Capítulo 11
—No, no, no —Jade daba vueltas por el cuarto abrumada mientras el rubio la seguía con la mirada— ¿Cómo han podido? Eso es jugar sucio.
Corbyn, sentado en la cama con la cabeza gacha y las manos entrelazadas, asintió sin mucho ánimo. Parecía perdido.
—Se lo tendremos que reclamar.
Ella negó con la cabeza estrepitosamente, no aceptando aquella propuesta en absoluto.
Puso sus manos sobre sus caderas y suspiró, quedándose quieta por un rato.
—Regla número 6. Solo tú y el retador saben lo de la lista —se sentó al lado de Corbyn, mirándole de reojo—. Y yo ya lo incumplí con Emma. Si se lo echamos en cara, aún así nos descalificarán y tendremos que irnos del instituto los dos sí o sí.
Los dedos del mayor se enredaban en su cabello y tiraban de éste con ímpetu, sintiéndose desquiciado e impotente.
Le habían tendido una trampa. Le habían mentido y todo lo que una vez había sentido por la morena se sentía lejano al pensar en lo que la lista les obligaba a hacer.
—Entonces —tomó aire con nervios, dudando en si preguntar o no—, ¿Qué hacemos?
Jade jugaba con sus manos, ocultándose detrás de su cabello y moviendo su pierna sin control alguno. Estaba ansiosa, preocupada, triste y molesta.
—Solo hay una forma de que alguien no se vaya del instituto —le miró con la respiración cortada y un nudo en la garganta—. Alguno de los dos tiene que dar un beso al otro.
El rubio negó con rapidez. Sabía que esa sería la respuesta más obvia a su pregunta, pero no esperaba que Jade fuese tan franca. Un lado de él seguía teniendo esperanzas.
—Yo no puedo irme —se quejó con la voz ronca, como si retuviera las lágrimas—. Si me voy, ningún instituto me querrá por las expulsiones, además de que estamos a mediados del curso. Tendré que repetir o... Me echarán a la calle.
—Yo tampoco puedo —repuso Jade—. Solo tenemos este instituto en el pueblo y tendría que mudarme a la ciudad para ir a otro. No tengo el dinero y mi madre trabaja ahora aquí.
Compartieron una mirada suplicante, dolida, confundida pero no molesta... Solo triste.
—Mierda —murmuró Corbyn antes de tirarse de espaldas a la cama—. Todo... Todo lo que hicimos fue solo por lo de la lista. ¿Verdad?
El corazón de ambos se encogió. Jade tomó aire, entrelazando sus manos mientras lo veía fijo, como una niña pequeña que estaba perdida.
—Depende... ¿Tú por qué lo hiciste? —preguntó la morena algo conmocionada por todo lo descubierto.
¿Todo había sido una farsa? ¿Todo...?
Dolía pensar que sí. Que en verdad no sentían o decían lo que el otro pensaba que ocurría. Que todo había sido mentira y que... En verdad, nunca hubieran tenido alguna especie de conexión.
El rubio no quería salir más lastimado, así que tensó sus músculos, desvió la mirada y suspiró.
—Por la lista —mintió tragando saliva.
Si uno de los dos se iba, quería que no fuera de la peor forma.
Jade dejó de mirarle con rapidez, ansiosa y rota. Procesó lo dicho y balbuceó para sus adentros nerviosamente.
Se esperaba aquella respuesta, pero seguía doliendo demasiado.
—Sí —susurró ella—. Yo también.
Corbyn cerró los ojos con fuerza. No quería salir herido y mintió, pero aún así las palabras de ella también le perturbaban.
Los dos se quedaron en silencio un buen rato. Incómodos, pensando en todo lo que había pasado.
—Creo que debería irme —se despidió Jade incorporándose y caminando hacia la puerta.
—Te acompaño —suspiró Corbyn levantándose de la cama con los puños apretados y la mirada decaída.
