VII: "Cuídate"
Bajé al comedor nada más despertarme, aunque más que un comedor era un pequeño restaurante, justo al lado de la recepción. Allí me encontré con Clare.
-Buenos días. -dije amablemente.
-Buenos días, Lanz. -contestó brindándome una cálida sonrisa. -Siento que Yinx y yo nos fuéramos ayer de esa manera, pero…
-No pasa nada, no tienes que dar explicaciones, lo entiendo. -interrumpí. -Hay que disfrutar al máximo cada día, porque nunca se sabe cuándo será el último.
Ella me volvió a sonreír dándome la aceptación. -Estoy calentando algo de sopa, ¿te sirvo?
-Yo puedo hacerlo. -pero Claire no me dejó ser un caballero, insistió en que ella lo haría. Me puso un plato hondo con la sopa caliente sobre mi mesa, tenía una pinta de muerte. -Gracias.
-Me alegro que te quedes con nosotras. Sobre todo por Morgan, Yinx y yo… Pecamos un poco de estar enamoradas. -al decir esto, sonrió negando con la cabeza, como si todavía no se lo creyese. -Y nos centramos demasiado en nosotras, no sé si me entiendes. A veces intento que no sea así, pero es lo que tú dijiste antes, disfrutar al máximo cada día, y cada segundo con ella es como una bendición llegada del cielo, es como si necesitara de su presencia en cada momento para sentirme plena. -soltó un suspiro y volvió a hablar. -Pero por eso me siento mal por Morgan, porque creo que lo dejamos de lado en muchas ocasiones, sé que no le importa, entiende nuestra situación, y de hecho, sé que está feliz con simplemente vernos como dos tontas enamoradas que somos, pero me sigo sintiendo mal. Pero ahora que estás con nosotras… Morgan no estará apartado cuando nosotras queramos estar a solas.
No sabía cómo tomarme muy bien todo eso, ¿me quería en el grupo simplemente para que Morgan no estuviera solo cuando ellas dos se fueran, como pasó aquella noche? ¿Se explicó mal? ¿Lo entendí mal? Quizá ese fuera el motivo principal, pero también, a lo mejor, le habría caído bien y… no sé, no sabía qué pensar. Simplemente le puse mi mejor cara y seguí tomando la sopa.
-No me malinterpretes, Lanz. La idea de tener en el grupo a alguien más me tranquiliza, me encanta, así cuando tengamos que usar de cebo a alguien no tendremos ninguna duda. -tardé en asimilar lo que había escuchado, alce la vista con el ceño fruncido, estaba confuso y extrañado, pero cuando vi a Claire la vi con una sonrisa de oreja a oreja, entonces supe que era una broma y suspiré relajando la expresión que se tornó en también una sonrisa. -Ahora en serio, me caes bien, y me alegra tenerte aquí, eso es todo. -Me puso una mano en el hombro, y salió de la sala.
Justo cuando había terminado la sopa, entró Morgan, me saludó poniéndome la mano en el hombro justo como había hecho Claire antes de irse.
-¿Qué tal dormiste, muchacho?
-Bien, hacía tiempo que no descansaba así.
-Dale las gracias al vino. -rio levemente con su propio comentario mientras cogía un plato para ponerse la sopa que había calentado Claire. -Pareces caerle bien a las chicas, eso es bueno. -se acercó a mí y me recogió el plato que había terminado, luego se sentó junto a mí. -Caerle bien a Yinx es normal, le encanta la gente, es lo que más disfruta en la vida, interaccionar con otras personas. Pero caerle bien a Claire es otro tema, es más cerrada, le cuesta más abrirse, es… introvertida, creo que esa es la palabra. -empezó a comer un poco de la sopa.
No sabía que Claire era tan “cerrada”, no me lo había parecido hace unos minutos, tal vez es por lo que acababa de decir Morgan, le caí bien. Como soy el nuevo, siento que los tres arden en deseo de hablar y hablar conmigo, quizá porque necesitaban nuevos oyentes para escuchar sus sentimientos e historias, a saber cuanto tiempo llevarían juntos, sin nadie más.
-¿Y a ti te caigo bien? -pregunté algo pícaro.
Morgan sonrió, terminó de tragar y me respondió. -Es pronto para saberlo. Pero pareces un buen muchacho, uno que ha pasado por un infierno y que aún así, mantiene noble su corazón.
