Tiempo extra
Las entes monstruosas no tenÃan la capacidad para razonar y se guiaban exclusivamente por sus instintos asà que comenzaron a atacar al público.
â¡Llamen a la policÃa!â
Los estudiantes huÃan hasta donde sus pies podÃan correr. El campo comenzó a llenarse de sangre y de personas que ahora reposaban en el suelo pues habÃan perdido sus vidas a manos del par de demonios.
â¡Chicos no podemos quedarnos aquà debemos hacer algo!â Exclamó Rinairi al presenciar la masacre por parte de las criaturas.
â¿¡Y qué podemos hacer Rin!? ¡Solo somos simples personas ordinarias sin nada para hacerles frente, piensa serÃa una locura ir hacia allá!â Exclamó también Yutaiji queriendo hacer razonar a su amiga.
âJoder... ¿Y Togeri?â
El pelinegro volteó abruptamente hacia su lado derecho, el peliblanco se habÃa ido a ayudar a que la gente huyera al distraer a ambos monstruos.
â¡Toge hijo de tu santÃsima madre, tú quedate aquÃ!â Salió debajo de las gradas y fue al campo. â¡NO TE LE ACERQUES!â Le gritó.
El chico de cabello nube encontró una pelota y la arrojó a toda potencia al rostro del demonio de brazos alargados, de esta forma comenzó a correr ya que logró desorientarlo.
â¡RIN!â De inmediato sus ojos buscaron a su amiga quien huÃa con el grupo de porristas del otro demonio. â¡Porqué nadie me hace caso!â
Este no tardó en alcanzarlas, dió un salto aplastando y haciendo prácticamente puré a una de las chicas. Para su desgracia cayeron al suelo donde el demonio se levantó y con sus musculosos brazos iba a degollarlas...
Tomó a la castaña del cuello y la levantó asfixiandola en el proceso. Al no ser consciente una de sus garras le hizo una pequeña cicatriz en su mejilla derecha.
Totalmente enfurecido Yutaiji no lo pensó dos veces y le arrojó un bate que recogió y le golpeó en su cabeza.
â¡ROOAARRR!â Logró llamar su atención soltando a la chica.
Era el momento donde debÃa tomar una decisión: ir hacia enfrente para salvar a Rinairi o echarse de reversa y preservar su vida...
â¡No me acobardaré y mucho menos si es por mis amigos!â
Acortó la distancia y lo embistió donde empezó a golpearlo con sus nudillos.
â¡Yuu que estás haciendo!â Rin de inmediato se recompuso, no lo pensó dos veces y regresó por él.
El demonio se lo quitó de encima y lo estampó contra el suelo para nuevamente tomarlo y arrojarlo al lado de Rin.
â¡YUU!â Sus hermosos ojos ébano se llenaron de terror al verlo quejarse del dolor.
âVete de aquÃ...
â¡No te pienso dejar aquà con esos monstruos!â
Le ayudó a levantarse, totalmente adolorido se puso frente suyo con la intensión de protegerla.
Ambos retrocedÃan muy lentamente con cada paso que el demonio daba.
âEscuchame Rin y pon atención a lo que te voy a decir... Voy a intentar ganar tiempo para que evacuen a toda la gente.
â¿¡Qué!? ¡Claro qué no!â
âSi no lo haces más chicos morirán.
âEstá bien...
De nuevo irÃa a la carga hasta que una mano se puso en su hombro, Togeri habÃa regresado de ayudar a evacuar parte de la gente.
â¡Que esperas vete!â Yutaiji y Togeri señalaron a Rinairi para que se fuera y les dejaran solos.
â¡Los amo mucho chicos!â Dijo entre lágrimas uniéndose a la multitud.
Quedaron solos contra los monstruos. âEsta es la mayor estupidez que haremos desde que nos pusimos a brincar las bancas en tercer grado.
Ambos amigos se rieron de aquella anécdota. El pelinegro terminó con varios chichones en su frente mientras el peliblanco con la nariz fracturada.
â¿Recuerdas cuando Ãbamos a tu casa saliendo de la escuela para jugar Street Fighter? Yo Ryu peleando por el honor y tú Ken queriendo la gloria.
El albino acentó nostálgico por el gran Bromance que los unÃa, viniendo de mundos y experiencias opuestas siendo hermanos toda la vida.
â¡Hagamos esto entonces!â
â¡Atún con mayonesa!â
La dupla YuuToge corrieron sin miedo hacia los demonios logrando derribarlos, Yutaiji contra el blanco fornido y Togeri contra el negro escuálido. Sus pensamientos eran casi iguales e intentaron hacerles llaves de estrangulamiento. A pesar de que Togeri estaba recibiendo heridas por parte de las garras y Yutaiji sentÃa sus huesos querer romperse no perdieron su fuerza.
