse un rato más después de la fiesta.

(...)

— Gracias por haber venido. Lo pasamos de maravilla —se despidió Brian mientras el sargento Mercury salía del departamento.

— Igualmente. ¡Nos vemos el lunes! —sonrió. Brian asintió despidiéndose con la mano, cerró la puerta y miró hacia el sofá, donde Roger estaba sentado viendo televisión con una manta en las piernas.

Se acercó al chico y se sentó a su lado. Roger como reflejo se apoyó en él. Brian lo rodeó con el brazo. Ambos estaban nerviosos y sin saber exactamente por qué.

— Lamento haber sido un estúpido —se disculpó con honestidad el rizado. Roger seguía apoyado en él.

— ¿Por qué lo hiciste...?

— Despecho —admitió.

— Pero no entiendo —admitió—. Yo no te rechacé.

— Una parte de mí creía que sí —acarició su cabello—. Lamento todo, Roggie. En serio.

— ¿Fueron muchas? —preguntó.

— No, cuatro o cinco como máximo —suspiró.

— Sí es mucho eso, pero pudieron ser unas veinte así que no me quejo...

— Deberías... te prometí algo y lo rompí —suspiró.

— Las personas nunca cumplen sus promesas, Bri. No es nada nuevo —dijo con tranquilidad—. Solo vayamos lento. No quiero adelantarme ni... ilusionarme en vano.

— Rog...

— ¿Quieres una cerveza? Ve vendría bien una —lo miró.

— Está... está bien —suspiró—. Iré a buscarla —se levantó con pesar. Roger había bajado la mirada y estuvo unos momentos en silencio.

— Brimi —lo llamó tras un rato. El aludido se dio vuelta a mirarlo—. Sé que nunca lo digo, pero... te amo.

Brian hizo una torpe sonrisa al oír lo dicho. Su corazón se llenó de una inigualable y bonita dicha. Y supo con aquella simple frase, que Roger lo había perdonado.

— Y yo también te amo a ti —aseguró—. Iré por tu cerveza.

(...)

Eran alrededor de las tres de la mañana y los dos seguían riendo y charlando con algunas latas vacías de cerveza en el suelo y bebiendo de otras. Hablaban de temas tan banales de manera tan cómoda, como si siempre se hubieran conocido. Ninguno prestaba atención a las preocupaciones que hubieron momentos antes. Se habían arreglado realmente rápido y después de aquello no quisieron darle mayores vueltas. Mejor era disfrutar lo que estaban viviendo en aquel momento y como Roger había pedido, seguir lento. No sacaban nada con adelantarse, a fin de cuentas seguían teniéndose el uno al otro.

— Bien, bien, entonces —Roger hablaba y soltaba una risa nerviosa. Estaba un poco ebrio, Brian también—. Cuando creo que ya se había ido, salgo y estaba aún ahí. ¡Y me quedó mirando con cara asesina!

— Dios, debió dar mucha vergüenza —rió Brian.

— ¡Dímelo a mí! —sacó otra lata y comenzó a beberla. Brian hacía lo mismo—. Así que quise morirme. No volví a acercarme a ese profesor como por dos meses. Me daba demasiada pena hacerlo.

— Dios —bebió riendo—. Al menos tú no usaste ropa interior de niña por tres años porque te dijeron que era de niño —repuso Brian riendo.

— La ropa no tiene género —bebió sin dejar las carcajadas.

— ¡No, pero me apretaban las piernas! —se justificó entre risas—. Y lo peor era que no solo me apretaban las piernas.

— Por Dios —rió con más ganas—. De verdad eso último debió doler.

— ¡Dolió! —rió—. ¡Estaba todo el día incómodo y con suerte podía caminar!

Roger volvió a reír ante sus palabras. Amaba esos momentos que tenía con él, donde hablaban cosas sin mucho sentido que los hacían plenos y las horas se pasaban tan rápidas como si de un jaguar se trataran. La confianza que se tenían era otro pilar de aquellos lindos recuerdos. Sabían que podían comentarse lo que fuera y que no serían juzgados por el otro. Aquello le producía una bonita sensación en el pecho, sobre todo porque siempre había sido alguien muy juzgado por su entorno.

— Veamos, juguemos al nunca nunca —propuso Roger, se terminó esa cerveza de un sorbo y sacó dos más, una para cada uno—. El primero que termine cumple un reto que el otro le pondrá.

— Me parece bien —sonrió el rizado soltando leves risas—. Empezaré, ando de buen humor

— Me parece bien —dijo el rubio acomodándose en el sofá con una sonrisa.

