«15»
Crazy, but that's how it goes
Millions of people living as foes
Maybe it's not too late
To learn how to love
And forget how to hate
Mental wounds not healing
Life's a bitter shame
I'm going off the rails on a crazy train
I'm going off the rails on a crazy train
Let's go
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— Bien... entonces... posiblemente...
— Bri, solo... tranquilo —suspiró el rubio—. Hay mucho que hilar.
— Tenemos que ir al pub —dijo Brian al instante—. Ese mensaje de ayuda significa algo. Si Natalie... digo, Audrey, fue secuestrada... no tiene huellas dactilares y está asociada a ese pub, es porque hay algo ahí.
— Fue secuestrada junto a sus bebés, iría al pub. En el pub hemos encontrado gente muerta que tampoco tiene huellas. Además recién estaba analizando la letra de Ronald, es la misma de la mano —indicó Roger—. Pero Ronald era zurdo.
— ¿Eh? ¿Cómo...?
— Adivina quién consiguió cámaras de seguridad del banco el día que Ronald fue a hacer un trámite —dijo Roger con orgullo—. Tim me ayudó. La fecha y hora estaban en el historial de transacciones. en la cámara desde lejos, se notaba que Ronald escribía con la mano izquierda, no la derecha.
— ¿Y por qué no lo dijiste antes? —preguntó Brian.
— Oh, es que se me olvidó —explicó—. Ah sí, Steve se comporta raro.
— ¿Steve? —preguntó Brian—. Pero él es agradable.
— Conmigo ni lo ha sido —repuso el rubio—. Lo único que he hablado con él ha sido pedirle tres expedientes, ¿y de la nada me pregunta cómo va lo del juicio y además nos invita a comer al Cobblestones y Biergarten? No lo sé, me parece demasiado extraño.
— ¿Nos invitó a allí? —preguntó Brian con confusión.
— Y con Tim. Hasta dijo que me conseguiría pareja —dijo con extrañeza.
— ¿Que hizo qué? —se volteó a verlo con el ceño fruncido.
— ¿En serio eso fue todo lo que procesaste de eso? —preguntó Roger con la ceja alzada—. En fin, su actitud es extraña.
— Albert a veces me mira extraño —admitió Brian—. A ti también. Yo creo que él y Travis tienen algo que ver.
— Lo dices solo porque te agrada Steve —repuso—. Veamos. En el precinto somos muchísimos. Yo no conozco a todos.
— Probablemente sea alguien de nuestra unidad, ya sabes. Homicidios y desapariciones... nosotros somos el perraje, Rog. No estamos a la altura de detectives. Que a todo esto, revisé tu expediente y no lo eres.
— ¿Revisaste mi expediente? —pregunto ofendido—. Y bien, sí, no soy detective, pero necesitaba esa mentira piadosa para que Natalie hablara. De todas formas tomé cursos, además que siempre me destaqué.
— Lo sé, lo sé —suspiró Brian—. Solo somos los oficiales. Los que ven los robos de autos o de bancos. Ni siquiera sé por qué nos asignaron este caso en primer lugar.
— Quién sabe... eso solo me hace dudar más del sargento —comenzó a pensar—. O incluso del capitán.
— ¿Eh? ¿Por qué? —Brian lo miró.
— No lo sé, Tim también está en la unidad de crímenes cibernéticos. Le asignan más cosas porque está más especializado. Nosotros no pasamos los tres años de experiencia entre los dos, solo somos oficiales. Como dijiste tú, somos el perraje. A los que mandan porque son menos, por decirlo así. Solo somos superiores a cabos y cadetes, se supone que no tenemos la preparación necesaria para todo esto.
— No lo sé, Rog. De hecho... estoy empezando a sospechar de ti.
— ¿Perdón? —enarcó una ceja.
— Mentiste acerca de tu rango. Olvidaste decirme lo de Ronald y además lo de Steve. Con el tema de tu demanda... perfectamente resolver el caso en el que estás involucrado podría subirte de rango, darte estatus, darte poder. Los problemas empezaron el día que llegaste.
