Treinta
Nota: Este es el último Flashback de Aurora & Jack. Es importante leer para comprender la historia. Y esta dividido en tres tres partes;
1. 0 Aurora envuelta en luces.
1.5 Algo en su interior.
1.1 El príncipe que le desgarro el corazón.
El siguiente será totalmente Jelsa e igualmente lo dividiré en tres partes. Así que prepárense.
✖ 1.0 ✖
Aurora envuelta en luces
Años atrás.
Alguna vez, en su infancia, fue a Londres y a Polonia. Y aunque eran lugares hermosos, comprendió que no brillaban tanto como New York. Aurora imagino que La gran manzana se había robado todas las luces del país y las guardaba solamente para ella, para brillar. Quedo encantada con cada luz en la ciudad, los taxis amarillos y los edificios gigantescos. Siempre le habían gustado los lugares así, donde la gente parecía no dormir. Donde todo brillaba a pesar de la oscuridad.
A penas salio del aeropuerto las luces la envolvieron con ellas, apropiándose de su esencia reluciente, haciendo que su cabello dorado brillará con mucha más intensidad, destacando el color de su vestido entre las demás. Jack la miro como la luz más brillante en todo Manhattan.
La noche estaba fría, perfecta para invierno. Aún no nevaba, pero el aire ya era helado y le congelaba las mejillas y la punta de la nariz. Pero poco le importó con todo el resplandor y el movimiento de la noche.
—Es precioso de noche, ¿no es así? —la voz de Jack interrumpió su exploración visual, le regreso la mira y asintió sonriente.
—¡Tantas luces y personas! —miro al rededor con impresión —. Todo parece brillar.
Jack sonrió enternecido, Aurora veía la vida a través del color rosa. Todo llegaba a tener encanto a sus ojos, como los niños y su percepción de la vida.
—Déjame decirte —comenzó, acercándose a su lado, tomando su mano, entrelazo sus dedos fríos —, que ni todas esas luces juntas brillan tanto como tú, Aurora.
Aurora sonrió, apretó su mano y con cuidado y lentitud se acercó a besarle la mejilla. Igualmente fría y rosada por el frío, los labios de Aurora sobre su piel lograron encender el calor dentro de él.
—¿Joven, Frost? —interrumpió un hombre de traje elegante, guantes blancos y un gorro algo abultado de la parte de arriba. La pareja le presto mayor atención.
—Sí —el peliblanco enarcó una ceja sin entender —. Soy Jack Frost, ¿pasa algo?
—Sí, bueno —sonrió el hombre quitándose el sombrero —. Soy Dimitri, el chófer de su padrastro, él me envió a buscarlo.
—Oh, claro —se golpeó suavemente la frente con su mano libre —. Lo había olvidado. Mucho gusto —le ofreció la mano el hombre la estrecho con amabilidad —. Ella es Aurora, mi acompañante esta noche. Una buena amiga.
¡Auch!, pensó Aurora. Que duró escuchar aquellas palabras cuando ella se había entregado a él y le había confesado su amor secreto. Que duró saber que a pesar de todo, ella solo era "Una buena amiga " .
Aurora soltó su mano "sutilmente", con decepción, Jack noto su acción y no supo el porque de aquella repentina reacción. La miro, pero ella no le regreso la mirada, se abrazo a si misma y le sonrió al hombre con cordialidad.
—Mucho gusto, señor.
—Un gusto, señorita —correspondió el hombre, posteriormente, abrió la puerta del auto a su derecha. Un Audi negro impecable —. Por favor, les ayudaré con sus maletas. Tengo ordenes de llevarlos a la recepción y llevar el equipaje al hotel. ¿Esta bien?
—Por supuesto —asintió Jack.
Dimitri tomo la maleta gris de Aurora y la introdujo en el maletero del auto. Luego tomo la maleta de Jack y hizo lo mismo, Jack agradeció con cortesía, Aurora imitó su acción y sin tomar la ayuda de Jack, entro al auto por si sola. Se acomodo hasta la esquina, pegada a la ventana, con la vista fija en la calle. Con los ojos picando por el llanto que se veía venir.
