❶⓿

Capítulo dedicado a :

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Atlantis
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✎ ✏ ✐ Capítulo 10.

Joachim se tumbó en la cama, con los brazos apoyados bajo la cabeza. Ceñudo, miró fijamente hacia arriba al cristal que centelleaba, deseando poder calmarse con la multitud de colores que brillaban en la estructura irregular. Rosado, como los pezones de una mujer. Blanco, como la piel de una mujer. Rojizo, como los ojos conmovedores de una mujer.

¡Ay!, esto no le tranquilizaba.

La noche había pasado de largo, y la mañana estaba aquí. Con todo, los pensamientos sombríos habían permanecido y habían rechazado calmarse. Cambió de postura y observó la pared de armas que él había adquirido a través de los años. Un arma por cada hombre que había matado. Eran tan numerosas, que hacía tiempo que había perdido la cuenta. No se sentía avergonzado.

No, se recreaba con sus victorias.

Por eso su comportamiento de anoche le hería profundamente el orgullo. Después de dejar a Jimin y ______, había traído a las dos mujeres a su habitación. Había estado a punto de tomar una, la que le había sostenido la polla en la mano, expectante, lista. Había estado dispuesta, tan deseosa, retorciéndose apasionadamente, abriéndose a sí misma.

Y él había parado.

¡Parado!

Cuando la había mirado a los ojos, el deseo que le había estado consumiendo había desaparecido. En un momento estaba ahí, y al siguiente se había evaporado. Pasó por su mente una imagen de la seductora cabeza oscura que había deseado tanto en la ceremonia de selección, con el pelo rizado y el pequeño cuerpo perfecto. La había deseado repentinamente. Solamente a ella.

La había imaginado en los brazos de Shivawn, gimiendo, inconsciente por el placer, y una temible rabia le había dominado. Las compañeras de cama de Joachim habían tratado de excitarle después, pero habían fracasado. Debería haber podido de todas formas. Necesitaba saciarse y recuperar las fuerzas. Sin embargo..las había enviado a buscar otro amante, mientras se complacía a sí mismo en su lugar.

Todavía estaba tan débil como antes. Pero, al menos Jimin también se debilitaría hoy, después de haber estado sin tocar a una mujer. El toque de su compañera, si tuviera que creerle.

Compañera.

Como deseaba encontrar la suya, esa mujer que le amaría sobre todas las demás.

Suspiró. No había querido tomar a la pálida mujer de Jimin. Ella no le excitaba. No realmente. No como la morena de sensuales y exuberantes curvas, con la contradictoria inocencia y ferocidad.

¿Cuál era su nombre?

No lo había dicho. No había hablado en absoluto. Se preguntaba como seria su voz. ¿Baja y ronca?, ¿Dulce y suave? Si hubiera tenido la oportunidad de elegirla, la noche habría terminado de manera diferente. Maldito Shivawn por tomarla y forzarle a cambiar sus planes. Su amigo se había llevado a la bruja encantadora de la habitación. Joachim había decidido consolarse tomando la corona de Jimin.Le gustaba y admiraba a su primo, pero le gustaba y admiraba más al poder.

A Joachim no le gustaba que le dijeran que hacer. Nunca le gustó. Prefería dar órdenes para que otros las cumplieran. Incluso a las mujeres.

Era el maestro. El comandante.

Su primo gobernaba con mano de hierro, esperando una total y completa obediencia. Era la hora de cambiar eso. Era la hora de que Joachim gobernase.

Jimin se había ofrecido para luchar contra él, cierto, pero Joachim no podía ser rey de esa forma. No, Jimin tenía que renunciar a su trono voluntariamente. ¿Lo haría? Jimin había tenido una noche para considerar sus opciones, para darse cuenta de que sólo podía hacer una cosa para mantener a la pálida mujer.

―La corona será mía ―espetó Joachim.

Algunos hombres estaban destinados a la grandeza. Otros… no. Y Jimin últimamente había fallado con muchas equivocaciones absurdas. La primera y más importante había sido salir detrás de las mujeres nymph a tomar el palacio. Ahora las mujeres estaban perdidas, ningún rastro fue encontrado, ni en la Ciudad Interior, ni en la Ciudad Exterior. Sí, Jimin tenía un contingente de hombres que las estaban buscando. Pero no era suficiente. Cosa que no seria necesaria si el rey los hubiera enviado en primer lugar.

