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Atlantis
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✎ ✏ ✐ Capítulo 26

Dejar a ______ dormida en su cama —La cama de los dos, se corrigió Jimin— fue la cosa más dura que alguna vez había hecho. Sus trenzas suaves, pálidas disminuyendo sobre las sábanas violetas, tan etéreas como un sueño. Sus facciones estaban relajadas, la longitud arenosa de sus pestañas lanzaban sombras sobre sus pómulos. Sus labios estaban llenos y rosados por sus besos. Él ya se había vestido, precipitadamente se había metido en una camisa negra y pantalones antes de perder la determinación de irse. Como líder de este palacio, era su deber atender a sus invitados. Pero más que eso, quería ocuparse de las defensas del palacio y asegurar que estaban bien fortificadas, lo suficiente fuertes como para resistir el más violento de los ataques.

Esta tregua temporal que los vampiros les habían dado no duraría mucho, lo sabía. Darius estaba de regreso. Jimin sólo esperaba que fuera más tarde que temprano. Mientras más tiempo tuviera para afianzar su unión con ______, mejor.
Él no pudo resistirse a colocar un beso casto sobre la punta de su nariz -lo que resultó un error. Ella masculló en voz baja, un aéreo gorjeo de palabras
ininteligibles. Una de ellas podría haber sido su nombre. Estuvo repentinamente duro como una piedra por ella, tan excitado como si nunca la hubiera tomado.

Sal. Ahora. Antes de que no puedas.

Forzar un pie delante del otro requirió toda su concentración. Pero lo hizo, su zancada rápida ensanchando la distancia. Ahora que _____ había decidido quedarse, él sabía que ella comenzaría a hacer el hogar suyo, dotándolo con pequeños toques de su personalidad. Probablemente las flores llenarían los cuartos, y él se deleitaría procurándolas para ella. Pinturas,piedras coloridas, almohadas adornadas con cuentas. La llevaría a la ciudad y compraría todo lo que ella quisiera, todo lo que necesitara. Todas las cosas que las mujeres usaban para hacer de una casa, bueno, un hogar. Ella podía quererlo todo, que él le concedería cada deseo.

Él sonreía abiertamente mientras entraba en el comedor. Los vampiros
rodeaban la mesa. La mayoría de las copas agarradas estaban llenas de algún tipo de sangre, estaba seguro. Varios nymphs estaban aquí, aunque más estaban de servicio y si no en servicio, amando a una mujer. No había hembras presentes.

Layel, quien había reclamado la cabecera de la mesa, le divisó y le hizo una seña.
—Actuando como el rey del lugar, ¿ya? —dijo Jimin con una sonrisa
abierta. Él se dejó caer de golpe en el lugar vacío al lado de su amigo.—Por supuesto. —Layel sorbió de su copa—. No creo que tú alguna vez te hayas visto tan satisfecho, Jimin.

—Mi compañera de vida ha llegado a un acuerdo conmigo.——

Una cortina de tristeza revoloteó sobre la expresión de Layel.
—Recuerdo eso bien, la compañera de vida.——

Layel había perdido a su compañera años atrás. Había sido una humana,
provenía de aquellos que los dioses habían desterrado a la superficie y dejado caer en la ciudad por castigo. Un desvergonzado grupo de dragones la había violado y quemado. No Darius, sino un contingente de los hombres de su tutor.

No importaba para Layel que Darius fuera inocente. El rey vampiro despreciaba a todos los dragones y los quería destruidos.
Jimin recordaba bien la devastación que Layel había soportado cuando había descubierto los restos chamuscados de su amante. Su pena había sido severa y le había retorcido las entrañas.
—Los dragones han capturado un grupo de hembras nymphs —dijo
Jimin—, y eso es algo que no puedo permitir.

—Sería un placer para mí recuperarlas para ti —dijo el rey vampiro con deleite.——

—No. No haré a tus vampiros ir tras de ellos. Me gustaría enviar a mis hombres, pero si hago eso, necesitaré compensar la pérdida aquí.——

—¿Deseas que nos quedemos?
Él asintió.

