New Life
Mis memorias son lo único que me queda de mi vida. Y mi vida, es lo único que me queda para continuar con mi alma vacía.
Dichoso aquel que puede adaptarse y sobrevivir a un universo tan cambiante como el clima en estaciones.
Viktor Nikiforov estaba nervioso de pilotear, pero no era el único. Todos sabían que esto podría matarlos. Aunque el avión estaba lleno de combustible y en buenas condiciones, eso no indicaba que estuviera bien del todo.
No sabían qué tipo de clima encontrarían, ni si los vientos eran desgastantes para el pobre avión. Pero cuando se trataba de sobrevivir, no había más que simplemente seguir y tratar de respirar un día más.
- ¿Recuerdas todo lo que te enseñe antes de hacer este vuelo , cierto? - preguntó el peliplata siguiendo con el pilotaje del avión.
- Sinceramente no recuerdo nada. Solo me estoy aferrándo al otro mando mientras realizó una oración. - contestó nervioso el kazajo.
- En este mundo ya no hay religión, ¿A quién diablos le rezas ?
- A mí bendita inteligencia para que me acuerde que era lo que tenía que hacer.
Él peliplata río un poco, el miedo a volar de Altin era notorio, pero no sé lo diría ni se lo hecharia en cara. Solo le parecía gracioso como trataba de controlar y dominar el miedo inminente.
Tenían las coordenadas de vuelo, oh al menos eso creía el mayor, la brújula y sus años de experiencia estaban a prueba ahora. Así que más valía que aterrizara ese avión o acabaría no solo con su vida. Sino la de Yuuri y del pequeño que lleva dentro.
Pasaron así horas y horas hasta llegar a dicho aeropuerto cercano de donde se encontraban los demás supervivientes. El aterrizaje había sido brusco, pero afortunadamente nadie sufrió daños. Solo tal vez un pequeño moretón.
El primero en bajar fue el moreno, quién observaba diferentes lugares tratando de ver si había alguien, esperando, llamando, o tan siquiera presente.
- ¿¡Hola!? -gritó- ... ¡Hola!
No hubo respuesta.
Y el kazajo comprendió algo en ese preciso instante. Las cosas no llegan fácil a nadie, y esa era una lección que tenía que hacerse presente en su memoria.
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Querida madre:
Estoy muy lejos de Kazajistán.
Siempre lo estuve. Por alguna razón mi camino siempre me alejaba de casa y no me dejaba verte cuando quería, cuando te necesitaba o cuando simplemente quería amor maternal.
Lamento no haber estado para ti ese día, o para mis hermanas, o papá. Espero la lluvia de estrellas haya sido rápida e indolora para ustedes. Sinceramente prefiero eso a saber que tuvieron un destino como los familiares de un amigo.
Qué sin poder salvarlos, su familia murió a causa de esta nueva naturaleza.
He rogado, pero me he rogado a mi mismo porque soy el único que puede hacer cosas en esta vida. Si existe un dios, no estoy seguro si le agrade, o si él cree en mí. Nunca creí que eramos sus hijos, sino, una causa de la naturaleza que el creo, sea cual sea la religión, creo que el concepto de todas era solo decirte.
"Cree en ti, haz el bien, y vive tu vida como la mejor versión de ti mismo"
Pero si hubieran dicho eso a cada entrada de cada templo, iglesia, jardín etc. Posiblemente no tuvieran seguidores.
Querida madre, el dolor que siento es inmenso, pero me está llegando la felicidad para poder apasigarlo.
Espero tú lo veas, y sepas que tu pequeño hijo, lo hará por ti esta vez.
Con todo el amor de mi triste alma, Otabek.
El kazajo tenía ya infinidades de cartas, a la nada, o a alguien, le gustaba escribirlas porque le hacían permanecer sereno ante este mundo, algo cuerdo, dentro de la locura en la que vive...
- ¿Seguro qué era aquí? - pregunto el peliplata cansado de esperar. Llevaban una hora allí y parecía que quedarían allí mas tiempo.
