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Atlantis
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✎ ✏ ✐ Capítulo 27

Con las actividades de la noche completas, la mañana aproximándose
rápidamente, el palacio fortalecido y sus invitados atendidos, Jimin corrió de vuelta a su habitación.
La urgencia lo llenaba. Deseaba a _____ de nuevo.

Estaba hambriento de ella. Cuanto más tiempo pasaba con ella, más la
necesitaba. Cuanto más tiempo pasaba sin ella, más la necesitaba. Simplemente la necesitaba.Y sentía que ella lo necesitaba a él. Un momento antes, había escuchado su
voz en su mente, llamándolo. Apresuró el paso, acelerando a través del corredor, a través de la cortina que lo separaba de su habitación. Se desvestiría, luego gatearía sobre la cama hacia el lado de _____ y la despertaría con la boca entre sus piernas. Ella gritaría su nombre, los sonidos haciendo eco entre ellos…

Se detuvo abruptamente. Se paró al borde de la cama, los dorados rayos de luz ondeaban sobre su vacuidad. Sólo quedaban las sábanas arrugadas.

—______—llamó.

Cuando el silencio lo recibió, se giró, buscando. No estaba en la bañera; La
habría visto cuando pasó.
—¿_____?

De nuevo, sólo silencio. Espeso y aterrorizante silencio. ¿A dónde había ido? No la quería vagando por los corredores sola. No quería dar nada por sentado en cuanto a la seguridad de ______ concernía. No se permitiría aterrarse aún. Su esencia cubría las paredes, penetrando en sus sentidos.

Pero allí había otra esencia… su nariz se arrugó y frunció el ceño, esperando que simplemente oliera a los que habían vivido aquí antes que él.Entró en la habitación del baño, luego en el corredor. Durante veinte minutos buscó en las áreas principales: el salón comedor —recibiendo curiosas miradas— el salón de entrenamiento, la sala de armas en caso de que se hubiera perdido. Había sido descuidado en su deber hacia ella. Debería haberle enseñado la distribución del palacio.A todos los que se encontró, les preguntó si la habían visto. Nadie lo había hecho. De hecho, varios guerreros estaban buscando también a sus mujeres.

—No puedo encontrar a Brenna —dijo Joachim, la preocupación apareció
en su voz. Entonces, Joachim le había quitado a Brenna de Shivawn —o tal vez Shivawn se la había dado al hombre. Jimin no lo sabía y en ese momento no le preocupaba. Todo lo que importaba era _____.

—No puedo encontrar a mi compañera de cama — dijo otro.

—No puedo encontrar a la mía —dijo otro más.

Escuchando esto, Jimin finalmente se permitió dar rienda suelta a su
miedo. Se dirigió hacia la cueva. Seguramente _____ no lo había dejado, no había dirigido a todas las mujeres hacia el portal. Había prometido quedarse. Le había dicho que deseaba tiempo con él. Había estado tan cerca de darle su amor.

¿Había cambiado de parecer?

¿Había mentido?

El sudor goteaba de su piel. La tensión golpeaba y pulsaba. ¿Lo había engañado? Se había ganado su confianza para que así la dejara sola, sin custodia, de modo que pudiera reunir a las otras humanas y…..No, se dijo a sí mismo. No. No lo hubiera dejado voluntariamente. Ella no había mentido. La última vez que la había visto, tenía una suave y saciada expresión. La vulnerabilidad había destellado en sus ojos al tiempo que ella había jurado confiar en él. Había dicho que ansiaba fidelidad por parte de él y aquellas no eran las palabras de una mujer que tenía intención de irse.

Golpeó su puño contra la pared.Cuando la sostuvo en sus brazos, había habido sinceridad entre ellos. Eso significaba sólo una cosa. Se la habían llevado. Pero...

¿A dónde? ¿Y por quién?

Había olido a dragón en su habitación. ¿Sus enemigos habían regresado más rápidamente de lo que él había anticipado? Si así era, ¿por qué se habían llevado a las mujeres y no matado a un solo nymph?

¡Maldición!

Por Hades ¿qué había sucedido? Se giró en redondo y volvió al piso superior, dejando la frialdad de la cueva detrás. Se topó con Broderick.

—¿Dónde están las mujeres? —preguntó Broderick—. Estoy necesitado de una amante.

—Han sido raptadas. Ocurrió durante las últimas horas, así que hay una
buena posibilidad de que aún estén aquí. Sigue buscando —sin embargo, no había más donde buscar y él lo sabía. Él había recorrido el palacio de arriba a abajo.
Caminó hacia el salón comedor. Layel aún estaba sentado a la mesa,mirando hacia el vacío, la tristeza consumía sus facciones. Los dientes de Jimin rechinaban entre sí. Si las mujeres habían sido llevadas fuera del palacio y llevadas hacia Ciudad Exterior… No era un lugar para mujeres desarmadas. Los demonios las comerían fácilmente, ya que subsistían del miedo y de la carnicería. Verían a las mujeres como una suculenta invitación.

—Layel —dijo. No pensaba que el vampiro o su gente fueran responsables.La sangre hubiera teñido el suelo, las camas, algo—.Necesito tu ayuda.

Su amigo se sobresaltó.

—Es tuya.

—¿Podéis tú y tu gente resistir la luz?

—La mayoría de nosotros.