— Debe ser una jodida broma —Roger rodó los ojos ante la acusaciones de su compañero.
— Nos llevaste al pub el mismo día donde estaban Albert y Travis.
— Si fuera yo, ya hubiera resuelto esta mierda —respondió—. Lo mismo si fueras tú o si fuera Tim. Incluso John tiene más base para ser sospechoso.
— Lo sé, solo te estaba molestando. Quería ver tu reacción —le sonrió con sorna. Roger rodó nuevamente los ojos.
— Y después dices que el inmaduro soy yo. Envuélvete en papel de periódico a ver si maduras.
— ¡Ya me tenía aburrido ser serio siempre! —rió por su respuesta—. Ríete un poco, Rog, solo fue una broma. Con tu linda carita y tu pelito de ángel dudo que hayas hecho algo así.
— Eso fue muy gay —dijo con normalidad.
— Lo sé, lo siento, solo...
— Sí, solo sigue conduciendo.
— Sí, sí, es lo mejor —dijo Brian avergonzado mientras continuaba conduciendo.
— Brian está sentado en el árbol de los enamorados acosando a Roger con binoculares —comenzó a cantar.
— ¿Qué mierda?
— Porque Roger no le corresponde y...
— Eres cruel cuando quieres serlo —comentó el rizado conduciendo.
— Oh, entonces no lo niegas.
— Por supuesto que lo niego, pero eres cruel —siguió.
— Brian y Roger están sentados en el árbol de los enamorados —siguió cantando—. Pero Roger no.
— ¿Acaso soy muy desagradable que no mereces mi atención? —enarcó una ceja—. Si es que me gustaras, claro.
— No, pero lo que pasa es que no te veo como algo más que un amigo —explicó.
— Auch —murmuró Brian conduciendo. Roger no lo escuchó, por suerte para el rizado.
— En fin, basta de homosexualismos. ¿A qué hora vamos al bar gay? Quiero decir, ¿a qué hora vamos a investigar al pub? —preguntó Roger.
— El viernes en la noche —respondió ignorando las bromas de su compañero—. O sea mañana. Ve disfrazado. Yo me ocultaré el pelo en un gorro —respondió.
— Disfraz, tú calvo, viernes. Listo —memorizó—. Hay que avisarle a Tim.
— Correcto. Yo le diré —lo tranquilizó—. Por ahora concentrémonos en esto.
— Bien. Yo creo que Natalie es víctima de esta cosa. Hay algo en el pub, ¿no? Digo, muchos homicidios, todos sin huella... —comenzó a pensar Roger—. La verdad en un inicio no supe si hilar el pub sería normal, considerando que el único indicio era la foto que dio Audrey o Natalie o como se llame. Hasta que vi que ella tampoco tenía huellas, como todas las víctimas del lugar. Esto que nos dijeron ahora solo confirma lo evidente.
— Es obvio que algo hay ahí —suspiró Brian—. Yo creo que es un tráfico de drogas. Puede que de vez en cuando secuestren personas como mano de obra. Entre esas Natalie.
— ¿Pero por qué habrá desaparecido Ronald? ¿Qué tiene que ver él?
— Quizás no es tan víctima como creímos que era. El supuesto suicidio debería ser homicidio. Las pruebas están comprobadas...
— El problema es que no podemos revisar en ningún lugar privado sin una autorización de un tribunal —habló Roger—. Necesitamos que un jefe sepa de esto y nos ayude o estaremos acabados. Las pruebas serán desacreditadas solo por el hecho de no tener autorización.
— El problema es que tenemos de sospechosos a nuestros superiores... —le recordó Brian—. No podemos confiar hasta estar seguros.
— Investígalos a ambos —propuso Roger—. Yo investigaré a Mercury. Tú ve con Hutton.
— ¿Crees que podamos...?
— Será difícil, pero claro. Averiguaremos discretamente. Poco a poco. Será difícil pero no imposible.
— Esto tardará meses...
— Lo sé, debemos actuar con precaución —explicó Roger—. Sino nada será fructífero y... pueden despedirnos.