- Eso me dijeron.
- Ok.
El kazajo se estaba estresando no por el hecho de estar allí. Sino que ahora el mismo se estaba cuestionando si lo que había hablado y escuchado por la radio era real o solo se lo había imaginado.
Tenía un enorme miedo de pensar que solo se había imaginado tal cosa y que ahora estaba lejos de su refugio y de los lugares que conoce por una ilusión y nada más.
- Beka. - dijo el rubio acurrucandose entre los brazos del kazajo, quién había tomado asiento a un lado - concéntrate en nuestro bebé ¿Ok?
- ¿Me veo tan estresado? -suspiró cansado frotándose el rostro para acabar abrazando al rubio.
- si así es, tú relájate.
- Si no llegan en una hora. Entonces nos iremos, no tienes que presionarte Beka, al final, si estamos haciendo esto, es porque queremos una vida mejor, no porque vinimos por ellos. Entiendo que prefieres más personas. Pero si no están, en estas épocas, no podemos esperar.
- Tienes razón, de nuevo... Creo que estoy siendo el loco preocupado siempre.
- Exacto. Deberías solo pensar en mí y en... -el rubio sujeto la mano del moreno poniéndola en su vientre crecido - en... Dios no sé que sea, si un niño o una niña. ¿Qué te gustaría?
- No lo sé, creo que sea lo que sea me gustaría.
Antes de que el rubio pudiera contestar al comentario del moreno. Escucharon algo a lo lejos. Había un grito de un hombre.
El kazajo rápido se levantó con el peliplata bajando del avión y viendo como dos hombres empujaban a otros dos hombres que iban en una carretilla de carga, amarrados e inconscientes.
Uno de los hombres, el de tes morena, empujaba herido de un brazo, mientras el otro, el de rasgos asiáticos, tenía una herida en la frente y cojeaba.
Rápidamente el kazajo y el peliplata corrieron hacia ellos notando más de cerca a las personas.
- ¿!eres tú Otabek !? -dijo el chico de prominentes cejas mirandolo. - ¡ayúdanos!
- ¿Qué les pasó ?
- ¡No sabemos ! -grita espantado el moreno pequeño asustado - Mickey comenzó a tener fiebre y a estar muy muy caliente y jadeante. Entonces Emil se puso como loco. -señalando al otro sujeto amarrado - mordió a Seung, nos golpeó para llegar a Mickey. Pero logramos noquearlo.
- Entonces Mickey se desmayó -dijo Seung apretando su pierna- dios joder mordió tan fuerte. Parecía un animal salvaje. No sé si el idiota ahora se haya convertido en un jodido zombie mutante y yo ya me haya jodido por la mordida que me dio, pero joder, no podíamos dejarlo allí. Zombie o no, es ya como familia.
- El celo -dijo el peliplata suspirando ayudando a Seung - Otabek hay que subirlos al avión.
- ¿Falta alguien más? -preguntó el kazajo tomando la carretilla empujándola.
- Nadie. -contesto el tailandés.
- Está bien, vámonos.
Ya no podían decir que todo eso les parecía anormal. En el mundo en el que se encontraban, de pronto, todo se había vuelto típico. Ya no podían sentir desconfianza. Por lo menos, no cuando todos parecían estar sanos de milagro. Parecían ser fuertes, de milagro, y parecían poder sobrellevar todo de milagro.
- ¿Seung? -preguntó Altin de golpe.
- ¿Si? -dijo el correo apretando su pierna.
- Es un palcer conocerte al fin.
Ambos acabaron por sonreirse.
Por un momento, solo un mísero segundo, la vida se había vuelto buena y ambos disfrutaban esa recompensa, la recompensa de saber que no estaban solos.
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Fue difícil.
Para el moreno fue difícil explicar los cambios que sucedían ahora en los cuerpos humanos. Sobre hablar de celo, de omegas y alfas, sobre todo. Fue aún más difícil decirles que Yuri y Katsuki estaban embarazados.