El segundo y más imperdonable error de Jimin era no haber dejado a los hombres viajar a la superficie hasta ayer, cuando sus fuerzas estaban drenadas. El palacio necesitaba protección, ciertamente, pero los hombres no podían hacer guardia si estaban débiles. Él no habría permitido que tales cosas sucedieran.

Entornó los ojos. La mujer pálida era simplemente un medio para un fin. Había visto como Jimin revoloteaba a su alrededor, protegiéndola silenciosamente, alejándola de los
guerreros. Así que Joachim la había elegido, esperando que su primo hiciera cualquier cosa por apropiarse de ella. Su esperanza había dado sus frutos. Y quizás, cuando se convirtiera en soberano, le quitaría a Shivawn la bruja morena. Sonrió ante la idea.

Oh, le iba a gustar ser rey.

✎ ✏ ✐

Cuando ______ acarició el marco de la puerta y caminó hacia él, la respiración de Jimin se atascó en la garganta, quemando como el fuego más ardiente.

¿Ella le afectaría siempre de esta manera?

Llevaba su camisa y sus pantalones, y aunque hacia bolsas en su ligero cuerpo, era lo más hermoso que había visto. Los colores del arco iris del techo brillaban sobre las mejillas. Como la sirena que era, le atraía, le tentaba. Estaría dispuesto a morir por ella.

―Si me vas a pedir que me cambie―dijo con voz desafiante― ahórrate el aliento.

¿Pedirle que se cambiase?

Nunca.

―Me gustas tal como eres.

La sorpresa le oscureció los ojos, creando una espiral de terciopelo marrón con negro. Le tendió la mano, sin tocarla, pero necesitándola.Quería que le aceptara íntimamente. Necesitaba que le quisiera. Necesitaba que le recibiera con alegría en cada momento que compartiesen, como él lo hacía. Esa gloriosa mirada suya se clavó en su mano. Poco a poco el color le abandonó las mejillas. Tan pálida, pensó. Podía haber sido un sueño, un espectro. Un fantasma que venía a atormentarle. Un destello de algo le cubrió la expresión. ¿Dolor? ¿Pánico?

―No. No me toques ―negó con la cabeza, subrayando las palabras. Incluso sujetó las manos detrás de la espalda, como si así eliminara la tentación. Oyendo su rechazo, decidió empujarla para realmente ver hasta donde le dejaría hacerlo.Deseaba demasiado tocarla como para admitir su derrota tan rápido en ese juego.

―Dulce rayo de luna, ¿por qué no consentirás algo tan insignificante? No estoy pidiendo más que una caricia.

Aún.

―Por favor. No soy estúpida. Una caricia llevará a un beso. Un beso
llevará… ―se sonrojó, recuperando aquel celestial, rosado resplandor en la piel. Se aclaró la garganta― puedes hacerte una idea ―alzando la barbilla pasó junto a él, pero se detuvo abruptamente en mitad del quicio de la puerta. No se volvió a mirarle― ¿Dónde se sirve el desayuno?

―¿Y si te dijera que soy el segundo plato?

La vio enderezarse, observando cómo sus manos se ceñían a los costados.No obstante aguantaría, rompería su resistencia hasta que ella cediera. Tendrás que suplicarme, amor.
−¿Estarías tan impaciente por ir entonces?

Cólera y frustración ondeaban sobre ella.
―¿Por dónde? ―masculló. Hizo una pausa antes de responder, bebiendo la visión del cabello claro cayendo por la espalda. Algunos mechones ondulados, otros cayendo lisamente. Lo que habría dado por poder hundir los dedos a través de la espesa melena. ¿Su hogar? ¿Su vida? ¿Su alma? Si, todas aquellas cosas. La necesidad era tan aguda en su interior, como inalcanzable por el momento.