Jack frunció el ceño. Estaba confundido, no entendía porque esa repentina actitud hacia él. No parecía molesta, era otra cosa... Algo que Jack no alcanzo a descifrar. El joven entro al auto sin entender nada, el chófer cerro la puerta, luego rodeo el auto y tomó su lugar frente al volante, para encender el motor y dar marcha. Jack no se acercó a Aurora, no lo vio como algo bueno.
—¿Sigues nerviosa? —fue lo único que se le ocurrió preguntar. Aurora no despegó la mirada de la ventana.
—Algo —musitó bajito, no quería contestarle, pero termino haciéndolo por cortesía. No le gustaba dejar a la gente con la palabra en la boca. No era correcto.
Jack jugó con sus dedos sobre su regazo, pero Aurora no pensaba devolverle la mirada. No ahora que se sentía decepcionada y un poco molesta. Jack suspiro y se acercó a ella cuando noto que se frotaba los brazos.
—Es una ciudad muy fría —comento, deslizándose por el asiento —. ¿Tienes demasiado frío?
—Algo —repitió, mordiendo su labio inferior evadiendo las ganas de llorar. Jack dudo un poco y se acercó a abrazarla, la sostuvo entre sus brazos. Escondiendo su rostro en el hueco que se forma entre el cuello y las clavículas.
Aurora se estremeció, no se movió y no dijo nada. Tan sólo dejo que Jack le transmitiera un poco de su calor porque a) realmente se moría de frío y b) nunca podría decir que no a un abrazo de Jack Frost.
~°~
La recepción era hermosa. En la terraza de un edificio, sencilla, al aire libre, pero por si sola encantadora y juvenil. Aurora no pudo apartar la mirada de los edificios frente a ella. Aún estando en la punta del edificio se sintió pequeñísima bajo la luna, frente a las luces que ya se reflejaban en su cuerpo, cabello y cara.
Se sintió envuelta en luces.
Estaba segura de algo, si alguna vez tenía familia, quería que sus hijos crecieran entre luces y edificios enormes. Sí, quería una vida familiar al estilo Neoyorquino. Glamuroso, brillante y de oro rosa.
Se recargo en el balcón y ahí se quedo. En un pequeño lugar de sí misma. Admirando, pensando y balanceando situaciones. Jack la había dejado, le dijo que lo esperará un momento, pues quería presentarle a su hermana y a su madre. "Las mujeres más importantes en mi vida" le había dicho. Aurora estaba asustada, pero también algo enfadada, ¿Por qué ponerse nerviosa? A final de cuentas era una buena amiga y no tenia porque quedar bien con nadie.
—Gorrión —la llamo Jack, tocando su hombro pálido y descubierto. Aurora tomo aire y lentamente se dio la vuelta para poderlos ver.
En su campo de visión aparecieron un par de castañas, sonrientes. Idénticas la una de la otra. Las manos de Aurora temblaron ante la atención prestada. Sintió que la recorrían con la mirada, buscando fallas en su persona.
—Ella es Olivia —continuó Jack, la castaña mencionada le sonrió con calidez —. Mi madre. Y Emma, mi hermana, mayor —una vez mencionadas, Aurora sonrió con nerviosismo, pero sin que su sonrisa perdiera ese encanto mordaz.
—Yo soy Aurora —balbuceo, extendiendo su delgada mano, con las uñas perfectamente rosadas y los nudillos rosas por el frío, frente a la madre de Jack que tenía el cabello hasta la barbilla, adornado con una pluma blanca, los ojos azules y grandes como los de Jack, retocados con máscara y sombras tenues. Vestía un precioso vestido blanco, ajustado, dos dedos por encima de la rodilla. A Aurora le sorprendió la belleza y la juventud de la mujer.
La mujer estrecho su mano suavemente, brindándole una cálida y espontánea sonrisa —. Encantada en conocerte, linda.
—Al contrario —sonrió, terminando el saludo —. El gusto es todo mío.
Jack se colocó a su lado. Emma observó detalladamente a Aurora, ante su mirada esta no pudo evitar sentirse aún más nerviosa que antes.
—¡Ay, por dios! ¡Adoro tu vestido! —sonrió la castaña, de cabello lacio y largo hasta la cadera. Aurora río divertida.