— Tienes razón —suspiró—. Demonios, este caso me tiene exhausto.
— A mí también, Bri, pero ¿qué podemos hacer? No podemos dejar esto pasar.
— Lo sé. Eres... —se interrumpió con las palabras en la garganta. Roger lo miró confuso, atento, posando su bonita mirada azul como una azurita en las finas facciones del norteamericano. Este último solo negó con la cabeza y sonrió—. Excelente policía —resumió bastante de lo que diría en aquella simple frase.
— Si lo fuera no estarían demandándome. Tienen razón en lo que dicen, no debería ejercer. Soy un maldito enfermo mental y debería estar en un puto psiquiátrico. Ni siquiera una relación estable soy capaz de tener. Nunca podré tener familia tampoco, ¿cómo le haré a mis hijos lo que mi madre me ha hecho a mí? Mentí sobre mi rango, eso es... muy ilegal. Además... no sé, quizás podría hacer las cosas mejor.
— No pienses eso... lo de la demanda... quizás sí te pasaste, pero cualquiera reaccionaría así ante eso.
— Yo no soy cualquiera, Brian. Soy un oficial —repuso—. Soy... soy nadie. Eso es lo que soy. Soy nadie, uno más entre el precinto. Ni siquiera debería ver este caso.
Brian al verlo así no supo qué hacer. Solo fue capaz de estrecharlo entre sus brazos con cariño. Le dolía que Roger, siendo alguien sumamente inteligente y apto en su trabajo, se sintiese de esa forma sobre sí mismo, en parte por sus trastornos mentales. La piel de ambos se erizó al hacer contacto con la contraria, mientras un agradable calor invadía sus pechos, instalándose sin permiso alguno con el propósito de quedarse. Fue un abrazo largo, tibio, fraternal, cariño, y cuántos sentimientos más habitaban en él. El rubio pareció calmarse entre los suaves brazos contrarios, evitando una futura crisis a causa de sus malos nervios y trastornos.
— No quiero escucharte nunca más decir eso, Rog, ¿bien? —susurró. Roger asintió sintiendo su aroma cálido deslizarse bailarín por su oreja—. Eres... eres maravilloso. En todos los aspectos posibles.
El rubio volvió a asentir, algo atontado por la situación. No tenía sentimientos por Brian, al menos según él, pero por alguna extraña razón le era difícil reaccionar. En otra circunstancia, con otra persona, quizás su lado burlesco hubiese salido a la luz, pero este seguía tímido, oculto tras el calor del abrazo de Brian y negándose a despegarse de este.
— Y quisiera pedirte perdón por cada vez que fui una maldita mierda contigo —añadió con arrepentimiento. Roger solo se separó unos milímetros a verlo a la cara, a ver sus bonitas y marcadas facciones. Sus ojos mostraban su sinceridad ante sus palabras, al igual que su expresión. Y el rubio supo que Brian era alguien bueno. Alguien que no buscaba dañar a otros, como en un inicio pensó.
— Por supuesto que te perdono, Bri —habló en el mismo tono de voz empleado por el mayor. Suave. Profundo—. Aunque a veces sea un dolor en el culo te quiero muchísimo y... realmente te considero alguien especial en mi vida.
Brian sonrió. No pudo evitarlo, y acomodó con delicadeza la gorra del uniforme de Roger, acomodando en ello algunos mechones rebeldes que buscaban separarse de la coleta realizada. Su cabello era suave. Lacio.
— Tú también lo eres en la mía —aseguró. Un simple "te quiero" quizás no iba a bastar, por lo que calló—. Así que te pido que no vuelvas a sentirte así. Sé que no puedes controlar esos arrebatos repentinos, pero no te engañes a ti mismo diciendo que no eres nadie. Eres mucho más que eso, Rog.
— Está bien —dio una pequeña sonrisa, la cual Brian imitó. Se miraron varios segundos, acercando inconscientemente sus rostros, comenzando a mezclar de manera lenta ambos deliciosos y delicados aromas.
Pero entonces la radio sonó.
