Capitulo Uno

Se acercaba cada vez más. En pocos minutos, los divisaría. Obi-Wan Kenobi observaba desde la cabina de un crucero varado y desmejorado, cómo Boba Fett registraba metódicamente el abarrotado espaciopuerto de los Gemelos Rojos, buscando a su presa. El Jedi vio el compacto cuerpo de Fett moverse por las filas de cruceros espaciales, su casco giraba mientras él y sus dispositivos de vigilancia lo captaban todo.

Obi-Wan pudo ver que Fett se movía en un patrón que sólo parecía aleatorio. El
cazarrecompensas pasaba a la siguiente línea después de la tercera nave, luego saltaba una fila, moviéndose hacia atrás, después avanzaba hacia adelante en filas alternantes. Era un patrón complicado de seguir por un ser ordinario, pero cosa fácil para un rastreador excepcional como Boba Fett… o un Jedi como Obi-Wan.

Para un observador, Fett parecería estar deambulando de modo casual, pero en pocos minutos habría revisado cada nave del espaciopuerto. Incluyendo la de los Jedi. Obi-Wan vio a su compañero, Ferus Olin, observando a Fett desde las sombras de la cabina.

—Nos doy tres minutos —dijo Ferus.

—Dos y medio —corrigió Obi-Wan.

Ferus y Obi-Wan habían aterrizado en el espaciopuerto de los Gemelos Rojos pocos minutos antes, junto con su polizón Trever Flume, de trece años de edad. Se habían enredado con Boba Fett en el planeta Bellassa, y eran muy conscientes de sus habilidades. Además, tenía a otro cazarrecompensas con él… D’harhan, un cíborg con un cañón láser poco atractivo pero letal por cabeza. Las fuerzas de seguridad imperial, dirigidas por el Inquisidor Malorum, habían contratado a los cazarrecompensas para
atrapar a Ferus, un héroe del movimiento de la resistencia en Bellassa.

Incluso mientras Obi-Wan sopesaba sus posibilidades de escapar, quería darse de
patadas por todo el espaciopuerto por estar aquí en primer lugar. Había estado en Tatooine cuando escuchó que Ferus estaba en problemas… Tatooine, donde se suponía que tenía que estar y velar por el joven Luke Skywalker. A Obi-Wan siempre le había gustado el antiguo aprendiz de Jedi, el cual había dejado la Orden justo antes de que le hubiesen llamado para hacer las Pruebas… de hecho, se había sentido aliviado al saber
que alguien que había sido tan cercano a los Jedi seguía vivo. ¿Pero salvar a Ferus era razón suficiente para arriesgarse a dejar Tatooine?

Obi-Wan había estado atormentado
por la indecisión… hasta que escuchó a su antiguo Maestro, Qui-Gon Jinn, que por fin le hablaba, gracias al entrenamiento de Qui-Gon con los Whills. Qué conmoción que había sido oír la voz de Qui-Gon, y qué poco sorprendente debería haber sido que Qui-Gon fuera el que le dijese que se marchara. Cosas mucho más grandes que Ferus estaban en juego, y Qui-Gon le dijo que necesitase seguir la Fuerza Viva… y sus sentimientos. Así que los había seguido hasta Bellassa, se había visto enredado con la resistencia, y había escapado con Ferus a duras penas.

Ahora estaba en mitad de la galaxia, lejos de Tatooine, con dos cazarrecompensas detrás de él. Mientras tanto, el Inquisidor Malorum se estaba acercando a la verdad de la existencia de Luke y Leia, investigando Polis Massa, el lugar donde su madre, Padmé Amidala, había muerto. Obi-Wan sabía que tenía que detener a Malorum… pero primero tenía que apartar a los cazarrecompensas de su
rastro. Obi-Wan no podía regresar a Tatooine hasta que se los hubiese quitado de encima. No podía conducir a nadie hasta el hijo oculto de Anakin Skywalker.

—Hey, colegas —dijo Trever. Su erizado pelo azul parecía estremecerse con
ansiedad mientras miraba de Obi-Wan a Ferus—. No es por meter prisa, pero ¿no
deberíamos despegar al estilo apresúrate-y-sácame-de-aquí?