—Si eres capaz.——

Layel no vaciló.
—Tú nos necesitas, nos quedamos. No hay nada más que discutir.——

Layel siempre había sido de esa manera. Leal. Dando de sí mismo y su
tiempo. Eso era por lo qué Jimin apreciaba su amistad como lo hacía. No había muchos hombres tan dispuestos a ayudar a una raza aparte de la de ellos.Esos que ganaban la furia del rey vampiro, sin embargo, eran enemigos de por vida. Layel vivía para su sufrimiento.
Él nunca olvidaba un agravio.

—Gracias, amigo. —Jimin le golpeó la espalda—. Si alguna vez me necesitas, aquí estoy. ——

La cara de Layel era tan pálida como la de ______, pero una corriente de
color impregnó sus mejillas.

—Eres un amigo estimado, Jimin.——

—Como lo eres tú —se paró—. Toma los animales que necesites. Si tienes
necesidad de mujeres, lo cual estoy seguro que ocurrirá, tendrás que conseguirlas de Outer City por ti mismo, me temo. Han estado escondiéndose de nosotros.——

Layel le dirigió una risa floreciente.
—Eso quiere decir que son listas.——
Jimin bufó. Él no le ofreció el uso de las mujeres humanas, y Layel no pidió por el honor. Un nymph podía compartir a su amante con otros nymphs, pero no con otras razas. Las mujeres entonces llevarían el olor de la criatura y a ningún varón le gustaba el olor de otro ser en su amante. Bien, eso no era enteramente cierto. Él podía recordar a varios de sus hombres que se excitaban por eso.

—Hablaremos otra vez pronto —dijo—Ahora debo ocuparme del
palacio.——

—Te conozco, Jimin. Podrás ocuparte del palacio, pero tu meta verdadera es regresar a tu cama.——

Sonrió maliciosamente.
—Sí, me conoces muy bien——

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Habitación de
Jimin
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Una dura, encallecida mano, se aplastó sobre la boca de _____. Ella se
despertó instantáneamente, un grito se alojó en su garganta. Emergió nada más que un murmullo callado. Sabía que la mano no pertenecía a Jimin. Olía diferente, no tan erótico, sino una tormenta a punto de caer. No encendió la conciencia dentro de ella.
Vampiro, ¿quizá? Jimin había mencionado que los vampiros estaban dentro del palacio. Asustada, meció su puño y se conectó con algo sólido.

Su captor gruñó.

—No te muevas otra vez, mujer. No te lastimaremos.

Sin inmutarse, ella se agitó y pateó.
—No te lastimaremos —esa voz profunda, acentuada dijo—: Por favor,quédate quieta.——

¿Nosotros? Su mirada se lanzó hacia todas las partes de la oscuridad. Lo que ella no habría dado por una linterna en este mismo momento.
Improvisa eso. Una pistola de descarga eléctrica o un cuchillo era lo que ella necesitaba. Envolvió los dedos alrededor de la muñeca del hombre y dio un tirón.

—Si debo, te dejaré inconsciente y a ninguno de nosotros nos gustará la
manera en que lo haga.——

Ella se calmó, sabiendo que estar inconsciente era perder completamente esta batalla. Si podía liberarse, podría correr, gritar y encontrar a Jimin.

—Bueno —dijo ¿el hombre vampiro?—Ahora, voy a quitar mi mano. Si atraes a tu amante aquí, lo mataremos sin titubear. ¿Comprendes?

Un asentimiento afirmativo. Por dentro, ella gritó y gritó y gritó. No. ¡No!
Jimin era fuerte, pero era también carne y sangre. No sabía cuántos hombres estaban dentro del cuarto. No sabía qué armas poseían. Tenía que advertirle sin atraerlo a una emboscada. ¿Qué podría hacer?

Piensa, _____, piensa.

Como prometió el hombre, eliminó el agarre en su boca. Ella inspiró un tembloroso aliento.

—¿Quienes sois? ¿Qué quereis?——

—Somos dragones, y vamos a llevarte a casa.——

Dragones. El enemigo. Querido Dios. Te raptarán y te quemarán, había
dicho Jimin. Ella sacudió la cabeza, guedejas de pelo abofeteando sus mejillas.