—Emma, tranquila —la rigió el peliblanco, apego un poco a la rubia hacia él y rodó los ojos ante el entusiasmo no solicitado de su hermana por la ropa.
—Eres muy amable —agradeció, estiró su mano para poder estrecharla con la de ella, pero la castaña rodó los ojos con gracia y se le abalanzó encima para abrazarla. Jack creyó que podía lastimarla. Pues su hermana era muy alta, mucho más que Aurora. Y solía ser muy tosca.
Aurora abrió los ojos como platos, luego de analizar la situación, respondió al abrazo con una sonrisa. Ignorando el hecho de que le apretaba las costillas.
—Cuidado, Emma —dijeron Jack y Olivia al unísono, al ver la efusividad en Emma. ¿Podían culparla? Era su hermano más pequeño y esta era la primera ves que una chica parecía ser decente para él.
—Tú y yo —Emma deshizo el abrazo, la tomo por los hombros con suavidad y le sonrió con simpatía —, ¡seremos grandes amigas!
Aurora río y asintió con simpatía ante la castaña entusiasta. Nunca había conocido a nadie con esa energía y esa seguridad para ser ella misma y eso le agrado.
—Okay —contesto encantada.
—Podrás contarme lo que sea, cualquier cosa, ahí estaré. Yo te ayudaré —la castaña la soltó y le ofreció un guiño cómplice —. Es linda, Jack. Cuídala mucho.
Las mejillas de Aurora se tiñeron de rojo y algo dentro de ella se derrumbo, pensó en todas las cosas que ambos ignoraban. Nadie dijo que serian algo más, nunca se juraron amor y todo aquello había sido un arrebato. Pasaron sobre Elsa y sobre todas aquellas cosas que le gritaban que era una cualquiera y una tonta ilusionada. Porque a) Jack no era nada suyo b) por lo tanto no podía esperar mucho de él y c) lo peor era que ella seguía a la espera. Jack no la cuidaría y seguramente Aurora no tardaría en despertar de su ensoñación.
—Lo haré —frunció los labios en una fina línea inexpresiva. Aurora afirmó que mentía, así que arrancó todas las flores de esperanza en su interior.
—¡Brindemos! —sonrió Olivia, llamando a uno de los meseros con su mano. Este se acercó inmediatamente, y Olivia tomo una copa de champán, Emma una copa de vino tinto y Jack un vaso de whisky en las rocas.
Jack tomo la última copa de cuello largo, llena hasta la mitad de vino rosado, de la charola y el hombre se marchó —Toma — se la paso a Aurora, ella hizo un ademán de negación con la mano. Nunca había bebido nada con alcohol en su vida entera.
—Estoy bien —susurro, mirando el líquido rosado en el interior.
—Vamos —le sonrió el peliblanco con gallardía —. Es una bebida bastante ligera, por eso te la ofrezco. Es sutil y suave —susurro mirándola a los ojos directamente, le paso el brazo al rededor de la cintura y la apego a él con ternura —. Elegante, como tú.
Aurora tomo la bebida, estaba aturdida. Y era precisamente por la presencia de Jack cerca de ella. Tuvo que agitar levemente la cabeza para deshacerse de todas las sensaciones. La necesidad de tenerlo solo para ella, el deseo de sentir sus labios por todo su cuerpo como aquella vez... Él anhelo de abrazarlo y susurrarle doce mil palabras de amor.
—¡Incluso combina con tu vestido! —interrumpió Emma. Olivia río y Aurora intento hacerlo, pero era imposible con los zafiros de Jack puestos en ella con insistencia.
—¡Por los nuevos amores! —alzó su copa Olivia. Convencida de que en medio de la pureza y la diversión podría haber un amor naciente.
—¡Por el romance nocturno! —continuó, Emma. Mirando a la pareja con una sonrisa armoniosa.
—Por la chica que logró opacar a Nueva York —las mejillas de Aurora ardieron, aunque esta vez no fuera precisamente de vergüenza —salud —susurro en el oído de la rubia. Esta se estremeció y al instante perdió el aliento.
—Salud —susurró moviendo lentamente los labios, mirando atentamente la mirada de Jack.
Con cuidado y lentitud chocaron sus copas. El cristal hizo un pequeño y armonioso ruido. Jack sonrió. Aurora se aturdido.
