⓿❹

Capitulo dedicado a:

Park_JIMOON

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Florida
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✎ ✏ ✐ Capítulo 4

“Cuando te lleve a la cama, estarás desesperada por ello. Desesperada por mí.”

Para _______, la genuina confianza en su voz era más aterradora que si le hubiese gritado las palabras. Ante esto, un delicioso calor atravesó su sangre. Un calor que le rogaba que dejara de resistirse y disfrutar de cada toque robado, cada roce del aliento del hombre sobre su piel.

No importó que las otras mujeres en la carpa estuvieran acariciando al guerrero como si fuera un inocente gato doméstico. Haciéndole un inocente muñeco hinchable. Ellas estaban rogando—sí, rogándole—que les hiciera el amor.Gimiendo incluso, y gruñendo. Sonidos de pasión bañaban continuamente sus orejas.

Entrégate....suplicó su cuerpo.
Saboréale. Una única prueba no te lastimará.

Aterrada por la debilidad de su voluntad,______ aplastó la palma de la mano en la nariz de su secuestrador. Su cabeza se deslizó hacia atrás y la sangre cayó sobre el labio.

—¿Por qué has hecho eso? —exigió después de una conmocionada pausa. Afortunadamente, su agarre sobre ella se perdió.______ dobló la espalda y él luchó por  mantener su agarre. Ella se las arregló para liberarse y ponerse en pie.

¡Lárgate de aquí! Le gritaba el sentido común, ahogando los crecientes gemidos de su cuerpo por que se quedara. Ella se adelantó, lanzando su salvaje mirada en cada dirección, buscando a su madre. Su respiración emergió en rasgados jadeos.Vio a Preston, tendido inconsciente en el suelo.Cuando él había protestado por las acciones de los guerreros, uno de ellos le había golpeado. Vio a Connor, el nuevo marido de su madre, buscando frenéticamente entre la muchedumbre. Pero no había señal de su madre. ¡Maldición! ¿Dónde estaba?

Ellas quizá tuvieran una rocambolesca relación, pero ______ no podía—no debería—dejarla atrás.______ se adelantó, intentó seguir a Connor y se abrió paso empujando a través de las masas, pero el guerrero detrás de ella atrapó su muñeca en un férreo agarre.Su sangre se incendió por el sensual toque,después se le congeló por el miedo. Él le había preguntado si le había olido, y ella le había dicho que no.

Bueno, había mentido. Ella inhalaba su erótica y viril fragancia cada vez que él estaba cerca, y ésta disparaba sus hormonas en un loco frenesí.
Ahora no era diferente.

—Me golpeaste. —dijo él. La sorpresa no diluida aún teñía sus palabras, como si nadie se hubiese atrevido a levantarle antes una mano—. ¿Por qué lo hiciste?

En silencio, _______ se volvió y le pegó un rodillazo en las pelotas. Solo alzó la pierna y boom. Contacto. Él se dobló, un estrangulado gruñido jadeó a través de su garganta.
—Ahora ya no estás tan caliente por mi cuerpo, ¿verdad? —masculló ella, sin dejar nunca de buscar.

—Eso… duele. —le gritó.

—Por supuesto que sí, y hay más de donde vino ese si me agarras de nuevo.

Sin otra palabra, se lanzó, apartándose, todavía mirando.....mirando…¡Allí! Por fin. En la esquina, su nuevo padrastro tenía los brazos rodeando a su
madre, sujetando con fuerza a Tamara en el sitio.______ saltó sobre las sillas caídas y fintó alrededor de las mesas volcadas,sorteando y deslizándose a lo largo de un río de ponche rojo.Alguien deslizó un brazo alrededor de su cintura y tiró de ella contra un pecho como un muro—y no era su guerrero. La esencia era diferente, no era lo bastante exótica. Incluso su piel se sentía diferente, no lo bastante caliente. Sus brazos poseían una salpicadura de pelo negro.

