Capitulo Tres
Trever miró el panel de control.
—Ah, me tomas el pelo. Este tipo realmente está empezando a ponerme los nervios de punta.
Sin apartar los ojos del caza que les seguía, Obi-Wan dijo:
—Podemos perderle en el hiperespacio.
—Cierto —dijo Trever—. Ojalá tuviésemos un hipermotor.
Ferus se giró y le dedicó a Trever una mirada incrédula.
—¿No comerciaste por una nave con hipermotor?
—No tuve mucho tiempo, ya sabes —protestó Trever.
—Estamos en el extremo del Borde Exterior —dijo Ferus—. Aquí todas las naves tienen hipermotor. Excepto en la que estamos.
—No oí que te quejases cuando llegué a rescatarte —contestó Trever.
—Si no os importa una sugerencia —dijo Obi-Wan—. Los "qué-habría-pasado-si…" no ayudan. Fett está ganando terreno.
Ferus comenzaba a odiar cuando Obi-Wan tenía razón.
—¿Quieres que me haga cargo? —preguntó, señalando los controles.
—Claro —Obi-Wan pasó al ordenador de navegación—. Odio volar. Y, Trever, creo que esto podría estar más allá de tu experiencia.
Ferus tomó el mando de los controles. Se preguntó sobre su propia experiencia.
Durante los últimos años había estado viviendo tranquilamente en Bellassa, tratando de dejar atrás su pasado Jedi. La decisión de marcharse había sido la más dura que había tomado nunca, y eso le había perseguido cada día y cada noche. Había dejado que su rival, Anakin Skywalker, lo empujara a abandonar. Había dejado atrás una vida de misiones y significado por… el aislamiento. Él y su amigo Roan habían vivido tranquilamente… hasta que el alzamiento del Imperio los había convertido en Rebeldes.
Ferus había encontrado su causa una vez más. Y había jurado perseverar esta vez, hasta que el Imperio fuese derrotado. Ahora Roan estaba perdido, Bellassa era una nueva parte de su pasado. Una vez más, Ferus se encontraba en el camino del Jedi… pero inseguro de si era un camino que le estaba permitido tomar.
Aumentó la velocidad, después redujo, intentando conseguir una sensación de los motores poco familiares.
—Simplemente voy a tener que dejarlo atrás.
Obi-Wan lanzó una mirada inquieta por la ventana de la cabina.
—Tengo fe en tus habilidades como piloto, Ferus, pero he visto a esta Firespray en acción. Para ser una nave pequeña, es impresionante. No dejes que te engañe. Además de esos cañones desintegradores, tiene cañones láser y minas sísmicas.
—Un trozo de pastel —dijo Trever, pero estaba pálido mientras veía lo rápido que Fett ganaba terreno. —¿No quieres acelerar? —le preguntó a Ferus nerviosamente.
—Sabemos que puede rebasarnos —señaló Ferus—. La única forma en la que vamos a ganar esto es si podemos sobrepasarle con astucia.
Obi-Wan estudió el mapa estelar.
—Déjame ver si puedo encontrar un campo de asteroides en el que escondernos o una densa nebulosa —dijo Obi-Wan—. Necesitamos jugar al escondite.
Ya estaban casi dentro del campo de tiro. Obi-Wan avanzó rápidamente a través de los diferentes cuadrantes en el ordenador de navegación.
—Hay una densa nebulosa cerca de aquí. Todos cúmulos estelares deshabitados. Si podemos arreglárnoslas para aguantar, podemos conseguirlo en pocos minutos.
El revestimiento blindado de la nave de Boba Fett se deslizó hacia atrás y el cañón láser cobró vida. Vetas de luz se dirigieron hacia ellos. Ferus hizo un picado pronunciado mientras Fett aumentaba la velocidad, acercándose hacia ellos.
—No pensé que sería… tan rápido —dijo Ferus, aumentando la velocidad y haciendo un giro brusco a la derecha.
El fuego láser no les acertó por poco. Otra andanada voló en su dirección.
Ferus volteó y cambió la dirección de la nave, girando y lanzándose en picado. Trever fue lanzado contra la consola y rápidamente saltó a un asiento para agarrar las abrazaderas. Ahora estaban en una carrera, una carrera que posiblemente no podrían ganar. El ataque envió ondas de choque que abofetearon la nave, meciéndola. Tembló tan fuerte que Obi-Wan temió que se partiera por la mitad. Sintió rechinar sus dientes.
—Será mejor que lleguemos allí cuanto antes —dijo Ferus—. Nos estamos quedando sin combustible.
—¡Dijo que acababa de llenarlo! —protestó Trever.
—Nunca confíes en un piloto, niño —dijo Ferus.
El cañón disparó de nuevo, y aunque Ferus se lanzó en picado, la nave tembló cuando fue golpeada. Fett continuó después del fuego láser con un torpedo rastreador.
—¡Sujetaos! —gritó Ferus. La nave se zambulló, después se alzó. El torpedo los siguió, rastreándolos con precisión.
—Ésta es una nave de carga, ¿verdad? —le preguntó Obi-Wan a Trever. El chico asintió—. Suelta la carga.
Trever pulsó el interruptor. La bahía de carga se abrió y derramó contenedores y cajas vacías. En el mismo momento, Ferus forzó la nave en otro picado pronunciado. El dispositivo rastreador del torpedo siguió el cargamento en su lugar.