✖1.5✖
Algo en su interior.
Entraron a la habitación del hotel. Aurora estaba algo mareada por las tres copas de vino rosado que tomó horas antes. La fiesta se había prolongado hasta las tres de la mañana, hasta que la pareja se fue de luna de miel. Aurora jamás se había desvelado tanto en toda su vida. Ahora estaba algo aturdida, pero nunca se había sentido con más energía en toda su vida.
—Nuestra habitación —dijo Jack, guardándose la tarjeta en los bolsillos del traje.
Aurora inspeccionó la suite, una enorme cama al centro, con edredones color crema y almohadones de tono vino tinto. Una alfombra, peluda y suave blanca. Un bar en la esquina con bebidas que ella no tocaría. Un enorme y precioso balcón que daba vista al Empire State. Un televisor y un par de cómodos sofás grises. Y dos puertas color chocolate, las cuales intuyo que eran baños. Era grande y cómoda, perfecta para dos personas.
—Genial —asintió, se adentro y tomó asiento a los pies de la cama. Se quitó los tacones plateados y altos, la estaban matando.
Jack se adentro a la habitación, hasta la pequeña sala de estar. Encendió la luz y reviso que el equipaje estuviera ahí. Y, efectivamente, todo estaba en su lugar.
—Dimitri cumplió con su labor —comentó Jack, llevando las dos maletas hasta la cama —. Me quitaré esto. ¿Necesitas que te preste una camisa para dormir?
Aurora negó con los labios pegados, mientras se quitaba los aretes y los ponía en la mesita de noche junto a la cama. Jack se quitó los zapatos y los hizo aún lado.
—No, gracias.
—Bien —murmuró Jack abriendo el cierre de su maleta azul. Saco un par de pantalones holgados grises y los dejo en la cama, después tomo unos boxers azules, cerró la maleta y la bajo de la cama —. Me daré una rápida ducha, no tardó. Ahí hay otro baño, por si quieres hacerlo también.
—Aja —asintió Aurora, Jack desapareció por la puerta del baño y ella bajo de la cama. Con dificultad subió su maleta a la cama y saco su pijama, un camisón de dormir rosa pálido, tres dedos arriba de la rodilla. Un conjunto de ropa interior de encaje, color crema y un envase pequeño de crema corporal de fresas.
Dobló todo perfectamente sobre la cama. También los pantalones de Jack los acomodó y se tomó la libertad de sacar de su maleta su desodorante en aerosol de creyó que podía quererlo. Cerro las maletas y las acomodó en un lugar donde no estorbaran. Busco sus zapatos y los de Jack y los coloco sobre las tapas de las maletas. Aurora solía ser muy organizada, le gustaba que todo tuviera un orden y un lugar. El desorden le ponía los pelos de punta.
Tomo sus cosas y se dirigió hasta el espacioso baño. El lavamanos y la tina eran de mármol blanco, la regadera tenía una puerta de cristal opaco y el piso era de mosaico beige. Dejo sus cosas sobre la tapa del inodoro y entro a la ducha. El agua estaba caliente y se permitió suspirar de gusto por el calor proporcionado.
Se lavo el cabello con shampoo de lilas, se tallo el cuerpo y la espalda. Se sintió un poco mareada, pero dedujo que sería por las bebidas que había tomado. Estuvo bajo el chorro de agua unos minutos más, luego se ató una toalla en el cabello y una al cuerpo. Se le vino a la mente la fecha de ese día y comenzó hacer cuentas, se suponía que su periodo debió haber llegado hace una semana, más o menos.
Sintió punzadas en la cabeza, pero lo dejo pasar, porque sabía que ella nunca había sido muy regular y sus periodos siempre se atrasaban días. Así que no importaba, ¿cierto? Sacudió la cabeza y se seco el cuerpo, se colocó la ropa interior y el camisón. Finalmente se seco el cabello y lo cepillo frente al espejo. Mojado se veía más bien avellana y Aurora lo detestaba. Así que lo frotó un par de veces más contra la toalla. Hasta que estuvo más o menos seco. Por último se lavo los dientes.
