Veintiuno
✖ Viernes por la noche ✖
↪ Plan; Aplasta a Elsa con sus propios tacones. ↩
Estaba más que decidida. Tomo su pequeño bolso rosa, a juego con su vestido de franjas rosadas y blancas. Se puso unos zapatos altos, que secretamente, tomó del armario de Elsa. Le quedaban algo grandes, pero no lo bastante para no poder caminar con ellos.
Se miro una vez más en el espejo de la habitación. No sabía si lo que estaba a punto de hacer estaba bien, pero si sabia que era lo necesario. No quería una madre, no una nueva. Solo quería a la suya. A su hermosa y inteligente madre.
Jessie admiraba a su padre, pero la admiración que tenia por su madre sobrepasaba los límites. La idolatraba, la amaba y la extrañaba... Su madre era y seria su única inspiración.
—Tranquila mamá —murmuro a su reflejo frente al espejo —. Nadie va a usurpar tú lugar.
Miro la pulsera en su muñeca y observó la sortija de compromiso que tenia como dije. Hermoso, diamante rosado, argolla de plata. Sencillo, hermoso y delicado. Recordó como lucia en los dedos de su madre. El anillo era tan bonito como ella.
Decidida, Jessie, sacó su teléfono y envío el mensaje de salida. ¿Destino? Adrien Agreste. Sin pensarlo un momento más, lo contacto..
Jessie Frost :
Ya estoy lista.
Usar zapatillas es más fácil
de lo que pensaba...
Adrien Agreste:
Estoy en recepción.
No tardes y ten cuidado,
podrías torcer te un tobillo.
Jessie Frost;
No lo creo.
Soy muy lista.
Ahora bajo!
Se acomodo el flequillo con los dedos y se guardo el móvil en su pequeño bolso. Y sin esperar más, salió de su escondite a la fiesta, donde estaba todo el bullicio, la prensa y el champán.
✖ Elsa ✖
—¿Algo más para agregar, señorita Arendelle? —inquirió la sonriente reportera, anotando en su pequeña libreta amarilla.
Elsa estaba enfundada en un hermoso vestido ajustado. Color crema, de tirantes, hasta la rodillas, su cabello estaba recogido en un bello moño alto y algo despeinado. Se veía increíblemente hermosa, sonriendo a las cámaras y reporteros. Su labial rosa se mostraba tan impecable como ella.
A su lado Ross y Alex lucían muy elegantes y a la altura. Respondiendo con cortesía las preguntas de los reporteros. Y Elsa estaba totalmente orgullosa de su comportamiento. Parecían una hermosa y glamurosa familia neoyorquina. Y eso a las cámaras les encantaba.
—Creo que eso es todo —sonrió Elsa, mirando de reojo a Ross. La pequeña a su lado levantó sus pulgares a modo de aprobación. Dándole a entender, que su entrevista había estado más que bien.
—Perfecto, déjeme decirle que su carrera va hacer un éxito. Digo, ya media ciudad está hablando de sus fabulosos diseños. Son... Atrevidos, audaces, sin dudas.
—Muchas gracias, es realmente halagador —sonrió Elsa con amabilidad. La reportera guardo su pequeña agenda, luego miro a Ross y Alex con ternura.
—Pero... ¡Ustedes! —exclamó muy sonriente —. Son unos niños divinos. Tú eres encantadora y tú todo un caballerito. Que orgulloso debe estar su padre.
—Lo está —aseguró Elsa, sin tratar de ser grosera.
—Aunque, me falta una —la reportera se rasco la barbilla y miro discretamente al rededor. Elsa sintió escalofríos — La primogénita de Frost, la fabulosa...
—Jessie Frost —una voz llego de entre la multitud, sonaba como la voz más dulce de todo el mundo. Pero Elsa sabia que las apariencias engañan y Jessie era un caramelo muy agridulce.
—¡Ahí estas! — sonrió la reportera, cuando la niña apareció, de inmediato Elsa cruzó los dedos. Y imploro a una fuerza invisible que Jessie no estropeara nada —. Eres mucho más linda en persona.
—Oh, oh —susurro Ross, mirando a otro lado. Alex rodó los ojos y prefirió no meterse más en el asunto y marcharse.
—Que amable —sonrió Jessie con dulzura, una dulzura que Elsa no creía ni por error —. Por cierto, Ross, que vestido más hermoso es rojo y...
—Como el que uso mamá en el baile escolar, una vez —la interrumpió Ross con la frente bien en alto, antes de que pudiera decir algo desagradable.
Elsa escucho atenta eso. Así que un vestido rojo en un baile. No supo si era demasiada coincidencia o algo que ya estaba claro. Pero recordó que en su baile el rojo fue tendencia. Recordó a Wendy, Thinker bell, Aurora, ¡Riley...!
AL comentario de Ross, Jessie se desconcertó un poco. Pero cerro los ojos un momento y sacudió la cabeza con suavidad. Son perder esa hora imagen de niña buena y indefensa. Que, obviamente, no era.
—Sí, como sea... —trato de sonreír, una vez más, la ilusa reportera le sonrió, encantada con la amabilidad de la niña.
—Linda, ¿me darías una entrevista?