(...)
—Osea que él también tiene una lista —recapituló Emma cruzándose de brazos.
El pasillo del Instituto era ruidoso, pero aún así, las dos amigas se oían perfectamente. Estaban demasiado concentradas y metidas en la conversación.
—Exacto —suspiró Jade, apoyando su sien en las taquillas.
—Y os han tendido una trampa —la morena asintió y lo corroboró con un sonido de su garganta—. ¿Y no vais a hacer algo? —preguntó Emma confundida, frunciendo el ceño—. ¿Les vais a dejar ganar?
Su amiga endureció la mirada y cerró su taquilla, poniéndose recta mientras sostenía sus libros molesta.
—¿Qué sugieres que haga? —cuestionó enfadada—. Perderé si intentó algo.
Emma negó con la cabeza, suspirando y tomando de su casillero algunos de sus libros y dejando otros que estaban en su mochila.
—No sé por qué mierda te metiste en todo esto.
—Porque Miley me retó y yo... ¡Ugh! ¡No sé por qué lo hice! —cerró los ojos durante unos pocos segundos, en los cuales Emma la miraba preocupada—. Solo quería tener algo que hacer en vez de quedarme en casa con mi padre.
La rubia rodeó los hombros de su amiga para tratar de confortarla y sonrió de lado.
—Hay otras formas, pero no te juzgo —acarició su hombro despacio—. Entonces debes seguir intentando conseguir ese beso.
Aquello a Jade le causaba pavor pese que lo había estado deseando por mucho. Sería un adiós al rubio.
—Pero... Ya no sé si podré hacerlo —gruñó levemente—. Es... Complicado.
—No es complicado —rió Emma no entendiendo su reacción—. Ya lo has hecho millones de veces. ¿Por qué ahora sería diferente?
Bajó la mirada tomando entre sus propios dientes su labio inferior, golpeteando uno de sus libros con sus dedos. Emma ató todos los cabos en ese instante.
—No me digas... ¿Te gusta Corbyn?
Jade alzó la cabeza de inmediato con los ojos abiertos y sin saber por qué, se puso roja.
—¡Es cierto! —gritó la rubia emocionada.
—Calla —pidió la otra muchacha ocultando su rostro con las manos.
Emma apretó los labios aguantando una risa y se encogió de hombros pidiendo perdón.
—Lo siento —soltó una risita—. Pero es que todavía no me lo creo.
Y era difícil de creer y analizar. Jade Clifford. Enamorada de un capullo. Porque para Emma, es lo que él era. Un capullo que le provocaba amor a la chica.
—Ni yo lo hago, así que no digas nada ¿Si?
Emma asintió con una sonrisa divertida, hasta que recordó el trato que había hecho con Jonah y sujetó ferozmente a su mejor amiga de los hombros.
—Tienes que ganar —pidió la rubia.
—¿Por qué te interesa tanto esto? —exclamó la morena tratando de deshacerse del agarre de su amiga.
Emma mordió el interior de su mejilla y se sonrojó jugando con su pelo.
—Si tú ganas, Jonah me dará su chaqueta.
La boca de Jade calló con sorpresa en medio.
—¡¿Le contaste?!
—¡No! —gritó su amiga horrorizada—. Es solo en términos de seducción.
Jade sonrió divertida, pero la sonrisa se desvaneció al recordar que hablaban de lo que debía hacer con Corbyn.
—Lo... Intentaré.
(...)
La lluvia empapaba la calle y humedecía la tierra, mientras Jade comía algo de Pizza en su cuarto.
Su hermano Michael pensó que sería un buen regalo ante su vuelta a la casa. Ella no le reprochó, amaba la pizza.
Ashley se encontraba en la casa de una amiga, su madre trabajaba y su padre se encontraba en la sala durmiendo.
—¿Qué tal has estado todos estos meses con los chicos? —preguntó Jade en cuanto su hermano se tiró a su cama para robar un poco de pizza.