Al salir del baño se encaramó en la cama, se frotó las piernas y las manos con la crema de fresas y la dejo aún lado, en el mueble junto a la cama. Y tomó la revista que el hotel dejaba como cortesía a sus huéspedes.
—El agua está estupenda —anuncio Jack, saliendo del baño en boxers, con la toalla al rededor del cuello. Aurora quiso voltear a otro lado, pero eso le pareció hipócrita.
« Por favor » pensó, « Ya lo has visto desnudo. No seas tan ñoña »
Así que solo trato de restarle importancia. A su presencia y a su increíble aroma mentolado y fresco.
—Esta bien —se encogió de hombros sin despegar la vista de la revista, ni un solo momento. Algo le decía que todo aquello era una treta de Jack.
—Vaya —sonrió —, acomodaste todo.
—Detesto el desorden —se limitó a decir, mientras daba vuelta a la página.
—No era necesario —río el peliblanco, mostrando una sonrisa precios e impecable. Aurora sintió cosquillas en el estómago.
—Sí lo era —contesto.
Jack arqueo una ceja divertido, con una sonrisa traviesa en los labios. Sabía que Aurora aún seguía molesta con él, lo intuyo. Después de todo ni siquiera había hablado mucho con él en la boda y a penas y quiso bailar una pista. Arrojó la toalla a un lugar de la habitación, estaba decidido.
—Hey —la llamo Jack subiendo a la cama, Aurora lo supo porque sintió la cama sumirse, no pudo evitar sentir nervios al instante —. ¿Qué te pasa?
Acostó su cabeza en el vientre de la rubia, apartando la revista y dejándola aún lado en la cama. La miro desde abajo, con ternura, Aurora simplemente apretó los labios. No podía caer, no debía hacerlo. Su cabello blanco estaba húmedo y Aurora sintió escalofrío al sentir como el agua le traspasaba la ropa hasta llegar a su ombligo.
—No me pasa nada —suspiro —. Fue, solo un día muy largo. Es todo.
Si ella no era ni su novia, ni nada, no tenía que darle explicaciones de ningún tipo. No le haría saber que sus comentarios realmente la dañaron. Lo mantendría en secreto.
—¿Segura? —Jack hizo un mohín con los labios, no muy convencido.
Aurora asintió mordiendo sus labios con nerviosismo. Jack no apartó la mirada de la rubia frente a él, ella, tragos en seco al sentir sus ojos escruturar su rostro.
—Basta —se quejo, esquivando su mirada. Jack río suavemente.
—¿Qué? —se incorporó en la cama con una pizca de diversión en las pupilas.
—No me mires así.
—¿Así como? —preguntó, haciéndose el inocente. Aurora bajo la mirada y vio la mancha que el agua del cabello de Jack dejo en su vientre.
—Rayos —escupió —. Mojaste toda mi pijama, Jackson.
Era la primera vez que lo llamaba por su nombre completo. Con ese tono enfadado y al mismo tiempo dulce que solo ella podía tener. Eso inevitablemente causó algo en él, algo que de algún motivo lo "encendió"
—Es una pijama bonita —sonrió, acercándose sin prisas y con cautela a la rubia molesta —. Pero te hará daño quedarte así.
Sin aviso Jack se acercó a ella y le saco con cuidado la pijama por los hombros, sobre la cabeza. Aurora quedo expuesta frente a él , no sintió vergüenza. No entendía, porque de un tiempo para acá tenía la sensación de estar en llamas al pensar o al tener de frente a Jack. Se sentía medio culpable al tener esa clase de pensamientos, donde él la volvía hacer suya y le besaba todo el cuerpo con la mirada puesta en sus ojos lilas. Aurora sintió calor, el mismo que subió a sus mejillas y las coloreo de rojo.
—Mucho mejor —susurro Jack, hincado en la cama sin apartar la mirada de ella. Dejo la pijama en la mesita de noche y inmediatamente regreso la mirada a ella.
Noto que sus respiraciones se aceleraron, los pechos de Aurora subieron y bajaron un poco más rápido de lo normal. La boca de Jack se seco. Algo en Aurora lo ponía de esa manera, lo descontrolaba. Sin esperar más se lanzó a ella y la beso con insistencia y fuerza. Aurora le devolvió el beso como pudo, acariciando su pecho desnudo. Restregandose el uno contra el otro.
