Capítulo 5
- Entonces yo le dije que a mí no me gustaba mucho Cindy, pero él no me hizo caso y se lío con ella y ahora la muy zorra quiere que Arthur se quede en Washington para que ella...
Jade desconectó su cerebro de la historia de Emma y desvío su mirada a la puerta de la clase, aburrida.
El profesor estaba de espaldas explicando algo mientras los alumnos hablaban tranquilamente sin prestarle atención.
—Y después quedó embarazada y yo estaba a lo: “¿Qué cojones?”
Jade asintió sin escucharla, hasta que vio algo de movimiento por la puerta de la clase, la cual estaba abierta.
El rubio apareció allí con una gran sonrisa y la saludó con la mano.
Ella sonrió simplemente.
Corbyn comenzó a bailar como loco mientras Jade intentaba aguantar la risa. Hizo el pino sobre la pared y comenzó a hacer twerking.
La chica no se contuvo más y soltó una gran carcajada.
Todos sus compañeros la miraron confusa.
- ¡Señorita! - regañó el profesor - ¿Le hace tanta gracia la segunda guerra mundial?
- No señor, pero...
- Clifford, ¿Verdad? - la miró con desaprobación - Tú hermano era igual de zoquete, pero pensaba que tú eras diferente. Vete fuera de clase.
- ¡No es justo! Ha sido... - allí fue cuando se dió cuenta de que el rubio había desaparecido y gruñó.
- ¡Fuera de clase!
Se levantó enfadada de su sitio y salió del aula dando un fuerte portazo.
La risa de Corbyn retumbó por todo el pasillo y la chica le arrinconó en la pared agarrándole de la camiseta.
- ¡Eres un idiota! - gritó - ¡Me han echado de clase por tu culpa!
El chico volvió a reír y ella gruñó.
- Lo siento, lo siento. - se disculpó con una sonrisa divertida - Pero fuiste tú la que se rió.
- ¡Agh! - bufó y soltó al rubio de la camiseta.
- ¿Quieres dar una vuelta?
- ¿Qué? No, ni de broma. - negó - Y menos contigo.
Estaba tan enfadada con él en ese momento, que le importó una mierda la lista de besos y el hecho de que aquella era una buena oportunidad para conseguir el beso del chico.
- Me halagas enserio, pero no pienso quedarme aquí a aburrirme.
- Pues vete - dijo ella obvia.
- Vale. - se dió media vuelta, pero en un instante volvió a girarse y colocó a Jade en su hombro para salir corriendo.
Ella empezó a gritar para que la bajará y Corbyn le dió una palmada en el trasero para que callara.
- No me toques, pervertido. - farfulló golpeando su espalda.
- Admite que te gustó. - dijo él sonriente - ¿Quieres otro?
- Vete a la mierda. - susurró y paró de golpearle cansada - Suéltame.
- ¿Prometes no irte? - la chica no dijo nada - Entonces no te suelto.
- Vale, te lo prometo. - dijo en un suspiro y él le bajó - ¿A dónde se supone que vamos?
- ¿Quieres montar en moto?
(...)
- ¡Ahhhh! - gritó Jade emocionada mientras tocaba el manillar de la moto - ¡Quiero conducirla!
- ¿Qué? No, ni de broma. - negó el rubio con la cabeza.
- ¿Por qué? - se quejó ella en un puchero.
- Me la vas a romper.
- ¡No seas bebé! ¡No te la voy a romper!
Cogió el casco y se lo puso bajo la atenta mirada disgustada de Corbyn.
- No me mires así y sube. - dijo y se subió a la moto.
- ¿Por qué tengo que ir contigo? - cuestionó él confuso colocándose detrás de ella.
- Porque querías que viniera y no pienso morir sola - arrancó la moto sin dejar al chico opinar.
Corbyn se agarró con fuerza a la cintura de Jade con miedo a caer. Iba demasiado rápido.
- ¡Wiiiii! - gritó ella riendo.
Él en cambio comenzó a gritar asustado.
Dieron un par de vueltas a toda velocidad alrededor de la escuela.
Hasta que Jade paró la moto en un gran parking y bajó de ella saltando de un lado a otro emocionada.