―Te mostraré el camino ―respondió con voz profunda, casi canturreando. Acortó la distancia entre ellos, las largas piernas se comieron el corto espacio, pasando junto a ella y acariciándola el brazo a propósito. Jadeando, salto lejos de él como si le hubiera empujado. Ni siquiera le
miró con desconfianza. Sus labios se apretaron con diversión por la victoria.

Oh, sí. Ella sería suya.

La reserva hacia él reflejada en esa reacción, lo negara ella o no, sería en última instancia su caída. Pudiera ser que no le hubiera aceptado como compañero, pero su cuerpo le reconocía. Le deseaba. Y cuando el cuerpo desea algo, o a alguien, hacía lo que fuera necesario para convencer a la mente de tenerlo. La gente no podía evitarse a si mismos. Querían lo que querían, fuera o no malo para ellos._____ no era diferente.

Muy pronto, muy pronto.

―¿Nunca usas camisa? ―refunfuñó, desviando la mirada.

―Vi como me mirabas el pecho y decidí que era mejor para mí no usar una camisa nunca más.

Sus labios se apretaron en una delgada línea.
―Estaba mirando con horror.

―¿A quién tratas de convencer? ¿A mí, o a ti misma?

Ella le enseño los dientes en una mueca. Había ganado un punto, así que dejó el asunto. Por ahora.
―El desayuno se sirve por aquí.

Le agarró la mano, sin permiso, y la llevó fuera de la habitación, por el pasillo que llevaba a las habitaciones de su ejército. Varias parejas habían decidido acampar allí, incluso cuando ya habían hecho el amor. Estaban desnudos y entrelazados a la vista. A diferencia del caos de gemidos nocturnos, ahora todo estaba en silencio. Lo más probable es que todo el mundo estuviera agotado de la larga noche de placer sexual y desenfreno.

Como le hubiera gustado estar en esas filas, haber experimentado la misma satisfacción.

Quizás esta noche…

―Así pues, ¿qué va a pasar con Joachim? ―preguntó _____―. No voy a ser su esclava. No importa lo que haga. Y no me digas que vamos a esperar a que se despierte. Dame una respuesta ahora. Odio no saber.

Nosotros, había dicho. No yo, ni tú. Nosotros. Le gustaba como sonaba eso, le gustaba que no rechazase la idea de su ayuda. Le gustaba que les viera como socios en esto.

―No te preocupes. Haré lo que sea necesario para mantenerte conmigo.

―¿Vas a… ―tragó― matarle?

―Si es necesario ―respondió sin vacilar.

Ella emitió un gemido frustrado.
―Si me llevas a la playa no podría tenerme, y no tendrías que matarle.

―Si te llevo de regreso, tampoco te tendría, ninguno de los dos.

―Exacto.

―Tu plan, ¿qué es lo que me dijiste de mi capacidad de negociación? Apesta. Sí, tu plan apesta.

Pateó un montón de ropa fuera del camino y dobló la esquina.Finalmente el comedor apareció a la vista. Un aroma fresco y caliente flotaba desde él. Los centauros y minotauros macho que habían comprado en la ciudad habían preparado el desayuno habitual de pescado, frutas, y nueces.______ ronroneó a su lado.

―Mmm.
Su estomago gruñó.

Normalmente a esta hora de la mañana los guerreros rodeaban la mesa, devorando cada bocado de alimento. Ahora ______ y él estaban solos, después de que los sirvientes se retiraran a la cocina para su propia comida. Sus hombres dormían y se recuperaban de los placeres de la noche. Sin una palabra, ______ ocupo la silla de la cabecera de la mesa. Al hacerlo le observó, esperando que se enfadara, estaba segura. Cuando no lo hizo, ella se encogió de hombros y llenó un plato alto con comida. Se tragó un pastelillo de crema de coco de un mordisco, cerrando los ojos en dulce rendición.

―¿Quién preparo esto? Seguramente tus soldados no. Pueden mirar cómo se hace el pastel de carne, pero dudo que sepan cocinarlo.

―Como si permitiera que mis hombres cocinaran ―comentó llenando su plato.

―Hey, no hay nada malo en que un hombre sepa preparar una comida
−contestó mientras aplastaba una uva en la boca.

Él se deslizo en el banco a su lado.
―Los guerreros luchan. Los guerreros matan. Los guerreros seducen. No cocinan. Ese es el trabajo de un siervo.