Ella gritó y lanzó la cabeza hacia atrás, golpeándole en la barbilla. Todo su cuerpo vibraba con la fuerza del golpe. Él gruñó algo, y aunque ella no conocía su lenguaje sabía que estaba maldiciendo. Sus brazos cayeron a un lado; ella se giró sobre él, lista para pelear.Nunca debió haber venido aquí, nunca debería haber cogido ese avión.Jamás salía nada bueno de las bodas de su madre. Solo dolor y sufrimiento, y éste era lo peor de todo.

Él hombretón la miraba a través de sus ojos azules.
—Yo solo quería besarte. —dijo él, esta vez en inglés, su voz tan profundamente acentuada que tenía problemas para diferenciar las palabras. Cuando su frenética mente dedujo lo que quería decir, lo abofeteó.

—¡Ow!

—Nada de besos.—
¿Qué pasaba con esta Pandilla Esteroide y sus obsesiones carnales?

Déjame darte placer. Estarás desesperada por mí. ¡No, no y no! Exceptuando al líder. O el que suponía que era líder. Antes, cuando se habían encontrado por primera vez en la carpa, él había hablado en ese extraño lenguaje y todos sus hombres habían entrado en acción. Él, al que estúpidamente deseaba.Sus ojos se entrecerraron. Su etérea, hermosa cara se formó en su mente.

Ojos que decían fóllame, labios que decían fóllame. Un cuerpo follable. Ella se mordió el interior de la mejilla hasta sacar sangre.

¿Cómo esgrimía tal enorme y seductor poder?
Incluso ahora, chisporroteaba, dolorida y anhelante.Un invitado a la boda, obviamente gay, vestido con lentejuelas rosa y pantalones de terciopelo negro, se acercaba al guerrero ante ella. Sin pedir permiso, el hombre envolvió sus ágiles brazos alrededor de la cintura del guerrero y le besó el hombro bronceado por el sol. El guerrero se puso rígido, y su boca se estiró en una mueca.
—Te dije que pararas. No. Me. Toques. Eres un hombre. ¡Actúa como tal!

_____ no perdió el tiempo en oír el resto de la conversación. Saltó alrededor de sus posibles secuestradores, acortando la distancia entre ella y su madre.

—Ven, tenemos que salir de aquí. —dijo ella al mismo tiempo que Tamara
decía—Si no me dejas ir, Conner, ¡te apuñalaré mientras duermes y te arrancaré el corazón!

Unas líneas de tensión estiraron los labios demasiado delgados del novio. La preocupación y el miedo brillaban en sus ojos. —¿Qué debería hacer? —preguntó mirando a _____.La urgencia la atravesó.

—Solo lánzala sobre el hombro al estilo bombero y sal corriendo de este
infierno. Antes de que sea demasiado tarde.

—Es demasiado tarde. —oyó ella detrás suyo.La familiar y ronca voz la hizo temblar. Hizo que sus músculos se agarrotaran, listos para la sublime satisfacción. Ella se derritió. No, se puso rígida. Una de las manos del líder se deslizó alrededor de su desnudo estómago, bronceada y dura contra su pálida blancura. La carne se le puso de gallina. Su otra mano se deslizó bajando por su hombro, a lo largo de la clavícula y se ancló sobre su pecho cubierto por la concha marina.

Ambos brazos tiraron suavemente hacia atrás y la encerraron contra su musculoso y duro pecho, dándole la bienvenida. Aquel delicioso olor de virilidad y noches oscuras iluminadas por la luna llegó hasta ella.

Debería protestar. Al menos reprenderle por tal audacia.

Sin embargo, las palabras se negaron a dejar su boca. Y ella contó entre sus bendiciones que no apoyara su propia cabeza contra el hombro de él.
—No más enfrentamientos. —Su cálido aliento le besó el hueco del oído, disparando peligrosas chispas a través de sus terminaciones nerviosas.—Todavía me duele la nariz —añadió él con un mohín—, al igual que mi pobre virilidad. Quizás lo primero que tenga que enseñarte es como tratar correctamente la susodicha virilidad.

Oh, Dios. Hundiéndose… hundiéndose… más profundamente en su hechizo. Si no hubiese sido por la barrera de la concha del sujetador, sus dedos habrían rodeado su pezón, probablemente lo pellizcarían haciéndolo rodar. Sus rodillas casi ceden.