Los demonios les dieron golpes con la nuca lo que hizo al par perder sus llaves. Todo cambió, ahora los demonios se encimaron sobre ellos para ahorcarlos.
â¡Dejen a mis chicos en paz!â
Rinairi habÃa regresado, con el corazón acelerado, demasiadas e intensas emociones pero eso no le impidió moverse para ayudarlos. Con un par de bates les propinó un golpe en la espalda al par de seres demonÃacos.
Aquellos golpes fueron insignificantes para ellos y solo se voltearon para gruñirles. La distracción no lo desaprovecharon Yutaiji y Togeri ya que el agarre en sus cuellos se aflojó. Les dieron un golpe con todas sus fuerzas que combinaron con un empuje de sus piernas quitándose a los demonios.
âGra -gracias Rinâ Se levantaron y le quitaron los bates. âAhora debes irte.
âPuedo ayudarlos...
â¡Hazlo!â
Con una mirada llena de dolor y decepción la castaña ébano dio la media vuelta para escapar del campo, solo le quedaba confiar en ellos.
â¡NO MIRES ATRÃS!â Gritó Yutaiji.
En un asalto por parte de ambos demonios fueron derribados, sobre ellos comenzaron a lanzarles mordidas que lograron esquivar aunque gradualmente su fuerza no era nada con el de los monstruos cediendo finalmente a ellos...
â¡No se muevan!â
Un par de balas atravesaron el pecho de los demonios quienes enfurecidos se voltearon solo para ser balaceados por los agentes.
Yutaiji y Togeri le fueron quitados los cuerpos de los demonios por los agentes que con sus equipos lograron contener de forma exitosa a los seres monstruosos.
Cierta hermosa joven mujer de cabellera escarlata la cual se ataba en una cola de caballo trenzada y de ojos grandes con pupilas anilladas tonalidad ámbar de gruesas y largas pestañas se aproximaba al sucedido evento.
âPor lo que nos dieron los afectados fueron vÃctimas de las manos Yakuza, ellos crearon 2 D.E.M.O.N. Su principal motivo era secuestrar a la hija de la Doctora Adamaris Orimotoâ Le comentó uno de sus agentes haciendo un breve resumen de lo obtenido por parte de la gente.
âAhà está...
La pelirroja veÃa atónita al joven pelinegro quien estaba bastante herido junto a un joven peliblanco igualmente a el. âMe imagino que estos dos fueron los tontos que se hicieron los héroes para que la gente pudiera escapar.
âComo siempre está en lo correcto Capitana.
Al ya no escuchar nada las pocas personas que se encontraban aún en el colegio salieron siendo la primera al llegar al campo Rinairi. Ver el estado en que sus amigos se encontraban sus ojos se cristalizaron.
â¡Chicos!â
La castaña ébano se fue acercando pero fue detenida por los agentes.
âDisculpe señorita Orimoto pero esto es un asunto del D.C.D asà que le pido que se retireâ Habló un agente mientras ayudaba al paramédico a atender al joven albino.
âEntonces tú eres la famosa supermodelo y actriz Rinairi Orimoto, un gusto conocerla en personaâ Dijo muy cortés la pelirroja.
âHem... Un gustoâ Dijo desinteresada Rinairi ya que su atención estaba en sus dos amigos y querÃa ir con ellos.
âVeo que está muy interesada en este par ¿Quienes son y qué son para usted?â Interrogó nuevamente la pelirroja.
âSon mis mejores amigos Yutaiji Okkotsu y Togeri Inumaki, porfavor le pido que vaya a hablar con ese señor y que me deje estar con ellosâ Habló entre angustiada y desesperada la joven Orimoto.
âEs una buena idea vamos entonces.
La pelirroja y la pelinegra castaña llegaron a ese lugar.
âCapitana Sakudai.
â¿Que te parece si vas con el resto a analizar y buscar evidencia?â
âDe acuerdo capitana.
Sakudai y Orimoto quedaron solas junto a los chicos y el médico quien tras dar las instrucciones les dejó solas.
â¿Siempre han sido asà de impulsivos?â
âSi...
â¿Ocurre algo?â
âSolo que todo esto ocurrió por mi culpa, la Yakuza venÃa por mÃ...
âNo te culpes por eso.
âNo debà hacerles caso y debà habermelos llevado...
âTe preocupas mucho por ellosâ Notó que ella tenÃa una pequeña cicatriz en su mejilla derecha y que sus manos siendo bastante delicadas estaban maltratadas lo que le hacÃa intuir que ella también luchó.
âSon mis mejores amigos.
Era una chica bastante especial. Viniendo de una familia sumamente poderosa y de gran estatus social mostraba humildad y grandes valores como el de arriesgar su vida para proteger a sus seres queridos.
