⓿❺

Capitulo dedicado a :

melanity-429

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Atlántida
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✎ ✏ ✐ Capítulo 5

-Te tengo, Luna.

Fuertes brazos se envolvieron alrededor de la cintura de ______, y ella agradecidamente enterró su rostro en el hueco del cuello de Jimin. En ese momento no le importaba quién la estaba sosteniendo, estaba simplemente feliz de que alguien lo hiciera.
Incluso envolvió sus piernas alrededor de su cintura, reforzando su agarre. Finalmente podía respirar, no podía dejar de caer.

-No me dejes ir -gritó.

-Nunca.

Jamás se había agarrado a alguien con tal fuerza, tal necesidad. Que Jimin se aferrara a ella tan fuertemente era consolador, algo que había anhelado durante muchos años antes de convencerse a sí misma de que no necesitaba o quería tal cosa. Y lo creería de nuevo, mañana.

Estaban girando más rápido y más rápido, izquierda y derecha,cayendo hacia lo desconocido. Su estómago se revolvía con nauseas. No entendía qué era lo que estaba ocurriendo; sólo sabía que el agua había desaparecido como si nunca hubiera estado, dejando sólo este túnel negro con forma de espiral que se extendía eternamente.

-Jimin -jadeó-¿Qué está sucediendo?

-No te preocupes, amor. Terminará en un minuto.

¿Hablaba de muerte?
Luces zumbantes resplandecieron una vez más a través de sus oídos, oscilantes luciérnagas se extinguieron todas demasiado rápido y fueron reemplazadas por esa espesa y opresiva oscuridad. El conjunto de gritos incrementó en volumen e hizo añicos su frágil sostén a la calma.

No. ¡No!
Sus sienes martillaron con un agudo dolor. Su sangre se congeló, sin embargo el sudor formaba gotas sobre su piel. El miedo la asió en un doloroso agarre. Cuando era una niña pequeña su cuento de hadas favorito era Alicia en el País de las Maravillas. Una y otra vez había leído acerca de Alicia cayendo por el agujero del conejo, y había querido caer en ese agujero.

Ahora no. En este momento en que se sentía como Alicia, cayendo en picado a lo desconocido, no le gustaba.
Alicia había aterrizado en un mundo completamente diferente, y ese pensamiento asustaba a _______ más de lo que nunca llegaría a admitir.

-No estoy segura... de cuanto más... puedo aguantar -jadeó.

Después, repentinamente, Jimin golpeó una base sólida. Sus rodillas se doblaron, absorbiendo el impacto y la vibración tembló a través de ella. Sus brazos se tensaron alrededor de su cintura, sosteniéndola con su determinada fuerza.
-Tómate un momento para respirar -la deslizó sobre su cuerpo poco a
poco gradualmente-. Respira para mí, amor. No siento tu pecho moverse.

Adentro. Afuera. El aire llenaba y dejaba sus pulmones. Adentro. Afuera. Sorprendentemente, se calmó. Podía oler el aroma de él, salado, abrasador.

Podía sentir su calor, su fuerza.

-Bien, bien. Pero estás pálida -dijo Jimin con un rastro de preocupación en la voz.

-Siempre estoy pálida -murmuró.Se percató de que sus ojos estaban cerrados, apretados fuertemente. Muy despacio se forzó a abrirlos.

Habían entrado en una cueva. Tragó. ¿Cómo habían llegado a una cueva? Las paredes eran sombrías y rocosas,piedras plateadas salpicadas con carmesí. Un penetrante olor metálico atravesó el frío aire helado, y ese frío aire helado continuó envolviendo el empapado, casi desnudo cuerpo de _____,ahuyentando el calor de Jimin. Esa helada brisa agitó su falda y sus cabellos mojados....se estremeció.

Se giró lentamente, percatándose de todo detalle. Uno por uno, los otros guerreros salieron de un claro banco, tipo gelatina, que misteriosamente giraba en espiral. Sostenían a tantas mujeres asustadas y temblorosas como podían. La neblina se enrolló a su alrededor y se arrastró hacia el techo. La escena entera era como algo salido de una película.