— Bien, aquí voy —pensó—. Yo nunca nunca lo he hecho en un lugar público.

— Maldita sea —murmuró Roger y dio un sorbo.

— ¡Rog! —carcajeó.

— ¡Mi adolescencia fue muy extraña! ¿Bien? —se justificó—. No te rías.

— ¿Puedo preguntar dónde fue? —enarcó una ceja.

— Mejor pregunta donde no fue —le guiñó un ojo con orgullo.

— Diablos, señorito —lo molestó y Roger rió nuevamente—. Solo dime uno aunque sea. El más extraño.

— Eh... no sé, eh... ¿el estacionamiento del centro comercial? Supongo. Pero estábamos en el auto, nunca tan exhibicionista —carcajeó. Brian también lo hizo—. Bien, mi turno, eh... yo nunca nunca me he meado encima después de los diez años.

— Maldita sea —dijo ahora Brian y bebió. Roger seguía riendo como estúpido.

— No me jodas.

— Me había asustado viendo Chucky y había tomado un granizado tamaño jumbo, ¿ok? —rió.

— ¿Cuánto tenías a todo esto? —preguntó con una ceja arqueada.

— Trece —murmuró.

— Ay Dios —volvió a reír el rubio.

— Por tonto haré esto adrede —dijo Brian sonriendo con sorna—. Yo nunca nunca me he lanzado a una alcantarilla.

— Culpable —bebió un sorbo—. Fue divertido.

— Pudiste haberte muerto —lo miró sonriendo y le acomodó el cabello de la cara.

— Pues no lo hice —le guiñó un ojo—. Yo nunca nunca he comido una babosa.

— Tan asqueroso no soy, no hice eso —rió el rizado.

— Yo sí, con permiso —bebió.

— ¡Pero! —soltó una carcajada—. Primero que nada, qué asco, segundo, se supone que dices cosas que no has hecho.

— ¡Quería cerveza! —se justificó.

— Ya es como la sexta que te tomas —soltó una risa—. Estamos ebrios.

— Ebrios y solos —siguió bebiendo—. Uy se me acabó.

— Perdiste. Eso significa que te debo hacer un reto —se terminó la suya de un sorbo.

— Bueno, haz tu reto —rodó los ojos riendo y lo miró.

— Te reto... a... bailar saltando en un pie —dijo—. Mientras cantas la de Barbie Girl.

— ¡Con gusto! —se levantó con un poco de torpeza, Brian le ayudó poseyendo la misma al estar igual de ebrio y soltó una risa.

Roger bailaba como eufórico mientras cantaba y el rizado lo miraba con amor y una sonrisa. El rubio levantó la pierna dando saltitos parado sobre un solo pie, pero no aguantó mucho, porque perdió el equilibrio y se cayó al sofá riendo, siendo afirmado por Brian de la cintura, que literalmente tenía al rubio encima.

Se rieron por un rato largo y luego las risas fueron cesando poco a poco. Roger miró a Brian con una sonrisa que el chico le devolvió. No fueron necesarias palabras. Solo el beso que siguió de esa mirada.

I go crazy 'cause here isn't where I wanna be
And satisfaction feels like a distant memory
And I can't help myself
All I wanna ever say is, "Are you mine?"

Con delicadeza Brian abrazó mejor su cintura y lo atrajo más hacia él. Roger se dejaba hacer mientras cooperaba moviéndose con ligereza e incluso cierra sensualidad que el contrario no pudo ignorar. Su bonito y trastornado rubio era un deleite visual para cualquiera, sentirlo suyo en aquel instante lo hacía sentirse tan dichoso como nunca.

Well, are you mine?
Are you mine?
Are you mine? Oh, ah

Con cuidado y solo dejando pequeños espacios entre besos para poder respirar, Brian sentó a Roger en su regazo y volvió a abrazarlo y a besarlo. Una sonrisa inundaba ambos rostros enamorados y llenos de ilusión, de pasión. Se sentía bien. Se sentía natural. Se sentía cómodo. El beso estaba aumentando en intensidad.

I guess what I'm tryin' to say is I need the deep end
Keep imaginin' meetin', wished away entire lifetimes
Unfair we're not somewhere misbehavin' for days
Great escape, lost track of time and space
She's a silver linin', climbin' on my desire

Roger jugaba con los rizados cabellos de Brian. Eran suaves, voluminosos y gruesos. Su pecho estaba lleno de sensaciones que si bien, ya conocía, llevaba tiempo sin experimentar, sin vivir. Y vaya que las había necesitado. Había necesitado que alguien encendiese la antorcha de su casi marchito corazón, aceitándola con la dulzura de sus acciones. Que le diese esa pasión que necesitó. Porque no era lujuria sin sentimiento, allí había mucho más que eso.

