Preparación

Distintos sonidos de chirridos, jadeos intensos, el sudor era abundante en el establecimiento.

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Las venas en sus brazos resaltaban a más no poder, sus manos temblaban para ello se las vendó. Su mirada le constaba mucho poder enfocarse en lo que hacía debido al sudor que entraba a sus ojos, tomó una toalla y se limpió.

—Todavía no, aún puedo aguantar más.

Fue al área donde se encontraban las pesas más grandes y se dispuso a poner más peso a los 500 Kg ya establecidos en ellas.

Desde hace más de 5 horas había llegado al gimnasio, junto con su amigo Togeri y una gran cantidad de chicos entrenaban arduamente para mañana, debido a que sería el día del alistamiento para las fuerzas de seguridad del país.

Tomó la calma para poder inhalar oxígeno, puso sus manos en la barra.
Posiblemente era una gota de sudor o talvez era algo más, dio inicio a una larga sesión hasta donde sus fuerzas se le perdieran...

—Debo ser el mejor, de esta manera tendré asegurado mi lugar en Harvford, y con ello mi meta quedará más al alcance de mis manos.

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Después de un muy largo viaje Yutaiji y Togeri llegaron finalmente al distrito de San Francisco en la ciudad de California.

Sus imponentes rascacielos y un ambiente que de inmediato transmitía seguridad.
El pelinegro y el peliblanco veían por las ventanas del vagón su aproximación a la estación, todo parecía estar tranquilo, la gente no recordaba que había ocurrido.

Las hermanas Nakano habían descubierto que Yutaiji estaba comprometido a casarse con Rinairi, algo que les afectó en sobremanera. Todo concluyó en la desaparición de ellas.

Ocurrían cosas muy extrañas y lo de ellas se le agregaban a lo que no había visto. Lo que vio le hizo llenarse de muchas dudas ¿Acaso ellas no eran humanos? Era algo muy extraño debido a que hacían todo lo que una persona normal haría, pero su resolución en esa "explosión de luz" le hacían llegar a la conclusión de que no existieron realmente las hermanas Nakano en sí, posiblemente había sido una técnica.

¿En que se fundamentaba? En su propio jutsu, las bestias que el mismo creó. Puede que la técnica de aquella persona le permitía crear personas, no era tan alocado, no vivían en un mundo normal. Aún así las echaría de menos y se sentía mal por eso debido a la culpa, talvez debió decirles sobre Rinairi, había muchas cosas en las que debía pensar.

Togeri había usado su Chitsujugen, algo relacionado a las marcas que tenía en su rostro para dejar inconscientes a todos los que vieron el suceso de las hermanas Nakano, una ley clave en su familia era que los civiles no supieran de ellos.

Cuando todos despertaron ellos igual disimularon también despertar, cualquiera que aún tuviera dudas y preguntaran por las quintillizas ellos disimulaban no entender.

Tuvieron un problema a la hora de recoger sus maletas ya que también estaban las de las Nakano, algo que se resolvió de nuevo por Togeri y su Chitsujugen haciendo que el trabajador les entregara todo ese equipaje.

Estaban en el distrito de San Francisco sin saber a dónde y con quién ir, Yutaiji le marcó a la Capitana Zoe, si le hacía el favor de recogerlos.

Llevarse todas esas maletas fue algo tan tedioso hasta afuera de la estación, este contaba con un patio y tejado hecho por las ramas de los árboles, bancas ocupadas y desocupadas así que tomaron una.

Cada quien estaba en su propio mundo, el albino hablaba con su familia y con sus demás amigos, no por ser su mejor amigo significa que no podría tener más amistades.

Al quedar solo Yutaiji hizo lo que debía hacer, asumir sus responsabilidades y eso era hablar con quién era su prometida; Rinairi Orimoto, la había dejado tan a la deriva con sus asuntos demostrando lo mal novio que era, reforzaba su punto de que él no era el indicado para ella.

Llamó a su número sin siquiera pasar un segundo ella le respondió.

—¡Yuu!– La voz de la hermosa joven era de mucha emoción y alegría, realmente lo amaba.

—Hola Rin ¿Como estás? ¿Ya llegaste al distrito de París?– Su voz era calmada y un tanto nerviosa, todo lo contrario a ella.

—Si, no tiene mucho tiempo que llegué, me estoy hospedado unos días en un hotel antes de ir a la casa de mi tía, mi madre me llamó y me ordenó que fuera con ella– Al mencionar ese tema Rinairi se puso de mal humor pero no lo suficiente para bajar sus ánimos de hablar con él. —¿Y tú cómo estás?–

—Bueno pues Toge y yo nos alistamos en el Instituto Técnico Harvford.