Jack le acarició las piernas y Aurora las enredó en su torso desnudo y delgado. Esta vez no fueron sutiles, ni delicados. Esta vez fueron un par de amantes necesitados el uno del otro. Hubo fuego ente los dos. Jack le arranco sonoros gemidos, Aurora le arrancó gruñidos mordaces. Hubo mordidas y besos húmedos. Embestidas exigentes y palabras sucias. Hubo pasión y rasguños. No hubo amor, ni cariño. Pero si descuido y ganas de saciar al otro. Se devoraron el uno al otro, como expertos. Igual a las bestias...
~°~
—¿Qué tal esta? —cuestionó Jack, llevándose un trozo de panque con moras a los labios.
Eran las 12:25am , Jack ordenó que trajeran el almuerzo a la habitación. Estaban exhaustos. No tenían el humor para arreglarse y desayunar con mucha gente en el restaurante de él hotel. No habían dormido mucho la noche anterior, pero el hambre pudo despertarlos.
Así que les sirvieron el almuerzo en la terraza de su habitación. Con una mesa pequeña con cuatro sillas, con la ciudad al frente. Uno frente al otro. Jack llevaba solo los pantalones de dormir, el cabello revuelto y unas pequeñas ojeras rojas debajo de sus ojos. Aurora, tenía puesta su camisa azul cielo, le llegaba un poco más abajo de los muslos pálidos. El cabello enmarañado y los labios algo pálidos.
—Buenísimo —se relamio los labios, al llevarse una fresa a la boca. Jack se limpio los labios con la servilleta de tela en sus piernas. Aurora parecía estar de mejor humor con él, así que eso lo tranquilizó.
—Me alegro. ¿Te parece si más tarde vamos a caminar por la ciudad? Ya sabes, conocer Times Square, la estatua de la libertad, el puente de Brooklyn.... Cosas así.
Aurora tomo un sorbo de su té helado y asintió sonriente.
—¡Claro! Eso estaría muy bien.
—Perfecto. Oye tus fresas se ven deliciosas, ¿Querrías darme una?
Aurora se lo pensó un momento y sonrió para sus adentros. Se colocó la fresa en los labios y se acercó a Jack. Él estaba atónito cuando la vio sentarse en su regazo con seguridad, pero finalmente sonrió. Se acercó a ella y tomó la fresa de su boca la masticó y degustó el sabor agridulce de esta, luego beso a Aurora en los labios. Con fuerza devolviéndoles a estos su color rosa.
—¿Interrumpo algo? —la voz de Emma a sus espaldas los hizo separarse.
—Emma, ¿Cuándo vas aprender a tocar?
—Lo siento, Jack —rodó los ojos, luego camino hasta la mesa y tomó asiento en una de las sillas —. Buenos días, Aurora —le sonrió a la rubia. Esta correspondió con vergüenza.
—Buen día.
—Parece que la fiesta siguió toda la noche para ti —río, Jack, abrazando a Aurora por la cintura evitando que se fuera de su lado.
—Así fue —la castaña se quitó los lentes de sol y sonrió —. La seguimos en un antro de la ciudad. Llegue al hotel como a las... siete de la mañana, más o menos.
—No tienes límites —río Jack dando un sorbo a su taza de café americano.
—Es verdad —se encogió de hombros, orgullosa de sí —.... ¿Pero ustedes?, se ve que se la pasaron bastante bien. ¿Tuvieron sexo alocado?
Aurora carraspeo un poco incómoda con el comentario. Emma le guiño un ojo con complicidad.
—¡Demonios, Emma! —la riño Jack por su impertinencia. Aunque con una sonrisa discreta, al recordar la noche anterior —. No seas impertinente.
—Eso es un sí —les sonrió con picardía.
—No importa —susurro Aurora, tomando la taza de té entre sus finas y frías manos —. ¿Nos acompañas?
—Claro —sonrió —. Creo que comeré un poco de pan con mantequilla, con permiso.
Aurora asintió sonriente. Jack le beso la frente y la acomodo en sus piernas. Aurora dejo la taza aún lado. Presto atención a lo que Emma hacia, como untaba la mantequilla con el cuchillo, el olor que esta desprendió y al instante se le revolvió el estómago con asco.