Oh, dios mío, oh dios mío, ah… mi… exquisito...Absolutamente exquisito.

La larga y dura longitud de su erección presionó en la grieta de su trasero y se frotó contra ella. Sus ojos se cerraron en rendición, una extraña debilidad invadiendo sus miembros. Ella siempre había pensado que era inmune al deseo. En todas las citas que había tenido, jamás se había visto afectada de esa manera. Ni siquiera las que acababan con un beso. Aquellas ahora parecían ínfimas, completamente monótonas.Los hombres te molestan, se recordó a sí misma, y éste te molesta incluso más que los otros. Sigue pensando así y quizás te lo creas.

Para su horror—ejem, su total placer, ejem—unió su otra mano al juego,
cubriéndole el otro pecho.
—El Paraíso, —murmuró él—. ¿Estás segura que no me hueles?

¿Por qué quería él que le oliera con tanta desesperación?

—Estoy segura.
Un pausa. Entonces.

—Imagina cuando te tenga desnuda, lo intensas que serán las sensaciones.

Sí, él la enfadaba. Y quería estar enfadada durante el resto de su vida.
—Por favor. —logró decir ella, con voz entrecortada. Lamentablemente no sabía por lo que rogaba. ¿Libertad, o más de él?

—Por favor, ¿qué? —Sin mostrarle piedad, susurró las palabras directamente en su oído. Sus suaves labios acariciaron el borde exterior; su lengua penetró en el interior, solo para retirarse rápidamente y dejarla temblando por más—. ¿Por favor que te lleve a mi casa? ¿Por favor dame indescriptible placer? Di las palabras y lo haré.

Oh, Dios.

A su alrededor, reinaron los excitados gorjeos y gemidos entrecortados de pasión cuando otras parejas robaban unos momentos para abrazarse. No importaba que nadie le prestara la más mínima muestra de atención.Si no lo paraba pronto, iba a deslizar los dedos por delante de su falda y
entrar en su mismo calor. Lo sabía, lo sentía en la apretada tensión de su agarre.

—Por favor, deja que nos vayamos....Solo déjanos en paz.

—Temo que esa es la única cosa que no puedo hacer por ti —él le apretó los pechos—. Necesito con tanta desesperación estar dentro de ti.

Ella tragó aire. No pienses en sus palabras, no pienses en sus palabras.

—Yo no te daré nada excepto problemas. Soy medio excéntrica, la mayor parte de la gente ni siquiera soporta estar a mi alrededor.

—Pronto te tendré tan saciada que todo lo que serás capaz de hacer será
sonreír.

—Sáciame a mí. —dijo su madre, finalmente arrancándose del agarre de Conner. Ella se enroscó alrededor de los tobillos del guerrero, besándole los pies—Sáciame a mí, te lo ruego.

—Despierta. —exigió _______. El ver a su madre recién casada humillándose a sí misma rompió el hechizo sensual—¡Corre! ¡Escapa!

Él ignoró a Tamara diciendo.
—¿Cuál es tu nombre, dulz… amor? —la pregunta surgió tan tranquilamente como si fuese un hecho cotidiano el tener a alguien babeando en sus botas.

—Soy Tamara, —contestó su madre antes de que ______ pudiera hablar—pero puedes llamarme lo que quieras.

Suspirando, él se inclinó, levantando a Tamara de una mano y empujándola hacia Conner. Su agarre sobre _______ nunca se perdió.

—¿Cómo te llamas? —repitió él, teniendo que hablar por encima de los repentinos sollozos de Tamara. Amotinada, _______ presionó los labios en una delgada línea y se obligó a ignorar el fuego embriagador y seductor que zumbaba por su cuerpo.

¿Qué podría hacer para obligar a que su madre escuchara? ¿Para arrancar a la estúpida mujer se su encantamiento?

—Haré un trato contigo. Yo te diré mi nombre, y entonces tú me dirás el
tuyo. —él hizo una pausa. Cuando ella no respondió, él continuó—. Soy Jimin, el líder de los Nimphs. Tú puedes llamarme, “oh, Dios”. Es como la gente de la superficie ha preferido llamarme.