—Simplemente nos seguiría —dijo Ferus—. Y no hay forma de quitárnoslo de
encima con esta chatarra. Necesitamos una nave diferente. Esto no acabará hasta que consigamos una y salgamos de aquí.

—Bien, excelente —dijo Trever—. No hay problema. Sólo dame un minuto.

—No puedes robar una —le advirtió Obi-Wan.

—Claro que puedo —dijo el joven adolescente—. Todo lo que tengo que hacer es puentear los controles de seguridad de ignición inicial, después…

Obi-Wan alzó la mano.

—Después tendremos que hacer frente a seguridad así como a Boba Fett. Tenemos
que hacer esto sin dar ninguna alarma.

—Es un concepto nuevo para ti, chico —le dijo Ferus a Trever.

—Trataré de recordarlo —contestó Trever con una sonrisa. A pesar de su joven edad, había sido el ladrón callejero más experto de la ciudad capital de Ussa en Bellassa. Con sólo trece años había controlado una enorme porción del mercado negro. Cuando las cosas se calentaron demasiado para él, se había colado con Obi-Wan y Ferus mientras
ellos escapaban.

Pero si las cosas habían estado calientes como un sol entonces, ahora estaban
calientes como tres soles. Rápidamente, Obi-Wan, Ferus, y Trever reunieron sus equipos de supervivencia y bajaron de un salto de la nave. Obi-Wan se aseguró de camuflarse, su cabeza era irreconocible bajo una capucha. No quería ser reconocido por Boba Fett.

—Tendremos que intentar comerciar. El truco está —dijo Obi-Wan en voz baja
mientras mantenía los ojos puestos en la figura errante de Boba Fett—, en escoger la nave adecuada. Y el piloto adecuado. Tiene que pensar que ha conseguido un buen trato, pero el trato no puede ser demasiado bueno o sospechará.

—Me pregunto dónde está D’harhan —dijo Ferus.

—Probablemente se quedó en la nave —supuso Obi-Wan—. Habría atraído la
atención de seguridad.

Desembarcaron de su nave y se colaron entre el gentío gruñón. Las nuevas regulaciones del Imperio habían hecho los controles más lentos, y las partidas a menudo eran demoradas mientras se realizaban largos controles de seguridad. Los pilotos y los pasajeros se arremolinaban, matando el tiempo hasta que sus números brillaban intermitentemente en una pantalla enorme en lo alto. En ese momento se unían a la fila que iba al punto de inspección de seguridad dentro del edificio principal. Algunos de ellos habían convertido el área frente al hangar en un área informal de picnic, y el trueque de comida y bebida era el típico intercambio animado de los pilotos, mientras se insultaban diversamente y se halagaban unos a otros en los comercios.

Obi-Wan estudió atentamente las naves. Necesitaban algo con un hiperimpulsor, algo bueno para el espacio pero no demasiado vistoso. Necesitaban velocidad y algún tipo de
armamento. Conociendo la nave de ataque Firespray de Boba Fett armada hasta los dientes, los cañones láser ciertamente vendrían bien. En su cabeza, Obi-Wan separó las filas de naves y el complicado patrón que estaba
siguiendo Fett. Si seguían moviéndose en un contrapatrón, no se toparían con él. Por supuesto, él encontraría su nave muy pronto, y su vigilancia se intensificaría. Pero si eran afortunados, habrían salido disparados del espaciopuerto para entonces. Si eran afortunados.

Cosa que no eran.

Boba Fett cambió su patrón y los divisó de lejos, atacando inmediatamente desde
atrás. La Fuerza surgió, advirtiendo a Obi-Wan sólo una fracción de segundo antes de que el cazarrecompensas estuviera sobre ellos. Rayos láser llovieron sobre ellos. Obi-Wan saltó y los esquivó. No quería usar su sable láser… aquí no, con una muchedumbre mirando. La noticia de que un Jedi había
sido visto se propagaría, y la cacería se intensificaría. Hasta donde le concernía a la galaxia, todos los Jedi habían sido eliminados. Cualquier Jedi que fuese encontrado compartiría rápidamente el mismo destino.