Y fue aún más, cuando Emil despertó y lo hizo Mickey.
Porque el checo tomó al italiano apenas pudo safarse. Y entre una pelea y con algo de suerte, lograron encerrarlos a ambos en un baño.
Porque nadie quería ver lo que pasaba. Dolía en cierta forma verlo, no por lo obsceno que era, sino porque les recordaba que todo había cambiado. Y recordar lo que ellos sintieron era algo que no querían en sus memorias.
El coreano no entendía. También tenía los mismos cambios que Emil. Pero aunque reaccionó al olor, aún así, cuando Phichit lo detuvo antes de tocar a Mickey, se pudo calmar un poco. Pero Emil no.
El kazajo trato de asimilar la información, pero debían antes investigar, y para investigar tenían que llegar a un lugar seguro.
Meses y meses después del día cero. Los sobrevivientes, partían a un destino más seguro que la fría brisa de sus propios lamentos.
Donde viajaban con la esperanza de un futuro incierto pero optimista.
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Yuri Plisetsky,entrada...¿A quién carajo le importa?
He conocido a los nuevos. Bueno, al menos a los que no están cogiendo. Lucen como buenas personas. Phichit dijo que era de Tailandia, que un día simplemente quiso dejar su oficina, tomó su mierda y salió a descubrir el mundo. Pero la lluvia de estrellas no lo dejo continuar.
Seung estaba trabajando en la construcción de un nuevo edificio para una empresa reconocida. Cuando la lluvia de estrellas comenzó. Y el resto como todo, es historia.
Creo que realmente ninguno apreciaba su vida antes de esto. Estoy seguro que yo no, menos Otabek. Tal vez Viktor lo hizo, pero no estoy seguro si Yuuri también.
Ir a EUA es difícil y llevamos horas de vuelo. Espero y deseo por un momento, que lleguemosnsin ningun contratiempo o fallas y solo logremos aterrizar está mierda.
También deseo que así mismo, logremos lo que siempre hemos querido. Un buen futuro en este mundo destruido .
O al menos si no es para nosotros. Que sea para lo que Yuuri y tal vez el chico italiano y yo, tenemos dentro.
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El latino estaba acabando de arreglar su camioneta para poder hacer el viaje que lo llevaría a tierras latinoamericanas y encontrar un mejor clima, así mismo, mejor alimento y mejor oportunidad de sobrevivir.
Estaba algo preocupado, veía el vientre algo hinchado en Guang. Tal vez una colitis por el mal alimento, no estaba seguro pero definitivamente tenía que encontrar más medicamento por si se trataba de ello.
No pudo seguir pensando en su pareja, porque escucho un ruido. Un gran ruido que no había escuchado en meses y meses. Allí, arriba, había un avión que acababa de pasar.
- No vergas, putas, pinches mames. ¡GUANG! - gritó eufórico el latino sin apartar la mirada del cielo.
- ¿Qué pasa Leo? - preguntó alterado el chino que al escuchar la voz excitada de su pareja, le preocupó y se puso en estado de alerta.
- ¿!Dios escuchaste!? Es un avión, es un jodido avión, está rumbo al aeropuerto, vamos. ¡Vamos!
- Espera Leo tengo que... Tengo que... - el chino no pudo aguantar las náuseas y acabó vomitando en el suelo mientras el moreno corrió hacia el sosteniendole y sosteniendole el cabello crecido.
- Dios, necesito saber que tienes - comentó preocupado el latino ayudandolo un poco - espera aquí, traeré algo para lavar tu boca.
El moreno rápido llegó con un cepillo de dientes y un dentrifico para el castaño quien rápido los uso y se quitó la horrible sensación y sabor de boca.
Después de ello, no hubo más espera, el latino y el chino subieron a la camioneta, armados y esperando encontrar algo bueno en aquel único avión que acababa de aterrizar en el aeropuerto de Nueva York.