Jimin.
El nombre susurró a lo largo de cada corredor y hueco de su mente. Él espera. ¿Había dicho gente de la superficie? Una pausa, amplia, pesada y tensa, cayó sobre ellos igual que una cortina.

Entonces....

—Me sorprendes —dijo él, su melodioso timbre teñido de confusión—Esperaba que mi compañera…..

Una serie de palabras extranjeras lo interrumpió. Poniéndose rígido, Jimin se enfrentó al que habló. _____ hizo lo mismo. El hombre era casi tan alto como el que la sostenía, pero su pelo era rubio y sus ojos eran verdes como esmeraldas. Él, también, solo llevaba pantalones y botas, el amplio pecho bronceado y desnudo al descubierto. Él dijo algo más Jimin respondió en la misma lengua confusa.

¿Qué estaban diciendo?

Cuando él habló, el hombre moreno indicó a _______ con una indicación de
la barbilla. Lo que quiera que replicara Jimin, no fue agradable. Su tono fue duro, completamente inflexible. Cayendo como una orden. El guerrero se detuvo solo un momento, se encogió de hombros y se alejó a zancadas.

—¿Qué fue eso? —Intentando no entrar en pánico nuevamente,______
inclinó la cabeza y alzó la mirada hacia Jimin.
Resultó ser un error. Un enorme error recubierto de chocolate. En el momento en que sus miradas se encontraron, una ola de energía sexual se esparció entre ellos, más fuerte que antes, indiscutible e irresistible.La comió por completo con sus ojos, mordisco a mordisco, desnudándola mentalmente, montándola ya.Duro.Rápido.

Aparta la mira. ¡Aparta la mirada, demonios!

Algo más de aquella intensa y fija mirada y se correría. En ese mismo momento, sin ningún estímulo físico. La necesidad anidó entre sus piernas, reuniéndose caliente y mojada, moviéndose en espiral por su estómago, sus pezones.

—Oh, Dios, —jadeó. ¡Aparta la mirada! La dolorosa intensidad era
demasiada—. ¿De qué hablabais? —No había querido gritar, pero la pregunta salió arrancada de ella cuando bajó su mirada al suelo.

—Voy a llevarte a tu nuevo hogar —respondió él—. Vendrás a vivir conmigo y me ocuparé de todas tus necesidades. ¿Vendrás por propia
voluntad?

—Infiernos, no. —Sus ojos se entrecerraron sobre sus sandalias mientras luchaba por la urgencia de mirarle de nuevo a la cara—. Me quedo aquí. ¿Me has oído? ¡Me quedo aquí!

Él se inclinó, su boca acariciando su oído. —Estoy encantado de que digas eso, porque ahora cargaré contigo. —

Sin otra palabra, la recogió y se la echó al hombro como si no pesara nada más que una bolsa de plumas.

— ¡Idiota! ¡Burro! ¡Gilipollas! —Ella luchó y pataleó con todo lo que tenía y su rodilla le dio en el estómago—Bájame. Te haré miserable. Nunca dejaré de pelear contigo. No veré por tus necesidades.

—Tú, amor, harás de mí un hombre muy satisfecho —sonrió él—. Eso te lo
prometo.

Él se adelantó a zancadas hacia la fila de mujeres. Incluso aunque luchaba,______ sostuvo la acuosa mirada de su madre hasta que la tapa de la carpa fue hecha a un lado y Jimin se la llevó en la noche. Al menos su madre no sería obligada a pasar...por lo que todos estos hombres le iban a hacer a ella y a las otras.

El resto de los hombres se unieron al paso de Jimin. Las jóvenes, mujeres solteras seguían alegremente, felices, detrás de ellos. Dentro de la tienda de campaña, seguían los sollozos femeninos.
—Llévame contigo —gritaban varias—...Por favor. Te lo ruego.

______ se quedó quieta. Se frotó los ojos, se pellizcó el puente de la nariz.

Esto no estaba sucediendo.

Seguramente este enorme y fornido guerrero, pecaminosamente magnífico no la estaba llevando encima del hombro, dirigiéndose a zancadas hacia el océano, decidido a llevarla a su casa. Donde quiera que pudiera estar.