El entrenamiento Jedi de Ferus le hizo moverse más rápido que un transeúnte
ordinario, esquivando casi al mismo tiempo que Obi-Wan. Las habilidades callejeras de Trever hicieron que se zambullera bajo la panza de una nave. Un piloto sorprendido asomó la cabeza por la cabina del piloto un segundo después de que los rayos láser se
descargaran sobre su casco. Comenzó a maldecir contra Boba Fett, pero se metió dentro cuando Fett giró y apuntó su bláster Westar-34 en su dirección.

La distracción le dio dos segundos a Obi-Wan… dos segundos que se convirtieron en un largo momento de contemplación, mientras precisaba la posición exacta de las naves que le rodeaban, de la multitud y de los edificios. Vio una oportunidad para conseguir refugio temporal pero no vio lo que estaba buscando… una vía de escape. En caso de duda, pensó, haz lo inesperado.

Obi-Wan cargó, con la capucha todavía ocultando su identidad. Se abalanzó bajo el fuego láser, desarmado. Un sorprendido Boba Fett dio un paso hacia atrás. Era demasiado bueno para tropezar, pero durante el susurro más pequeño de un segundo perdió
levemente el equilibrio. Obi-Wan lo vio. El lado izquierdo de Fett era el punto
vulnerable. Saltó. En el aire, se contorsionó, cayendo con una bota plantada directamente en la
rodilla izquierda de Boba Fett. Pero para su sorpresa, Fett no se derrumbó. Obi-Wan sintió ceder el cuerpo del cazarrecompensas, pero repentinamente Fett cambió de dirección, plantándose más firmemente.

Obi-Wan se detuvo de repente y tuvo la
desagradable sensación de sentir un codo blindado impactando en su nuca, enviándole al suelo. Había visto ese movimiento antes. El recuerdo de una pelea desesperada en Kamino volvió a él. Jango Fett le había enseñado a su hijo adecuadamente. Ojalá Obi-Wan lo
hubiese recordado a tiempo. Ferus llegó a la carga mientras Obi-Wan rodaba por el suelo, esquivando los rayos
láser con sus reflejos Jedi. De repente, la nave que estaba a su lado explotó. Obi-Wan y Ferus salieron despedidos por la potencia de la explosión, cabalgando un cojín de aire que los lanzó contra el permacreto. Duracero derretido llovió a su alrededor. Ferus se agachó
rápidamente cuando un asiento de la cabina aterrizó a escasos milímetros de su cabeza.

—Bueno, hola D’harhan —dijo Ferus a través de sus apretados dientes.

Hubo un momento de aturdido silencio después de la explosión, y después las sirenas comenzaron a sonar. Pilotos y pasajeros buscaron una posición segura y ventajosa desde la que observar la batalla. Había sido una tarde aburrida, y a nadie le parecía mal un poco
de diversión. Prometía ser una buena pelea. Ferus se puso en pie. Su cara estaba negra por el humo y el polvo de la explosión.

—Me encanta la manera de presentarse que tienen esos tipos —le dijo a Obi-Wan.

Boba Fett se estaba aprovechando de la explosión para acercarse, sus rayos láser
cruzaban velozmente el aire. Obi-Wan sabía que tenía que permanecer oculto, lejos de los espectadores. En alguna parte podría usar su sable láser sin atraer la atención.

—Ve hacia la izquierda —le dijo tersamente a Ferus—. Mantén a D’harhan ocupado.

—¿Por qué siempre me toca lo peor? —replicó Ferus con más humor del que Obi- Wan recordaba que había tenido como aprendiz.

Ferus pareció alejarse flotando al moverse tan graciosamente,deslizándose entre dos naves espaciales y desapareciendo. Obi-Wan uso la Fuerza para impulsar su salto, apartándose de la nave de su derecha y aterrizando en el puntiagudo tejado de duracero
del hangar. Había una ventana abuhardillada a medio camino tejado abajo, una ventana que estaba construida en el propio tejado. Obi-Wan se zambulló buscando cobertura
detrás del saliente.

