Capitulo Seis
Ferus sintió como si le hubieran quitado el aire de los pulmones. Darth Vader estaba al otro lado de la pared. Desde su posición cerca del suelo, él solo podía ver las botas del Lord Sith, pero podía oír el chirrido de su máscara de respiración.
Su única esperanza era que Vader no estuviera buscándolos.
—La situación es normal, dice —remarcó Vader con voz profunda y atronadora.
Malorum había dado algunos pasos hacia adelante, por lo que Ferus ya no podía verle.
—Sí, como puede ver. Llegué un día antes, me gusta hacer eso, sorprenderles. Mantiene a todo el mundo en su puesto, y es una buena forma de aprender cosas que…
—Regresó un día antes porque yo se lo ordené. Si puede dejar de elogiarse a sí mismo lo suficiente, tal vez pueda explicar por qué hay escuadrones patrullando los pasillos.
—Estricta rutina. Creo en la presteza constante.
—Malorum, ¿cree que soy idiota?
—¿Discúlpeme, Lord Vader?
El poder de la rabia de Vader llenó el pasillo.
—Esto es una pérdida de tiempo, y odio perder el tiempo. Le aguanto porque es útil… por ahora. Así es que le doy una opción. Dígame la verdad, o continúe con sus mentiras.
Ferus casi podría sentir los cálculos de Malorum. El pulso continuó durante un poco más.
—Dos intrusos fueron localizados y están siendo rastreados —dijo Malorum finalmente—. Le aseguro que serán encontrados. Ya ve, en cierto modo, esto prueba el éxito de mi plan para atrapar a los Jedi. Uno de los intrusos tiene a un sable láser.
—¿En serio?
—Así es que los rumores que propagamos funcionaron.
—Para que una trampa funcione debe capturar a su presa. No tiene un Jedi en custodia. En lugar de eso, alguien anda todavía en libertad.
Hubo una nota de falsa levedad en la voz de Malorum.
—Por ahora, Lord Vader, se lo aseguro.
—Las aseguraciones no me interesan. —Lord Vader sonaba casi… aburrido. Trataba con desprecio a Malorum. Ferus había oído que Malorum era la mascota especial de Lord Vader, su protegido. Obviamente eso era un pedazo de rumor infundado.
—Y recuerdo —continuó Vader—, que dejó que un Jedi se escabullese entre sus dedos en Bellassa. Y ahora hay otro Jedi en alguna parte de Coruscant.
—Tengo a un espía que se ha infiltrado en ese grupo de Jedi. Estoy esperando a un informe…
—Su tediosa obsesión por atrapar Jedi le ha llevado a descuidar sus órdenes. Le he dado una tarea simple: limpiar Coruscant, nivel por nivel, hasta la misma corteza, hasta que esté completamente bajo nuestra dominación. Cazará cada posible núcleo de resistencia. Planeará un golpe y eliminará a los Borrados. No podemos tener tipos de la resistencia convirtiéndose en héroes.
—Sólo un minuto, Lord Vader —dijo Malorum—. Coruscant difícilmente es una asignación ordinaria.
—Si no es capaz de realizar el trabajo, encontraré a alguien que lo haga.
—Por supuesto que soy capaz, Lord Vader.
—Entonces hágalo y hágalo ya. ¿Quiere deshacerse de intrusos? Vuele el Templo.
Ferus se puso rígido.
—¿Volarlo? —preguntó Malorum.
—¿Por qué no?
—¡Pero mi oficina privada está aquí! Registros valiosos se perderían.
—Insiste demasiado sobre su propia importancia. —Ferus podía oír realmente la respiración que salía con un siseo de los pulmones de Malorum.
—Ya veo lo que está haciendo. Trata de desacreditarme a los ojos del Emperador. Quiere destruir mi trabajo, mis archivos… —entonces se detuvo—. Un momento. Ahora lo veo. No hablaba en serio.
—Interesante lo que ha emergido justamente ahora, ¿verdad? ¿Tiene archivos aquí que no han sido almacenados por seguridad Imperial? Esa es una violación de las directivas del Emperador.
Esto es una batalla, pensó Ferus. Malorum quiere el trabajo de Vader. Quiere ser la mascota del Emperador. Y Vader sabe exactamente lo que pretende.
Ahora hubo un elemento de satisfacción en el tono de Malorum.
—Tengo permiso del mismo Emperador para guardar archivos privados que creo que podrían comprometer una investigación en marcha.
—¿Necesito recordarle su propia inferioridad?
La rabia de Vader sirvió para invalidar la seguridad de Malorum. Era algo atemorizante sentirlo contra ti, reflexionó Ferus. Se alegró de estar detrás del panel.
—No tengo secretos para usted, Lord Vader. Hay informes que no ha visto todavía, archivos que necesitan notas adicionales… tengo espías en todas partes de Coruscant, como sabe. Informes de nuestro progreso en la vigilancia de los subniveles.
—Por fin me dice algo que quiero saber.
—Por no mencionar ciertos asuntos delicados que he estado investigando sólo por su propio interés, Lord Vader. Por ejemplo, los rumores acerca de Polis Massa…
Ferus se esforzó por oír. Allí estaba otra vez: Polis Massa. Algo había ahí, algo grande, pero no sabía qué.
Si Malorum pensaba que iba a impresionar a Darth Vader, estaba equivocado. Su jactancia tuvo el efecto contrario. Ferus podía sentirlo ahora, la lenta quemadura de la furia de Vader mientras se creaba.
—Lord Vader…
La voz de Malorum sonaba ronca, como si le costase respirar. Aun así, Ferus pudo escuchar el miedo en ella.
—Yo… le… suplico…
Estaba ocurriendo algo extraño. La rejilla ante Ferus estaba vibrando. Después la pared empezó a vibrar. Escuchó un sonido crujiente. Vader estaba permitiendo que su furia creciese.
—No vuelva a mencionar ese lugar de nuevo.
—Por supuesto, Lord Vader.
A través del pasillo, Ferus podía ver que las ventanas de la habitación de Yoda estaban
vibrando. Repentinamente la puerta explotó. Vio una silla navegar por el cuarto y la escuchó chocar contra una pared. Parte del techo se agrietó y los cables se vinieron abajo.
Ferus le hizo una señal a Trever y empezaron a retroceder gateando.
Las ventanas reventaron. La rejilla estalló, junto con un gran pedazo de la pared.
Ferus y Trever estaban al descubierto.
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