Diecisiete

A la noche, cuando el desfile y las felicitaciones terminaron, Elsa y los niños regresaban a casa. Gracias a Jack su colección estaría en la portada de la revista Vogue, con una sección especialmente para ella. Por supuesto Tooth estaba brincando de alegría.

—Creo que lo hicimos bien —le sonrió la pequeña rubia, quien la tomaba de la mano, mientras caminaban por la acera.

Ya había oscurecido, pero las personas deambulaban por las calles como si de plena mañana se tratase, la noche estaba algo fría. Pero eso era normal a mediados de noviembre. Elsa amaba estas épocas del año. Casi tanto como Jessie las amaba, le encantaba el frío en su rostro y el aire helado en su cabello. Aunque en estos momentos no sentía el frío, sentía el calor de la furia en sus venas. Eso la irritó.

—Sí, papá se lució con ese detalle —opino Alex. Elsa asintió como una tonta. ¡Qué si lo había hecho!, se lo agradecía enormemente. Era su caballero con brillante armadura de negocios. Casi se le escapaba un suspiro.

Jessie rodó los ojos, mientras los seguía sin muchas ganas.

—Se porto increíble —sonrió, imaginando lo en su rescate como la damisela en a puros que era —. Y me dijo que esta noche los llamaría, ¿Qué creen?

Ross abrió la boca con asombro, sus brillantes ojos azules se iluminaron por completo. Elsa guardo cada detalle de su expresión en su memoria. Así es como se ve la ilusión, pensó. Alex asintió no muy convencido, Elsa supuso que aún estaba algo dolido. Así que no insistió. Jessie se limitó hacer como que ninguno de los tres existía.

—Me encanta —sonrió Ross —. Papá es mi hombre favorito en toda la tierra, es como un príncipe y tú su princesa Elsa.

Elsa se río por aquel comentario, Alex a su lado frunció el ceño y negó. La pre adolescente prefiero hacer que no escuchaba las palabras de su pequeña hermanita, que en estos momentos, no era muy de su agrado.

—Claro que no Ross —opino Alex, por un minuto Elsa pensó que soltaría un comentario grosero o algo que le hiciera saber que no estaba de acuerdo, pero lo que dijo solo la animo más —. En todo caso papá seria algo así como un... Rey, Elsa la reina y nosotros los guapos y afortunados herederos.

Elsa y Ross asintieron en acuerdo y la rubia sintió como la helada mano de Alex la apretaba con fuerza. Sonrió porque eso le causó una sonrisa. Alex ya no se molestaba con ella, no le importaba tomarla de la mano y le sonreía mucho. Eso la hizo alucinar.

—Totalmente de acuerdo, Alex. Ross déjame abrochar te eso, esta haciendo mucho viento —sin decir más, Elsa se agachó a su altura y le subió el cierre del precioso abrigo que traía en su equipaje, también le acomodo la bufanda y su gorro púrpura. En ese momento se sintió como todo una madre protectora y le dio gusto. Ross le acarició la cara.

Ross creía que Elsa era hermosa, como la princesa buena de sus cuentos de hadas, los que su padre le había prohibido leer, pero aún recordaba que la princesas eran como Elsa. Y siempre llegaban para arreglar las cosas, a lo mejor Elsa arreglaba su vida, a lo mejor Elsa podría ser su madre.

Con una sonrisa Elsa se puso de pie, paso su brazo por los hombros de Alex y lo apego a ella. Así, el frío de New York no les haría ni cosquillas. Los niños se apegaron gustosos a ella. Era como un paseo familiar, se sentía bien. Jessie cruzó los brazos y los siguió sin interés, ya vería la forma de alejar a sus hermanos de esa bruja. Le extrañaba que Elsa no la hubiera reprimido por lo que hizo, aunque tampoco le dio mucha importancia. Porque, vamos, tampoco le haría caso si lo hiciera.

—Hey —los llamo, ambos niños la miraron desde abajo —. Creo que les debo su parte del trato, chicos.

Los niños asintieron encantados, Elsa sonrió y los guió por las calles de Manhattan hasta una tienda de animales de la ciudad. Habían perros, gatos, peces, aves... Sin embargo los niños iban directo a los cachorros. Y los había de muchos, bancos, marrones, con manchas, pequeños, grandes... Demasiados.