¿Dónde estoy?
Temblando,_____ encaró a su captor una vez más. Su mirada viajó sobre él, comenzando por sus pies calzados con botas, subiendo por sus musculosas piernas, pasando por encima de las masculinas... partes de su pecho. Gotitas de agua cayendo de sus pequeños pezones marrones, a través del aro de plata de su pezón, y juntándose en su ombligo.No tenía vello en el pecho, ni una hebra se atrevía a estropear su perfección.

Cuerda tras cuerda de tentador músculo marcaba su bronceado estomago.

¿Cómo podía una persona ser totalmente perfecta?

La mirada se dirigió hacia arriba, finalmente encontrando su rostro. Su salvaje y sorprendentemente perfecto rostro. Perfectas cejas color arena, perfectos ojos cristalinos, perfecta nariz. Perfectos labios, exuberantes y rosados.Por supuesto, ahora lucía contusiones debajo de los ojos porque lo había golpeado en la nariz. De cualquier modo, incluso con esas contusiones, era la criatura más sensual y erótica que había visto nunca. Vestía confianza como una capa; irradiaba una primaria ferocidad.

Alzando su mano, gentilmente deslizó la yema de sus dedos por su frente, nariz y barbilla, quitando el agua. Quería retirarse, pero no podía convocar la fuerza. Su toque reverberaba a través de ella como un cable enchufado.

Caliente. Quemando.

-Bienvenida a tu nuevo hogar, Rayo de Luna -el deseo revestía sus palabras como si también hubiera sentido las chispas-Bienvenida a Atlantis.

Atlantis.

Ella parpadeó una, dos veces.

Atlantis... ¿la ciudad enterrada
debajo del océano? ¿Cómo el océano del que acababa de emerger?
Su boca se secó. De ninguna manera. De ninguna maldita manera.
-Por favor dime que quisiste decir Atlanta, en Georgia, y tu acento lo
estropeó.

Frunció el ceño.
-No conozco a esta Georgia. Me oíste correctamente. Has entrado en Atlantis, ciudad de las más finas creaciones de los dioses. Hogar de los nymphs, vampiros, demonios y muchas otras que no merecen mencionarse porque no
son importantes.

No, no, no. Infiernos, no.

Sacudió la cabeza, su mente trataba valientemente de desacreditar tal explicación. Atlantis era un mito. No podía ser real. Las criaturas que él había nombrado eran también un mito. No podían ser reales.Por el amor de Dios, ¿Vampiros?¿Demonios? En pesadillas, tal vez, pero no en la realidad. Bienvenida al País de las Maravillas, Alicia.

No, no, no, pensó de nuevo.

Tenía que haber otra explicación. Y sin embargo... no podía pensar en ninguna otra. Había entrado en el mar, cayendo en un túnel oscuro, y ahora estaba en una cueva. Una cueva situada debajo del agua, no sobre ella.

Atlantis...susurró a través de su mente. Tragó en seco, reforzando su asimiento al descreimiento, no deseando abandonarlo ni siquiera por un momento. El hacerlo significaba aceptar la locura de la afirmación de Jimin, la afirmación de un trastornado secuestrador.
-Así que me ahogué y estoy en el infierno -sus ojos abiertos, inclinó su
barbilla testarudamente-Obviamente, tú eres el diablo.

-Lo veremos. Hombres -llamó Jimin con un rudo gruñido. Su penetrante mirada nunca dejo su rostro-. Llevad a las mujeres y reunid al resto de mi ejército en el comedor. La elección comenzará pronto.

Con un aire de ansiosa anticipación, los guerreros pasaron a la acción. Uno trató de asir el brazo de ella, pero Jimin lo detuvo con un salvaje, "Yo llevaré a ésta" justo cuando golpeaba a la mano del ofensor.
-Como usted desee, mi rey.

¿Rey? ¡Rey!

Ellos subieron pesadamente por una tosca escalera de madera,las mujeres cerca a sus talones. La mayoría de los hombres estaban sonriendo y palmeándose mutuamente en sus espaldas.
-¿A quién elegirás? -Escuchó decir a uno de ellos.