Bajo corriendo del regazo de Jack y entro a la habitación velozmente. Jack frunció el ceño confundido. Se paró de su lugar dispuesto a ir tras ella. Emma lo tomo rápidamente del brazo.
—Jack, por favor —le pidió en voz baja, desde su lugar en la silla —. Dime que se están cuidando al menos.
Jack hizo memoria, aquella vez todo había pasado tan rápido que no iba preparado, pensó en lo de ayer y era obvio que los síntomas del embarazo no aparecen de un día a otro. Y también pensó que si Aurora estuviera embarazada, bueno, ella ya le hubiera dicho algo.
—Obviamente —le respondió con una mentira. Emma asintió no muy convencida y lentamente lo soltó.
Jack entro a la habitación, entro al baño y la vio enjuagando su boca en el lavamanos. Se acercó a ella y le frotó la espalda con cautela.
—¿Todo bien?
—Sí —murmuro, recargando las palmas en el mosaico del lavabo —. Todo en orden...
—¿No estarás...?
—¡Dios, no! —negó rotundamente, sin querer pensarlo —. Es solo el vino de anoche, me revolvió el estómago.
—Bien.
Aurora se limpio los labios con la toalla pequeña a su lado. Se miro al espejo y quiso llorar sin saber el porque,exactamente. No podía estar embarazada, no quería estarlo. Eso estaba mal. Igual de mal que todas aquellas locuras que ya había cometido.
—Quiero descansar —susurro, aguantando las lágrimas.
—Esta bien —se acercó a ella y le beso la frente, luego salio del baño.
Y esa fue la última vez que Aurora vio la dulzura de Jack. Después del viaje, Aurora, despertó...
✖1.1✖
El príncipe que le desgarro el corazón...
Las semanas habían pasado rápido. En un parpadear un mes se le había escapado de las manos. Volvería a la escuela en un par de días. Y no sé había sentido nada bien, los síntomas aparecieron después del viaje. Después de aquella aventura no volvió a hablar con Jack, no volvió a buscarla, ni ella a él...
Lo peor ya había sido confirmado días atrás, cuando tuvo el valor de enfrentar sus síntomas y hacerse una prueba de embarazo. Sus sospechas se hicieron una realidad y confirmo que el sueño, los mareos y el vómito eran debido a su embarazo. Lloró todas las noches siguientes, se lamento y se sintió usada y despechada. No salía de su habitación y sus tías se preocupaban por ella.
No sé atrevió a contarle a nadie. No había hablado con Jack del tema. No podía hacerlo, sabía por Emma que Jack y Elsa habían regresado. Eso, lejos de molestarla, la lastimó. La hizo añicos. La hizo sentir estúpida. Jack no le dijo más, no se despidió, solo se fue y regreso con Elsa. Y ahora ella seria la malvada, ella seria la odiada, ella seria la zorra. Y no era así. Ella solo era una pobre ilusa enamorada, que arroje la primera piedra quien no ha perdido la cabeza por amor.
—Tienes que decirle, Aurora —le dijo Emma, sentada al pie de su recamara. Ella le dijo que podría contarle lo que fuera y Aurora le tomo la palabra. A penas supo que estaba en estado de gestación, corrió a contarle a Emma y le rogó que guardará el secreto.
Emma pensó que era mala idea, pero así lo hizo. La muchacha quería hacer justicia, era de cobardes lo que Jack hizo. Y eso la ponía furiosa.
—No puedo —sollozo la rubia.
—Tiene que saber que va hacer padre. Tiene que hacerse responsable de sus acciones.
—No, no quiero obligarlo. Que me odie por esto, porque a pesar de todo esto... Yo lo amo. Amo y adoro a tu hermano.
Emma se acercó a ella y la abrazo con fuerza. A ella también le dolía. No culpaba a Aurora, no culpaba a Elsa. Culpaba a Jack por indeciso, inmaduro y cobarde. No sé ilusiona a una persona si piensas defraudarla al final. No se juega con una persona enamorada.
—Tranquila —le pidió —. No lloré que le hará mal al bebé.