Inmediatamente Alex y Ross corrieron por toda la tienda buscando un cachorro ideal para cuidar y amar. Elsa se atrevió a pensar en que si los hijos se pudieran escoger así, Jack no habría escogido a una niña como Jessie ¿o sí?

Los pequeños se acercaron a un pequeño cachorro, gris con blanco, pequeño, peludo, adorable. El perro, inmediatamente, le recordó a la tropa Frost, a Jack y incluso a ella. Pensó que era ideal para la familia, luego se detuvo ¿familia? No, pensó con tristeza, la familia de Jack. Los niños estaban felices con el canino.

—¿Será este el elegido? —pregunta Elsa, acercándose con cautela a los dos niños enternecidos con el pequeño. Ni siquiera podían apartar la vista de él.

—Por supuesto —contestó Alex —. Solo míralo Elsa, me recuerda a todo lo bueno de Diciembre.

—A mi también —lo apoyo Ross.

—Entonces.... ¿Cómo le pondrán?

—Invierno —grito Ross, Elsa sonrió y Alex negó con una mueca en su infantil rostro.

—¡Puaj, Ross! —se burló —. Ese no es un nombre para un chico fuerte y rudo como lo será él.

—¿Cómo sabes que es un chico? —Ross arrugó la nariz sin comprender. Las mejillas de Alex se tiñeron de un precioso rosa, Elsa aguanto una carcajada. Alex pensó que esa pregunta no la debía contestar él y después de todo ese era el deber de su papá.

—Sólo lo sé, Ross.

—Bien —Ross se rasco la barbilla y se concentró. Si el perro era un chico necesitaba un nombre fuerte o uno gracioso, cualquiera estaba bien. La pequeña chasqueo los dedos —. ¡Ya sé! ¡Olaff!

¿Olaff? Pensó Elsa, ella recordaba ese nombre. Era como ella y su hermana Anna llamaban a los muñecos de nieve que ambas hacían en diciembre. Supuso que Jack se los habría contado, porque él era el único que lo sabía, él y algunas otras personas. Pero los niños no podían tener acceso a ellas. Rayos, pensar en Anna le había revuelto muchas cosas y este no era el momento para sentir culpa. No, no lo era...

—Me gusta Olaff —sonrió Elsa, acariciándole el cabello rubio. Alex levanto los pulgares en forma de aprobación —. Bien, Olaff... Vienes con nosotros...

Jessie

Aprovecho la distracción de todos por el, según ella, ridículo perro y se apartó unas cuantas calles. Hace unas cuantas horas había quedado con el comprador del collar. Y ese era el momento adecuado para poder hacer el trato.

La compradora era una coleccionista de joyas de mediados del siglo pasado, le había interesado la joya en cuanto la vio, pero le dijo que su precio disminuía por el grabado en el diamante. Eso a Jessie le daba igual, lo único que quería era el dinero, lo demás le daba igual.

Una mujer, muy elegante, la esperaba en la esquina al final de la calle. Jessie sonrió y se acercó con lentitud, vigilando que Elsa no apareciera de la nada. La mujer sonrió al verla.

—¿Trajiste lo mio? —le pregunto con un asentó medio francés.

—Depende, ¿mi efectivo esta en su lugar?

—Por supuesto, linda, como acordamos.

—Bien —sonrió Jessie con suficiencia, de su abrigo saco un pañuelo, en este estaba la bonita y costosa joya, la mujer sonrió al verla —. Aquí la tiene, es toda suya.

La mujer la tomo con gusto y rápidamente la metió en su bolsa de mano. Se despidió de Jessie con una sonrisa y vivió a su camino por la agitada ciudad. Jessie no podría estar más contenta con todo el trámite, la joya había desaparecido y de todo corazón esperaba que Elsa hirviera de rabia. De verdad, que sí.

En casa ✖
10:00 PM↩

El departamento estaba muy tranquilo, los niños jugaban con su nuevo cachorro en la sala. Jessie escuchaba música en el sofá y Elsa usaba su computadora en la barra de la cocina. Hablaba con Alicia y los detalles previos a la nueva línea, el proveedor había quedado en a todo con tanta publicidad, por lo tanto el viaje de Elsa estaba a días de ser una realidad.