-Quiero a la pelirroja. Sus pechos son... -respondió otro con sinceridad. Su parloteo se desvaneció.
Un solo hombre permaneció atrás. O tal vez había estado esperando en la
cueva. No estaba mojado como todos los demás. Vestía una camiseta blanca con un profundo cuello en V que casi alcanzaba su ombligo y unos ceñidos
pantalones blancos.

Jimin finalmente la liberó de su mirada y se giró al restante guerrero.
-¿Cómo están los prisioneros? -Preguntó.

¿Prisioneros?
Los ojos de ______ se abrieron de par en par, y se agarró la garganta.

Querido Dios.

El hombre dio una respuesta brusca en el extraño lenguaje que había oído
usar antes a Jimin, pero Jimin sacudió su cabeza.
-Habla en la lengua humana.
-Vivos -dio el hombre con el ceño fruncido.

Espera. ¿Lengua humana?
¿Qué hacía eso del dialecto de Jimin? ¿En humano?

-¿Te han dado algún problema? -Preguntó Jimin.

-Para nada, mi rey.

-Muy bien. Continúa velando por sus necesidades -ondeó la mano para
despedirlo, frunció el ceño y volvió a llamarlo-. ¿Ha habido alguna palabra acerca de las mujeres?

-Ninguna.

-Muy bien -dijo, su decepción estaba clara-Puedes irte.

El hombre asintió y se retiró ruidosamente, sus botas golpeando sobre el rocoso suelo.

-¿Qué prisioneros? -Se descubrió ______ preguntando en un tembloroso
aliento.

-Bestias. Asesinos -se giró hacia ella y fue golpeada nuevamente por su
completa majestuosidad. Aire helado a su espalda, puro calor enfrente-. No tengas miedo, ellos no tendrán permitido acercarse a ti. Algunos serán un regalo para mi amigo, Layel, y otros serán usados como intercambio.

Cuan ominosos sonaban ambos planes. ¿Qué tenía planeado para ella? ¿Sería un regalo para uno de sus amigos? ¿Sería usada como herramienta de intercambio? La observó con una amenazante intensidad posesiva. El agua de su cabello estaba ya secándose, iluminando los mechones en una rica miel dorada. Varias de esas hebras caían sobre su frente salpicando pequeñas y persistentes gotas sobre sus mejillas.
-Veo el descreimiento en tus hermosos ojos -dijo, apoyando un hombro sobre la irregular pared plateada- y lo haré lo mejor que pueda para probarte mi afirmación de que esto es Atlantis. Cuanto más rápido aceptes la verdad, más rápido me aceptarás a mí.

Antes de que pudiera responder, se estiró y aplico presión en la piedra de
canto rodado detrás de ella. Su mano le rozó la piel desnuda, disparando
aquellos choques eléctricos a través de su sangre. Se volvió, viendo una de las enormes rocas incrustadas en la pared deslizarse hacia atrás y hundirse profundamente. Al tiempo que descendía, una entrada secreta se reveló. Las rocas crujieron y gruñeron al separarse. Paso a paso, un liso y vidrioso cristal fue expuesto.Su boca cayó abierta en una imitación de la entrada. Sin pedirlo, sus pies la llevaron a la apertura. Agua giraba detrás de la separación, y arena oscilaba en el fondo del mar. Corales rosados y peces multicolores danzaban en un perezoso vals. Plantas esmeraldas se elevaban orgullosamente.

-Eso es el fondo del océano -dijo, temerosa y en shock-. Ese es el escalofriante fondo del océano.

-Lo sé. Descubrí esta pared sólo unos días atrás y he pasado muchas horas aquí abajo. Quita la respiración ¿cierto?

Un gentil zumbido hizo eco en sus oídos cuando posó la palma sobre el cristal. La frialdad y las vibraciones del agua le aseguraron que no era una alucinación.

Mi Dios. Atlantis.

