Veintitrés
✖ Fiesta caótica ✖
↪No estaba planeado ↩
Después de acostar a los niños, Elsa regreso a la fiesta. Todo el mundo felicitaba a Gogo y a Tadashi. Incluso, Gabriel Agreste, que era un hombre frío y prepotente, brindaba con una copa de champán.
Elsa salio se íntegro al círculo de amigos, tomó una copa y la sostuvo con un poco más de libertad.
-¡Por los novios! -proclamó la rubia sonriente, alzando su copa para llamar la atención de todos. Todos los demás alzaron sus copas y las chocaron.
-Mis más sinceros deseos para ustedes dos -hablo Gabriel, con una voz grave, algo frívola pero con una inexplicable pizca de amabilidad. Tadashi asintió como agradecimiento.
-Muchas gracias. De ante mano le aviso que usted y su hijo están invitados a la boda -sonrió Gogo cortes mente -. Se que es un gran chico, lo he visto en algunas revistas modelando parte de su colección. Debe estar orgulloso, es un niño muy lindo.
-Lo estoy -aseguró el hombre, bebiendo de su copa burbujante. Lo saboreo un momento -. Pero esta a nada de ser un adolescente y tengo que empezar a ser firme.
-Hablando de casi adolescentes -tercio Hiro, dejando su copa, vacía, a un lado de donde estaba -... ¿Qué pasó con aquella niña, Elsa?
-¿Qué niña? -pregunta Elsa sin mucho interés, bebiendo se de un trago el líquido dentro de la copa de cristal.
-La niña intensa del día de la despedida de soltera de Mavis. Rubia, no muy alta, delgada, ojos azules...
Vanellope le dio un codazo en el estómago a Hiro. No quería recordar a esa niña. Porque la ponía celosa en menos de un minuto. Era una niña demente. Hiro rodó los ojos y la rodeo por la cintura.
El cerebro de Elsa pareció despertar y sus ojos se abrieron tanto, que sus pestañas se pegaron a sus cejas. Dejo la copa a un lado, sus manos ya empezaban a temblar.
-¡Jessie! -exclamó con preocupación.
-Ah, si.... Jessie era su nombre -río Hiro, sin notar la expresión de horror de Elsa -. Esta medio, no, muy loca.
-No -dijo rápidamente, mirando a todos lados del departamento, todos la miraron cuando ella se dejó caer al piso -. Jessie no está. Con todo este buen rollo la olvide. No sé en donde rayos esta.
-Hey, tranquila -Gogo se acercó a ella y le acarició los hombros -Seguro debe andar por aquí, la buscaremos. Todos.
Sin más todos se pusieron en marcha buscando por todo el departamento. Todos, menos Gabriel Agreste, que de pronto pareció recordar algo. Había escuchado ese nombre antes y de ante mano sabia que era un dolor de cabeza. Una niña sin límites, caprichosa, grosera... Sí era la niña que él creía eso solo significaba una cosa.
-¿Jessie? -pregunto el hombre mirando a Elsa, que temblaba y estaba pálida. Ya no sabia de que era capaz Jessie, no conocía de límites -. ¿Jessie Frost?
-Sí... Es una larga historia. Pero eso ahora no importa porque no está.
-Demonios -dijo el hombre entre dientes con molestia. Elsa lo miro sin entender, se puso de pie y corrió a buscar su celular.
Gabriel Agreste conocía a Jessie porque muchas veces Adrien la llevaba a casa o porque él mismo se había reunido con Jack. Y ,inevitablemente, sabía que si Jessie no estaba Adrien posiblemente tampoco. Porque el joven rubio era tan blando y estaba tan enamorado que Jessie podía manejar lo a su antojo.
Así que el hombre marco directamente a su casa. Al segundo tono, una de las mujer de servicio contesto.
-¿Dónde está Adrien?
-No lo sé, señor. Salio de aquí a las nueve en punto, me dijo que iría con usted a la fiesta. Porque usted lo requería ahí.
El hombre se apretó el puente de la nariz, evitó enojarse más de la cuenta, pero eso era imposible. Ya se las pagaría Adrien, lo que sea que estuviera haciendo sabia que era por causa de Jessie. Y él ya no la quería cerca de su hijo.
-Bien, llámame si llega a casa.
-Sí, señor...
✖ Adrien ✖
↪ Fiesta ↩
Adrien no pudo más y se sentó entre un par de adolescentes que parecían estar muy ocupados con su celulares. Jessie bailaba y saltaba en la pista y nadie parecía tener problema.
Resulta que Jessie tenía razón, y el dinero sirvió para que no los echaran del lugar. Apenas los notaron les habían dicho que eran un par de críos bobos sin derecho a estar en aquel lugar. Pero Jessie no tuvo miedo, entregó el dinero con tu la condición de poder quedarse. Nadie pulso más resistencia. Pero Adrien no la estaba pasando bien.