—¿Harvford, la academia de policías?–

—Así es, ayer partimos y recién llegados al distrito de San Francisco.

—Me alegro mucho por ti Yuu y por Toge pero ¿Porqué lo hicieron?–

—Porque yo no quiero que alguien más pase por lo mismo que yo, acabaré con el crimen y la delincuencia no solo de Detroit si no de todo el país, quiero un mundo seguro para ti y para mí.

Lo último que dijo fue de manera inconsciente pero bastó para que la piel de porcelana de Rinairi se sonrojora y viera con mucha ternura a Yutaiji. —¿Entonces quieres un mundo así para mí?–

—Si– Respondió avergonzado cubriéndose con el cuello de su chamarra.

—Mi mundo eres tú Yuu.

Esas palabras lograron sonrojar a Yutaiji, había entendido a lo que se refería.

—Rin disculpame, enserio lo siento si yo no me he tomado enserio las cosas contigo, solo que todo lo que nos ha estado sucediendo me cuesta mucho afrontarlas, pero como te prometí, como este anillo que tú me entregaste aprenderé a ser un buen novio para tí, yo quiero estar contigo hasta el final– Sus sentimientos eran un verdadero caos, con sus subidas y bajadas por lo que ha vivido, pero no quería perder o alejar lo poco que tenía, debía cambiar su amistad por amor hacia ella.

—Comprendo tus palabras Yuu, se que aún eres muy joven y te afecta en sobremanera tus vivencias, pero por eso mismo quiero ser yo tu compañera para llevar esas cargas siempre contigo– Respondió la joven de hermosos ojos negros grisáceos. —Yo por ti haré lo que sea, quiero que dejes de sufrir, quiero que seas feliz.

—¿Prometes que estaremos juntos por y para siempre?–

—Con mi vida Yuu, te amo tanto, no te dejaré ir.

El pelinegro se pasó la mano por su cabello desacomodandolo en el proceso. —Esto bueno yo...

—¿Si?–

—¿Crees que no habrá algún problema con tu tía si algún día voy a visitarte?–

—¿Vendrás a verme Yuu?– Los ojos negros ébano de la joven brillaron, estaba muy emocionada.

—Primero ya sabes tengo que ver los asuntos de este colegio, luego tengo que ahorrar dinero entre otras cosas que puedan presentarse en mi camino pero sí, iré a verte.

—Del dinero no te preocupes yo te puedo pagar el viaje y todo, lo importante es que vendrás a verme ¡Qué emoción!–

Era una sensación bastante extraña lo que el ahora estaba sintiendo, realmente estaba disfrutando expresar sus sentimientos.

El pitido del claxon de la patrulla, ya habían llegado a recogerlos.

—Rin me tengo que ir, si me desocupo o en la noche te marco ¿Vale?–

—Claro Yuu estaré esperando muy paciente.

—Bueno nos vemos al rato entonces.

—Te amo Yuu– Dicho eso la pelinegra le mandó un beso y colgó.

Quedó desconcertado. —¿Qué acaba de suceder?–

—Lo que acaba de suceder es que tienes a tus pies a esa hermosa señorita.

—Oye no seas pedófilo.

Tenía un buen rato en ese estado ido, los policías bajaron y ayudaron a meter todas las maletas a la cajuela y parte de los asientos de atrás, esperaban con Togeri a que reaccionara.

Togeri le dió unas palmadas en su espalda y le enseñó el pulgar, estaba orgulloso del avance en la relación que tenía con Rinairi.

—Bien chicos vámonos.

Los cuatro fueron hacia el vehículo donde Yutaiji quedó asombrado de la nave que traían los policías.

—Cool.

Inclusive los policías eran tan diferentes a los de su distrito, estos si imponían autoridad.

Ingresaron al vehículo para seguido avanzar, así iniciaría un pequeño recorrido hacia el Instituto Técnico Harvford.

Seguía comparando ese distrito con el de donde era oriundo, lo primero fue el orden que había en las calles y lo segundo el ambiente tan colorido.

Todas las ciudades que componían al  país de Uventyx eran los especialistas en el comercio, eran el puente a los demás países. Una mezcla multicultural de todo y lo mejor que los componía.

Los autos andaban de un lugar a otro al parecer con la misma velocidad, con la misma tolerancia entre ellos y daban prioridad a los peatones a su paso.

—En Detroit ya nos estuvieran mentando muchas cosas– El pelinegro veía por la ventana al lado de la puerta todo.

—Entre los policías hay clases chico– Le respondió el que estaba en el asiento de copiloto.