Cada metro cerca, hacia de alguna forma, sentir preocupado al latino. No sabía quienes eran las personas, no sabía cuantas eran, no sabía si todos eran como el, que se vuelven locos, que al momento de olfatear la hermosa fragancia del chino estos quieran poseerlo.
"Sobre mi puto cadáver" pensó el moreno acelerando hasta llegar. El tenía armas hasta para regalar. Tenía una jodida base estadounidense para él y su Guang, así que no mostraría misericordia a quien quisiera pasarse de listo.
Al llegar solo vio que el avión estaba ya aterrizado y había hombres, si, todos hombres ayudando a bajar cosas.
Había dos sentados y gordos, y otros heridos acompañándolos.
- Leo... No quiero acercarme.
- ¿Qué pasa amor? ¿Sientes algo?
- Hace tiempo, cuando desperte, conocí a dos personas. Fue por mera casualidad, pero era la razón por la que me encontraba escondido. Un hombre y una mujer.
- ¿Una mujer? Dios así que aún existen. -comentó sorprendido de la Iglesia mirando a su pareja.
- Ella... Daba mas miedo que nadie Leo, no te equivoques. Ella no era una chica común. Ellos eran malos...
- ... ¿Qué te hicieron?
- Ella me vio primero. Y cuando pensé que podría acercarme. Ambos comenzaron a perseguirme. Nunca me había sentido como un jodido trozo de carne en medio de dos lobos hambrientos hasta ese momento. Ella no era como yo. Ella olía igual que él... Sus ojos cambiaban igual que los tuyos... Ambos me perseguían como tú me perseguiste. La única diferencia en ello es que me sentí bien contigo, no huí. Pero ellos... Dios no quiero verlos de nuevo.
- Dios... Lo que temía.
El latino suspiró frustrado. Lo que pensaba de camino hacia allí era lo que le había comentado Guang. Y eso lo estaba matando de la ansiedad.
- Pero, esas personas no se ven malas.
- Eso no lo sabemos. Hitler tampoco se veía peligroso cuando pintaba. -comentó el latino enfocando la mirilla de francotirador para ver más de cerca. Apuntó primero al único rubio. Un rubio gordo de ojos esmeraldas. Después se movió al otro chico, un obeso japonés. - como sobrevivieron en esa condición.
- Leo... hay que irnos.
- Espera aquí... Sería mejor tener el avión que viajar en carretera. Podríamos llegar al hermoso Cancún con ese avión sin desgastarnos en el viaje con el coche.
- Leo...
- Confía en mi.
El latino se acercó lentamente, tenía que ser rápido y preciso. Había entrenado con su padre en las fuerzas militares, porque su padre había sido general y deseaba que su hijo siguiera su camino, pero, al final el deporte fue su vía de escape a todo ello.
Aunque no podía negar que sostener un arma le encantaba más que nada.
No sabia ni como lo había conseguido. Parecía como si se hubiera vuelto invisible, con esos movimientos rápidos y medidos, silenciosos, como un leopardo a punto de cazar.
Llegó hasta las presas principales, apuntando un par de metralletas en la cabeza del ruso y el japonés.
- Saben no quiero matarlos, pero necesito su avión. Si pueden irse y dármelo, consideraré no jalar el gatillo.
- ¡BEKA! -gritó el rubio y esto hizo que el kazajo voltear a ver a un sujeto con traje militar de cabellera larga y castaña apuntandole a su Omega por detrás de la cabeza.
Cuando ambas miradas se cruzaron de ambos morenos, hubo un momento de silencio. Era como si ambos se estuvieran analizando uno con el otro, esperando, e alguno hiciera un movimiento.
- Tu arma... Tirala. - dijo el latino mirando al kazajo quien portaba una de las armas de Viktor en su cintura - tirala y arrojarla hacia mi. O le vuelo la hermosa cabeza a este chico... Rubio y gordo que te dijo Beka. - realmente era difícil tratar de aparentar dureza cuando le parecía gracioso lo que acababa de decir.
