6.

Su aterrorizada mirada se apartó lentamente de su propia herida y la posó en aquellos bellos ojos cristalizados que también lo miraban con temor.

Hyungwon, el amor de su vida, quien portaba al fruto de su amor; su todo.
¿Iba a dejarlo solo cuando había prometido cuidar de él?

— E-estas... —señaló su brazo y le fue imposible continuar con la frase.

Entonces Wonho cubrió su brazo con su otra mano.

— Me herí rompiendo la tubería. —miró la expresión de Hyungwon y como el delgado se levantaba del suelo con prisa— ¿A donde vas?

Hyungwon no se detuvo ante sus palabras y comenzó a buscar algo con la mirada.

— No puedes tener una herida. —respondió avanzando por los pasillos de aquella tienda— Si tu sangre entra en contacto con... —suspiró nuevamente y Wonho se quedó cabizbajo— Voy a curarla, entonces pondré una venda y todo estará bien. —recogió un frasco de alcohol, gazas, pastillas y un par de cosas más de la zona de medicina y volvió hacia é. Sonrió con nerviosismo mientras se agachaba enfrente suyo— Todo estará bien, todo estará bien... —susurró intentando destapar el frasco de alcohol con sus temblorosas manos— Y si... Si te sientes mal, aún tenemos...

Wonho le quitó el frasco del alcohol y le sonrió para intentar calmarlo.

— Tranquilo, yo lo haré. —se giró para evitar que Hyungwon viera, destapó el frasco y lo vació directamente sobre su propia herida— ¡Ah! ¡Mierda! ¡Arde, joder!

Con la respiración un poco agitada lanzó el frasco lejos y miró a Hyungwon para que le pasara las gazas, pero el menor estaba demasiado intranquilo como para dejar que lo hiciera él, así que tomó las gazas y no se las dio.

— Yo las pondré. —soltó con firmeza.

Wonho lo miró fijamente, dudando.

— Amor, yo puedo... —extendió su mano para que le entregara las gazas.

Hyungwon volvió a negar con los ojos cristalizados.

— He dicho que lo haré yo. —sollozó— Tú no puedes sólo... —el mayor lo miró con tristeza al escuchar la ambigüedad de su frase— ¿Qué clase de pareja sería si tú cuidaras de mí y yo no? —su voz se rompió.

Entonces Wonho resopló con profunda tristeza. No quería llorar frente a él.

— Bien... —extendió su brazo aún con todo el dolor que estaba sintiendo.

El menor asintió, tomó el brazo de Wonho y trató de ser lo más cuidadoso posible, hasta que terminó de vendarlo por completo.

— Debemos irnos antes de que sigamos haciéndonos más daño. —sollozó— Vamonos ahora, Wonho.

Su voz parecía haber cambiado, de aquella frágil y temblorosa, a una firme y audaz, provocando en Wonho una suave sonrisa triste.

— Hora de irnos... —susurró.

Entonces ambos se pusieron de pie, Wonho tomó el bolso y reanudaron el viaje, esta vez con una nueva dificultad.

...

La caminata hacia el lugar seguro había sido reanudada desde hacía dos horas. Evitaron a toda costa seguir por aquellos lugares que habían sido concurridos, así no tendrían que encontrarse con más gente, ya que si seguían por el área no poblada de la isla, era muy improbable que hubiera alguien tomando en cuenta que el día que ocurrió el desastre, todos estaban en sus respectivos trabajos.

Wonho seguía cabizbajo, cargando el bolso que ahora contenía más peso gracias a algunas cosas que tomaron para el camino; unas cuantas latas de comida y alguna ropa para el bebé.

Hyungwon lo miraba a cada momento, sin embargo aún se rehusaba a pensar en que estaba infectado. No podía estarlo, no debía estarlo y su fe le decía que llegarían juntos y que Wonho sería tratado antes de que pasara algo más. Al fin y al cabo todos los infectados se transformaban en minutos y Wonho ya llevaba dos horas herido.

Intentó mirar su herida, pero Wonho llevaba un grueso abrigo puesto que iba a juego con el suyo.

Entonces el mayor sentía la fija mirada de su pareja.