Al tiempo que miraba atentamente, tratando de afrontar lo que estaba viendo, una hermosísima mujer de cabello oscuro nadó hacia el cristal. No, no una mujer. La frente de _______ se arrugó en shock. Una sirena. Una sirena de pecho desnudo y cola ondulante. La curiosidad destelló en sus ojos verdes. Estiró un exquisito brazo y posó su mano exactamente donde descansaba la de _______. Jadeando. _______ la alejó con una sacudida. El shock la golpeaba atravesándola, y su mano cayó a un
lado. Su boca se secó. Sus rodillas se sacudieron. La criatura frunció el
entrecejo... hasta que su mirada se fijó en Jimin. Ella sonrió, placer destellando en sus ojos, y saludó con su mano.

-¿La conoces? -Se las arregló ______ para preguntar.Él asintió, pero no se explicó.

La mujer... sirena... lo que sea, tenía el rostro de un ángel, inocente y más amoroso que un largo esperado amanecer. Largo cabello negro se rizaba alrededor de sus delicados hombros y exuberantes pechos. Su cola resplandecía como fibras de vidrio, una irradiación de violetas, amarillos, verdes y rosas, cada escala un calidoscopio de colores. Deseo denudo adornaba sus facciones al mirar a Jimin.

-¿Ahora me crees? -Preguntó.

-Sí -La admisión dejo a _____ con una respiración desigual. Parte de ella quería hundirse en el suelo lleno de pequeñas ramas, enrollarse en una bola y llorar. He sido abducida por un Atlante, acarreada a una ciudad debajo del mar. La otra parte quería... no sabía qué.

Otra sirena se unió a la morena, una sinfonía de curvas y colores, presionándose a sí misma contra el cristal y sonriendo seductoramente a
Jimin. La pasión nublaba sus ojos amatistas. _______ no tenía duda de lo que las dos mujeres estaban pensando: "menage trois".

-Dijiste que este era el hogar de las creaciones más finas de los dioses, - dijo suavemente. Sin mirarlo, preguntó, -¿qué clase de criatura eres? -Ya había mencionado que no era humano.

-Soy un nymph (ninfa) -su tono lleno de orgullo-. El nymph, en realidad. Rey de mi pueblo. Líder. Guerrero -vaciló-. Amante.

Un nymph.

Otro así llamado mito. Un ser sexual. Seductor. Irresistible. Capaz de dar placer con una mirada, una palabra. La belleza personificada. Jimin encajaba en la descripción perfectamente, y eso la asustaba mucho más que si le hubiera dicho que era un demonio succionador de almas de las profundidades del infierno.
-Creí que los nymphs estaban... -
Obsesionados con el sexo... podía ser.
Continuamente desnudos... cerca. Queriendo acostarse con cualquier cosa que se moviera... probablemente-...estaban Hembra -terminó débilmente.

Él bufó y se acercó a ella.
-Hay hembras, sí, pero mayormente somos machos.

Dios, tenía que salir allí. Su cercanía alteraba su sensación de paz y la reducía a una hormona temblorosa y hambrienta de sexo. Sus pezones ya se habían endurecido. Su estomago se estremeció.
-Llévame a casa, Jimin. No pertenezco aquí.-
No replicó. La pared comenzó a cerrarse, escondiendo la vista del agua gradualmente, haciendo desaparecer las ahora enfurecidas sirenas golpeando sobre el cristal ______ cubrió su boca con una temblorosa mano.

-Por favor llévame a casa.

-Amor, esta es tu casa ahora. Te juro, que pronto la adoraras como lo
hago yo.

Cuan encantador sonaba. Su ronco tono prometía interminables noches de pasión y días de salvaje abandono.

Resiste. Escapa.

Más que nunca, necesitaba la seguridad del entumecimiento.Cuadró sus hombros y elevó su barbilla. No sentiría nada por este hombre; sería ruda, totalmente desagradable. Algunas veces esa era la única manera de mantener a alguien a distancia.

-Me voy a casa -dijo determinada-Con o sin tu permiso.

Antes de que tuviera tiempo de responder, pasó a la acción y corrió hacia el remolino. Sus sandalias se enterraron entre las rocas y ramas. La respiración atrapada en su garganta, quemando, urgiéndola. Casi allí... sólo otro paso...Jimin la agarró por su brazo y la giró en redondo.