âNo te puedes arriesgar asà recuerda quien eres.
â¿Y eso que me importa? El dinero y la fama van y vienen pero mis amigos no asà que deje de decir cosas estúpidasâ Respondió con molestia Rinairi.
âDisculpaâ Sakudai agachó su cabeza sonriendo. âNo has cambiado nada.
â¿Qué dijo?â
âQue todo esto sucedió en la mañana.
Yutaiji despertó teniendo a la vista a la pelirroja y a Rinairi.
âYuuâ Sus ojos se llenaron de lágrimas, querÃa abrazarlo pero debido a su estado tuvo que resignarse.
Todo el estadio estaba vacÃo a excepción de él, Togeri (que seguÃa inconsciente) Rinairi, la pelirroja, el paramédico y sus hombres.
Los agentes de Sakudai se llevaron a los demonios hacia las camionetas dejandola sola con el trio de chicos.
âEntonces tú eres Yutaiji Okkotsu, mucho gustoâ Ella le sonrió.
Yutaiji sufrió de un fuerte dolor en su cabeza lo que causó preocupación en ambas chicas especialmente a la pelirroja.
âYuu que tienes.
âYo esto... ¿Te conozco?â Dirigió sus palabras a Sakudai.
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El azabache tenÃa los brazos y cuellos vendados, el albino también y la castaña solamente el cuello con una bandita médica en su cicatriz, en lo demás estaba bien.
âLo mejor serÃa que regresen a sus casas, informaré esto a su director y a la alcaldÃa de la ciud...
El pelinegro atendÃa unos golpes que tenÃa su cuerpo. La castaña junto con la pelirroja veÃan aquel cuerpo delgado tan tonificado y musculoso cargando ese lavadero tan marcado siendo acariciado por sus grandes manos llenas de venas resaltadas causando un gran sonrojo en las hembras.
Rinairi se cubrió la nariz mientras Sakudai volteaba la mirada hacia otro lado.
âBi- bien niños nosotros pasamos a retirarnosâ La pelirroja se retiró con sus hombres detrás de ella.
Okkotsu no apartaba la vista de ella, su rostro se le hacÃa muy familiar junto con su nombre Makimari Sakudai y no porque tuviera un enorme e increÃble trasero.
Rinairi era consciente de que él no dejaba de verla suponiendo que tenÃa los ojos en la parte de abajo de la pelirroja lo que le hizo sentirse muy celosa.
âOye Yuu ¿No te quieres quedar unos dÃas en mi casa? Ya sabes, para cuidarte...
â¿Cuidarme? Pero si estoy joya.
âYuu acabas de pelear contra esa cosa.
âY como te digo estoy joya.
â¡Yutaiji Okkotsu mira tu cuerpo obvio que vienes conmigo, deja de comportarte como un niño ya tienes 16 años!â Dijo toda autoritaria.
âTsk si solo me llevas un año no soy tu hijo ¿Sabes?â
âIremos a traer cosas a tu departamento y luego nos vamosâ Lo tomó del brazo. âToge ¿Vienes?â
El peliblanco les negó esto, su familia lo cuidarÃa y tampoco querÃa estorbar al darse cuenta de los pequeños detalles que su amiga pelinegra tenÃa con su mejor amigo.
Los tres abandonaron el campo para adentrarse en el colegio y posteriormente salir de este.
La entrada estaba lleno de gente, padres y reporteros qué sofocaron al trio Y.R.T hasta que un grupo de guardespaldas se abrieron camino y tomaron al trÃo.
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âYa llegamos señorita Orimoto.
Bajando de un costoso auto Rinairi y Yutaiji fueron entrando al humilde hogar de la chica que no tenÃa nada de humilde como ella siempre decÃa.
âBuenas tardes señorita Orimoto, señor Okkotsu es un gusto verlo de nuevo por acáâ Les habló uno de los múltiples sirvientes de la mansión.
âBuenos dÃas señor Alfredâ Dijeron el dúo al unÃsono.
âFui informado por el colegio del incidente que vivieronâ Habló muy preocupado el adulto de avanzada edad por el estado del par de chicos.
âSi... No me gustarÃa hablar de eso en este momento.
El ya no dijo más y pasó a retirarse.
HabÃan dejado a Togeri en su casa y traÃdo algunas cosas del departamento de Yutaiji que dejaron en uno de los sofás pequeños para sentarse en uno de los grandes.
â¿Sabes que nos harÃa bien?â
â¿Comer?â
âNo, bueno si talvez más al rato, yo me referÃa a ir a la piscina.
El azabache volteó a mirarla dándole a entender que no querÃa eso.
âVamos Yuu no seas asÃ, el agua ayudará mucho a tu cuerpo a relajarse.