—Eso sólo funcionará una vez —dijo Ferus—. Y tenemos un problema. No creo que los sistemas de potencia estén acostumbrados a ser golpeados de esta manera. Tenemos algunas luces indicadoras amarillas parpadeando. Nuestros sistemas están fallando.
—¡Nebulosa acercándose! —gritó Trever.
Ese momento no llegó antes de tiempo.
Ferus contó los segundos mientras Fett martilleaba tras ellos. La Fuerza llenó la cabina. En momentos de necesidad, Ferus era capaz de acceder a ella y usarla… eso nunca había desaparecido del todo. La sintió moverse a través de él, y relajó su agarre en los controles. Una vez, había basado su vida en confiar en la Fuerza. Tenía que acordarse de hacerlo otra vez.
La nave entró repentinamente en un túnel de diminutas estrellas rotando alrededor de un núcleo central de energía. Luz dorada llenaba la nave, y la perturbación atmosférica la hizo rebotar alarmantemente.
—¡Agarraos! —gritó Ferus. Maniobró el crucero a fin de aprovechar las corrientes, rotando mientras se sacudía de un extremo del corredor estelar al otro—. ¿Cuánto tiempo estaremos dentro de esto? —le ladró a Obi-Wan.
—No mucho tiempo. Estamos al borde de una corriente inestable, pero se está alejando rápidamente de nosotros.
Fett les seguía, sin rendirse, tan intrépido como Ferus… e igual de dispuesto a forzar su nave. Obi-Wan se agarró a la consola mientras estudiaba el mapa estelar. Aquí había información incompleta, espacios en el mapa, sin duda por la volatilidad de la atmósfera.
—Parece que hay un planeta llamado Deneter ahí adelante. Fue abandonado después de las Guerras Clon… fue tan diezmado por las batallas que la población emigró hasta el Núcleo. Tiene veinte satélites deshabitados orbitando a su alrededor —le gritó las coordenadas a Ferus. Podrían ser capaces de perder a Fett entre los satélites.
Atravesaron el túnel estelar y entraron en la atmósfera del planeta. Ferus forzó la nave, zumbando de un satélite a otro, acechando detrás de uno para alejarse detrás del siguiente. Boba Fett se quedó en su cola, disparando sus cañones.
—Esto no está funcionando —dijo Obi-Wan—. No podemos sacudírnoslo.
—Todavía no me he quedado sin trucos —masculló Ferus, esperando que fuese cierto—. Trever, ¿recuerdas la acción de tu trineo?
En las calles de Ussa, Trever había usado el poco manejable trineo como un deslizador, forzando sus capacidades para evadir la seguridad del Imperio.
—¿Qué acción? —preguntó Trever, con los ojos fijos en la nave de Fett.
—Esa en la que finges girar, y entonces te recuperas y sales zumbando —dijo Ferus.
—Sí. Siempre funciona.
—¿Cómo lo haces?
—Bueno, requiere cierto toque —dijo Trever—. Y un empuje adicional en los estabilizadores.
—Necesitaré un empuje de otro sistema —dijo Ferus—. ¿Puedes conseguir alguna potencia de los hidráulicos?
—Espera un momento —dijo Obi-Wan—. Eso nos podría dejar sin suficiente potencia de frenado para aterrizar.
Otra andanada de fuego láser envió la nave en un picado pronunciado. Esta vez, la explosión les golpeó en la cola. La nave perdió el control durante varios agonizantes y largos segundos, mientras Ferus luchaba por estabilizarse. Al final, con un gran gemido, la nave se enderezó a sí misma.
—No obstante —dijo Obi-Wan—, podemos preocuparnos por el aterrizaje cuando llegue el momento.
—Ese es exactamente mi pensamiento —dijo Ferus a través de sus apretados dientes.
Trever se zambulló hacia el suelo y abrió el panel del motor. Saltó dentro del pequeño espacio.
—No tengo mucha experiencia con motores sublumínicos, pero… —escucharon murmullos y ruidos de metal—. ¡Lo tengo! —gritó Trever desde abajo.
—De acuerdo, todo el mundo —dijo Ferus—. Cuando diga «agarraos», realmente quiero decir eso esta vez.
Ferus aceleró, forzando ahora los motores al máximo. Un leve bamboleo en las alas les dijo que la nave estaba al borde de su control.
—Aquí vamos —masculló. La nave comenzó a escorar, como si hubiese perdido el control del motor izquierdo. Aturdidamente, giró, cayendo ahora a través del espacio, dirigiéndose directamente hacia el asteroide. Fett les siguió, sin duda para registrar su espiral de muerte… y apresurar su fin. Los cañones láser desataron su potencia de fuego a través de la atmósfera, pero viajaban demasiado erráticamente para que ninguno de los ordenadores de rastreo se fijara en ellos.
La superficie del satélite surgió amenazadoramente. En el último momento, Ferus enderezó la nave, con los centros de control gritando por el esfuerzo. Fett los sobrepasó. Ahora él era lo único que debían controlar. Observaron como su nave se acercaba dando bandazos a la superficie. Fett no tenía más alternativa que hacer un aterrizaje forzoso. Hubo una pequeña explosión de fuego, y vieron alzarse el humo. Obi-Wan estudió el sensor de formas de vida.
—Ha evacuado la nave. No está destruida, pero no va a ir a ninguna parte durante un tiempo.
Ferus remontó hacia la atmósfera.
—Espero que esta sea la última vez que le vemos —dijo—. Pero de alguna manera, no lo creo. Ahora, me temo, tenemos que tratar con nuestro propio problema de aterrizaje.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top