Capítulo 22
Jade
Había sentido como mi piel se enfriaba cada noche que no estaba a su lado.
Había escuchado todos los consejos que me daba Emma para olvidarme de él, pero no había funcionado.
Había visto como me miraba cada vez que pasaba delante de él en el instituto, pero no di el primer paso y nunca lo haría.
Él había decidido dejarme. Él me había mentido durante todo este tiempo. Él solo me usó y ahora me ahogaba en mis propias lágrimas al haber sentido alguna vez amor por él.
Actuaba de distinta forma a como me sentía en realidad. Sobretodo en el instituto. Quería demostrarle que no me interesaba y que estaba completamente bien.
Pero en mí casa me derrumbaba y me encerraba en mí cuarto hasta que el día pasaba y debía volver al instituto.
No tenía ánimo para jugar con Ashley ni para hablar con Michael.
Solo me sentí bien cuando Luke vino de visita, pero no duró mucho por él.
Todo era su culpa. Todo lo que me pasaba, sentía o me preocupaba era causado por él.
Todo por Corbyn Besson.
Ahora mismo odiaba aquella lista de besos con todo mi alma. Ojalá nunca hubiera existido. Ojalá nunca le hubiera conocido y me hubiera enamorado de él, porque ya no le puedo olvidar, no le puedo dejar de amar y eso me está matando por dentro.
(...)
Y otra vez más. No sabía cómo mierda había acabado en esta situación.
—¿Rojo o rosa? —se preguntó Emma a sí misma mirando los vestidos concentrada. Ojalá se concentrara así para estudiar. Sacaría dieces.
Alcé los hombros ante su pregunta y me tiré de espaldas a la cama.
Oí su bufido y sus tacones chocando contra el suelo hasta mí.
Me miró desde arriba enfadada.
Así que di media vuelta y quedé boca abajo para no verla.
—Para de ser así y dúchate de una maldita vez —gruñó moviéndome.
—Nooo quierooo... —me quejé pataleando.
—Como no te vistas te juro que te encierro en el cuarto de Michael, me voy a la fiesta y solo te sacaré cuando vuelva ¿Me entendiste?
Salté de la cama asustada y asentí con rapidez.
El cuarto de Michael olía a mugre y ni loca estaría allí toda la noche.
Me metí a la ducha con rapidez y suspiré en cuanto el agua chocó contra mi cuerpo.
Sería una noche larga.
(...)
Amaba las fiestas, siempre lo hice. La música, la gente, los juegos... Me despejaban siempre de mis problemas y por algunas horas me sentía libre.
Hoy no era una noche de esas. No me sentía así y no volvería a estarlo.
Todo por ese maldito rubio de ojos...
—Vamonos Emma —Jonah llamó a mí amiga con una sonrisa pícara y voz seductora. Los dos se retiraron dejándome sola.
Suspiré removiendo el vaso con alcohol. Lo dejé en una mesa cualquiera y caminé por los pasillos aburrida. Ni siquiera sabía en qué casa me encontraba, ni de quién era. Pero no me importaba.
Yo era la reina de las fiestas. Al menos así me llamaban antes...
Antes era tan fácil dejar todo atrás y solo divertirme. Salvó hoy. Hoy era un día para lamentarme de haberle conocido.
Mañana... ¿Quién sabía del mañana?
Llevaba unos jeans ajustados complementados con un cinturón negro y una camiseta negra algo corta. Nada especial, pero lindo para mí. Eso era lo que importaba.
Mi pelo estaba atado en una trenza que caía sobre mi hombro casualmente y llevaba el maquillaje que había decidido hacerme Emma.
Desearía tener las ganas de vestirme como las chicas a mi alrededor, disfrutando de la música y pisoteando a cualquier chico que se tratara de acercar.
¿Qué le había pasado a la antigua Jade Thirwall. Ah, sí. Había pasado él, y la lista.
- ¡Jade! - ese chillido agudo me hizo arrugar la nariz asqueada y rodar lod ojos. - ¡Qué bueno que viniste a mi fiesta!
Genial, era su fiesta.
- Hola Miley. - sonreí con cinismo - Me alegra verte.
Odiaba tener que ver tu doble cara, imbécil.
Me sonrió y comenzó a hablar de cualquier estúpidez que no me interesaba.
Me había perdido completamente de la conversación cuando vi a Corbyn con algunos amigos tomando cerveza y riendo.
Se veía tremendamente bien en esos pantalones negros y esa camiseta verde militar.
Su pelo despeinado me hacía querer tocarlo con desesperación, sus ojos azules relucían por las luces y su sonrisa... Su maldita sonrisa con esos labios carnosos que solamente quería besar hasta cansarme.
- ¿Jade? - la mano de Miley moviéndose en frente de mi cara me devolvieron a la realidad.
Ella se dió la vuelta y miró justo donde mis ojos se habían posado segundos antes. Sonrió y volvió a mirarme.
- ¿Quieres jugar a 7 minutos en el paraíso?
- Vale, será bueno para despejarme.
Subimos las escaleras con algunos chicos y chicas que no había visto en mi vida y algunos rostros conocidos.
Harvey Cantwell (mi primer reto en la lista) me sonrió guiñándome un ojo y le devolví la sonrisa al ver a Corbyn allí también.
- Bien, empecemos.
Apuntaron los nombres de toda la gente en pequeños papeles y los metieron en un simple gorro.
Miley era la que decía los nombres, eso era lo único que no me gustaba.
El juego empezó normal. Dos personas se metían en el armario y a cabo de un rato salían medio desnudos o con el pelo alborotado. Era divertido.
Sobre todo cuando a Emma le tocó con Jonah.
Casi no pudieron sacarlos de allí.
- La siguiente pareja es... ¡Harvey y Jade!
Oh bien... Esto empezaba a marchar como quería.
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