-¡No! -gritó, golpeando hacia atrás.
-Si entras al portal sin mí, morirás -las palabras mantenían un inequívoco dejo de furia. Su mano se tensó sobre ella-Nunca serás capaz de nadar la longitud de agua sola. ¿Entiendes? Morirás allí fuera, tu cuerpo no será nada más que alimento para los peces.

Ella se calmó, su sangre enfriándose en las venas. El agua... ¿cómo pudo
haberse olvidado del agua? Como si la hubiera encadenado por las muñecas y rodillas a la pared, estaba atrapada.

Escapa y muere. Quédate y... ¿qué?

No importaba, realmente. Vivir aquí no implicaba ningún encanto, no cuando tenía al Rey del Placer con quien pelear.
-Tú puedes nadar esa distancia -dijo, usando su tono más altivo-. Te ordeno que me lleves a casa.

-Es mi más inmenso placer darte cualquier cosa y todo lo que pidas, pero no puedo darte eso. Cualquier otra cosa que desees será tuya -liberó su agarre de su brazo y deslizó las yemas por su clavícula-. Un día cercano espero será a mí lo que desees.

Alerta roja, alerta roja.

Tenía que conseguir alejarse, tenía que escaparse de ese tentador deseo.

¿Cómo? ¿Dónde podría ir?

-Al menos dime tu nombre -la engatusó.

-Jódete -las palabras emergieron sin aliento, más que insultante como
ella había intentado. Fuego exquisito siguió el mismo camino que sus dedos, luego viajó a por la longitud de su espina.

Peligroso.

Una pesada pausa se extendió entre ellos. Todo el tiempo, Jimin irradiaba una sensación de divertimento, tristeza y enfado. ¿Tristeza? Frunció el entrecejo. Seguramente no. Los pesados guerreros machos nunca estaban tristes...¿Cierto?

Su brazo se curvó alrededor de su cintura con una fuerza impenetrable.
-Ven entonces, Jódete, y te mostraré el palacio -se encaminó a través de
esa larga escalera con forma de espiral, tosca y ordinariamente construida. No sabiendo que más hacer, lo siguió sin protestar. Realmente, ¿qué podría decir? ¿Déjame en esta fría y húmeda cueva hasta pudrirme? Cada segundo que pasaba se volvía más surrealista y maldito que el último.

Tenía que haber otra forma de ir a casa; solo tenía que encontrarla. _______estudió las marcas de la pared. Cuanto más alto subía, menos puntiagudas se volvían las rocas. Parecía que estaban cubiertas de destellos, brillando e invitándola a tocar. Incapaz de resistirse, posó la punta de su dedo sobre la lisa
superficie. Jimin se detuvo abruptamente. Se chocó contra su espalda y jadeo ante el abrasador contacto de cuerpo completo. Al mismo tiempo que retrocedía apresuradamente, giró en redondo y la encaró. La empujó contra la fría pared, su furioso entrecejo fruncido, sus ojos turquesas brillando con propósito.

-Cierra los ojos -le ordenó.Su imponente postura no la asustó. No,ella luchó contra la oleada de excitación. Embriagadora y dichosa excitación.

-Infiernos, no -dijo.

-Eso no fue un pedido, amor. Fue una orden.

-Deberías haberme llevado a casa cuando tuviste tu oportunidad. Nunca
haré nada de lo que me digas. Te lo dije antes.

Una de sus cejas se arqueó.
-Entonces mantén los ojos abiertos.

-Buen intento.

Él exhaló un aliento frustrado.
-No quiero que sepas el camino de vuelta al portal. No me obligues a
vendarte los ojos.

-¿Obligarte? Por favor -Su sonrisa se convirtió en rabia-Dudo
seriamente que pueda forzarte a hacer cualquier cosa que no quisieras ya hacer. Lo mismo se aplica a mí. No me gustas, no confío en ti y nunca serás capaz de malearme a tu voluntad.