âRin ya sabes que no me gusta las piscinas y lo sabes...
âVamos y te prometo que después comeremos lo que tú quieras ¿Te parece?â Dijo muy animada la castaña tomándole la mano.
El azabache lo dudó un poco pero al verla con esa actitud y tras pensarlo...
âMe quedare sentado en la orilla.
âMessirveâ Asà Rinairi se lo llevó a la parte trasera de la mansión.
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Rin era extremadamente millonaria por parte de su madre quien era la CEO y dueña de la más importante cadena de mega corporaciones de todo el paÃs; Oxcorp. Tener piscinas en cualquier lado era algo que solo la gente adinerada podÃa hacer.
Sentado en la barra y disfrutando con sus pies el estado tibio del agua el azabache degustaba muy feliz un helado esperando a la castaña quien se habÃa ido a cambiar.
No le sorprendÃa en lo absoluto que Rin estuviera preparada para todo ya que tenÃa ropa y muchas cosas que le habÃa comprado para que no le pusiera ninguna excusa para irse.
[N/A: South of the Border - Ed Sheeran, Camila Cabello, Cardi B]
Ahora iba por su séptimo helado cuando este se le cayó al quedar sin aliento y atónito al ver a Rinairi llegar.
âLe dije a mi mamá que no me comprara algo tan incómodo y mucho menos revelador.
La castaña lucÃa más que preciosa con aquel traje de baño que le hacÃan resaltar al máximo esplendor todos sus atributos y dotes, no por algo era una supermodelo.
Rinairi era extremadamente hermosa perteneciente a "Las 3 Diosas del I.T.S" un trio constituido por las 3 alumnas más hermosas y populares del colegio.
Con una anatomÃa más que perfecta y un rostro igual a una diosa se sentó al lado de él.
âSe siente genial el agua ¿No lo crees?â
âSi...
Su presión se le bajó asà que metió su mano en la hielera para tomar otro helado cuando sintió las suaves y pequeñas manos de Rinairi también.
De inmediato las quitaron y voltearon a otro lado muy avergonzados.
âTu primero Rin.
âGracias Yuu.
Ambos tomaron una paleta mientras disfrutaban la música de las bocinas que adornaban una pequeña palapa atrás de ellos.
El azabache se puso nervioso al ver de forma disimulada como ella lamÃa y disfrutaba su paleta de una forma para nada provocativa...
Gotas de helado escurrÃan hasta caer en sus grandes senos y avanzaban hasta perderse en la intersección...
âComo que ya no tengo hambre...
Hizo a un lado su helado y mejor decidió mirar el cielo.
âY yo que ya habÃa pedido comida por Rappi.
Terminando su dulce la castaña se levantó dejando caer la túnica que traÃa en el proceso para ir por su teléfono que dejó previamente en su bolso. En ese preciso momento Yutaiji volteó ¿Porqué lo hizo?
âOlvidalo ya tengo hambre otra vez...
âYo creÃa que las chicas éramos muy indecisas ¿Y si nos metemos a nadar?â
âNo, quedamos que no en eso.
âSi pero ya cambié de opinión.
Ella lo empujó y asà él quedó sumergido en el agua haciendo un show que hizo reÃr mucho a Rinairi.
â¡Rin sabes que no se nadar!â Para su buena suerte no estaba tan hondo.
âSi que es vergonzoso que no sepas nadar, pero no te preocupes que soy una excelente nadadora y podrÃa darte unas clases particul... ¡AH!â
En venganza se levantó y la tiró a la piscina también. Rin se levantó con todo su rostro cubierto por su cabello.
âRin...
Se preocupó, talvez fue muy pesado de su parte hacer eso y se le acercó para descubrirle el rostro.
Con una sonrisa la castaña se abalanzó para abrazarlo terminando nuevamente ambos en el agua.
âSi me gustarÃan esas clases particulares porfavorâ Dijo el saliendo del agua, ahora tenÃa la cara cubierta con su cabello.
âTratandose solamente de ti serán gratisâ Dijo ella quién era cargada por los fuertes brazos venosos del azabache mientras le rodeaba la cintura con sus largas, delgadas y torneadas piernas.
Le descubrió el rostro donde ambos se miraron con aquellos hermosos ojos tonalidad azabache y ébano muy cerca el uno del otro.
A lo lejos una mujer todavÃa joven que era acompañada por su fiel sirviente miraban al dúo convivir más que felices jugando con el agua como si de un par de niños se tratarán.
âMe pregunto cuando la pequeña Rinairi le dirá sus sentimientos al joven Yutaiji, es más que evidente que está perdidamente enamorada de él.
La mujer se limitó a sonreÃr mientras cargaba un par de bolsas con el logotipo de Rappi.
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