—Olaff, rueda —escucho la dulce, y en estos momentos, autoritaria voz de Ross. Le causó gracia que todos tuvieran el complejo mandón de Jack, aunque Jack más bien le resultaba sexy en ese plan. Tan intimidarte.

—No le exijas — le dijo Alex —. ¿Te parecería que yo te dijera que rodaras?

—Por un premio lo haría —admitió con firmeza. Alex negó y le acarició con cariño las orejas al pequeño cachorro.

—Ya, pero Olaff es independiente. Es su propio jefe, como papá y como yo.

Eso hizo que Elsa riera, en bajito para no interrumpir, pero se río. Su casa nunca había estado más cómoda que en esos precisos momentos. Bebió de su taza de té y suspiro gustosa. Ah, niños pensó con alegría.

Una nueva solicitud para una vídeo llamada apareció e incluso el monitor. Salto de su lugar y se paso las manos por el cabello y reviso su aliento. Luego recordó que eso era innecesario y se golpeó la frente. Elsa, esto te afecta, pensó con burla.

—Niños —los llamo, llevo su laptop hasta la mesita de centro en la sala, los niños la miraron —. Alguien quiere hablar con ustedes.

Elsa se acomodo en el sofá y palmeo a su lado. Ross corrió hasta ella y se sentó en su regazo. Estaba emocionada, a Alex le costó dejar al cachorro pero igual se acercó. La verdad, si quería ver a su padre. Al menos por vídeo llamada. Ross se acomodo el cabello, a Elsa se le formó una sonrisa ¿Ross no sería una hija pérdida?

—Yo no quiero hablar con él —sentenció Jessie, desapareciendo por el pasillo hasta la habitación. La puerta se cerró con un portazo, Elsa cerro los ojos tras el sonido.

Sí, sigue así romperá mi puerta, se dijo Elsa. Pero haciéndola aún lado Elsa acepto la llamada. Al instante Jack apareció con una sonrisa en la cara. Su cabello estaba seco, esta vez, llevaba una remera de color azul marino y una chaqueta gris. Su nariz estaba roja, al igual que sus mejillas. Esas mejillas, pensó Elsa, ojalá pudiera besarlas.

De fondo, tras de él, la ciudad del pecado se mostraba hermosa. Por la atmósfera, Elsa noto que Jack estaba en un restaurante de la ciudad. Y tuvo celos de todas las afortunadas meseras y chicas a su al rededor.

—Hola, chicos —saludo su guapo y sonriente padre —. ¿Cómo estás mi pequeño gorrión? —le pregunto el muchacho a su pequeña rubia. Ella sonrió inmediatamente.

—Estoy increíble, papi. Elsa es genial, me canta y se queda a dormir conmigo y sabe un montón de ropa y moda.

—Ella vive de eso gorrión —la mirada de Jack se volvió un momento a Elsa y este le dio un guiño. Ella creyó que él era el padre más sexy sobre la faz de la tierra —. ¿Cómo estás, campeón?

—Bien —murmuró sin mirarlo directamente —. Elsa juega conmigo y no sé enoja si en sucio algo.... Ella es como un chico, pero más débil.

—Hey —se río Elsa —. Ellos son increíbles Jack, estoy encantada de que me hayas dado esta responsabilidad.

Jack sonrió enternecido, la imagen que le ofrecían Elsa y los niños lo hacía sentir bien, completo. Como si fueran ya una familia. Eso hizo que su corazón saltará... A lo mejor se podía. Elsa parecía contenta con los niños y los niños la amaban a ella. Más importante aún, él aun la amaba.

—Sobre eso, Elsa —se rasco la nuca y la miro apenado, Elsa supo que era lo que se venía —. Siento un montón lo que hizo Jess, espero y mi ayuda te haya servido de algo...

—¿Bromeas? —lo interrumpió —. Fue lo que hizo que todo tuviera éxito. No sabes cuanto te lo agradezco. Y sobre Jessie...

—Ella no quiere verte, papi —susurro Ross apenada, Jack se paso las manos por el cabello y asintió no muy convencido ¿Qué iba hacer con su nena rebelde? —. Bien, ya hablaré con ella cuando este allá.