-Podría haberte mentido -al tiempo que hablaba, reducía la pequeña
distancia entre ellos, invadiéndola, comiéndose su espacio personal. Pero no la tocó. No, la dejo ansiándolo-Podría haberte dicho que te volverías ciega si miraras a las rocas. No hubieras notado la diferencia. Pero sólo habrá verdad entre nosotros. No importa cuan cruel sea, siempre te diré la verdad.

Su desafió se evaporó, y el miedo proclamó el estado central, traspasó la masa de deseo peleando por la vida. Su tono era tan definitivo. De verdad esperaba que ella permaneciera aquí. Esperaba que lo obedeciera. Que confiara en él.

Jimin había dicho anteriormente que él y sus hombres la querían a ella y a las otras por sus cuerpos.
Traducción: sexo.

¿Iban a ser esclavas? ¿Iba a ser la
esclava de Jimin? Los ojos de _____ se estrecharon en pequeñas hendiduras.

Moriría antes, y mataría a cada hombre que alcanzara en el proceso. Había pasado su infancia siendo una esclava de los edictos de sus padres.

Besa a tu nuevo papi,_____.

Dale a esa mujer mi número de teléfono, ______.

No te atrevas a usar lenguaje obsceno, ________.

Había peleado duro por su independencia y no renunciaría a ella por nadie.

-¿Tuvieron las otras mujeres que cerrar los ojos? -Preguntó.Él deslizó su lengua por sus dientes.
-No.
-Bien, ahí tienes tu respuesta.-
Inclinó su cabeza cerca de la de ella, acortando la distancia que restaba
paso a precioso paso. Su cálido aliento acarició su rostro, pero aún no la tocaba.Su aroma masculino emanaba deliciosamente.

-Al contrario de ti, las demás no tratarán de escapar.

-No lo sé. La del cabello negro rizado no se la veía tan feliz de estar aquí.-
Algo oscuro se estableció en su expresión. No enfurezcas al hombre. Ninguna referencia a lo que haría.
-¿Qué tal si prometo no intentar escapar? -No planeaba tratar, planeaba tener éxito.

-Me reiría de tal evidente mentira y luego te regañaría por mentirle a tu
hombre.

-¡No eres mi hombre!

-Aún no -pero el "lo seré" hizo eco entre ellos, sin decirse, sin embargo
poderoso.

-Nunca jamás -dijo a través de dientes apretados. Arrugó la frente, con la confusión estableciéndose sobre sus hermosos rasgos.

-Continúas sorprendiéndome.¿Cómo eres capaz de resistirme con tal fervor?

¿Estaba resistiéndosele? No lo sabía. Nunca se había sentido tan necesitada.Incluso ahora, cuando el desafío golpeaba duros puñetazos a través de ella, su corazón palpitaba, su piel se estiró demasiado tensa. Su calor se deslizó sobre ella, dentro, haciendo añicos y astillando el hielo que había levantado. Sus pezones aún se alzaban por él. Sus piernas se apartaron suavemente, invitando a un íntimo deslizamiento, a una presión dura. Sólo...invitando.

Las ventanas de su nariz se dilataron como si sintiera su creciente despertar. Si se movía otra pulgada, habría encajado completamente contra ella. Finalmente. Una parte de ella gritaba en protesta, otra temblaba en bienvenida.

-Quiero tocarte y besarte, amor, y sentir...

-¡No! -gritó-Nada besar. Nada tocar. Y por el amor de Dios, deja de
llamarme "amor" -pero, oh, el pensamiento de sus labios regodeándose con los suyos era embriagador-No te conozco, y como dije, estoy malditamente segura de que no me gustas. Me secuestraste. Mereces tiempo en la cárcel, no una sesión de sexo.

-Puedo hacer que te guste -posó sus palmas a cada lado de su cabeza, atrapándola en un duro y musculoso círculo, tocando su cabello pero no su piel-Oh, puedo hacerlo.

La verdad de su afirmación destelló entre ellos despiadadamente. Porque
en el fondo, admitía que con cada segundo que pasaba, le gustaba más. Lo deseaba más. Deseaba ese contacto piel a piel que le estaba negando.

