Capítulo 0
El día había comenzado de lo más normal, los seis hermanos se levantaron de la cama para tomar su desayuno, todos hacían la misma rutina. Aquél día hacía más calor que de costumbre, todos estaban sentados frente a un ventilador no muy grande en la sala, con las ventanas abiertas y con su ropa más casual que tenían, el calor era sencillamente insoportable para ellos, sentían que se sofocaban por la distancia tan pequeña de sus hermanos, los abanicos eran inútiles y a pesar que habían conseguido paletas de helado no eran suficientes para calmar la sed y mantener el cuerpo fresco.
El único que actuaba diferente era Ichimatsu; el cuarto hermano de los sextillizos, quien estaba en el baño jadeando levemente por el dolor que sentía en su pecho, sentía su cabeza dar leves mareos y su temperatura estaba más alta de lo normal. Se echó bastante agua en la cara para calmarse, últimamente se sentía de esa forma y a pesar que para él era insignificante ya que no era la primera vez que sentía eso, aguantaba y nunca se atrevió a decírselo a sus hermanos de dicho problema, quizá para no preocuparlos o el simple hecho de no querer ser un estorbo.
Era demasiado orgulloso como para pedirle ayuda a alguno de sus hermanos mayores, no tenía tan buena relación con todos, la única persona que podía hablar libremente si es que así se le podría llamar es al quinto hermano; Jyushimatsu. Sin embargo, no quería molestarlo, él sabía que podía seguir soportando el dolor de igual manera, no era necesario alarmarlo con algo tan tonto, inhaló lo más que pudo y exhaló calmadamente, prosiguió en sentarse con los demás sin decir nada, para después sentarse en la esquina con su fiel amigo.
Nadie había notado el estado del cuarto hermano, todos estaban más preocupados por el calor que sentían que ver más allá de la extraña actitud del chico, el tiempo pasó volando y al fin, estaba atardeciendo lo que significaba que el sol se escondería entre las nubes y daría inicio más tarde la noche. Ichimatsu aprovechó y se fue a alimentar a sus gatos, sentía la necesidad de hacerlo, le gustaba la compañía de los felinos.
Karamatsu se dio cuenta de la acción de su hermano y lo persiguió sin darle importancia a los insultos que le fuera a dedicar, después de todo, estaba acostumbrado a la actitud tan fría y desafiante de su querido hermano y aun así, sentía un cariño en particular que a pesar de los golpes, insultos y palabras al aire seguía siendo su adorable hermano, le quería mucho y ese cariño siempre se lo ha demostrado indirectamente aunque el menor nunca lo haya notado.
—Deja de seguirme, cacamatsu—Dijo el chico de capucha morada dándose la vuelta antes de salir de la casa, mirando molesto ante la repentina acción del mayor—No te necesito—Dijo con indiferencia con un sabor amargo en dichas palabras, sabiendo que en realidad quería estar con alguien pero que era un hábil mentiroso como para aceptarlo.
—¿Adónde vas, my Little kitty? Si quieres, puedo acompañarte hasta el fin del mundo—Contestó haciendo una extraña pose irritando aún más al menor, quien solo soltó un leve gruñido como respuesta y estampó la puerta contra su cara sin darle importancia su chillido de dolor.
En lo más profundo de su corazón le dolía que fuera siempre amable con él a pesar de los maltratos que le ha dado, siempre ha conservado su actitud tan dolorosa y aquella estúpida sonrisa en sus labios, a pesar que siempre lo negaría, él ansiaba que su hermano mayor siguiera insistiendo, que lo persiguiera y lo detuviera, que le abrazara y le dijera que lo quiere. Puras ilusiones que se almacenan en su cabeza sabiendo que eso nunca ocurriría.
Estuvo caminando un buen rato hasta llegar en los callejones donde constantemente iba a alimentar a sus gatos callejeros, le daba cierta molestia ver que las personas abandonan sus mascotas en los basureros con indiferencia, tenía unas ganas de deshacerse de las personas que hacen esas acciones inhumanas cuando los animales no tienen la culpa de nada. Ellos deberían ser amados, consentidos y ser valorados. No ser tratados como basura almacenada o como juguetes sin corazón.
Se alegró de ver a sus amigos maullando por su presencia, se sentó en el suelo y les dio de comer con una tierna sonrisa en su rostro, él nunca los abandonaría, nunca los dejaría solos. Siempre se iba a encargar de brindarles la atención necesaria y de hacerlos sentir seguros a su lado, a pesar del calor y la gran multitud de gente caminando a esas horas de la tarde por la calle, no le importaba nada, su mundo era con los gatos y nadie más. Sin embargo, el dolor volvió más fuerte que antes, esta vez los síntomas empeoraron hasta tal punto de toser sangre, manchando sus manos de aquél rojo carmesí vivo, tragó saliva y se recostó en la pared como apoyo, respirando con dificultad y tambaleando torpemente de un lado a otro, sintió sus lágrimas desbordarse de sus pupilas y un enorme opresión en su pecho, como si una fuerza le estuviese golpeando en su pecho, asustado por las nuevas sensaciones, se tiró al suelo y cubrió su boca sintiendo un hilo de saliva salir de sus labios.
Su visión se volvió borrosa por un instante y sentía su garganta quemarse por segundos, una sensación perturbadora. Se relajó un poco al sentir que aquella sensación se había ido, tragó saliva y su saliva le supo a vómito, se quedó sentado hasta dejar de sentir aquellos imparables escalofríos que recorrían su espalda. Se limpió sus mejillas que yacían húmedas de las repentinas lágrimas y se acomodó mejor su ropa, con su manga limpió sus labios notando una ligera mancha roja en la tela, tragó seco y se dispuso volver a casa.