Roger dio un respingo y se acomodó bien en el asiento del copiloto. Brian se resignó a acomodarse la corbata y tomar el radio para responder
"May, Taylor, necesitamos que dirijan el tránsito en la avenida principal. Está algo colapsado."
— Claro. Vamos en camino, cambio y fuera —respondió el rizado y colgó. Roger estaba colorado y procuraba no mirarlo a la cara, cosa que Brian no pudo pasar desapercibida, pero que sin embargo, le resultó adorable.
— ¿Otra vez tránsito? —preguntó Brian con fastidio.
— Sí, pero con ventajas. Estamos frente al departamento de Ronald Manson —habló Brian. Roger rápidamente comprendió que era verdad.
(...)
— ¿Ves algo allá? —preguntó Brian por un walkie talkie mientras dirigía el tránsito.
— Hay una luz encendida —respondió Roger tras el aparato—. Veo siluetas.
— Sácate el uniforme —le pidió—. Y entra a ese departamento.
— No voy a entrar desnudo, depravado de mierda —rió estrepitosamente. Brian rodó los ojos con una sonrisa.
— No vas a entrar desnudo, idiota. Tengo ropa en el asiento trasero. Ponte eso —le respondió.
— Me va a quedar enorme —repuso.
— Solo póntela y ve, Roger. Tengo que ayudar a una señora a cruzar, espera —le dijo. Roger suspiró y se resignó a colocarse lo que le había dado Brian.
Abrió un bolso y lo primero que vio fue el logo de Iron Maden. Se sorprendió al ver que a Brian le gustaba esa Banda y quitó la corbata y luego la camisa. Se puso la camiseta y se sentó en el asiento, soltándose el cabello en el proceso y quitándose la gorra.
— Pude haber fingido ser un stripper, pero no, tenía que cambiarme ropa —masculló mientras se ponía unos jeans bastante grandes. Tuvo que meterse la camiseta dentro al igual que doblar parte de los pantalones. Luego se quitó los zapatos y se puso unos bototos que Brian tenía allí. Nunca pensó que el chico podría vestirse de forma tan informal y tan cercana a un estilo más rebelde. Brian parecía que cuando ordenaba algo medía que estuviera a la misma distancia de cierta cosa. Supuso que no debía dejarse llevar por apariencias externas.
Sacó unos lentes oscuros de la guantera del auto y se los puso. Luego guardó su uniforme en el bolso, no sin antes ocultar su placa en un bolsillo y guardó el resto en el maletero, luego salió. Por suerte la patrulla estaba algo lejos del edificio y bastante oculta. No iban a notarlo.
Caminó al edificio y tocó el timbre de la recepción. Sintió un sonido indicándole que hablarían.
— ¿Diga?
— Vengo a buscar algo donde mi abuela.
Ella está de vacaciones y me pidió que viniera.
— ¿La señora Jordan? —preguntó el recepcionista.
— Sí, ella —respondió Roger feliz por su suerte—. ¿Me dejaría pasar?
— Me parece extraño que su abuela sea la señora Jordan considerando que ella es afroamericana —comentó el hombre. Roger bufó y sacó su placa mostrándosela.
— ¿Suficiente prueba de ADN para usted? —enarcó una ceja mientras la mostraba. Rápidamente le abrieron la puerta y el rubio entró con empoderamiento y orgullo.
— Buenos días.
— Ninguna palabra a nadie, ¿de acuerdo? —guardó su placa y acomodó sus lentes.
"Ojalá tuviera una chaqueta de cuero, me vería como un puto terminator" pensó caminando hacia el ascensor.
Subió al piso de los Manson y en eso se tiró un pedo. Un piso más arriba subió una anciana que lo miró extraño por el olor.
— Sí, yo me tiré el pedo. Huele rico, ¿verdad? —le preguntó con una sonrisa de suficiencia. La anciana siguió mirándolo extraño hasta unos pisos más allá, donde salió moviendo los brazos para alejar el olor.