No supe que decir, sus palabras me recordaron a mi padre, a su último deseo. ¿De verdad tengo un corazón noble? No lo creía, para mis ojos me había convertido en un monstruo, supongo que ese es el precio de sobrevivir, convertirse en lo peor. Pero Morgan, Claire y Yinx… me demostraron que se puede sobrevivir en un mundo de mierda siendo bueno. Tal y como mis padres hubiesen querido.
-Claire ha ido a despertar a Yinx, en cuanto ella desayune nos iremos.
-Entonces iré a preparar mis cosas. -dije antes de irme.
Pasamos días caminando por llanuras y montañas, las vistas eran hermosas. Durante el trayecto pude fortalecer el vínculo con mis nuevas compañeras, a cada día que pasaba, mejor me caían, nos llevábamos todos muy bien, hasta parecía que de verdad éramos una familia. Morgan era el padre, Yinx y yo sus hijos, y Claire era mi cuñada. ¿Por qué Yinx y yo éramos hermanos y no con Claire? No lo sé, supongo que porque físicamente me parezco más a Yinx, yo también tengo el pelo negro, mis ojos aunque no son tan rasgados como los suyos, lo son un poco, y durante mi infancia tenía una amiga que tenía exactamente el mismo humor que tenía Yinx, a ella la veía como una hermana, así que a mi nueva compañera también.
-¡Venga ya! -exclamó Claire. -¿De verdad si pudieras ir a cualquiera de las épocas del pasado, irías a la edad media?
-Sí, ¿por qué no? -pregunté yo de forma inocente.
-Bien, empecemos. Por la guerra, sangre, muerte. Por las enfermedades, más muerte. Por la higiene, más enfermedades y más muerte. Por la mierda, más enfermedades, más muertes y más mala higiene. Por…
-Vale, vale, has dejado claro tu punto, Claire. -interrumpí. -Pero en todas las épocas ha habido guerras y muertes, mucho más que en la edad media. Y la higiene no estaba tan mal aplicada como dicen las teorías, según…
-No te creo. -esta vez me interrumpió Claire a mí. -Podrías escoger el Renacimiento, con todo ese arte tan majestuoso que crearon, o… cualquier otra que no sea la edad media.
-¿Por qué te gusta tanto la edad media, Lanz? -la preguntó me la lanzó Yinx, tan curiosa como siempre.
-No sé… creo que por sus valores. Siempre he admirado los valores de un guerrero nobleza, osadía, honestidad… Antes, en aquella época, quién prometía algo, lo cumpliría aunque eso le llevase a la muerte. En estos tiempos la palabra de las personas no vale nada.
-La palabra sigue siendo tan importante como antaño, muchacho. -intervino Morgan que hasta el momento se había mantenido al margen de la conversación. -Cierto es que son pocos quienes lo recuerdan, pero una promesa es una promesa, y la palabra de un hombre debe mantenerse pase lo que pase.
-¿Y la palabra de una mujer? -puntualizó Yinx en un tono pícaro, buscándole las cosquillas a Morgan.
-Ya sabes a qué me refiero, hija. -se hizo un leve silencio, todos permanecimos con una sonrisa excepto Morgan, que se mostraba pensativo. -La palabra de una mujer también es importante y debe mantenerse pase lo que pase.
Yinx soltó una pequeña carcajada. -Morgan, solo te tomaba el pelo.
Así eran nuestras conversaciones, muchas veces hacíamos debates sobre temas profundos y filosóficos, como nuestro cometido en la vida, o si hay un Dios ahí arriba. Otras veces eran debates más “tontos”, como cuál es el mejor súper poder. En fin, echaba de menos tener conversaciones tan banales como aquellas. Me sentía tan bien con el grupo, sentía como si nada malo hubiese ocurrido nunca, como si estuviese a salvo, para siempre.
