Capítulo 21
El agua bajaba por el cuerpo de Jade haciéndola sentirse bien por primera vez en el día.
Tras un largo entrenamiento de baloncesto antes de que el instituto comenzara, necesitaba relajarse y olvidar todos sus problemas.
Corbyn, la escuela y... La muerte de su padre. Todo se juntaba y no la dejaba respirar en paz.
Y por si no era suficiente, no sabía lo que Miley le había planeado este último mes de clases.
No había acabado con el reto, al menos es lo que Miley pensaba.
Jade había ganado y aunque Corbyn le pareciera un gilipollas, no iba a caer tan bajo y contárselo todo a la joven solo por venganza.
Todo lo que había vivido con Corbyn había sido falso, por lo que el beso también lo fue. No merecía la pena ganar con algo que no era real.
Pero... Si el el rubio había fingido todo solo por sexo... ¿Por qué se arriesgó a perder el reto al besarla?
Sacudió la cabeza y suspiró. No quería pensar más en él.
Detuvo el grifo y escurrió el pelo entre sus manos. Estiró el brazo fuera de la cortina y palmó con las manos las paredes para coger la toalla.
No había nada.
- No jodas...
Sacó la cabeza y observó su alrededor.
Su ropa tampoco estaba allí.
Emitió un gemido de protesta como niña pequeña y cerró los ojos para poder pensar mejor.
La posibilidad de que alguien estuviese en aquel pasillo eran casi nulas. En aquel lugar solo estaban los vestuarios y estaba segura de que todos los chicos ya se habían ido, ya que ella tardaba mucho en asearse.
Pero había alguien que podía seguir allí aún...
Una mala idea, pero su única salvación.
Se aclaró la garganta y suspiró varias veces pensándolo todo mejor.
Quizás podría ir a su taquilla...
No, demasiado lejos, todos la verían.
Esperar a alguien...
No, solo pasaba gente por allá en la tarde y faltaban muchas horas para aquello. Moriría de frío.
Suspiró gruñendo.
- ¿¡Corbyn?! - no se oyó nada - ¡Corbyn! ¡¿Estás allí?!
Todo se quedó en silencio. Solo las pequeñas gotas cayendo de su pelo al suelo se oían en el vestuario, añadiendo su respiración.
- Genial no está...
Se cayó cuando la cabellera rubia se asomó por la pared con una ceja alzada.
Jade sonrió forzadamente y Corbyn salió de detrás de la pared.
- ¿Me llamabas?
Ella tragó saliva y asintió.
- Alguien me ha robado la ropa. ¿Podrías buscarla o... Traerme otra cosa para ponerme?
- Oh, claro. Déjame buscar.
Se fue del vestuario y Jade soltó todo el aire acumulado en sus pulmones al volver a hablar con él.
¿Por qué todo lo malo le pasaba a ella?
Corbyn tardó 4 minutos en volver y la chica ya se encontraba tiritando aún dentro de la ducha.
- Encontré algo de repuesto en mi taquilla, espero que te valga.
- Sí, gracias - respondió rápidamente y arrancó la ropa de las manos de Corbyn.
- No es nada. - susurró él rubio y apoyó su hombro en la pared, observando a Jade con una mueca divertida.
- ¿Podrías girarte al menos? - gruñó - Tengo que salir de la ducha para poder cambiarme y no mojar la ropa.
- Como tú pidas. - se giró lentamente riendo.
- No te des la vuelta o te juro que...
- Lo pillo. Tranquila. No me voy a girar.
Jade bufó con los ojos entrecerrados. Ya había tenido que lidiar con el problema de la ropa, ahora mismo no sabía cómo reaccionar si ese rubio se giraba. Probablemente le mataría.
Se cambió rápidamente y sin dejar de observar a Corbyn, por si hacía algún movimiento indeseado.
No pasó y pronto estuvo ya vestida con las ropas del joven.
Pantalones de chándal grises, una camiseta corta extremadamente larga de color naranja, zapatillas de deporte desgastadas y lo peor; la ropa interior de Corbyn..
- Te queda bien. - comentó el rubio con ternura al girarse por fin.
Jade ocultó su sonrojo con su pelo mojado y dijo:
- Sí, bueno, gracias. ¿Nos vamos o qué?
Corbyn asintió y señaló con la cabeza la puerta. Los dos salieron del vestuario en silencio.
- Debemos encontrar al que te ha hecho esto. - soltó de repente el joven y Jade asintió con un pequeño suspiro cansado.
Se acababa de dar cuenta de que también se habían llevado su teléfono y todas sus pertenencias junto la bolsa de ropa.
Cuando entraron al pasillo principal todas las miradas fueron a parar a Jade.
Ella les sonrió de la peor forma posible saludado a algunos que murmuraban cosas mientras la miraban.
Corbyn soltaba risitas cuando veía esas reacciones tan divertidas.
Llegaron a una agrupación de estudiantes que no paraban de reír estrepitosamente alrededor de algunas taquillas, justo donde se encontraba la de Jade.
Corbyn y ella se hicieron paso entre los adolescentes hasta allá y pararon en cuanto observaron la causa de todas las risas.
La taquilla de la morena estaba plagada de insultos escritos con permanente, fotos de ella algo embarazosas (sacadas de su teléfono) y la ropa interior de la chica clavada en el metal.
Corbyn apretó los puños después de ahogar una exclamación.
—¡Bonito sujetador Jade! —gritó Will Poulter riendo (objetivo número tres de la lista de besos)—. Recuerdo haberlo visto tirado en el suelo después de divertirnos en el aula de ciencias..
—Gracias —respondió con una sonrisa falsa—. A veces olvidó mis errores, ¿Cómo te llamabas?
Will frunció el ceño ante su respuesta y algunos rieron.
—Eres una perra —gruñó una chica y algunas risas la siguieron.
—Cielo... Perra no, perrísima —sonrió con astucia y abrió su taquilla solo para coger algunos libros—. ¿Alguna objeción más?
—Te comportas como una puta —dijo otro chico.
—¿Te ofendió lo que dije? Deberías escuchar lo que pienso, lindo.
Corbyn rió asintiendo y pasó la lengua por sus labios para sonreír abiertamente.
Esa chica era demasiado... Demasiado todo. Y la amaba.
La amaba... Nunca se lo había dicho, pero lo hacía.
—Bueno, bye chicos —se despidió con la mano y caminó como toda una diva por el pasillo como si nada de lo anterior hubiera pasado, aún con la ropa de Corbyn.
—Debes disculparte con ella ya —dijo Daniel colocándose al lado del rubio, palmeando la espalda de este mientras ambos observaban a Jade marchar—. Si no te juro que le pediré salir yo.
Corbyn asintió sonriente, decidió y orgulloso de tener tan buen gusto al haberse fijado en Jade. No conocía totalmente que la suerte la tenía él de que la morena hubiera puesto sus ojos en él.
—Lo haré.
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