Tres.

Narra Elsa ✖

—Bien. —Sonrió. —El señor bigotes esta a salvo. Por favor ya no lo dejes escapar. —Suplicó al ver el ordenado departamento de hace unas horas, convertido en un caos.

—Lo haré. —Sonrió Ross. Acariciaba al pequeño roedor como si fuese lo más valioso de su mundo. Una mueca de desagrado se formo en mi cara.

—Oxigenada miedosa. — Escucho a Jessie. Mi boca se abre de la impresión y me cruzo de brazos.

— Ambas somos rubias.

— Pero yo no soy platinada.

— Y yo no soy una mimada.

— Y yo no soy una perra.

—¡Basta!—Exclamó Alex con algo de frustración. —Solo quiero dormir gritonas.

—¿Gritonas?—Nos cuestinamos confusas Jessie y yo. Meneo la cabeza alternativa, concentrándose en donde dormirán estas crías.

— Bien, supongo que podrán dormir en el sofá.

—¿En el sofá?, ¿Quien crees que soy?—divulga Alex.

—Pues solo ahí una cama —digo, los niños me miran mal. —Y solo es mía. Nadie nunca a dormido conmigo en esa cama. —Aclaró.

Los pies de Alex me pegaban en la cara, mientras que Ross dormía encima de mí, y Jessie del otro extremo regalándome uno que otro codazo.

Esta cama no esta echa para tantas personas, mucho menos para niños. El sonido de mi célular retumba en la habitación oscura, y los niños se comienzan a quejar. Me quitó a Ross de encima y salgo de la habitación para poder contestar.

— Hola.

—Hola Elsa. Tenemos planes para mañana. —Escucho a Mérida del otro lado.

—¿Planes?, ¿Qué tipo de planes tienes tu señora Haddock?— Me burló.

Mérida se había casado hace un año con Hipo, y basto con un par de meses para que Mérida quedara embarazada. Algo totalmente inesperado, pues Mérida era alguien que sobrestimava el matrimonio, los hijos y por supuesto las responsabilidades. Del otro lado se oye una risita sarcástica.

—Muy graciosa. Es la despedida de soltera de Mavis, diversión, bebidas y chicos muy sexys.

—¿Y dices que Hipo te dejará beber en tú estado?

—El no lo sabrá, ¿Vendrás?—Pregunta. Suelto un suspiro de cansancio.

Tengo a los críos de Jack aquí, y esta muy claro que no me los llevaré conmigo, pero también quiero ir.

—No lo sé... tengo cosas que hacer...

—¡Elsa!—Chilla Mérida interrumpiendo mi diálogo. —Es Mavis, nuestra amiga desde preparatoria. Nos necesita.

—Vale estaré ahí mañana. ¿A que hora?

—¡Esa es mi rubia!—Exclama con orgullo. Ruedo mis ojos con gracia. —A las diez, en la quinta y la séptima.

—Ok, las veré ahí.

Cuelgo el teléfono y me arrojo en el sofá desordenado. ¿Porque derrepente todas quieren casarse o formar una familia?, no logro entenderlo.

El tener hijos es como perderlo todo, por poco. Y algo que ni siquiera me había cuestionado debido a lo impresionada que estaba ,era sobre Jackson ¿Se casó, se divorcio?, ¿Porque tiene tantos hijos?, ¿Con quien se caso?

Me recoste en el sillón tratando que de recordar algo que me ayudará a saber, ¿Qué ocurrió con el Jack que no quería matrimonio o hijos?

—Elsa. —Escucho la voz de Ross. Al instante me incorporo en el sofá.

—¿El señor bigotes se escapó?—Aventuró aterrada. Ella niega y sus ojos se cristalizan.

— Tengo miedo. —Murmura alado mío. Me acomodo y puedo ver a Ross con sus esmeraldas ojos llorosos. Hago una mueca.

—¿Miedo al coco,o a la oscuridad?. Por que ya estás un poco grande para esas cosas.

—Porque papá no está. —Suelta un llanto, y el corazón me da un vuelco. ¡Elsa se más sencible!, me reprimo. La niña se echa en mis brazos llorando y le doy unas palmaditas en la espalda.

—Tranquila niña...—Trato de sonar dulce, pero mi yo interna no me lo permite. Ella me mira con una media sonrisa.

—¿Puedo dormir contigo?—Pregunta limpiando se las lágrimas. Trato de sonreír, pero en vez de eso se me escapa una mueca.

—No lo sé...

—Por favor. —Me súplica con un puchero. —Papá siempre duerme conmigo.

—Bien,puedes dormir conmigo.

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