Fett llevaba una mochila propulsora, y se alzó en lo alto para aterrizar en el tejado
sólo segundos después que Obi-Wan. Avanzó cautelosamente, incapaz de ver al Jedi. Obi-Wan activó su sable láser. Ahora lo hacía tan raramente que sintió una oleada de sentimientos inundándole cuando lo hizo, algo cercano al dolor y a la alegría, un recuerdo de lo que una vez había significado ser un Jedi. Una vez había viajado libremente a través de la galaxia. Ahora tenía que esconder lo que era. Ahora todo lo que conocía era
secretismo y cautela.

Los rayos láser desgarraron repentinamente a través de la ventana abuhardillada, a escasos centímetros de donde esperaba. Boba Fett no corría riesgos. Obi-Wan no se movió, a pesar de que sintió la quemadura de calor en su mejilla. Escuchó ruido de pasos acercándose. Justo cuando alcanzaron la esquina de la ventana abuhardillada, justamente cuando sólo quedaba una fracción de segundo antes de que Fett le viera, Obi-Wan salió de un salto.

Pero Fett debía haber estado esperando eso. Tomando apenas un segundo para
apuntar, disparó el misil de impacto de su mochila propulsora. Obi-Wan sintió reverberar las ondas de choque. Salió despedido del tejado, su cuerpo fue alzado en el aire como un trozo de tela. Ralentizó el momento, buscando una forma de aterrizar que no involucrase estrellarse contra el permacreto que se alzaba hacia él. Trató de alcanzar el cable de ascensión en su cinturón de utilidades.

Lo lanzó volando
mientras caía, el gancho se agarró al borde del tejado. Botó en el aire, duramente, torciendo el hombro cuando se meció hacia atrás rápidamente. Golpeó el tejado y siguió avanzando, cargando contra Fett, con su sable láser resplandeciendo. Cortó el rifle láser
de Fett con un golpe limpio. Obi-Wan no tenía donde ir cuando Fett se estrelló repentinamente contra él, enrollando sus brazos alrededor del cuerpo del Jedi, apartando de un golpe su sable láser,
y propulsándole hacia atrás, intentando tirarle del tejado. En lugar de tratar de romper el agarre de Fett, Obi-Wan agarró sus brazos, y los dos hombres salieron disparados por el borde, girando en el aire.

La muchedumbre de debajo los vio y se quedó sin aliento. Los dos cuerpos cayeron a través del aire durante varios segundos largos antes de que Fett activase su mochila propulsora. Mientras encendía sus propulsores, manipuló la
mochila para poder aplastar a Obi-Wan contra el lateral del edificio repetidamente. Obi- Wan sintió los golpes estremeciéndose a través de sus huesos. Fett se apartó y fue hacia el edificio de nuevo. Obi-Wan vio el sólido duracreto acercándose hacia su cara.

Invocó la Fuerza para ayudarse. Lo necesitaría. En el último momento, alzó las piernas y pateó la pared. La sacudida radió hacia arriba a través de su cráneo. Giraron fuera de control, y Obi-Wan aprovechó la oportunidad para aflojar el
agarre de Fett. Cayó, reuniendo la Fuerza para amortiguar su aterrizaje y recoger su sable láser caído.

No se hirió, pero el dolor que ascendió por sus piernas le dijo que el empujón para apartarse de la pared le había afectado. Los espectadores se dispersaron mientras se ponía
de pie. Boba Fett venía detrás de él, implacable. Ferus corría a través de la multitud. Obi-Wan sintió surgir la Fuerza avisando cuando otra explosión del cañón de D’harhan allanó una parte del hangar.

Ferus fue lanzado hacia atrás por la explosión. D’harhan seguía acercándose. Boba Fett estaba preparándose para otro asalto. Obi-Wan cargó hacia adelante, agarrando a Ferus y tirándole al suelo.

—Vamos —urgido Obi-Wan. No había llegado hasta aquí para perder a Ferus ahora. Ayudó a Ferus a pasar por los escombros y saltó dentro del medio demolido hangar. Las macizas puertas estaban en el otro extremo, firmemente cerradas. D’harhan y Boba Fett entraron por la abertura, bloqueando cualquier vía de escape.

Obi-Wan y Ferus estaban atrapados.

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