-¿Cuántos años tienes? -pregunta un chico a su lado, dejando la pantalla de su celular por un momento. De cabello castaño, tes blanca y grande sonrisa.
-12, casi trece -murmura el rubio, algo apenado. Peter se echó a reír inmediatamente, le daba gracia que lo dijera con tanto orgullo.
-Vaya, que niño más grande.
-Hey, no es como que yo quiera estar aquí -se cruzó de brazos, medio ofendido, medio enfadado.
-¿Por qué sigues aquí entonces? ¿Alguien te arrastró a esto? -inquirió de una manera más seria, Adrien noto que el adolescente ya no iba a burlarse, entonces se relajo un poco.
-Es por... Vine a ayudar a una amiga.
-Mierda -negó con una sonrisa burlona -. Tan joven y ya eres un habitante de la Friendzone. Es una pena.
-¿De qué hablas? -pregunta el rubio sin entender la referencia del pelirrojo. Adrien era más pequeño, era verdad, pero no era tonto y sabía a lo que se refería. Sin embargo, él pensaba que no podía estar en aquel lugar. Porque para estarlo tenía que gustarte tú amiga y que ella no te correspondiera. Y a Adrien no le gustaba Jessie... ¿O sí?
-Oh, vamos. Esa chica te arrastró hasta aquí, lo odias, pero tampoco puedes decirle que no. Porque de hacerlo ya no serías su apoyo, ya no te consideraría un cómplice y lo ves como una oportunidad más para gustarle. Así es el amor, te confunde, te daña, te cambia...
-La acompañe porque somos amigos, nada más. Para estar en la Friendzone tendría que gustarme y...
-Eres joven, ahora no lo ves con exactitud -le interrumpió el pelirrojo, mirándolo con con una sonrisa ladina - Sabes que te gusta cuando la ves como la persona más linda y la más perfecta. Cuando harías lo que sea porque te volteara a ver, cuando no encuentras ni una sola imperfección en ella, a pesar de que todos te digan lo contrario.
Adrien analizó las palabras del joven, y todas le parecieron confusas. Pero las repaso una por una y sintió su estómago cosquillear. Veía a Jessie como la niña más dulce de todas, la veía como un cristal frágil. Adrien también pensó, que el haría lo que fuera por ella. Por ver que le sonriera y lo considerará su apoyo, su cómplice, su todo...
Adrien se dio cuenta que no quería a Jessie, amaba a Jessie y a su esencia caótica. La amaba en toda la extensión de la palabra. No buscaba nada más, porque ella lo tenia todo. Todo para hacer caer a Adrien. Si, pensó con una sonrisa, ¡me gusta Jessie! ¡Amo a Jessie!
Peter se dio cuenta de esa sonrisa y asintió satisfecho con él mismo. Alguien tenía que ayudarle a aceptar sus más profundos sentimientos.
-Tienes razón -murmura el rubio, mirando a la rubia que hablaba por teléfono con una sonrisa de suficiencia. Adrien supo que su plan estaba saliendo como quería. Y supo que la adoraba más que nadie -. Me gusta mi mejor amiga.
-Te lo dije rubio. Ahora que te diste cuenta de que estas en la "zona", deberías de hacer algo para salir.
-Quizá tengas...
Las palabras de Adrien fueron interrumpidas por unos gritos alarmantes. Miro tras de él y observó como un par de chicos salían despavoridos de una de las habitaciones. Adrien abrió los ojos al tope, cuando vio el motivo.
¡Fuego, era fuego! Llamas saliendo de uno de los pasillos. Peter, rápidamente tomo a Adrien del brazo al velo tan nervioso. Instantáneamente pensó en Jessie, no quería que algo le pasará.
-Vamos por tú amiga y salgamos de aquí.
✖ Elsa ✖
↪Manhattan ↩
Estaba temblado, tomó el teléfono fijo de su casa y no paro de llamar a su número celular. Pero nadie contestaba. Sabía que Jessie se había llevado su celular y ya veía con que fines. Todos los invitados ya se habían ido, en el lugar solo quedaban; Gogo, Tadashi, Gabriel, Hiro y Vanellope.
Elsa se mordía las uñas, se pasaba las manos por el cabello y sus manos temblaban. Estaba enfadada con Jessie por lo que había hecho con el collar de sus padres, pero tampoco quería que algo malo le pasará. Solo quería que apareciera y que estuviera bien.
-No toma mis llamadas, inmediatamente me manda a buzón -chilló Elsa con desesperación. Colgando el teléfono con fuerza en su lugar -. O le paso algo o simplemente no quiere contestar me.
-Linda -hablo, Gogo con suavidad. Se acercó a ella y puso una de sus pequeñas manos sobre su hombro, tratando de brindar apoyo -. Yo creo que todo está bien, quizá solo nos estamos adelantando. Tranquila.
-Gogo, no puedo estarlo. Si le pasa algo a Jessie, Jack va a...