Era asombroso lo bien que lucía cualquier calle y avenida, se notaba cuando los policías hacían bien su trabajo.

Ascendieron hasta la cima de una loma, la vista a San Francisco era espectacular.

Cuesta abajo continuaron con el recorrido hacia Harvford, admirando todo y cada uno de los panoramas del distrito.

Para no hacer el viaje incómodo los cuatro platicaron un poco acerca de sus motivos del porqué se unieron a la Agencia policial; desde problemas con el dinero hasta el deseo de acabar con el mal y hacer justicia.

—Ahí es– Ambos policías señalaron el imponente edificio de aspecto victoriano donde ellos habían estudiado.

—El Instituto Técnico Harvford, el hogar de los mejores policías y oficiales de todo Uventyx.

Continuaron de largo, algo que dejó confundido a Yutaiji. —¿No se supone que nos dirigimos ahí?–

—Nuestra superior nos dió la orden de llevarlos a un hotel, ahí les está esperando ya que quiere hablar con ustedes.

Y continuaron el recorrido llegando finalmente al hotel. Saliendo de su auto aquella mujer de cabellera color castaño chocolate y ojos ámbar les recibió.

[N/A: Chulada de mujer}

La patrulla se estacionó y dejó salir al par de chicos cargando sus maletas.

—El futuro líder del clan Inumaki y el último miembro del clan Zen'in– Habló la mujer del parche en el ojo dando una reverencia a Togeri.

—Capitana Zoe mucho gusto conocerla finalmente en persona, muchas gracias por lo que ha hecho por mí– Yutaiji le tomó de la mano y le dió un saludo muy movido lo que la avergonzó.

—No es nada Yutaiji– Correspondió a su acción con una leve sonrisa. —¿Como estuvo el viaje?–

La mujer les pidió a los policías que se retiraran y le dejaran con el pelinegro y el peliblanco yendo los tres al hotel.

—Capitana Zoe hay un problema.

—¿Y cuál es?–

—¿Recuerda que yo venía acompañado?–

—Cierto ¿Donde están ellas?–

—Es un poco complicado de explicar, solo que ahí están sus maletas.

—Oh ya, bien chicos llevense todas esas cosas y envienselas a mi teniente.

Se reanudaron las cosas, los policías se retiraron y ellos entraron al hotel.

—Buenas tardes quiero una habitación y que sea rápido porfavor.

El recepcionista se quedó un poco atónito, se estaba haciendo una idea de las intenciones de la mujer.

—¿Será para unas horas o toda la noche oficial?–

—Eh no, creo que está mal pensando las cosas simplemente mis muchachos quieren descansar recién llegan de Michigan.

—Disculpeme por eso aquí están las llaves, piso número 9.

Fueron al elevador marcando en el tablero lo antes dicho...

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—Y eso fue lo que sucedió.

Yutaiji le dió un resumen de lo ocurrido en el tren y como es que las quintillizas habían desaparecido así de repente, sonaba muy loco pero no tenía motivos como para mentirle.

—Tiene sentido, digo vivimos en un mundo donde muchas cosas no tienen sentido.

Al contarle eso el joven de cabellera azabache se puso desanimado, no imaginaba el gran impacto emocional que tuvo ese suceso.

—No te desanimes algún día hallaremos la explicación de eso, lo que importa es que ustedes dos estén preparados para el día de mañana, quiero creer que han estado entrenando.

—Claro que sí, Togeri y su hermana me ayudaron muchísimo sobre que es un Drive Maker.

—Correcto entonces, les daré los detalles sobre el alistamiento.

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Volviendo al punto de inicio, mañana sería el momento donde se decidiría todo para ellos dos. Aunque podían ingresar al colegio mediante la recomendación de un miembro de alto cargo en la organización (debido a su linaje Zen'in e Inumaki) no tomaron el camino fácil, ellos ya tenían mucha experiencia al venir de Detroit uno de los distritos más peligrosos donde uno podía vivir. La Capitana les ordenó entonces a entrenar y a prepararse para el día de mañana, quería encontrarlos entre los primeros lugares.

—Recuerda del porqué haces esto Okkotsu, tendrás el poder para acabar con la injusticia ¡No olvides que le prometiste a Rin que le harías un mundo mejor!–

Las venas en sus brazos estaban tan sobresalientes, sus dientes crujían, su cuerpo estaba al límite pero aún así continuó las repeticiones hasta llegar a 100.

—97... 98... 99... ¡100!–

Soltó las pesas para dar un fuerte grito ante su cansancio. Bañado de sudor, su respiración agitada, se pasó la mano para apartar su cabello.

—Bien entonces... Con qué sigo.

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