―¿Qué pasaría si todos los sirvientes enfermaran y no pudieran trabajar? ¿Qué pasaría si todos fueran raptados? ¿Qué harían entonces todos tus grandes y fuertes guerreros?, ¿eh?

Él parpadeó, la idea nunca se le había ocurrido.

¿Quién sería tan tonto para raptar a un nymph?

―Compraríamos nuevos sirvientes.

―Típico ―contestó secamente. Su mirada recorrió la habitación.

¿Buscando una salida? Se preguntó. No dudaba que trataba de sumergirle en una conversación sobre criados para distraerle. Le dejo intentarlo, sin embargo. Hablar con ella le excitaba.

―¿Cómo que es típico?

Se inclinó hacia atrás y mordió una fresa. Como le habría gustado trazar con la baya sus labios, y lamer el jugo hasta el final.

―Según mi experiencia, los hombres como tú lo son…

―¿Los hombres como yo?

―Sí.

―¿Qué clase de hombre soy?
Le devolvió la mirada, aparentando olvidarse de su búsqueda.

―Arrogante. Mandón. Chauvinista. Cabezón. Terco. Imbécil. Consentido.
Exigente. Egocéntrico. Moralmente corrupto.

Cuando hizo una pausa para respirar, él gruñó:
―¿Eso es todo?

―No. Pérfido. Dominante. Malicioso ―se detuvo golpeándose los labios con un dedo, luego asintió―. Eso es todo. De todos modos, como estaba diciendo. Los hombres son…

―¿Mezquinos? ―frunció el ceño― He sido el epítome de la amabilidad contigo, atendiendo todas tus necesidades. ¿No me he vestido por ti? ¿Alimentado? ¿Mantenido a salvo y caliente? ¿Conteniéndome de hacer el amor contigo?

Ella frunció los labios.
―¿No me robaste de todo lo que amaba? ¿No me negaste una y otra vez liberarme?

Despreocupado, agitó una mano en el aire.
―Un día me darás las gracias por mi negativa. Ahora, continúa con la explicación de mi “típico” comportamiento masculino, por favor.

―De acuerdo ―levanto la barbilla mirándole―, pero no te va a gustar.

―Incluso así. Voy a escuchar. Porque soy bueno.

―¿Bueno? ¿En serio? Para salvar tu orgullo masculino consideraste hacer algo ruin. Tuviste que secuestrar a alguien de su hogar y su familia, para que pudiera hacer algo por ti―mordió una fresa, los dientes blancos se hundieron en la fruta. Las gotitas de jugo gotearon por la barbilla―. Soy prueba de ello.

Su cuerpo se tensó. Una vez más superó el deseo de lamer el jugo que caía de esos labios y barbilla, tal vez cubrir el resto de ella con zumo de fresa, y lamerlo también. Varias gotitas dulces se reunirían en la piscina de su ombligo, por supuesto, antes de gotear al pálido pelo plateado entre las piernas. Ella se retorcería cuando siguiera el líquido con su lengua. Haría un surco con las manos en su pelo. Las rodillas apretarían sus sienes.
La fantasía se interrumpió cuando se limpió el travieso jugo y frunció el ceño al mirarle.

―Me estás mirando fijamente y no me gusta.Para..

Su voz parecía un poco estrangulada, como si luchara contra un estremecimiento de cólera, o deseo.

―Sí, te estoy mirando fijamente ―dijo―. Eres una mujer hermosa.

Mordió otra uva en la boca y disfrutó con su acongojada sorpresa. Normalmente se comía una ración de pescado y fruta, pero ahora sólo tenía
hambre de ______. Su mujer. Su compañera.

―Entonces, ¿No te molestan mis palabras? ―se movió incomoda en el
asiento― Te llamé muchas cosas humillantes.

―¿Por qué debo reaccionar ante tus palabras? Son verdaderas. Prefiero secuestrar a alguien de su hogar para que cocine para mí.

Su boca se abrió, formando una deliciosa O. Él arqueó una ceja.
―Veo que te sorprende mi facilidad al admitirlo.

―Bueno, sí ―le miraba con recelo.