-¿Cómo es que acepto cuidarla? -inquirió Gabriel con cortesía y un toque de asco en su voz -. Digo, es una niña caótica, ella...
-Perdió a su madre -lo interrumpió Elsa, con los ojos medio llorosos y miedo en el tono de su voz. Por alguna razón no quería que nadie hablará mal de Jessie, porque ella sentía que no era justo -. Es un pre adolescente incomprendida, dolida...
-Te has encariñado -murmuro Gabriel, negando levemente con la cabeza -. No deberías, esa niña es destructiva. Dime lo a mi.
-¿La conoce? -pregunto Tadashi, quien le entrego un vaso de agua a Elsa, esta lo tomo y le agradeció muy bajito.
-Por supuesto -asintió con pesar el hombre -. Es amiga de mi hijo. Y sé que en donde este ella, esta Adrien.
A sus palabras Elsa abrió los ojos como platos, se limpio las mejillas y le presto mayor atención. Vio en él la esperanza de encontrarla.
-Entonces, usted podría ayudarnos. No sé, llamar a Adrien... Lo que sea.
-Elsa, como madre no serias buena -se burló el hombre -. Son pre adolescentes, no van a contestar el teléfono, por que se creen lo suficientemente grandes para escaparse, pero no lo son cuando se meten en problemas.
-¿Propone que no hagamos nada? ¿Qué espere a que me llamen del hospital, acaso? -pregunto Elsa, sin dar crédito a lo que escuchaba.
Gabriel Agreste asintió sin ningún remordimiento, tranquilo y relajado se sentó en el sofá de Elsa. Suspiro y sin más se bebió el contenido de su copa. Elsa negó con ansiedad, se paso las manos por el cabello rubio y intento respirar. Aunque en ese momento le dolían los pulmones.
-Tranquila, Elsa. Ya verás que aparecerán -dijo el hombre, con tranquilidad.
Elsa lo fulminó con su mirada azul. Su propio hijo estaba en peligro y el hombre solo se sentaba a tomar champán como si nada. Eso la hizo enfadar.
-Elsa -escucho una soñolienta voz, miro al niño en pijamas que talla a sus ojos -. ¿Qué está pasando?
-Oh, no -se acercó rápidamente la rubia a él, se puso a su altura y lo miro a los ojos. Azul perturbado, con azul agotado -. Ve a dormir, mi niño. Todo está bien, no pasa nada.
-Segura...
El sonido de un tono de celular interrumpió a Alex. Gabriel contesto la llamada, sus facciones eran tan serias que a Alex le dio medio que un hombre así pudiera ser su padre. Elsa lo miro atenta.
-Diga -contesto -. ¿Qué estás en dónde? -su voz fue más firme y su rostro se puso rojo. Elsa, se puso de pie y cargo a Alex en brazos. Le costó un poco, pero estaba tan preocupada que no le importo, ambos se acercaron de hasta el hombre para escuchar a detalles la conversación.
-No puedo creer tu estupidez. Ya hablaremos, Adrien. Y de mi cuenta corre que Jessie Frost no se te acerque.
Con rabia presionó el botón para terminar la llamada. Elsa lo miro desesperada.
-¿Qué pasa? ¿Ya hay noticias?
-Esta con Jessie, como supuse, hubo un incendio en la fiesta en donde estaban, la policía llego y...
-¡Oh, por dios! -exclamó Elsa, su corazón palpito tan rápido que por un momento creyó que se le saldría del pecho -. ¿Están bien? ¿Les paso algo?
-¿Están hablando de Jessie? -inquirió Alex, sus ojitos azules no pidieron abrirse más, incluso el sueño se escapó de él -. ¿Dónde está mi hermana, Elsa?
-Adrien no pudo decirme más.
Elsa lo abrazo con fuerza y evitó llorar. Hiro se paso las manos por el cabello, que feo era todo esto. Alex se asustó mucho, sintió que la pesadilla se volvía a repetir. Él no quería perder a su hermana, de verdad que no.
-Tenemos que ir por ellos -opinó Tadashi.
-Están en Brooklyn. En mi vida eh pisado un lugar tan peligroso.
-Hey -exclamó Vanellope -. Yo vivo en Brooklyn.
-Entonces, ¿sabes como llegar a Boulevard Queens?
-Por supuesto -asintió la chica a la pregunta de Gabriel.
-Andando -dijo Elsa, sin bajar al niño. Todos salieron del lugar, Elsa tomo su bolsa y apretó a Alex contra si.
- Ella esta bien, ¿Verdad, Elsa?
-Por supuesto, mi niño. Ella esta bien.
Fue lo único que dijo antes de salir. Y de todo corazón, Elsa esperaba que así fuera y todo estuviera bien.
✖ OKAY ✖
El próximo capítulo viene la revelación. Esta es su última oportunidad para decir me quien creen que sea la madre.
A las personas que acierten les dedicaré el capítulo con la respuesta.
So...
¿Quién es la madre?
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