—Puedes olfatear a los humanos como nadie más. Lleva a tus vampiros a través del bosque y dentro de la ciudad y buscad a nuestras mujeres. Alguien se las ha llevado.

En un movimiento tan fluido que fue casi indetectable, Layel se levantó.
—Haré como has pedido. ¿Te quedarás o irás?

Jimin no sabía qué hacer. Si se quedaba y ______ estaba en la ciudad, ella no reconocería a Layel y pelearía contra él, tal vez resultando herida en el proceso. Pero si Jimin iba, y ella estaba aún dentro del palacio, tal vez
escondida y retenida contra su voluntad, él nunca se perdonaría por dejarla.

La indecisión y la frustración lo consumían. El miedo y la esperanza se resbalaban por él. ¿Ir? ¿Quedarse?
—Iré — dijo finalmente—. Prepara a tus hombres.

Layel asintió y se marchó precipitadamente.

Jimin corrió a su habitación y recogió el medallón de dragón que había
tirado a un lado cuando estaba haciendo el amor con _____. Lo guardó en su bolsillo antes de buscar a Brodercik, quien tenía un pequeño contingente de guerreros armados paseándose por cada habitación, preguntando a otros nymphs y vampiros.
—Voy a ir a la ciudad. Envía un mensajero si las encontráis... lo que sea que encontreis —añadió desoladamente.

Broderick asintió.

Solo, Jimin se dejó caer sobre sus rodillas y rezó. Por primera vez en su
vida, rezó. Le suplicó a los dioses, rogándoles que rodearan a ____ en un cerco de protección, que la trajeran de vuelta a él, sana y entera.
—Intercambiaría mi propia vida por la de ella. Gustosamente —le dijo a
los cielos.El silencio irrumpió dentro, crudo y frenético. Se levantó y corrió fuera. Los vampiros poseían una velocidad antinatural. Ellos se moverían mucho más rápido sin él, y aunque quería encontrar a ______ el primero, no los obstaculizaría.

En las puertas externas, los vampiros se reunieron, preparándose para la
búsqueda.
—No me permitas retrasarte —le dijo a Layel—. Muévete tan rápido como
puedas, y yo lo haré a mi manera. Junta a cualquier mujer humana que
encuentres.

Los ojos de Layel resplandecieron brillantes, con un vívido azul.
—La encontraremos, Jimin.

Jimin se alejó antes de quebrarse, sólo cayó de rodillas y sollozó. Las pérdidas no eran nuevas para él, pero esta pérdida lo mataría.
—Ve —la simple palabra fue ronca, arañando su ardiente garganta—. Ve.

Los vampiros saltaron a la acción; un momento estaban allí, al siguiente ya
no estaban. Jimin entró al establo y montó el mismo centauro que los había llevado a _____ y a él a la ciudad sólo un día atrás. Corrieron alrededor de árboles y arenas movedizas, al tiempo que gritaba el nombre de _____. Deteniéndose, intentando escuchar cualquier señal de ella.

No estaba en el bosque. Tampoco estaba en la Ciudad Exterior. Ninguna de las humanas estaba. Se pasó todo el día buscando, hasta que el cayó nuevamente el crepúsculo. Ardientes emociones pulsaban a través de él. Miedo. Tanto miedo.

¿Dónde estaba ella? No estaba.....muerta.

Apenas podía pensar siquiera en la odiosa palabra. Lo sentiría. Como su compañera, lo sabría. Tal y como lo había sabido cuando su gemelo había muerto, todos aquellos años atrás.

¿No es así?

Dejo a Layel y a su ejército en la ciudad con instrucciones de continuar la búsqueda, luego regresó al palacio. Cuando alcanzó las puertas, desmontó y corrió dentro sin decir una palabra. Al tiempo que corría, sacó el medallón de dragón de su bolsillo. La puerta de cristal se abrió y cerró detrás de él.El palacio estaba espeluznantemente silencioso, a ninguno de sus hombres se los veía por ningún lado.

—Broderick —llamó—. Joachim. Shivawn —hizo un alto.

Los finos cabellos de detrás de su cuello se erizaron en atención, y encontró la misma ligera esencia que había olido en su habitación. Rápidamente sacó su espada de la funda de su costado.

—Tus hombres están ocupados —dijo una voz sobre él.

Una voz de dragón. La voz de Darius.
Con los labios afinándose en una fiera mueca, Jimin miró hacia arriba.Allí, rodeándolo desde el segundo piso, estaba el ejército dragón al completo.

—¿Qué hiciste con mi mujer?

—La enviamos a casa, nymph.—

La enviamos a casa...

✎ ✏ ✐ Fin del capítulo....

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│ ✐; ¡Hola! ¿Cómo están?.
│ ┆ ✐; Venga hombre, que Darius tiene una mujer humana también.

Pequeño dragón hipócrita....

Ésta historia está llegando a su fin, cuéntenme qué piensan de ello, seguramente un alivio, así no tendrán que esperar una actualización cada dos años :'D.

*No voy a introducir ninguna risa aquí*

Ya casi es Halloween 🎃.

Quiero hacer un maratón de películas y libros de horror para ese día, alguien tiene alguna recomendación para mí?.

Avísenme si Shaye o Valerian están en escena.

Supongo que ésto es todo.

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Bye~

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