Capítulo 13
Jade merodeaba por los pasillos con el cuello estirado mirando a todos lados.
No había ni rastro del rubio por ningún lado.
¿Y si se había ido? ¿Y si había aceptado su castigo y ya no volvería al instituto?
La mente de la chica comenzó a correr con esos pensamientos provocando que ella comenzara a respirar más rápido.
La ansiedad en aquellos momentos le atormentada, recordándole que era débil, vulnerable; humana.
Cerró los ojos y suspiró profundamente antes de entrar a clase. Dejó su mochila encima de la mesa y se sentó en la silla.
Pronto Emma se colocó a su lado y empezaron a hablar de cualquier cosa. No iba decirle nada sobre el beso, Emma era demasiado... Simplemente era demasiado y pensaba que era mejor guardar ese secreto para sí misma.
El grupo de Corbyn entró en el aula y Jade no pudo despegar la vista de ellos. Jonah, Jack, Zach, Daniel y... Él.
Entró el último y con la mirada fija en sus pies. Observó de reojo a Jade y ella le sonrió, pero Corbyn volvió la mirada al frente sin devolverle el gesto.
Jade frunció el ceño y miró disimuladamente su cuaderno, fingiendo que eso no le había extrañado, o más bien; dolido.
¿Ahora que le pasaba al rubio? ¿Sería por el beso? ¿Se arrepentía?
Emma observó a su amiga preocupada, pero no dijo nada. Sabía que no era un buen momento para hablar.
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Corbean ✨💞
Te espero en los vestuarios de hombres a la salida. Tenemos que hablar.
Visto a las 12:38.✅✅
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Aquellos mensajes intrigantes del parte del mayor ahora le resultaban tan cotidianos que le abrumaba. ¿Por qué tenía qué hacer todo tan dramático?
La chica suspiró nerviosa y guardó el teléfono en su bolsillo.
Se dió la vuelta disimuladamente hacia Corbyn, pero no captó ninguna mirada o seña de su parte.
¿Qué le iba a decir?
Solo había pasado un día después de su beso y ya parecía que todo se venía abajo.
(...)
Casi nadie se encontraba en los pasillos del instituto a la hora en la que Jade se acercó a los vestuarios.
Solo algunos chicos del equipo de baloncesto salían de allí sudados y con su bolsa colgada al hombro.
Habían tenido entrenamiento y Jade tuvo que esperar unos quince minutos hasta que todos salieron de allí.
Suponía que Corbyn seguiría dentro, ya que no le había visto salir y habían quedado allí, pero por si acaso revisó de nuevo el mensaje antes de entrar.
Los nervios se le enganchaban en la garganta y ni tragando saliva podía quitarlos. Su corazón iba a mil mientras sus pasos hacían eco en las paredes del vestuario.
Aquel chico le daría un ataque al corazón algún día.
—¿Corbyn? —preguntó adentrándose más a la sala—. ¿Estás ahí?
Nadie contestó, pero el brusco empujón que recibió contra la pared le avisó de que no estaba sola.
Cerró los ojos tras el impacto y los abrió de nuevo en cuanto sintió unos labios besar los suyos debajo de un chorro de agua.
Los ojos de Corbyn estaban cerrados y ejercía demasiado presión contra el cuerpo de Jade.
Su pelo estaba mojado por el agua que caía aún en la ducha y... ¿Estaba desnudo?
¿Qué mierda le pasaba?
—Corbyn —intentó llamarle Jade entre los besos que él no pensaba detener— ¡Corbyn! ¿¡Qué coño haces?!
—Cállate por un momento —susurró él con voz ronca besando su cuello—. Sólo cállate Jade.
Volvió a atrapar sus labios en un beso más salvaje que los anteriores y chocó sus caderas con las de ella, haciéndola gemir ante el sorprendente movimiento y también por su miembro descubierto contra sus pantalones cortos.
—Para —pidió ella intentando separarse. Corbyn sujetaba sus muñecas y las presionaba en la pared.
Él siguió a lo suyo y aquello hizo a Jade enrojecer de ira y empujarle con fuerza.
—¡Te he dicho que pares, Corbyn! ¡No me toques! —el rubio la miró a los ojos intensamente, asustado por sus gritos y al parecer, despertando de su estado hormonal—. ¿Qué se supone que estás haciendo? No entiendo nada. Esta mañana ni me has mirado y ahora me estás besando completamente desnudo en el vestuario de hombres. ¿Qué le pasa a tus jodidas hormonas Besson?
Corbyn se echó hacía atrás tirando de su cabello con desesperación. Ella se quedó quieta contra la pared, sintiéndose pequeña, mal y usada.
Él literalmente le había atacado sexualmente. Estaba levemente asustada y necesitaba muchas respuestas.
—¿Por qué no lo disfrutas y ya? —preguntó él exasperado—. Vas a decirle a Miley que te he besado y quiero irme del instituto con un buen sabor de boca.
El rojo en la cara de Jade no bajó en ningún momento, pero quitó el miedo en su cuerpo clavando sus uñas en las palmas de sus manos y le enfrentó enojada.
—¿Qué? —exclamó molesta—. ¿Por eso estás intentando follarme en un puto vestuario? ¿Por eso me has atacado como sí esto no pudiese considerarse un abuso? —Jade cerró los ojos intentando calmarse para no partirle la cara allí mismo—. No se lo voy a decir a Miley.
Los pensamientos de Corbyn se descolocaron radicalmente, pero siguió con el rostro serio. Ahora sí se sentía avergonzado y estúpido, como sí en el momento en el que salió desnudo para besarla no debería haberlo sentido.
No había pensando bien las cosas y la había hecho sentir mal, incómoda.
—¿Por qué? —susurró con el ceño fruncido—. Si no se lo dices los dos tendremos que irnos de aquí y sería demasiado estúpido no aprovechar esta oportunidad. Has ganada Jade, yo me voy.
—No te vas a ir porque no se lo voy a decir. ¿Entiendes? —ella suspiró cansada—. Debemos encontrar alguna forma de quedarnos los dos aquí.
Corbyn bajó la mirada avergonzado y nervioso por sus actos y asintió.
Cogió la toalla colgada en la pared y se la enrolló en la cintura.
—Siento mucho... Eso.
—No te preocupes —sonrió de lado, sabiendo que él no volvería a hacer algo así y que, aún haberla puesto nerviosa, había sido un estúpido error de él que, obviamente le haría pagar—. Algún día lo haremos Corbyn, pero no seas tan impaciente. ¿Un vestuario público? ¿En serio?
El color comenzó a subir por las mejillas del rubio y sonrió.
—En mi defensa, yo creo que cualquier lado sería bueno para hacerlo contigo.
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