- Sí jalas ese gatillo juro que te arrancaré toda la piel pedazo por pedazo. -contestó el kazajo quien cambio sus ojos a un negro y azul.
- ha, creo que sí somos iguales. - se mofó el latino haciendo el mismo cambio.
- No son los únicos.
Contestó un hombre con cabello peliplata jalando al pequeño chino que forcejeaba, saliendo de los arbustos. El hombre tenía un arma apuntando le directo a la cabeza.
- ¡Leo ! -gritó asustado el pequeño tratando de zafarse del agarre de Nikiforov.
- Olí algo dulce, y a diferencia de Otabek, soy más cazador que él así que pide diferenciar rápido que se trataba de alguien. Me alegró encontrarme a tan hermoso chico. Aunque es una lastima que tal belleza este con un idiota como tú.
- Si te atreves...
- Sabes, no deberías decirle eso a alguien del ejército de Rusia. Nosotros nos atrevemos a todo... ¿Sabes a cuánta de tu gente hemos matado?
- Jodido hijo de mil...
- Eres leo de la Iglesia ¿No? El famoso futbolista. Hijo de Roberto de la Iglesia, sargento a cargo de la misión en Siria.
- Tú cómo sabes...
- Eres una celebridad mundial, oh eras... por cierto, tu padre tenía más bolas que tú. El ya hubiera matado a todos, pero veo que tienes un poco de humanidad en ti así que quiero negociar contigo, deja de apuntarme a mi novio y te devuelvo a tu suggarbaby
.. ¿Entendido?
- ¿Cómo sé que no mientes jodido ruso?
- Oh dios, ni que fuera americano para mentir por mi beneficio como tú comprenderas... Doy mi palabra ante todo, no quisiera matar gente cuando no hay gente, aún siendo tú, creo que me veo en la necesidad de dejarte vivir.
El latino miró a ambos alfas, pero de igual manera, miró a su pareja que estaba asustado tratando de safarse aún.
No había más que pensar, acabo bajando las armas suavemente dejandolas caer. Entonces el peliplata solto al chino y este corrio rapido a los brazos del latino.
El latino tuvo que explicar las armas, al igual que entender la desconfianza que tenían ahora los sobrevivientes contra él. Pero no le importaba porque la misma desconianza que tenia él se reflejaba.
Al final, era lo mismo, el mismo molde de miedo en el que este mundo los habia sumergido.
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Días después;
Otabek Altin entrada 8099:
Nunca pensé que el viaje en avión sería tan cansado. Oh que la musica que recordaba en mis oidos seria tan vacia.
Además de seguir compartiendo el avión que apenas logramos restaurar con extraños con los que apenas había cruzado la palabra.
Al final supongo que el deseo de querer algo mas siempre ha estado presente en todos nosotros. Algo más de esperanza, algo más de vida, algo más de futuro...
Llegamos a Mexico, horas después de partir de Nueva York.
Dejamos nuestra vida atrás, sin remordimientos, con solo una meta en la mente. Y por la tarde pudimos ver el hermoso mar azul que aún brillaba como si nunca hubiera pasado nada.
Era realmente un paraiso andante. Muchos recursos, mucha fauna y flora, impresionantes paisajes y ruinas. Todo era hermoso y prefecto. Que decir del clima, todo era de alguna forma lo que tenia que ser.
Nos tomó un poco adaptarnos. Al menos nosotros que eramos de climas fríos, ahora con climas calidos, nos hacia estar cansados y bronceados todo el tiempo.
Fue el jodido Leo quien estuvo como pez en el agua, supongo que ser mitad latino le ayudo a adaptarse jodidamente bien, y como me daba envidia verlo tal feliz, decidí arruinarle la felicidad al decirle que su pareja estaba esperando un bebé.
Disfruté mucho su cara. No dijo nada por horas y horas para solo al final soltar un "Los hombres no se embarazan" ...