¿Lo estaba haciendo a propósito? ¿Haciéndola desesperarse por algo que no podía tener? ¡Idiota!

______ no necesitaba una gran experiencia con los hombres para saber que se balanceaba en un precario límite. Si la empujaba, se desmoronaría. Tomaría el placer momentáneo que le ofrecía y estaría feliz por ello. Pero al tomarlo, no sería mejor que las otras, olvidando su atroz crimen y arrojándose a sus sexys pies. Sería una de aquellas patéticas criaturas que hacían cualquier cosa por placer, cualquier cosa por amor.

Al igual que su madre.

Hazlo despreciarte. Hiérelo. ¡Ahora!

Determinada, tiró hacia arriba su rodilla.Él anticipó la acción y salto hacia atrás, fuera de la distancia de ataque. Su boca se afinó y se afirmó.
-Te lo advierto -encontró su mirada, azul penetrante contra marrón puro. Determinación contra determinación-Pelea contra mí si lo necesitas, pero no intentes escapar. Te castigaré, no tengas duda.

Se forzó a tragar.
-No he empezado a pelear. ¿Y a qué infiernos te refieres con que me castigarás? -No necesitaba forzar su furia, se incrementaba con cada palabra que pronunciaba-Hace un momento dijiste que nunca podrías lastimarme.

-Hay maneras de castigar a una mujer que no la lastimarán físicamente.

-Y apuesto a que conoces cada una de ellas, enfermo pervertido.

Él liberó un largo y frustrado suspiro.
-No tenemos tiempo de pelear ahora. Ven. Te mostraré Atlantis antes de que nos reunamos con los otros-.

Estirándose, le ofreció su mano. Ella miró a sus afilados y puntiagudos dedos, a sus callos y cicatrices recortadas a través de su palma, un contraste con su perfecta belleza. Al tiempo que lo miraba, su enojo se drenó. Fuerza total yacía allí, durmiente ahora, pero preparada para matar en cualquier momento.

Excepto... podría haberla aplastado con esas manos en cualquier momento. No le había mostrado nada más que gentileza.

Mujer tonta, se regañó, posando su mano en la de él. Por supuesto que no te ha herido. Necesita una esclava saludable. Sus dedos se entrelazaron con los de ella. Al momento del contacto, oscuras y eróticas pulsaciones escocieron atravesándola.

Se habían tocado antes, y cada vez había suscitado chispas. Pero está vez... fue más intenso. Una conciencia profunda de este contacto piel a piel que ella había deseado tan desesperadamente pero no había querido querer.

Jadeando, trató de tirar fuertemente de él, de ayudar a la conexión. La sostuvo con fuerza.
-Mía -dijo.

Ella mordió el interior de sus mejillas contra el placer de que esa sola declaración agitó. -No entiendo nada de esto. No te entiendo.

-Lo harás. A su momento.

Las temibles palabras, ¿advertencia ¿Promesa? Sonaban en su cabeza en el mismo instante en que subía por el resto de la escalera de madera. Al final de esta, dos brillantes puertas de cristal se mantenían abiertas por dos gigantes rubíes. ¿Sostenedores de puestas enjoyados?

La curiosidad sacó lo mejor de ella.
-¿Por qué tienes la entrada abierta de esta manera?

-Se necesita un medallón de dragón para abrir y cerrar las entradas, y no
deseo usar nada que pertenezca a un dragón -pronunció la palabra dragón como si fuera una sucia maldición.

¿Qué clase de respuesta podía ofrecer a eso?
Miró con ceño por encima de su hombro.
-Y es mejor que no intentes buscar un medallón. Si lo haces, serás castigada.

-¿Me castigaras por respirar? -Dijo bruscamente. Parecía estar buscando
una excusa para castigarla.

-Si lo haces en dirección a otro hombre, sí -la advertencia era seria,
además el tono carecía de verdadero calor.

-Cerdo.

-Amante.

-Bastardo.
Dirigió otra mirada por encima de su hombro. Está vez sus labios estaban curvados en una traviesa media sonrisa, y conocimiento de intención resplandecía en sus ojos como fuego azul.