―Sólo he tomado a los que necesitaban una vida mejor, _____, o a los que pensaba que podría darles una vida más fácil, pensaran que lo necesitaban o no. Los hombres que prepararon esta comida eran esclavos de demonios antes de que los secuestrara. Los forzaban a robar, matar, y destruir, y algún día serían el plato principal en la mesa del demonio. Créeme, están agradecidos de que los raptara ―se recostó en el banco, extendiendo la larga pierna, mirándola, calibrando―. Sin embargo, tal vez me ayudarás a ver el error de mis actos. Estoy más que dispuesto a dejarte intentar convencerme de mis terribles actos, y más de una vez. Puedo escuchar mejor cuando mi interlocutor está desnudo.

Mientras la observaba, el rubor rosado le cubrió las mejillas. Otro sonrojo. Las sensuales mujeres que conocía se sentían cómodas con las bromas sobre sexo y erotismo. Le excitaba que ______ encontrara el tema lo bastante subido de tono como para ruborizarse. Le fascinaba. Tenía que tocarla. Solo se estaba inclinando hacia ella, abriendo la mano para ver si su rubor le transmitía algún calor, hasta tal vez extenderse a sus pechos, cuando dos de sus guerreros entraron en la habitación. Decepcionado, se echó atrás en su asiento.

Ambos hombres sonreían ampliamente, mostrando una sonrisa de completa alegría. Los rostros completamente relajados, radiantes. El poder emanaba de ellos. Cada uno llevaba un peto de armadura dorado, pantalón negro, y brazaletes tachonados con joyas. Después de su noche de amor, estaban listos para entrenar.
−Buenos días, gran rey −dijo Broderick. La voz nunca había sonado tan alegre.

−Este es un gran día, ¿no? −Dorian suspiró feliz.

Silbaron mientras caminaban alrededor de la mesa y amontonaban comida en los platos. Por el apetito que traían, debían haber trabajado mucho durante las largas horas de la noche.
Jimin les miró. Todavía tenía que probar un poco de la dulzura de______. Sí, sabía que tendría un sabor dulce, por lo que no, este no era el mejor de los días. Unos segundos mas tarde entró Shivawn. No sonreía, no estaba relajado. No, estaba rígido y les fulminó a todos. Se dejó caer en el banco junto a Jimin, con granos enredados en el pelo, y llenó silenciosamente un plato con la comida que había delante de él. No se molestó en alcanzar nada más.

¿Le ha rechazado su mujer?

Se preguntaba Jimin. Shivawn y él tenían probablemente la misma expresión.

−¿Dónde está tu elegida?

−Durmiendo −Broderick y Dorian contestaron al unísono, como si les
hubiera preguntado a ellos. Sus sonrisas se ampliaron y se palmearon las espaldas el uno al otro.

−Volando a través de las puertas del Olimpo −agregó Dorian.

−¿Os detuvísteis a preguntar a las mujeres si estaban dispuestas a
acostarse con vosotros? −indagó ______con un tono que rezumaba odio. Dorian parpadeó, la pregunta le resultó extraña.

Broderick se rió.
−Tu mujer es divertida −le dijo a Jimin.

−¿Divertida? −ella se puso en pie con un gruñido de rabia−. No soy divertida cuando estoy discutiendo sobre violaciones.

Al menos no ha negado el hecho de que me pertenece, pensó Jimin satisfecho.
−Como si una mujer alguna vez me rechazara −dijo Broderick.

−Créeme, a veces sucede −murmuro Shivawn. Dejó caer el plato y se marchó de la sala sin otra palabra. Todos le miraron salir, cada uno con una reacción diferente. Broderick reía. Dorian, intensamente confundido.______, satisfecha.

−Para vuestra información, caballeros −dijo, atrayendo la atención nuevamente a su persona−. Sólo porque vuestro mojo encanta a una mujer no significa que en realidad, en lo más profundo de su alma, os quiera.

−¿Mojo? −al no tener más espacio en su plato, Dorian se acomodó en la
silla vacía junto a Jimin− ¿Qué es eso?