¿Qué debería haber? ¿Qué podría hacer?

Jimin vaciló durante un momento, como hicieron los demás.
—Hermoso —susurró él, mirando fijamente el cielo de la aterciopelada noche, los puntos de luz de las estrellas—. Tan hermoso. —Él hablaba en inglés… ¿Por ella?—Ahora que tenemos a nuestras mujeres, podemos disfrutar de las vistas.

—Los cielos parecen extenderse por siempre —dijo otro, imitándolo. Él, también, habló en su lengua nativa, siguiendo el ejemplo de Jimin.—Había soñado con esta tierra, pero nunca había imaginado tal majestuosidad.

—¿Estáis seguro de que no podemos quedarnos aquí, mi Rey? Podríamos
traer al resto del ejército y….—Jimin sacudió la cabeza, y las hebras sedosas de su pelo acariciaron su espalda desnuda. Ella tembló.

—Estoy seguro. —dijo él—. Layel fue muy claro. Quedarse en la superficie, es morir en la superficie. No podemos quedarnos mucho. —Él comenzó a adelantarse, esperando que cada uno de ellos lo siguieran. Así hicieron.

—¡Por última vez, déjame! —gritó _____. Aporreando su espalda—¡Ahora!

Él le pegó a cambio en el culo, después la sorprendió y excitó cuando se lo masajeó para alejar el aguijón.Su mano se recreó y saboreó la sensación de su trasero. Si su falda de hierbas se separara más…Ella gruñó por lo bajo. Enfadada con él, enfadada con ella misma.Permanecer fría y sin emoción no era una opción.

—Esto es ilegal. Te van a arrestar. Los criminales siempre son arrestados.En el proceso voy a solicitar la pena de muerte.

—Tan pronto como te haya probado, podré morir como un hombre feliz.

—¿Se supone que vas a callarme con eso? —ella le aporreó la espalda con
los puños, observando la arena salpicada por sus pies. El eco de las olas llenó sus oídos—. ¿Se supone que he de estar feliz porque me lleves como un saco de patatas? ¿Y por qué diablos estás caminando hacia el agua?

—Ya te lo dije. Nos vamos a mi casa.—Con paso grácil, pasó por encima
de varios hombres vestido con el equipo de submarinismo que todavía permanecían tirados inmóviles en la playa.

—¿Tú mataste a esos hombres? —Exigió ella—¿Quiénes son?

—Nos esperaban en el portal y nos atacaron, así que no me detuve a buscar una presentación. Y no, no los matamos. Simplemente los hicimos dormir. —Jimin entró en el océano. Las olas lamieron sus tobillos… sus rodillas… sus muslos. Las saladas gotitas rociaban su cara, quemándole los ojos.

Un ahogado grito escapó de sus labios.
—¡Para! Detente en este instante. Bájame. —Él siguió moviéndose, hundiéndose más y más profundamente en el agua. —¡Idiota! ¿Qué estás haciendo? Voy a ahogarme.

—Nunca permitiré que te pase nada, pequeña Rayo de Luna —de todos
modos, él siguió adentrándose en el agua. Las otras mujeres continuaron
alegremente, cada una llevando una vertiginosa sonrisa. Como si el jugar con sus muertes fuera absolutamente aceptable. Incluso divertido. Espera. No, no todas las mujeres los seguían felizmente. La de rizos oscuros luchaba contra su captor, luchando por liberarse. El corazón de ______ palpitó en su pecho, un errático toque de tambor. Un golpe de guerra.

—Vas a matarnos a todas, tú súper enorme G.I. Joe. Vas a—umph. —tragó
agua salada y lo siguiente que supo es que estaba totalmente sumergida. Le
ardían los ojos. Se le cerraba la garganta. El pelo flotaba alrededor de su cara como hilos de marfil.

El estúpido hombre mantuvo sus fuertes brazos cerrados alrededor de ella, uno curvado sobre sus rodillas, el otro sobre la pequeña espalda. Sus palmas eran calientes, tan calientes, un alarmante contraste contra el frío líquido. El pelo plateado siguió bailando alrededor de ella. Los coloridos peces nadaban por delante de su línea de visión. Ella quiso gritar.