-Di eso cuando estemos desnudos.Te desafío.
Ella tragó y desvió su atención de él. Una mujer inteligente hubiera estado memorizando sus alrededores para encontrar posibles rutas de escape en lugar de antagonizar con su captor. ______ se forzó a actuar como una mujer inteligente. Descendiendo durante bastante tiempo, avanzaron a zancadas por corredores sinuosos, las paredes volvían a ser irregulares y completamente estériles, sin ofrecer ninguna marca distintiva para ayudarla a encontrar el camino de regreso. Giraron a la izquierda. Izquierda de nuevo. Derecha. Izquierda. Derecha.
Pasaron por varias entradas abiertas,pero se movían tan rápido que no tuvo oportunidad de echar una ojeada. El sonido de sus pasos hacía eco por todo el corredor.
-¿Adónde vamos? -Preguntó.
-A mi alcoba.
-¿Tú qué? -su boca se abrió y cerró.Enterró las arenosas y húmedas
sandalias en el piso de mármol-Infiernos, no. Infiernos. No.

Él podía haberla arrastrado consigo,pero se detuvo y la encaró. Su
exquisita boca se crispó en diversión.
-No haremos el amor esta noche a menos que lo pidas. ¿Apacigua el miedo que tienes por mi habitación?

-No -dijo rechinando los dientes.

-Sólo deseo mostrarte la Ciudad Exterior desde mi ventana -suspiró otra de aquellas prolongadas exhalaciones-Desgraciadamente no hay tiempo para nada más.

Mirándolo furibundamente, puso las manos sobre sus caderas.
-Estás mintiendo. Tu tipo siempre tiene tiempo para el sexo... ¿Mi rey?

La sonrisa rápidamente se desvaneció de la cara de él.
-Con eso espero que te refieras al tipo honesto. Juré nunca mentirte, y no lo haré. Mi honor no demanda menos. Dije que no te tocaré esta noche hasta que me ruegues por ello, así que esa es la manera en que será.

______ no permitió que su ferviente promesa la influenciara. Incluso si él mantenía su palabra y sus manos las dejaba para sí mismo, estarían cerca a una cama. Muy probablemente una decadente, hecha-para-el-pecado-cama.

¿Qué si la veía, perdía su intención de resistir, y daba un paso hacía él?

-Tu honor no significa una mierda para mí. No voy a tu habitación.

Un músculo palpitó en su mandíbula. Un infierno resplandeció en sus ojos, una agitada tempestad de azules. De cerúleo azul al violeta más pálido.
-Muy bien -dijo cada sílaba con precisión-No robaremos un momento para nosotros mismos. Nos reuniremos con los otros. Sólo puedo esperar que tu naturaleza mojigata prevenga a mis hombres de elegirte.

-¿Elegirme para qué? -Preguntó, ignorando el comentario "mojigata".Sospechaba la respuesta, y casi gritó cuando le llegó.

Sus cejas se enarcaron, y sus labios descendieron.
-Para su compañera de cama, por supuesto.

✎ ✏ ✐ Fin del capítulo

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│ ✐;¡Hola! Que intensidad....
│ ┆ ✐; Me gusta la interacción entre estos dos, esas parejas que siempre se pelean en discusiones amistosas siempre nos regala un poco de comedia en ésta vida de amargura.

Igual la protagonista tiene un ingenio digno de admirar..me gusta porque somos igual de cínicas solo que a mí no me va a secuestrar un poderoso guerrero hambriento de sexo y de poder así que supongo seguiré siendo un hombre virgen hasta el final de mis días......espera.....

¡Pero si soy mujer! :')

Ok ok mal chiste..yo también quería aportar comedia pero como ven tengo menos talento que Seokjin en ésto, contando chistes me muero del hambre.

El nombre original del libro es “El rey de las ninfas” y el protagonista se llama *Valerian* nuestra hermosa rayita es *Shaye* ¿A que son poco comunes?

Igual nos vemos mañana ¿Quieren una hora en específico para que suba los capítulos? Si es así déjenmelo saber.
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Nos vemos~~~

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