- ¡Ha sido emocionante!
- S-sí... - Corbyn bajó de la moto con cuidado y se sentó en la acera sujetando su cabeza, mareado.
- ¿Estás bien? - rió ella.
- No. - negó él y Jade volvió a reír sentándose a su lado.
- ¿No te gusta la velocidad o qué? - cuestionó divertida - Creía que por eso tenías una moto. ¿O es simplemente postureo?
- No es eso. - gruñó él - Es solo que me siento mejor cuando conduzco yo.
- Sí, claro.
Ella sonrió y él también lo hizo.
- El lunes tengo examen de aritmética. ¿Me ayudas a estudiar? - preguntó suplicante.
- Por supuesto. ¿En tú casa?
- Emm... Ese día no puedo estar en casa. Mis padres han vuelto, han invitado a unos compañeros de trabajo y no me dejan traer amigos. ¿Te importa si vamos a la tuya?
- No, no me importa... Puedes venir.
Pero si le importaba. ¿Qué haría con su padre?
No le gustaba que la gente supiera la situación de su padre. Las personas podían ser muy crueles y estaba segura de que si Miley lo descubría; lo haría saber a todo el Instituto y eso la haría ver débil.
—¿Donde te quedarás a dormir mientras tus padres estén en esa reunión?
Corbyn alzó los hombros con duda y comenzó a jugar con el casco de su moto.
—Iré a casa de Jonah, supongo.
—¿Tus padres no te han dado opciones?
—Ni siquiera me han saludado —bufó—. Dijeron: “Vamos a dar una reunión de trabajo en la casa a las 5 de la tarde, no puedes estar aquí cuando aquello ocurra” y luego se fueron a sus despachos y me dejaron solo.
Jade pareció decepcionada y furiosa por aquello.
—¿Por qué tuvieron un hijo si no se hacen cargo de él? —tapó de inmediato su boca después de darse cuenta de lo dicho y pidió disculpas mientras Corbyn fingía una sonrisa, negando con la cabeza.
—No te preocupes, sé que tienes razón —tosió levemente y se puso de pie—. Solo decidieron tener un hijo para poder dejar la herencia a alguien y para que yo siga el negocio.
Se quedaron en un silencio incómodo hasta que ella decidió confesarle algo que ni siquiera le había comentado a Emma.
—Soy adoptada —dijo muy rápido y Corbyn alzó una ceja—. Mis padres me adoptaron después de que el médico les dijera que no iban a poder tener más hijos. Tengo descendencia egipcia y árabe, no me parezco en nada a mis hermanos. Después de varios años, mi madre quedó embarazada a pesar de que era 'imposible'. Y ahora somos tres, Michael, Ashley y yo.
—¿Tuviste algún problema con ser adoptada en el pasado?
Se abrazó a sí misma, apretando los labios y asintió.
—Tenía 5 años cuando llegué a la casa, no entendía ni una palabra del idioma. Tampoco tenía amigos en la guardería. Me sentía sola. Michael parecía odiarme —rió levemente—. Supongo que tener a una persona nueva en una casa que solía ser tuya... No es algo agradable.
—Pero... Terminaste adaptándote —adivinó Corbyn poniéndose frente a ella.
Jade sonrió, asintiendo con timidez.
—A la gente le gusta lo exótico, y, al parecer yo lo soy —rió un poco y quitó un mechón de pelo de su rostro.
—¿Por qué te mudaste? —siguió preguntando él.
—Por el trabajo de mi madre. ¿Y tú?
—Trabajo de mis padres. Llevo viajando por todo el Estado durante toda mi vida. De Instituto a Instituto. Es algo cansado, ¿sabes?
—Me lo imagino —la morena le dedicó una sonrisa compasiva que sin duda le ayudó un poco.
Se volvieron a quedar callados un rato, observándose el uno al otro.
Corbyn colocó su mano en la mejilla de Jade y sonrió acariciando su piel.
—Podríamos estar solos juntos.
Ella rió un poco, sintiéndose bien compartiendo algo de tiempo con el rubio, olvidándose de la lista de besos.
—Me parece perfecto.
La campaña sonó y los dos parecieron despertar.
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