Dos pisos después Roger pudo bajar del ascensor y caminó por el pasillo, con su celular en la mano y fingiendo que jugaba algo allí. Su juventud hacía que pudiera pasar desapercibido como un residente. Se sintió como James Bond, o como Martin Riggs de Arma Mortal. Así que se apoyó en la pared de los Manson jugando con su celular.
— Maldita sea, solo apúrate —escuchó desde adentro, bastante fuerte.
— No encuentro más mercancía —escuchó otra voz. Roger anotó todo en las notas de su celular rápidamente.
— Ni que fuera difícil de encontrar. Con Manson fuera nos quitamos un buen peso de encima. Jared dijo que debíamos apurarnos quitando todo de aquí. La inmobiliaria sigue insistiéndole en avisar a despejar el departamento para venderlo.
— Jared es un cobarde —manifestó la otra voz con molestia—. Nunca hace ni dice nada importante.
— Nos alargó bastante el plazo del departamento —respondió—. Aquí va el último. Vámonos por la escalera de incendios.
— Vámonos.
Roger rápidamente tocó la puerta del vecino de al lado, un hombre joven abrió, y Roger sin previo aviso no dijo nada y simplemente entró mostrando su placa.
— ¿Qué está sucediendo? —preguntó.
— Nada, asuntos privados, si no quiere que lo arreste por intervenir en un proceso policial, por favor déjeme trabajar —respondió Roger mientras caminaba a la ventana—. ¿Dónde está la salida a la escalera de incendios?
— Eh... en tres departamentos más allá. Como ve no tengo buena vista, solo veo un callejón...
— Sí, pero ¿hay forma de cruzar desde su departamento?
— Saliendo de la ventana hay un espacio... a veces entran los paramédicos por allí cuando a alguien le da un infarto y está con llave. Ha pasado un par de veces.
— Bien, bien, eso es suficiente para mí... ¿Tiene una máscara?
— ¿Perdón?
— Una máscara —dijo—. ¡Apúrese, por favor!
— Lo siento, lo siento —fue a buscar una, pasándole un casco de Star Wars.
— This is the way —lo molestó Roger poniéndose el casco de la serie The Mandalorian y ocultándose el cabello, con el fin de que no supieran quién era en caso de ser visto. Salió por la ventana a la cornisa con cuidado de no caerse, para luego apoyarse de la pared de contención, ocultándose allí y disponiéndose a tomar fotos de lo que sucedía.
Solo vio a unos hombres con unos bolsos desaparecer. Usaban chaquetas negras y tenían un tatuaje de alas de ángel en la nuca. Roger rápidamente recordó la
descripción de Tim ese día en el pub. En eso uno dio muestras de voltearse, por lo que tuvo que esconderse rápidamente, logrando pasar desapercibido. Maldijo por lo bajo y al notar que se habían ido volvió a la casa quitándose el casco.
— Esto es demasiado extraño —murmuró el dueño de casa. Roger se quitó el casco.
— Gracias por su cooperación —dijo entregándoselo.
— De... ¿nada? —preguntó extrañado.
— El departamento de policía de Queens se lo agradece —sonrió mientras salía por la puerta—. ¡Hasta luego! —dijo la última frase en español y salió del departamento corriendo.
— ¿Qué demonios fue eso? —masculló el propietario viendo a Taylor irse rápidamente.
Por otra parte, el rubio bajó por las escaleras un par de pisos y al ver el ascensor abierto subió a este. Iba nervioso y a la vez orgulloso de sí mismo. Qué sentimiento más extraño era.
Cuando salió del edificio, volvió a la patrulla disimuladamente y allí dentro volvió a ponerse su uniforme y a acomodarse el cabello. Marcó por el walkie talkie a Brian.
— Hey, repollo, tengo noticias. Son grandes así que presta atención.
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Mireeeeen tenemos banner. Gracias a la editorial editorivlnightrxin , de la cual soy partícipe . Vayan a seguirla qué hay muchas cosas geniales uwu
Yyyy por fin actualicé! Fue un mes largo de descanso LDKDKDK pero ya volví. Así que eso. Gracias a todos <4
- Em
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