And I go crazy 'cause here isn't where I wanna be
And satisfaction feels like a distant memory
And I can't help myself
All I wanna ever say is, "Are you mine?"

Brian estaba en el mismo paraíso. Si bien, el amor que tenía por Roger era algo sumamente puro, sentirlo de esa manera era maravilloso. Siquiera habían hecho nada aún y ya estaba sintiendo tantas cosas. Acarició su cintura y cadera de arriba a abajo, con delicadeza, con cuidado. Roger se dejaba hacer y de sus labios escapó un delicado suspiro que logró hacer sonreír al mayor, a lo que con cuidado se separó de sus labios y dirigió los propios al blanquecino cuello del chico, provocando un segundo, un tercer, un cuarto suspiro, sumadas a varias caricias que el receptor de los besos proporcionaba en su nuca. Los besos eran suaves, pero a la vez apasionados, húmedos, tibios. Roger había sido el afortunado de recibir los mejores que Brian había dado.

Well, are you mine? (Are you mine tomorrow?)
Are you mine? (Or just mine tonight?)
Are you mine? (Are you mine? Mine?)

Y con torpeza se levantó, sin ceder a sus besos que habían bajado a su clavícula. Cargó a Roger y volvió a atacar sus labios, con pasión, con amor. El beso fue correspondido y se volvió la misma definición del amor, del calor. No tardaron en convertirlo en un beso francés. El primero que entre ambos se daban. Primero de muchos en un futuro. Caminaba con torpeza y tuvo que dejar a Roger en el suelo sin ceder a sus besos y sus caricias que por respeto al chico amado no pasaban de la cadera.

And the thrill of the chase moves in mysterious ways
So in case I'm mistaken, I
Just wanna hear you say, "You got me baby"
"Are you mine?"

Los dos sabían lo que estaban haciendo y los dos estaban conscientes de lo que querían. Era algo consensuado, que sentían en sus pechos que debía suceder. Magia. Parecía una magia maravillosa que los atrapaba y hechizada de manera perpetua y constante. No querían salir del hechizo. Querían permanecer así. A fin de cuentas, en ese momento solo estaban los dos, otorgándose besos, caricias y uno que otro suave suspiro. Solo estaban los dos, dispuestos a llevarse el uno al otro a los más recónditos lugares del universo.

She's a silver linin', lone ranger ridin' through an open space
In my mind, when she's not right there beside me

Porque se pertenecían. Se pertenecían el uno al otro y no iban a negarlo. No iban a evitarlo tampoco. Porque lo que estaban por hacer no era simplemente una relación sexual. Iba más allá de eso. En ambos, lo que se haría, sería hacer el amor. Sería la vívida consumación de lo sentido por el otro, manifestado de maravillosa manera.

Con cuidado la puerta de la habitación fue abierta y ambos ingresaron entre besos, caricias y pasiones. Brian cerró la puerta tras ambos. Sería una noche larga.

Pero también bella.

I go crazy 'cause here isn't where I wanna be
And satisfaction feels like a distant memory
And I can't help myself
All I wanna ever say is, "Are you mine?"
Well, are you mine? (Are you mine tomorrow?)
Are you mine? (Or just mine tonight?)
Are you mine? (Are you mine? Mine?)

•*•*•*•*•

OK ESTO ES LO MÁXIMO DE "SMUT" QUE VAN A OBTENER DE MÍ KSNXNSFKEK

pido perdón, saben q no me gusta narrar lo explícito.

UH meses llevaba planeando este cap. Tuvo muchísimas modificaciones en ese tiempo lolazo.

Espero les haya gustado a a a a a, por fin pude poner R u mine, q es como la canción principal¿? Idk, del fic. Siento q mezcla bien las emociones que quiero transmitir, porque esto es un fanfic policial con una pareja ship, no romántico ugu.

Quería hacer una nota de autora de hacía rato pero se me olvidaba xd, así que it'a theory time

Saben q me gusta leer sus teorías pq soy una pendeja con tiempo (no, la verdad no tengo tiempo, pero me gusta perder lo que no tengo) y que le encantan las teorías so

Teorías aquí:

Así que eso, espero les haya gustado aaa. El resto del chikichiki bumbum queda a imaginación y criterio de ustedes.

Eso. Baiii

- Em

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top