—Uy —hizo una mueca —. A papá no le gusta que yo hable con los periodistas, dice que son como buitres carroñeros a la espera de un buen chisme.
La cara de la reportera fue un poema total. Elsa, por otro lado trato de respirar con regularidad. Pero la sonrisa de Jessie la pudo, de muy mal humor. No estaba para soportarla, porque no estaba contenta con ella después de lo que hizo. Y no conforme, venía a si fiesta a arruinarlo todo con su altanería y sus malos comentarios.
—¡Qué buen chiste! —tercio, rápidamente, Ross. Tratando de disipar la incomodidad en el aire, con una sonrisa encantadora.
—Disculpe un momento —se excusó Elsa con una sonrisa, la reportera no hizo más que asentir, llevándose con ella a Jessie del brazo hasta la cocina. Estando ahí Jessie se sacudió del agarre de Elsa, sus ojos azules se veían más que furiosos y Elsa pudo verlo.
—¡No me toques! —escupió la rubia.
—No me levantes la voz, que no tienes ningún derecho. Estoy muy molesta contigo como para soportar te una más hoy. Así que agradecería mucho que finjas que eres una niña linda y simpática.
—No eres mi madre, no puedes hablarme así —dijo entre dientes.
—Yo sé que no soy tú madre, y no sabes cuanto agradezco la fortuna de no ser lo —la voz de Elsa jamás había sido más firme y fría —. Así que por una vez, en esta semana, se madura y compórtate a la altura.
Sin decir nada más Elsa salio de la cocina, dejando a Jessie sola con sus retorcidos pensamientos. Se aguanto las lágrimas y busco entre toda la comida que había un pedazo de filete.
Cuando salió de la cocina, busco desesperada mente en el departamento a Olaff, el pequeño cachorro estaba en la terraza del departamento. Encerado para que no pudiera molestar a nadie, cuando vio a Jessie su colita comenzó a moverse frenéticamente.
—Hey, Olaff ¿Tienes hambre, pequeño juguetón?
El pequeño cachorro blanco y negro empezó a ladrar y a saltar. Jessie sonrió y le acarició detrás de las orejas. Después le mostró el pedazo de carne, el cachorro lo olfateo y inmediatamente se puso como loco.
—¿Lo quieres? —le pregunto juguetona mente. El cachorro ladró y salto, eufórico —. Entonces, sigue me glotón.
Abrió la puerta de la terraza con el cachorro tras de ella. La fiesta, estaba en un su punto, así que nadie prestaba mucha atención, mucho menos a una niña con su pequeño cachorro.
Jessie miro a su al rededor, asegurándose de que Elsa no estuviera mirando. Se acercó, discretamente, a Tooth que portaba un enorme y horrible abrigo de piel de color blanco. La castaña estaba junto a la mesa de postres, debatiendo internamente en romper su estricta dieta, o degustar de una rebanada de pastel de chocolate.
El cachorro no se despegó ni un momento de ella. Estando lista, Jessie, respiro y con cuidado dejo caer el pedazo de carne dentro de los bolsillos del abrigo peludo de Tooth. Luego se apartó lentamente de ella, alejándose de toda evidencia, sin perturbar su imagen de niña dulce.
T
odo iba bien, la fiesta surgía sin ningún problema. Y nadie había notado al pequeño cachorro entre la multitud. Jessie miro todo con cautela desde su lugar en la sala. El cachorro, se aventó a Tooth con la suficiente fuerza para hacerla tambalear.
Todo pareció en cámara lenta, Tooth cayó a la mesa de postres, llenándose toda de pastel de chocolate. Olaff se metió en su abrigo, buscando el filete y Tooth gritaba horrorizada.
—¡Este abrigo es clarísimo! —chilló con horror —. ¡Elsa, ven aquí ahora! ¡O me haré otro abrigo con tu rata!
Reporteros, cámaras y el resto de los invitados se reunieron ante Tooth, pero ninguno fue capaz de ayudar. Todos estaban muertos de la risa con la escena de la grandiosa Tooth cubierta de chocolate y un perro mordiendo su costoso abrigo.
Elsa y los niños se abrieron paso entre las personas, y con la escena Elsa se llevó las manos a la boca. No sabía si reír, o, molestarse. Así que solamente fingió importancia.
—¡Dios! ¿Tooth, estas bien? Cuanto lo siento. Creía que Olaff estaba afuera , yo...
Sin más Jessie desde su lugar, aprovecho la distracción y de forma escurridiza salio del departamento. Tomo el ascensor y se sentía totalmente feliz con su labor. Se sintió grande, inteligente...
Ya en recepción un rubio le mostró una enorme sonrisa de gusto. A la que ella solo rodó los ojos. Tomo al rubio de ojos verdes por el codo con brusquedad y salieron del edificio sin ser vistos por nadie.
—Tardaste un poco...
—Sin comentarios Agreste, no quiero que hables, solo que necesito una compañía.
—¿A dónde iremos exactamente?
—A Brooklyn, tonto.
✖ HI, girls! ✖
Ya estamos a un capítulo más cerca de la revelación.
Hagan sus apuestas. Veremos quienes acertaron.
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