Al par de semanas nos encontramos con un extraño, un chico joven de aspecto inocente y algo torpe, pedía auxilio. Al parecer tenía una hermana pequeña que estaba herida, tenía un corte feo y el no tenía el material necesario para curar la herida, ni tampoco los conocimientos, así que nos suplicó que le siguiéramos para ayudar a su hermana. La idea no me gustó, las cosas estaban yendo tan bien entre nosotros cuatro, no quería ningún problema, ningún inconveniente, no quería que se nos uniera más gente porque existiría la posibilidad de que todo fuese diferente, y no quería eso. ¿Es un pensamiento egoísta? Por supuesto, y por eso fui el primero de entre los cuatro en aceptar e ir a ayudar a los hermanos, porque yo estuve en un situación de vida o muerte y me salvaron, ahora yo quería hacer lo mismo. Quería ser bueno, quería cumplir el último deseo de mi padre.
Nada más entrar por la puerta sentí un dolor terrible en mi cabeza, me hizo desmayar. Cuando por fin pude abrir los ojos, deseé nunca haberlo hecho. Vi a Morgan decapitado en una esquina, la habitación llena de sangre. Yinx estaba siendo violada por dos hombres, escuchaba sus gritos de dolor, y su cara llena de terror… Intenté moverme, levantarme y arrancarle la cabeza a esos dos monstruos… pero estaba atado. Miré a los lados, Claire estaba en la misma posición que yo, atada, obligada a mirar cómo violaban a su pareja, vi las lágrimas recorrer sus mejillas hasta llegar al suelo. Quería deshacerme de mis ataduras, quería consolar a Claire, salvar a Yinx y resucitar a Morgan… Pero evidentemente no podía hacer nada, lloré de la impotencia y del dolor que recibía mi corazón al ver tan horripilante escena.
-¡¡¡Dejadla en paz, hijos de puta!!! -grité con todas mis fuerzas, en vano. -¡¡¡Os voy a matar a todos!!! -estaba fuera de mí, estaba ido, como si el diablo se hubiese posado en el trono de mi corazón. El demonio finalmente ganó la guerra.
El ruido atrajo a varios infectados a la casa, atravesaron las ventanas corriendo. Uno de ellos llegó hasta uno de los violadores y le devoró el cuello, nunca pensé en disfrutar como un infectado se comía a un humano, pero lo hice. El siguiente que entró atacó al joven que nos había tendido la trampa, el joven de aspecto… inocente. Entre el caos, no sé cómo, pero Claire logró quitarse las ataduras y me ayudó con las mías. Cuando fuimos a por Yinx, el violador restante soltó sus últimas palabras “que os follen” y le pegó un tiro a Yinx en la cabeza antes de ser devorado por un chasqueador. Nos quedamos paralizados, completamente paralizados. Hasta que un infectado fue a por mí, corrí, tomé a Claire de la mano y la atraje hacía mi, huimos los dos juntos, huimos hasta que no pudimos más.
Las semanas que siguieron a ese acontecimiento fueron duras, muy duras, no solo por nuestra moral, por el dolor que sentíamos por tan pesadas pérdidas, sino porque habíamos perdido nuestras armas y los suministros. No teníamos fuerza para luchar, ni mental ni física. Aún así sobrevivimos, no gracias a Claire, ella estaba totalmente derrumbada, vacía, estaba muerta en vida. Yo era el que tenía que estar alerta, buscar comida, agua, un refugio cada noche, ella simplemente caminaba, solo caminaba. La primera vez que habló después del acontecimiento, fue para decir que se iba.
-No puedo seguir contigo. Tu rostro, tu voz, todo me recuerda a ella… -las lágrimas cayeron de sus ojos. -Tengo que irme, Lanz, por tu bien y por el mío, soy un carga para ti, y yo… yo… necesito seguir adelante, y tú presencia no me deja hacerlo.
Sus palabras fueron duras, directas, pero agradecí que por fin hablara y se expresara. -Pero Claire… -callé, reflexioné sobre lo que me había dicho. Era su decisión y yo no podía hacer nada retenerla. -¿A dónde piensas ir?
-Hay una ciudad al norte, es segura, hasta tienen electricidad. Morgan y Yinx… -hizo una pausa. -Morgan y Yinx nunca creyeron que fuera verdad, así que nunca fuimos. Ahora que no están quiero intentarlo.
No respondí, simplemente la abracé, juraría que estaba llorando en ese momento, pero no sentía las lágrimas recorrer mis mejillas.
-Cuídate. -le dije al separarme.
-Tú también. -se dio media vuelta y marchó rumbo al norte. ¿Y a dónde iría yo? No lo sabía, simplemente… intentaría sobrevivir.
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