Ah, como deseaba gritar.

Pero cada vez que abría la boca, tragaba más agua.El se hundió más y más. Ella necesitaba respirar, ¡maldito fuera! En cualquier minuto iban a reventarle los pulmones. Jimin estaba loco.
Un asesino que se ahogaba en una misión suicida. Ella luchó contra su agarre con todas sus fuerzas, pateando, golpeando, arañando.

Finalmente el océano se hizo tan profundo que él no podía permanecer derecho. Se inclinaron hacia delante, y él empezó a utilizar sus poderosas piernas para llevarlos nadando aún más profundo. Más profundo todavía.

Voy a morir...se dio cuenta.

Morir de verdad.

El terror la golpeó. Ya sus pulmones chillaban por aire. Había tantas cosas que quería hacer y morir no era una de ellas. Quería escribir un libro, tal vez un jugoso romance donde la heroína experimentara el amor que ______ siempre se había negado. También quería ponerse otro tatuaje, tal vez una bonita flor. Su primer tatuaje, un cráneo y unas tibias cruzadas en lo bajo de su espalda, había sido algo que había hecho en un intento de llamar la atención de sus padres.

Su madre lo había notado finalmente y todavía le enviaba cupones para
retirarse el tatuaje cada pocas semanas. Los cupones le hacían gracia, realmente la hacían sentirse querida, no amada.

Trató de formarse otro pensamiento, pero su mente estaba en blanco, cortándose y volviéndose tan oscura como el agua.

Respira, gritó mentalmente.

Respira antes de que te desmayes.

De repente el agua se aclaró, tan vítrea que podía ver perfectamente como si estuviera en la tierra. Incluso la sal se disipó, calmando sus irritados ojos. Jimin tiró de ella hasta que quedaron mirándose a los ojos. Trató automáticamente de apartarse de él, pero la mantuvo apretada. Tal vez era lo mejor. Ella no quería perder su única conexión con la vida. Y ahora mismo, Jimin era su único sólido ancla, aunque fuera un psicótico.

Sí, en ese momento él era tanto el destructor como el salvador.

—“Aire” —articuló ella. Su cuerpo rindiéndose a los espasmos, obligándola a intentar aspirar aire. No importaba, aquella agua todavía la rodeaba.

—“Pronto” —articuló él también. E indicó con su cabeza, y ella estaba lo bastante exenta de pánico como para volverse y mirar. Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando vio surgir delante el gelatinoso remolino.

¿Qué diablos era esa cosa? ¿Y por qué Jimin estaba nadando directamente hacia ello?

Tenía que… detenerle. Con un tembloroso brazo, se estiró para bloquear su avance momentáneamente. Las puntas de sus dedos acariciaron el remolino. Instantáneamente el acuático mundo se convirtió en la oscura nada, un abismo que le daba la bienvenida con los brazos abiertos.Un centenar de gritos le atravesaron los oídos, violentos,intensos. Aguijoneando cada poro, el dolor demasiado para ser soportado.

Una brillante corriente de luz hizo erupción y silbó pasándola, luego desapareció totalmente. El viento se levantó, azotando y girando a su alrededor una y otra vez. ¿Dónde estaba Jimin?

Él también había desaparecido.

El mareo la consumió mientras seguía girando...Sola, asustada.Sin final a
la vista.Cayendo…y cayendo…..

✎ ✏ ✐ Fin del capítulo

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│ ✐; ¡Hola!!! ¡Que lindo vernos de nuevo! ¿Qué les pareció ésta vez?
│ ┆ ✐; Sinceramente la trama del libro es tan atrayente...nunca lo había leído con detenimiento y ahora que lo he echo avisaré que en capítulos posteriores habrá un spoiler gigante del libro número 1 pero igual no cambia nada.... esperamos.

Fue bastante incómodo para mí leer la parte en la que comienza a tocarla de forma inapropiada en frente de su madre :V no tiene vergüenza XD.

Su mamá tampoco pero bueno....

Quieren saber el nombre original de los protagonistas del libro?? Me lo dejan saber en los comentarios.
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Besos! :D

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