— ¿Sabes si podrán atenderte en caso de que el bebé quiera salir? —preguntó llamando su atención.

El delgado se asustó un poco, miró hacia al frente y asintió.

— Lo harán. —suspiró— La idea inicial es poder salir de la isla antes de que pase pero... —hizo una pausa mientras rodeaban un frondoso árbol— En caso de que el bebé no lo soporte... Pues creo que podrán sacarlo y entonces t- ¡Wonho!

El mayor había caído al suelo, pero reuniendo toda su fuerza de voluntad, volvió a ponerse de pie.

— No es nada... —susurró— No es nada, tranquilo. —dio un par de palmaditas en la espalda de Hyungwon sin poder verlo a la cara y continuó caminando— ¿Qué ibas a decir?

Hyungwon lo miró con tristeza, sin embargo no quería cuestionar nada.

— Te decía que to...

Sudor frío que quemaba por alguna razón.

No sentía su brazo, ni parte de su pecho.

Pestañeaba en reiteradas ocasiones, pero seguía viendo borroso.

Hyungwon.

Lo miró.

¿Qué decía? ¿Movía la boca?

Volvió a poner la mirada en el frente pero seguía viendo borroso.

Sus piernas pesaban demasiado y sentía su corazón latiendo a una velocidad increíble.

Su cabeza dolía.

No estaba bien.

Dolía, todo su cuerpo dolía.

Él estaba... Estaba... Estaba infectado.

Detente. —susurró agitado— Hyungwon...

El delgado detuvo sus pasos y lo miró fijamente.

— ¿Q-qué pasa? —se acercó a él, asustado— ¿Wonho? —su voz salió rota— ¿Estás bien?

Wonho miró hacia abajo.

No miraba sus pies. Su visión estaba tornándose blanca y por alguna razón la voz de Hyungwon se escuchaba más clara que nunca.

Y jamás se sintió más miserable.

— Hyungwon... —se quitó el bolso mientras rompía en llanto— háblame...

Intentó mirar a su alrededor pero apenas pudo ver la silueta del menor a unos pasos de él, y no hubiera distinguido que era él, de no ser porque Hyungwon también rompió en llanto.

— Wonho... —sollozó— tenemos que darnos prisa...

Tomó su mano y tiró de él para incitarlo a continuar, pero Wonho soltó un fuerte quejido y cayó de rodillas al suelo, entonces él volteó para poder verlo y entonces se dio cuenta de la verdad.

Los ojos de Wonho estaban blancos casi en su totalidad y la piel que se asomaba debajo de su abrigo se estaba tornando verdoza.

— Hyungwon... —sollozó desde el suelo con mucha impotencia— yo no iré.

No había una palabra para describir lo que sintió al escuchar esas palabras.
¿Quién en su sano juicio estaría preparado psicologicamente para escucharlas?

— No. —cayó de rodillas frente a él— No... Todo va a estar bien si nos vamos ahora.

Wonho negó levemente y acunó su rostro.

— Hyungwon escúchame... —tocó su rostro con suavidad— yo no iré.

El delgado rompió en llanto notando las expresiones de dolor que Wonho estaba conteniendo en esos momentos. Entonces el mayor extendió el bolso hacia él.

— ¡No me voy a ir si no es contigo! —se apegó a él, arrancando un quejido de dolor de parte del mayor.

Wonho lloró sintiendo su cuerpo y lo apartó lentamente y muy en contra de su voluntad.

— Sí, sí vas a irte. —lo empujó un poco más para que Hyungwon pudiera verlo— Y vas a asegurarte de llegar con bien.

En ese momento la adolorida mano de Wonho buscó algo en su cintura y lo puso en manos de Hyungwon.

El menor vio el arma y su mano tembló.

— Wonho... —susurró en medio del llanto.

El mayor no respondió nada, simplemente lo ayudó a tomar el arma y en cuanto el menor la sostuvo correctamente, levantó su delgada mano y apoyó el cañón sobre su frente.

Entonces apartó su mano para que su pareja tirara del gatillo.

— Sólo haz lo correcto... —sollozó— Ahora soy una amenaza también...

Y esperó, porque si debía morir, la última cosa que haría sería proteger a quien más amaba, incluso de él mismo.

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