—Estoy en casa.——

—Eso fue lo que dijeron las demás, pero no nos disuadieron de nuestro
propósito.——

—No puedes llevarme. No os dejaré. —Le prometí a Jimin que me quedaría.——

¡Jimin!

Gritó su mente. Lentamente sus ojos se ajustaron a la oscuridad. Contó cuatro siluetas, cada una mayor que la otra. Armas de todas las formas y tamaños estaban amarradas a sus cuerpos.

—Podemos hacer cualquier cosa que queramos —dijo uno de los hombres
con diversión—. Enderézate. Lentamente.

Ella hizo lo que se le instruyó, y la sábana cayó a su cintura. El aire fresco besó su piel desnuda. Jadeante, sacudió la sábana hacia arriba.

—Estoy desnuda.——

No había tenido la intención de soltar las palabras en voz alta, pero la comprensión la había conmocionado. Estúpida. ¡Idiota! Por qué simplemente no les pides que te violen.

—Aquí —dijo otro de ellos. Él estaba a su izquierda—. Ponte esto.

Un puñado de tela fue empujado sobre su cabeza, asombrándola.
—¿Por qué estás haciendo esto? —demandó ella, rápidamente tirando
hacia abajo. Era una túnica, suave y transparente pero una cobertura no obstante.

—Es la voluntad de los dioses —fue la respuesta calmada—Levántate. Mantén los brazos a los lados.

Ella avanzó lentamente desde la cama tan lentamente cómo fue posible,
esperando que no sintieran su posición exacta. La puerta estaba a la izquierda, y avanzó poco a poco un paso, entonces dos. Entonces irrumpió en una carrera completa. Brazos firmes se anclaron alrededor de ella antes de que alcanzara la cortina, haciéndola parar en seco.

—Maldito seas —masculló, golpeando—Déjame ir.——

—Mujer, te advertí.——

Sabiendo que él tenía la intención de ponerla fuera de combate, ______
incrementó su lucha. Ella lo acuchilló con sus uñas, tiró del pelo de su captor, y le dio puñetazos en el estómago.

—¡Voy a pedirle a los dioses que te maldigan! ———

—Ya lo hicieron. —Un suspiro pesado—Siento mucho hacer esto, pero no
me has dado elección.——

Alguien masculló una serie de palabras ininteligibles y una oleada de letargo barrió a través de ella. Sus párpados fueron a la deriva hasta cerrarlos, tan pesados que ella no los podía mantener abiertos. El sueño la llamó, tan atrayente como cualquier nymph.

Ayuda, intentó gritar, sabiendo que caer dormida debía ser para alejarla de Jimin. Ella necesitaba más tiempo con él.

Duerme... duerme... no. Ella sacudió la cabeza. Grita. Abrió la boca, pero ningún sonido emergió. Y todavía el sueño llamándola, haciéndole señas.
Arrullando.

—Es una luchadora —dijo alguien pasmado.——

—Nunca he visto algo similar.——

—Debería haber caído a estas alturas.——

—Duerme, mujer. Al día siguiente, no recordarás nada de esto.——

La fuerza abandonó sus extremidades, lentamente, rápidamente. No estaba segura. El tiempo dejó de existir. Absoluta oscuridad arrastró dedos nudosos dentro de su mente.

Pelea... pelea... pe...

Ella no supo nada más.

✎ ✏ ✐ Fin del capítulo.....

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│ ✐; ¡Hola! ¿Cómo están?.
│ ┆ ✐; Quedan pocos capítulos para que finalice la historia. No estoy triste al respecto pero si siento algún tipo de vacío inexplicable.
Mi documentación para regresar a casa todavía es dudosa, sigo varada en espera de un milagro.

No, no voy a lloriquear al respecto justo ahora.

Lo haré más tarde.

Espero que vaya siendo de vuestro agrado la historia, recuerden avisarme si algún Valerian o alguna Shaye hacen aparición en escena.

Esto es todo nos vemos en próximos capítulos.

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Bye~

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