Costó mucho hacerlo entrar en razón, incluso ahora creo que le sigue costando que yo explique algo de lo que he descubiero en este nuevo mundo.
Pero al final...
Fue un grito el que hizo que el kazajo se separara de golpe de su diario. Su pareja, Yuri Plisesky, sostenia su vientre fuertemente .
- ¡Yura! - gritó el moreno corriendo a su lado - ¿Ya es hora?
- ¡¿Tu crees imbecil?! No ves que solo estoy rompiendo fuente por diversion. ¡Joder como duele!
- Tranquilo amor te ayudaré.
- Oh maldicion si me va a salir por el trasero, ah joder... oh dios nunca voy a dejar que me folles de nuevo, ¡¿Escuchaste?! ¡Tú polla está muerta para mi!
- relájate Yuri no grites.
- ¿¡Que no grite!? ¡A ti no te están rompiendo el culo jodido científico de pacotilla!
El kazajo sudo la gota gorda de ver al rubio maldecir su nombre en diferentes idiomas viendo cómo intentaba relajarse. Podía notar como el ruso tomaba posición por instinto, poniéndose de rodillas abriéndo más las piernas.
El kazajo podía notar la dilatación y la humedad, el cuerpo de Yuri parecía comenzar a trabajar en la labor de parto como si fuera una mujer, sufriendo todos los síntomas.
- Dios deberíamos documentar esto.
- ¿¡Documentar!? ¡Dices una estupidez así de nuevo y te arrancó las bolas!
- Perdón amor... - el kazajo suspiró - ¡Viktor! ¡Corre! ¡Es momento!
Fueron horas.
El kazajo y el peliplata estaban agotados, pero no tanto como el rubio, que al momento en el que su pequeño bebé salió de su cuerpo, este acabo desmayado.
En los brazos de Otabek Altin algo se movia y lloraba potentemente. Al mirar el pequeño bulto de vida que sostenía en sus brazos, el moreno se dió cuenta que había una hermosa niña con un corazón latiente. Tenia esa piel morena de él, y por lo que apenas se veía, un color de cabello rubio obscuro.
La tomó con tanto cuidado, la limpió, y la arropó. En el momento en el que la pequeña bebé abrió los ojos, el moreno acabo enamorandose, esos enormes ojos esmeralda que tenian pertenecian a Plisetsky.
El kazajo ayudó a retirar la placenta, y ayudar a recuperar al rubio. Fue hasta el momento en el que Yuri Plisetsky abrió los ojos que el moreno al fin pudo sonreir y llorar de alegria al ponerle a ese pequeño bultito humano en sus brazos.
- oh... oh joder... oh dios. - el rubio no pudo aguantar las lagrimas - hola bebé, soy papá.
Yuri Plisetsky tenia al fruto de una nueva vida en sus manos, respirando y viviendo enfrente de los demas sobrevivientes. La humanidad habia sido bendecida con un respiro de vida de nuevo, indicandoles, que la nueva vida habia comenzado y era momento de voler a levantarse poco a poco.
Tal vez nunca se sepa que ocasionó la lluvia de estrellas, o tal vez era porque la naturaleza necesitaba un respiro de lo toxicos que nos volvimos. Pero ahora, un nuevo comienzo inicio para comenzar a desarrollarse.
Y eso era lo que una nueva vida significaba.
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Hola a todas UwU
Primero que nada, perdón por actualizar hasta ahora, pero como explique en el grupo, tengo mucho menos tiempo. Además, como ya estamos en el final de esta historia, no quería apresurar la. El siguiente capítulo es el final definitivo y se acaba este fic. Espero les guste como me gusta a mí. Haha
Segundo, por menos tiempo, estoy escribiendo los fics desde mi cel así que actualice esto desde allí, espero no esté tan mal :$
Les mando muchos saludos y mil gracias por leerme incluso cuando me tardo años. Son las y los mejores.
Lenzz Fuera :3
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