A Aurora se le rompió el corazón entero al escuchar aquello. Pobre bebé indefenso. Él no tenía la culpa de los errores que ella había cometido. El era el que menos debía.
—Él está feliz, haciéndole creer a Elsa que todo está bien.
—Es un idiota —escupió Emma, acariciándole el cabello —. Es injusto para Elsa, para ti y para su bebé.
—Te juro —sollozo con fuerza y dolor, dejando escurrir las lágrimas por sus mejillas —.... Maldigo una y mil veces el día que lo conocí, el día que me ilusione y el día que aprendí a amarlo con todos y cada uno de sus defectos. Me odio, por ser tan tonta.
Aurora no maldecía.... Hasta que el príncipe que juro salvarla rompió su interior. Hasta que se amo al príncipe que le desgarro el corazón. Se odio así misma solamente, por amarlo con tanta fuerza y sin reservas. Se odio por existir y odio cada parte de si.
—No, Aurora —le tranquilizó —. Tu no tienes la culpa. Ni el bebé, ni Elsa. Ustedes solo han sido dos chicas cegados por el amor. Por eso mismo, quiero que le digas. No es justo que tú cargues con todo esto. No te lo mereces.
La castaña le paso su teléfono celular, Aurora se negó rotundamente, quería hacerlo sola, después de todo no sería la primera madre soltera en el mundo. Además no quería que Jack la culpara, no quería arruinarle la vida. Pero finalmente termino cediendo a la insistencia. Marco el número y espero los tres tonos correspondientes.
—Emma, estoy ocupado —contestó, e inmediatamente el corazón de Aurora dolió. Escucho risas del otro lado y supo que Jack estaba con sus amigos feliz de la vida —. Hablamos más tarde.
—Espera —la voz de Aurora sonó firme, evitó quebrarse con tantos sentimientos acumulados, del otro lado, hubo un enorme silencio —. No cuelgues. Soy Aurora.
Jack trago en seco. Creyó por un momento que ella le reclamaría por dejarla en que iba a chanteajarlo con decirle a Elsa de lo ocurrido. No entendía que Aurora no era esa clase de persona.
—Ah —musitó —. ¿Qué ocurre?
¡¿Qué ocurre?! ¡¿QUÉ OCURRE?! después de todo aquello que pasaron eso era lo único que podía decirle. Que cabron, pensó Aurora. Que estúpida soy, se reprochó.
—Tal parece que estas ocupado... Pero aún así te lo diré. Tu no tuviste tacto conmigo, así que yo no lo tendré contigo —Aurora tomo valor —. Estoy embarazada, tengo un mes y medio. Esta demás decir que es tuyo. A menos que creas que soy una cualquiera. Claro, la cualquiera que te entrego su virginidad.
Jack se quedo frío, la sangre le bajo hasta los pies. Sus manos temblaron y un sudor frío le recorrió la frente. Supo inmediatamente que era suyo, jamás culparía a Aurora de querer imponerle un hijo que no lo era. Sabía que él había sido el primero en su vida. De eso estaba consciente.
—No pude ser —Aurora lo escucho maldecir ente dientes. Eso la hizo rabiar —. ¡Debe ser un error!
—No lo es —gruñó entre dientes.
—Lo lamento. Pero no podemos dejar que nazca. Vas a tener que abortar.
En ese momento el corazón de Aurora se desgarro, se desangro. Conozcan a Jack, el príncipe que la lastimó. El villano caracterizado de bondad.
✖Hey! ✖
Último Flashback de Aurora y Jack. Aquí se descubrieron un par de verdades. El siguiente será completamente Jelsa. Dividido en tres e igual de largo y este.
Oh, por cierto, muchas de ustedes creen que pongo a Elsa como la malvada del cuento. No es así. Pasa que en todas las novelas Jelsa, Elsa es la tímida y blah, blah, blah...
Perdonen, pero yo veo a Elsa como alguien fuerte, con miedo, pero con el potencial para sobre salir. Así que no es malvado, Perdonen pero eso la convirtió en mi favorita. Su miedo es su debilidad, pero su fuerza es inigualable.
Sin más ; ¿Qué opinan de Jack?
¿Es él el verdadero malo de la historia?
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