Antes de hacer cualquier movimiento, escuchó pasos acercándose por el callejón, un leve jadeo y un tono de voz aliviado, sintió un nuevo escalofrío al escuchar aquél dueño de esa voz, giró su vista dudando en si voltearlo a ver y allí estaba, detrás suyo con una sonrisa.
—Te encontré, my Little brother—Un chico de chaqueta de cuero caminó hasta quedar detrás de él, limpiando su sudor y quitándose las gafas, intensificando aquél hermoso brillo en sus orbes azules.
Por un instante; solo por unos segundos, Karamatsu apreció un leve rubor en la mirada sorprendida de su hermano menor, una mirada suave que jamás había visto en él. Suficiente para sentirse increíblemente nervioso y un desenfrenado latir que hizo sentirse a la vez confundido. Un sentimiento completamente distinto.
—¿Qué mierda quieres Kusomatsu?— Contestó poniendo su peor cara para envolver su alegría y emoción, disfrazando su pequeña felicidad en horrendas palabras volviendo a su actitud casual.
—Eh...—Se quedó segundos volviendo a la realidad, aquél gesto que había visto en Ichimatsu era muy nuevo para él, demasiado adorable para reaccionar enseguida—Solo... quería llevarte de regreso para beber algunas cervezas con Chibita y con nuestros hermanos—Decía desconcertado, aun conservando aquella imagen en su mente, incluso dejó de hablar con aquél estilo tan propio de él.
Ichimatsu solo entrecerró sus ojos y se levantó del suelo como si nada, dejando suficiente comida en el suelo para sus mininos.
La noche había caído y los dos hermanos estaban de regreso a casa, el mayor yacía encerrado en sus pensamientos, actuando como de costumbre para suavizar el ambiente entre ellos mientras que el menor solo caminaba al paso del compás y agachaba la vista al suelo, aparentando ignorarlo aun cuando escuchaba atentamente a lo que decía, quizá una forma de distraerse o quitar aquella sensación. Aunque en su mente estaba enfocándose en una sola cosa.
¿Qué había sido eso?
Aquél dolor fue más fuerte que todas las anteriores, incluso había escupido sangre de su boca y el extremo frío que sentía al recordar esos escalofríos escalar por su médula espinal, aquella sensación de miedo y de un insoportable ardor. ¿Acaso debía acudir a un médico? Sería una pésima idea, preocuparía a sus hermanos y gastaría mucho dinero, cosa que no tiene y que su familia no tiene suficientes recursos para gastar ahora. Nadie está trabajando por lo tanto, no tiene el valor para decirle a alguien.
Por otra parte, Karamatsu estaba sorprendido que Ichi no lo haya callado desde hace rato, había estado hablando sin parar de sus aventuras o de cualquier tema trivial que se le ocurriese, pero el simple hecho de no escuchar sus frías y cortantes palabras o su penetrante mirada ya era un avance, sentía una indescriptible felicidad de ser escuchado y tener un poco de atención que nunca antes había conseguido de alguien más, a pesar del silencio de su hermano siguió hablando como si éste le estuviese escuchando aunque no haya mostrado ninguna sola mueca.
Llegaron a su destino y el ambiente se volvió más energético cuando sus demás hermanos los acompañaron para ir a emborracharse, debían hacerlo, se volvió una costumbre. Osomatsu estaba burlándose del tercer hermano; Choromatsu, restregándole en su cara el apodo "Pajamatsu", riendo entre dientes y apreciando un molesto Choromatsu con sus mejillas sonrojadas y echando humos por doquier. Le gustaba molestarlo con cualquier cosa, le daba risa verlo haciendo pucheros y escucharlo defenderse cada vez que era atacado, le daba ternura verlo de aquella forma y no tenía pensado desaprovechar una oportunidad así, ganándose risas de parte de los hermanos más pequeños.
Todomatsu reía infantilmente mientras observaba de reojo a los demás, a pesar que se avergonzaba estar con esos cinco hermanos le daba risa y le agradaba mucho su compañía, a pesar que no demostraba cariño hacia ellos. En cambio, Jyushimatsu sonreía de oreja a oreja al caminar cerca de todos, contemplando aquella sonrisa más sincera, a pesar de las idioteces que comenten siempre permanecían juntos, todos disfrutaban de la presencia del otro aunque nunca lo admitirían como tal. Nadie llegó a pensar que llegaría aquél día donde debían separarse, donde uno de ellos correría riesgo de morir y que podría influenciar a los demás.
Siendo arrastrados por una felicidad fugaz, siendo testigos de aquél día que éste recuerdo sería el último que todos compartirían estando juntos, siendo envueltos por una carga más pesada y riendo incrédulamente mientras reían como siempre, disfrutando de una noche cualquiera sin darse cuenta que algo estaba mal, que alguien la estaba pasando mal.
El silencio se volvió su enemigo y pronto todos lo sabrían de una manera muy sombría y repentina, nadie querría saber que dentro de poco ya no serían sextillizos.
Después de todo, creyeron seguir permaneciendo tal y como estaban, jamás se les cruzó por la mente que algo malo pasaría a partir de entonces y que su familia peligrara, nadie pensó que la pesadilla recién estaba comenzando y que poco a poco arrastraría a los demás hacia un abismo.
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Continuará...
Nueva historia de mi OTP favorita, la primera que hago y espero que les guste, espero que le den una oportunidad de leerla y seguirla:) Espero que sea de su agrado.
Sin nada más qué decir...
Los quiere, Hana.
(Pd: ¿Alguien de gran corazón que me diga cómo se hace el guión largo en el teclado? es que por más que lo intento no puedo y tengo que copiar y pegar:( se los agradecería muchísimo si me ayudan con eso u_u)
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