—Ha estado bien, aunque son muy pesados —ella asintió riendo, recordando las estupideces que realizaban los amigos de Mike.
—Te echan de menos —añadió su hermano—. Sobre todo tus bromas y la forma en la que me "ponías en mi lugar".
La morena volvió a reír enternecida por lo que habían confesado los tres amigos de Michael. Él solo podía rodar los ojos.
—Todo el mundo sabe que les caigo mejor que tú, arcoíris —comentó echando su pelo hacia atrás y pestañeando repetidas veces para parecer inocente.
Michael río tirándole un borde de pizza.
Se quedaron en silencio después de reír algo más.
—Yo te extrañé mucho —confesó la castaña—. También mamá, y Ashley. Papá preguntaba por ti todos los días... Pero supongo que eso da igual porque se le vuelve a olvidar al instante.
Michael cerró los ojos con fuerza tras escuchar ese comentario.
Odiaba hablar del tema, odiaba tener que vivirlo. Por aquello se marchó con sus amigos. No podía soportarlo.
Pero de aquella forma solo había hecho más daño a su familia. Dejando a su madre a cargo de todo.
—¿Dónde es el próximo concierto?
El mayor de los Clifford formaba parte de una banda con sus tres compañeros de piso, la cual poco a poco se estaba haciendo más famosa. Esa era otra de las razones por las qué se fue de casa.
—En Florida —respondió suspirando y ese fue el final de la conversación.
A Jade le llegó un mensaje minutos después y recogió su teléfono de la mesilla.
___
Corbean✨💞
Necesito hablar contigo. ✅✅
Jadey🌠💦
Okay? ¿Dónde? ✅✅
Corbean ✨💞
Sal afuera. ✅✅
___
La chica casi se atraganta al leer eso y corrió escaleras abajo con el ceño fruncido, dejando a Michael confundido en su cuarto.
Su corazón latía fuerte, sus piernas temblaban y sus manos estaban empezando a sudar.
Pero lo único que rondaba su cabeza era una pregunta: ¿Qué quería Corbyn?
Abrió la puerta y se encontró al chico parado en el porche con la ropa empapada y la boca abierta para coger aire. Se veía exhausto.
Un sentimiento de pena abrumó el pecho de la chica.
—¿Q-qué haces aquí? —preguntó Jade asombrada, tartamudeando por la sorpresa—. Te vas a congelar. Será mejor que entremos al porche y...
—Eso ahora no importa —dio un paso al frente, respirando con pesadez mientras temblaba—. He estado pensando en ti todos los días desde que te conocí. Creía que era solo por querer completar la lista... Conseguir por fin ese beso —Jade tragó saliva, escuchándole con tranquilidad mientras la lluvia les empapaba a ambos.
El sonido del agua cayendo era atroz y el agua les estaba calando toda la ropa, provocando que el frío se esparciera por sus cuerpos. Pero ninguno de los dos se fijaba en ello. Se estaban mirando, esta vez viendo algo real, sentimientos, no una coraza o falsa confianza. Eran simplemente Corbyn y Jade.
—Pero no... No era por eso. Sí me muero por besarte pero no es lo único en lo que pienso. No hay un final detrás de eso, quiero más que un solo beso y tener que olvidarme de tí —tomó aire moviendo sus brazos dramáticamente.
>> Me gustas Jade Clifford y mucho —bajó la mirada con una sonrisa boba—. No te puedo sacar de mi mente. Lo he intentado, te lo juro, pero me vuelves loco —alzó la cabeza tímido, jugando con sus manos y la miró directamente a los ojos—. Ya te avisé Jade. Me dejaste probar algo de tí y ahora no puedo volver a mí vida normal sin que tú estés en ella.
La chica se quedó de piedra sin saber que hacer o decir. ¿Eso había sido real? ¿Corbyn Besson se le había declarado?
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