Elsa asintió, estaba tan perdida en cada momento. Jack le resultaba u otro padre encantador. Un hombre sexy y un chico de buenos sentimientos. Su esposa debía ser una mujer muy afortunada, porque se había llevado el paquete completo. Que suerte tenía la mujer.

—Hey, los amo y los extraño mucho. También a su hermana, aunque ella no quiera hablarme.

—También te amo, papi —le respondió inmediatamente Ross con cariño —. Te amo, mucho, no un montón.... Mejor aún te amo infinitamente por siempre y para siempre.

Jack río, su.... La madre de sus hijos solía jugarle amor de la forma en que Ross se lo juraba. Infinitamente, por siempre y para siempre. Eso lo hizo sentir un poco nostálgico. Un poco.

—Por siempre y para siempre, gorrión.

—Papá — lo llamo Alex, algo temeroso, Jack le presto toda su atención —. Te extraño mucho.

Los ojos de Alex se cristalizaron, de bajo de esa carcasa de hombresito fuerte, estaba un niño pequeño que necesitaba cariño de su padre. El corazón de Elsa se estrujó.

—Hey —lo llamo Jack cuando lo noto muy triste —. Volveré, ya no falta nada. Además estando con Elsa no te va pasar nada, ¿Sí, campeón?

Alex asintió y sonrió con un poco más de ánimo. Eso hizo sentir a Jack más tranquilo, muy poco, pero igual lo hizo. Después miro a Elsa, esta sonrió con el timidez.

—Estas... Es que todos los días te encuentro magnífica. No sé qué cumplido es bueno decirle a una chica que seguramente los ha escuchado todos.

Elsa río apenada, Ross y Alex se miraron cómplices. Algo notaron esos dos pequeños.

—Y tú muy caballero —se paso un mechón de cabello tras la oreja y puso todo de su parte para que sus mejillas no se tiñeron de rojo —. Veo de donde lo saco Alex.

Alex y Jack se dieron un guiño. Elsa no pudo evitar sonreír con los dos. Eran tan parecidos.

—Bien, hijo —se enorgulleció, Alex le sonrió cómplice —. Hablando de ser un caballero...

Jack dejo las palabras en el aire mientras revisaba su teléfono celular. Elsa lo miro extrañada. Cuando Jack levanto la mirada del celular este mostró una sonrisa enorme.

—Segun esto —señaló su teléfono celular —. Mi regalo ya debería estar en la puerta de tu casa... Así que.

—¿Un regalo? —sonrió Ross. Jack asintió con una risa.

—¿De qué hablas? —le cuestionó Elsa, aunque por dentro ya era un manojo de nervios. Jack se encogió de hombros con naturalidad.

—Abre la puerta.

Ross bajo de su regazo, rápidamente, Elsa se puso de pie y ambas fueron hasta la puerta. Cuando la abrieron, encontraron un arreglo de rosas enorme, gigantesco. Con aproximadamente un total, y sin exagerar, de 150 rosas. Elsa se llevó las manos a la boca. Ross estaba tan emocionada que empezó a saltar de la emoción.

Alex alzó sus pulgares frente a la cámara, quería que supiera que tenia toda su aprobación. Jack le sonrió, le agradecía de todo corazón el apoyo. Porque... Para ser honesto, llegando a New York volvería reconstruir su vida y quería a Elsa en ella. La quería de vuelta y esta decidido a reconquistarla.

—¡Son hermosas! —dijo Elsa, cubriendo su boca con ambas manos. Nadie nunca le había regalado flores, mucho menos tantas

Entre el enorme arreglo había una nota, Ross la tomo por ella y se la paso con una enorme sonrisa. Elsa la desdobló con nerviosismo.

Jack ✖

Te agradezco mucho todo lo que haces. Te confieso que no has salido de mi cabeza.

No sé tú, pero yo quisiera intentar lo...

¿Qué me dices?

Fue una suerte que Jessie estuviera profundamente dormida...

✖ Solo para informarles que la ✖ segunda portada ya esta en mi perfil. Para que se pasen y le echen un ojo a la sinopsis.

Aclaro, The Kids aun no termina pero esta a capítulos de acabar. Así que Elsa's Family comenzará al término de esta historia.

Sin más que decir... Adiós.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top