−No importa −______ cruzo los brazos sobre el pecho haciendo que el cuello de la camisa se entreabriera y dejara ver las suaves curvas de los pechos−Lo que importa es si las mujeres al conocer vuestras personalidades, gustos, defectos, pasado, y planes de futuro, os querrán todavía.

Si una mujer supiera lo que pasaba por la mente de Jimin. No era un pensamiento al que diera la bienvenida, de ninguna manera. Nunca se había tomado el tiempo de hablar con sus parejas sobre su vida pasada, presente, o futura. No le había gustado hablar de ello, y a ellas no les había gustado preguntar. No obstante, la pregunta le intrigó.

Quería esto con _____, comprendió. Quería contarle sobre él y mirar su reacción, oír sus pensamientos.Quería escucharla contarle su propia vida. Sabiendo qué era lo que le hacía feliz. Lo que en secreto deseaba con cada onza de su ser. También se encontró deseando saber qué tipo de hombre había preferido en el pasado.¿Erudito? ¿Guerrero? ¿Cómo la habían tratado estos hombres?

¿Había amado a alguien?

Sus manos agarraban tan fuerte el apoyabrazos del banco, que casi lo rompió por la mitad. Consumido por la necesidad de mutilar, destruir, y matar a cualquier hombre que alguna vez hubiera obtenido el amor de esta mujer. Quemadura. Candente. Aún más caliente que el fuego de un dragón. Quizás fuera hipócrita. Bien, era hipócrita considerando su propio pasado licencioso. Pero no le gustó la imagen de su mujer extendida y abierta para alguien. Su pasión era de él. Su corazón era de él. No quería que nadie despertara sus deseos más profundos, salvo él. No podía tolerar ese pensamiento.

Se moría de ganas de marcarla, su misma esencia en ella, en cada célula. Ella no conocería ningún olor, salvo el suyo. No sentiría ningún toque, salvo el suyo. Deseándole sólo a él, al igual que él la deseaba sólo a ella.
−Bien, veo que mi elegida ha saciado el hambre −dijo de repente una voz masculina desde la entrada. Jimin se puso rígido, estrechando los ojos sobre su primo. Joachim, que obviamente todavía pensaba en reclamar a _____, parecía sereno, preparado.

No estaba vestido para el entrenamiento, sino para la guerra. La armadura de plata grabada con escenas de batalla le cubría de la cabeza a los pies. Jimin no se puso de pie. Si lo hiciera, habría saltado sobre la mesa y atacado. Joachim quería guerra, tendría guerra. Hubo una vez en la que mostró a su primo, hambriento de poder, el error de sus pasos.

Empezaría ahora.

✎ ✏ ✐ Fin del capítulo.

╭───────────────✧
│ ✐; Hola! Felíz viernes para todos. ¿Cómo están? Éstos últimos días aquí son hermosos.


│ ┆ ✐; No sé por qué siento tanta nostalgia...
Igual todo se va poniendo cada vez más picante ¿Verdad?
La protagonista intentando alejar a su destino es tan divertida, debería saber que no sirve de nada resistirse. 〜(꒪꒳꒪)〜

Aunque en lo personal le doy un punto a ella.
Tener que lidiar con un Playboy es agotador, los hombres con un historial tan grande de mujeres no tienen mis aplausos en lo absoluto.

No los odio...pero tampoco confío en ellos.

¿Soy demasiado exigente? ¿Demasiado tradicional? ¿Demasiado prejuiciosa con el otro género?

No.

Todos tenemos libertad de expresión y somos dueños de nuestra vida, simplemente no soy del tipo que piensa “un hombre con muchas mujeres...un dios.” lo siento pero no, más si su historial viene a base de engaños o métodos un tanto cobardes para conseguir un nuevo nombre que no recordará.

Creo que toqué un tema bastante sensible 乁( •_• )ㄏ...pero me gustaría saber que piensan ustedes.

¿Puedo saberlo? No importa si el comentario es de mas de 500 palabras, leeré todo, estoy bastante curiosa.

Bueno eso es todo por hoy (・∀・)

Recuerden votar y comentar si quieren un saludo en los próximos capítulos, también avísenme si Shaye o Valerian continúan plasmados en el libro (ノ≧∇≦)ノ ミ ┻━┻

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Nos vemos mañana~

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